La metafísica es una disciplina filosófica que estudia los problemas más fundamentales y complejos de la filosofía: la realidad, el ser, Dios, el alma, el tiempo, la nada, entre muchos otros conceptos centrales del pensamiento filosófico. La metafísica se propone estudiar la naturaleza fundamental de la realidad y el ser de manera universal. En este sentido, se pregunta por la esencia de la realidad y busca comprender los principios fundamentales del ser y el mundo en su totalidad.
Como su nombre lo indica, el prefijo meta significa «más allá» y física, de todo lo físico, es decir, de lo conocido mediante los sentidos y las leyes de la naturaleza. La metafísica hace foco en todo aquello que es de orden inmaterial e indaga en la razón universal, el ser, la esencia que hay en todas las cosas. Por esta razón, a la metafísica se oponen posturas como el materialismo o el positivismo, al negar la posibilidad de entidades inmateriales «más allá» del plano físico. Sin embargo, las problemáticas que enfrenta la metafísica son temáticas que incumben a las bases fundamentales, no sólo del pensamiento filosófico, sino también religioso, científico, epistemológico y lingüístico.
De esta manera, la metafísica involucra un campo muy amplio de estudio que se diversifica en distintas ramas, las cuales se preguntan por determinado aspecto fundamental del pensamiento metafísico:
- La ontología estudia el ser, el ente y la realidad.
- La teología se encarga del ser o ente supremo (Dios).
- La cosmología se dedica al universo, su origen y naturaleza.
- La epistemología se centra en los conceptos, ideas y principios esenciales del conocimiento.
Históricamente, el término «metafísica» fue acuñado por el filósofo y bibliotecario griego Andrónico de Rodas, (s. I, d. C.). Paradójicamente, el origen del término no tiene una relación directa con la temática filosófica que trata la metafísica, sino con un concepto bibliotecológico. «Meta-física» refiere a que, al organizar los obras de Aristóteles, Andrónico no pudo ordenar a estos libros según las temáticas Ética, Lógica o Física, por lo que decidió ponerlos después del libro Física, de ahí «metafísica», más allá de la Física.
A partir de la obra de Aristóteles, la metafísica constituyó una parte central en todas las corrientes de la historia de la filosofía. Desde la filosofía antigua, pasando por la filosofía medieval y moderna, hasta las diversas discusiones y especializaciones del pensamiento contemporáneo. Los planteamientos de la metafísica atraviesan un gran número de cuestiones en diversas disciplinas importantes del conocimiento. Así, se han desarrollado, a lo largo de la historia, diversas posturas sobre la realidad, las cuales se basan en una teoría metafísica para hablar de su visión del mundo, el pensamiento y el ser. Entre ellas, el realismo y el idealismo, el monismo y el dualismo, el esencialismo y el existencialismo, entre otras.
Índice de temas
Metafísica en la filosofía antigua.
Metafísica platónica.
Platón establece uno de los primeros modelos metafísicos con base teórica de la antigüedad. En su Teoría de las Ideas postula una metafísica dualista que divide la realidad en dos mundos: el mundo sensible, la realidad concreta y material que percibimos mediante los sentidos y la percepción, y el mundo inteligible, un mundo metafísico de ideas perfectas, inmateriales y eternas, trascendentes al mundo sensible, al que Platón postula en una escala superior y lo identifica con la «realidad verdadera». Según la metafísica platónica, el mundo sensible representa el engaño de los sentidos y es un mundo ilusorio que no muestra la verdad en sí misma, sino que es una distorsión de la realidad perfecta e inteligible, una copia imperfecta del Mundo de las Ideas. En este sentido, el alma humana pertenece al mundo perfecto y eterno de las Ideas, mientras que el cuerpo representa, para Platón, la cárcel del alma, de la cual debe liberarse para alcanzar el conocimiento verdadero. La metafísica platónica se basa en la teoría de que para poder entender y explicar «este mundo» es necesario pensar en «otro mundo» que le de sentido y significado desde una realidad ontológicamente superior.
La Metafísica de Aristóteles.
