El término «política» tuvo su aparición en la Antigua Grecia, cuando Aristóteles publicó su obra homónima. La palabra viene etimológicamente de polis, que en griego se refiere a las ciudades-estado formadas por gobiernos más o menos democráticos.

La función de la política es la moderación entre el poder y los diversos intereses sociales, además de la organización de estos actores. Es un término que puede englobar varias acepciones pero que en todas ellas se refiere al ordenamiento de las relaciones interpersonales en diversos ámbitos.

Cuando hablamos de política, podemos estar aludiendo a diferentes maneras de concebir o conceptualizar el término. Por ejemplo, nos referimos a las formas de actividad que, en su conjunto, determinan las decisiones a tomar en un grupo, sociedad, o cualquier tipo de relación mediada por el poder entre las personas. O, técnicamente, hacemos mención al conjunto de vínculos que se desprenden de las diversas formas de interactuar entre individuos, como consecuencia de una vida social. También es la doctrina que refiere al gobierno de los Estados, mediando con la ciudadanía y dedicándose a la distribución y ejecución del poder, en función del bien común ciudadano. En ambas acepciones, hay un componente presente que es la ideología. Hablamos de un conjunto de ideas y formas de pensar que trazan un camino de posibles decisiones a tomar, que son consecuentes con los ideales presentes en las sociedades, los individuos, los grupos o los partidos políticos, según corresponda. Política es todo, podemos decir. Si hay personas, si estas personas se relacionan entre ellas, hay política mediando. Podemos también pensar en la política desde la forma de organizar corporaciones no gubernamentales, con sus normas, como en el caso de la política empresarial o institucional, entre otras. La política también tiene que ver con negociar.

Antigua Grecia
La política no se remonta a Grecia sólo en la etimología. Estas sociedades conocían la necesidad de balancear los poderes.

Historia de la política.

La política encuentra su origen en tiempos muy remotos. Se considera que puede remontarse al período neolítico. Puede comprenderse esta aparición si se tiene en cuenta que las sociedades comenzaron a organizarse en sistemas de jerarquía y surgió la figura fundamental del poder. Anteriormente, el poder se definía por cuestiones más primitivas: ser más fuerte, ser más inteligente. De todas maneras, no hay un período concreto que se pueda señalar. Según algunos profesionales de los campos de estudio pertinentes, la política podría originarse en periodos más lejanos aún, incluso que aquellos mencionados anteriormente, en los que el poder se delimitaba por causas relacionadas con la idoneidad de los individuos. Si pensamos en esto, es probable que el punto de origen de la política sea la humanidad misma. Tiene sentido, considerando que la vida en sociedad, de alguna manera, siempre se sustenta de cierta forma de organización.

Respecto de las diversas formas de organización derivadas de la «política» (muy heterogéneas), se pueden trazar puntos en el tiempo de gran importancia, y también establecer similitudes que generan cierta predisposición a algunas formas de gobierno, ciertos relatos coherentes. Por ejemplo, en épocas antiguas, los regímenes eran absolutistas, pero en Grecia había algunas polis que contaban con una parcial democracia y que tomaban decisiones teniendo en cuenta la voz popular. Por otro lado, siempre es importante trazar en el tiempo una marca que nombre a la Revolución Francesa: el nacimiento de una forma de hacer política que sigue vigente aún hoy, por lo menos en la mayor parte de las poblaciones occidentales. La democracia.

Votación
El funcionamiento de la democracia se sostiene en el proceso electoral, cuya periodicidad varía según las reglamentaciones de los países.

Democracia.

La organización política democrática es la más popular en términos generales. Estamos hablando de una forma de gobierno de las sociedades en la que los mismos miembros del pueblo son los que eligen, a través del voto mayoritario, el poder. Todas estas formas están basadas en una Constitución, que también debe aprobar el pueblo. El objetivo máximo de la democracia es la representatividad: la gente vota las voces que van a tomar decisiones por ella, que van a -idealmente- representar sus intereses. Las determinaciones de estos representantes elegidos por el pueblo se transforman en leyes, decretos u otras maneras de organización que deben ser respetadas.