Se considera que el inicio oficial de la historia de la metafísica comienza a partir de la obra homónima escrita por Aristóteles: Metafísica, que no tuvo este nombre sino hasta Andrónico de Rodas. Aristóteles llamó a su «metafísica» «Filosofía Primera», y la postuló como una ciencia que estudia el ser en sentido general y universal, es decir, que busca comprender la realidad en sentido último y absoluto. En este marco, se llama Metafísica al conjunto de libros que Aristóteles dedicó a pensar la posibilidad de una «filosofía fundamental», una ciencia general y universal, primera entre todas las ciencias. Esta «Filosofía Primera» se encargaría de estudiar al «ser en cuanto ser», es decir, al ser en su esencia y totalidad (ontología) y al Ser Supremo como fundamento de todas las cosas (teología). Siguiendo esta línea, Aristóteles plantea un intento de lograr concebir esta «ciencia primera». Sin embargo, su Metafísica revela un gran número de aporías, que abrieron paso a múltiples interrogantes en relación a la existencia y la posibilidad de una ciencia que estudie al ser en sentido último.
Con este propósito, Aristóteles fue el primer filósofo en realizar una «historia de la metafísica«, al dedicar un conjunto de libros a recopilar y sintetizar las ideas metafísicas de los filósofos predecesores, referentes a temas como el ser, el cambio y el movimiento, la causalidad, el principio de todas las cosas, etc. Aristóteles expone las teorías metafísicas de filósofos antiguos como los presocráticos, a los que llamó «materialistas» como Tales, Anaximandro y Anaxímenes. También estudió las ideas de Pitágoras, Parménides y Heráclito referentes al ser, el logos y el número como entidades metafísicas y ontológicas. Entre sus más destacadas referencias se encuentra la crítica a la Teoría de las ideas de su maestro Platón. En el Libro VI de la Metafísica, Aristóteles cuestiona la idea de un mundo inmaterial de entidades trascendentales y pone en duda el dualismo platónico como teoría metafísica, alegando que el mundo es auto-subsistente y no necesita de «otro mundo» para ser comprendido.
Aristóteles dividió en 4 grandes estudios los temas más importantes de la Metafísica:
- Ontología: Busca estudiar el ser en cuanto tal, es decir, el ser en sí mismo, la esencia que constituye a todos los entes como fundamento de su realidad. Aristóteles identificó al ser con la entidad y a esta con la sustancia (ousía), por lo que puede calificarse a la ontología de Aristóteles como una usiología.
- Casuística: Se propone estudiar el problema de las causas en la dinámica causa y efecto y acto y potencia. Aristóteles postula que el ser debe significar la causa de todas las cosas, por lo que propuso a la metafísica como la encargada de estudiar la causa primera, el fundamento que subyace a todo cambio, generación y realidad.
- Teleología: Se basa en el estudio del fin último de todas las cosas, entendido el fin como finalidad y propósito. Aristóteles supuso que la realidad tiende a un determinado fin que da propósito a toda la existencia. En este sentido, postuló a la teleología como estudio fundamental de la metafísica.
- Teología: Se propone analizar la existencia de un Ser Supremo, el cual representaría el sustento metafísico de todo ente y toda realidad. Aristóteles propuso la idea de Dios como un «primer motor inmóvil», el cual es la causa primera de todo el movimiento y el cambio en el mundo. El Dios de Aristóteles mueve al mundo sin ser movido por otra cosa y permanece en un estado de acto puro.
Metafísica en la filosofía medieval.
En la filosofía medieval, la metafísica representó uno de los pilares fundamentales del pensamiento filosófico y teológico de todo el medioevo. Heredera de la metafísica antigua, la filosofía medieval se orientó a vincular el pensamiento metafísico, principalmente, con la teología y el estudio de Dios como ser supremo, y del mundo como la creación divina. El pensamiento metafísico estaba asociado a la fe y se buscaba ajustar la metafísica a los preceptos del dogma religioso cristiano. Así, se dividió a la metafísica en metafísica general (ontología) y las metafísicas especiales: teología (sobre Dios), cosmología (sobre el universo) y psicología (sobre el alma).
La historia de la filosofía medieval puede segmentarse en dos partes: la patrística, de influencia platónica, y la escolástica, de influencia aristotélica. La patrística fue denominada así porque se la asocia con los padres de la Iglesia Católica, período de los primeros siglos en los que se sentaron las bases filosóficas y metafísicas del pensamiento y la teología cristiana. De aquí surgieron corrientes filosóficas cristianas influenciadas por el neoplatonismo, basadas en la metafísica platónica para desarrollar una nueva versión de sus ideas en un marco cristiano y místico. Filósofos como Plotino, San Agustín, Duns Escoto, Nicolás de Cusa y Anselmo de Canterbury fueron influenciados por el neoplatonismo y buscaron elaborar sus propias teorías metafísicas en relación con el dogma religioso. La escolástica, en cambio, se orientó por una influencia aristotélica, en la que filósofos como Tomás de Aquino, Avicena y Averroes, desarrollaron una metafísica basada en la obra de Aristóteles. Aquino fue el introductor del aristotelismo a la doctrina católica; Avicena y Averroes fueron los filósofos que estudiaron la Metafísica de Aristóteles desde la perspectiva del mundo árabe.
Metafísica en la filosofía moderna.
La filosofía moderna representa un giro y un quiebre en la historia de la metafísica. Durante el Renacimiento y la Modernidad cambia por completo el concepto metafísico del conocimiento y del mundo. En esta etapa, la metafísica se desentiende de la teología y abandona su aspecto escolástico para convertirse en la temática central del problema del conocimiento, el sujeto y la razón. El pensamiento moderno está signado por una revolución gnoseológica, en la cual se cuestiona gran parte de las tendencias metafísicas dogmáticas y se somete al conocimiento a un examen en busca de un criterio de verdad objetivo y racional, basado en la investigación científica. René Descartes, en su obra Meditaciones metafísicas, elabora un concepto totalmente nuevo de la metafísica que parte de un solipsismo gnoseológico, según el cual el sujeto pensante (ego cogito) se convierte en el centro de toda metafísica posible. De ahí que su metafísica se transforme en una egología. Para Descartes, la metafísica significa el tronco principal del árbol del conocimiento del cual se desprenden todas las demás ciencias. A partir de este giro gnoseológico del sujeto, la metafísica moderna se vuelve hacia sí misma y pasa de una indagación ontológica a una gnoseología, una teoría del conocimiento basada en el sujeto cognoscente.
George Berkeley planteó un panpsiquismo metafísico en el cual «ser es ser percibido», donde no existe sustancia material y la realidad es producto de la proyección de una mente divina. Baruch Spinoza pensó una metafísica panteísta, en donde la realidad en su totalidad se unifica en Dios, y Dios es todo el universo; el pandeísmo y el panenteísmo también surgen de esta concepción metafísica. Gottfried Wilhelm Leibniz planteó el gran problema metafísico entre el ser y la nada, que más tarde Martin Heidegger llamaría «el problema fundamental de la metafísica», a partir de la pregunta «¿Por qué hay ser y no más bien nada?» a la que Leibniz respondió con una metafísica teológica. Sin embargo, su planteamiento acerca del nihilismo metafísico entre el ser y la nada repercutió significativamente en la filosofía contemporánea, sobre todo en el pensamiento de Martin Heidegger y el existencialismo de Jean-Paul Sartre.
Por otra parte, Immanuel Kant, en su obra Crítica de la razón pura, realiza un examen de los límites y alcances del conocimiento metafísico y elabora una filosofía trascendental en la cual la metafísica es la estructura arquitectónica del conocimiento. Kant afirma que existen tres ideas innatas puras de la razón en el sujeto trascendental: Dios, el yo y el mundo, y postuló que no se puede conocer el ser (la cosa en sí) de forma directa sino a partir de las categorías del sujeto trascendental, como el espacio y el tiempo, abstracción, atributo, modalidad, necesidad y contingencia.
Metafísica en el idealismo alemán.
En el marco del idealismo alemán, la metafísica cumple un papel fundamental ya que se convierte en el nexo entre el sujeto absoluto y la ontología. En el filosofía idealista alemana pensamiento y ser se identifican en una identidad absoluta autoconsciente. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, planteó la idea de dialéctica para explicar la dinámica metafísica del devenir de la conciencia del «Espíritu Absoluto». Johann Gottlieb Fichte postuló al «Yo Absoluto» como centro metafísico del pensamiento y la realidad. En su obra Tratado sobre la libertad, Friedrich Wilhelm Joseph Schelling planteó una metafísica de la voluntad basada en el concepto de libertad, a la cual Heidegger luego llamaría «la obra cumbre de la metafísica del idealismo alemán». Por último, Arthur Schopenhauer, en lugar de construir una metafísica más allá del mundo y la naturaleza, en su obra El mundo como voluntad y representación desarrolla la idea de una metafísica para explicar el mundo inmanente a través de conceptos como el Velo de Maya, que representa el mundo de la manifestación y la experiencia.