Una característica fundamental de la democracia es la forma de organización basada en la división de poderes. Un pueblo democrático elige representantes -no decide de manera directa-, tiene derecho a elecciones libres y se cimienta en poderes divididos que no permiten una concentración de la autoridad. Este es otro de los conceptos heredados de la Revolución Francesa, que ya incorporó estos modelos. Los ejemplos abundan, y van desde divisiones en poderes ejecutivos, legislativos y judiciales hasta divisiones de Cámaras de legisladores, con distintos niveles de representación y otras formas de estructuración.

Ideologías políticas.

En general, la izquierda está relacionada con el comunismo o el socialismo, o las formas de política que, en general, tienden a proponer igualdad social y derechos humanos sin jerarquización. La derecha, en su lugar, está asociada con los derechos de propiedad privada y las ideas liberales, encontrando una forma bastante concreta en las políticas de libertad de mercado y las políticas conservadoras en las cuestiones de libertad personal, los debates en torno al aborto, la homosexualidad, la libre expresión y otros tópicos.

Toma de decisiones
La elección democrática es una circunvalación en la que se deben tomar decisiones.

Izquierda y derecha.

¡Esto también tiene que ver con la Revolución Francesa! ¿Cómo? Nos remontamos al siglo XVIII y viajamos a Francia: estamos en la Asamblea Constituyente que va a definir si la forma monárquica absolutista de gobierno imperante en la época no será demasiado poder para una sola persona.

Respecto del poder de Luis XVI, quien rigió hasta ese entonces, la Asamblea Constituyente de Francia debatía con dos fuerzas marcadas sólidamente como opuestas en cuanto a las posturas. Por un lado, los seguidores de la Corona, y por el otro, los revolucionarios que querían terminar con el despotismo.

Ahora, vamos a la forma de nombrar todo esto: izquierda y derecha. Lo curioso es que fue un acto de la casualidad el que impuso a nivel global el sistema de medición que seguimos usando hoy en día para referirnos a las ideologías. Fueron simplemente las sillas de la Asamblea lo que determinó que una cosa quede de un lado y la otra cosa quede del otro. En la derecha, por supuesto, estaban sentados los defensores de la Corona, y en la izquierda, los revolucionarios. Cada vez que uno de los lados hablaba, se le daba la palabra diciendo «derecha» o «izquierda». Esto terminó calando hondo en nuestras sociedades, con un fuerte anclaje al día de hoy. Hay estudios que sugieren que esta permanencia se debe a la simpleza del término.

Libertad, igualdad y fraternidad
Libertad, igualdad y fraternidad fueron las consignas de la Revolución Francesa.

Políticas públicas.

Las políticas públicas son aquellas que el Estado diseña, con responsabilidad de sus gobernantes, para poder garantizar una vida de calidad a la sociedad que administran. Estas políticas las podemos clasificar en:

  • Políticas distributivas: Se aplican a la conducta de los individuos. Las subvenciones a empresas a cargo del Estado son un ejemplo.
  • Políticas regulativas: También son individuales, se vinculan a las conductas relativas a la libertad personal. Por ejemplo, la ley del aborto o la despenalización de la marihuana.
  • Políticas constitutivas: Afectan a toda la población. La Constitución, por ejemplo.
  • Políticas redistributivas. También inciden en todos los ciudadanos. Se engloban en estas políticas las llamadas «políticas sociales»: salud, educación y otros ámbitos.

Campaña política.

Una campaña política es una acción o plan de acción que se organiza para generar influencia en las decisiones que median procesos sociales. En general, en sistemas democráticos, hablar de campaña política es hablar de campaña electoral. Pero, aunque puedan suceder las dos cosas como un conjunto, también puede ocurrir que una campaña política no persiga simplemente fines electorales.

Activismo
Las personas que dedican su vida al activismo propagan el mensaje y también marcan agenda de las necesidades del pueblo.

Las campañas políticas, sean del tipo que sean y sin importar qué finalidad persigan, tienen por lo menos tres componentes fundamentales:

  • El mensaje: Es el elemento a propagar. Se puede reducir a una frase breve y concisa que explica por qué se debería votar a tal o cual candidato.
  • Dinero: Es fundamental la recaudación de fondos, que incluye la aparición de donantes, negociaciones con grandes grupos y otras actividades de financiamiento.
  • Activismo: La llamada militancia es el capital humano con el que cuenta el proyecto, que se encargará de difundir el mensaje con convicción y lealtad.

Citar este artículo

Krause, G. (22 de noviembre de 2021). Definición de política. Sus orígenes, su historia y otros conceptos relacionados. Definicion.com. https://definicion.com/politica/