Metafísica en la filosofía contemporánea.
Durante la filosofía contemporánea la metafísica atraviesa una de sus mayores crisis conceptuales y epistemológicas de la historia, en la que se replantean de raíz todos sus conceptos e, incluso, llegó a ponerse en duda su lugar como disciplina filosófica. El surgimiento de corrientes como el materialismo, el positivismo y el utilitarismo cuestionaron la posibilidad y el valor de la metafísica como disciplina filosófica y desarrollaron un pensamiento anti-metafísico, basado en un discurso cientificista y positivista. Sin embargo, a pesar de las críticas materialistas, la metafísica fue un tema de gran controversia durante todo el siglo XX y representó una de las problemáticas de fondo de todo el pensamiento contemporáneo que llega hasta la actualidad.
Nietzsche y la destrucción de la metafísica.
Friedrich Nietzsche se propone hacer una crítica a la totalidad de la cultura occidental. En especial ataca a la religión, la moral y la metafísica, catalogándolas de decadentes y dogmáticas. Nietzsche propone una «destrucción de la metafísica» como parte de su programa de crítica total al pensamiento dominante en la historia de la filosofía. Para Nietzsche los conceptos metafísicos de sustancia, ser, esencia, entidad, Dios, bondad, etc. son meras invenciones especulativas utilizadas para fundamentar una moral conveniente a los intereses de clérigos y dogmáticos. Nietzsche acusa a la metafísica de ser la servidora conceptual y filosófica del dogma religioso y moral que afectó la integridad del pensamiento en la historia de la filosofía. Desde una postura vitalista y estética de la filosofía, Nietzsche debate la idea de la metafísica tradicional de un mundo racional «superior» al mundo de los sentidos y del cuerpo físico, discute profundamente la idea platónica de un trasmundo y a toda la teología cristiana. La crítica nietzscheana logra desarticular por completo la metafísica tradicional y abrir el campo de discusión para que surjan nuevos planteamientos y problemas relacionados a la idea de una nueva metafísica, una metafísica no-dogmática sino crítica.
Heidegger y la superación de la metafísica.
Martin Heidegger busca desarticular la historia de la metafísica mediante un análisis del desarrollo histórico de la metafísica como disciplina filosófica y de la idea de su objeto de estudio: el ser. En su obra Ser y tiempo, Heidegger se propone deslindar el sentido de la metafísica de la cual, según él, toda la historia de la filosofía había caído en una ambigüedad al definir el ser como el ente. Heidegger señala que el principal problema durante toda la historia de la metafísica fue confundir el ser con la entidad: al identificar el ser y el ente, se asoció a la metafísica con la ontología. De esta manera, Heidegger señala que hubo un olvido del ser, anterior y primordial al ente, y postula la «superación de la metafísica» a partir de este descubrimiento del ser separado del ente. Heidegger asocia al ser, no al ente sino al tiempo, el acontecimiento en el que el ser entra en torsión y muestra su «verdadera esencia».
En su libro ¿Qué es metafísica? Heidegger habla de la particularidad de la pregunta metafísica, la cual representa un interrogante especial, en el que el mismo interrogador está envuelto en la pregunta. Toda pregunta metafísica, según Heidegger, es una pregunta total, sobre la totalidad de las cosas que involucra a la propia existencia del interrogador, el propio sujeto que pregunta está envuelto en la totalidad de la pregunta. En este sentido, la pregunta metafísica se enfrenta al problema fundamental de la filosofía: el ser, la existencia y la nada. Heidegger consulta si identificamos el ser con el ente, ¿Qué sucede con la nada? La nada plantea una paradoja en sí misma, representa un no-ente que genera un conflicto en relación a la investigación del ser. Al ser la pregunta metafísica un cuestionamiento por el todo, también surge, irremediablemente, la pregunta por la nada, y con ella el problema de la existencia.
Este nuevo planteamiento del ser frente a la nada influenció en gran medida al pensamiento existencialista de Jean Paul Sartre, quien escribió el Ser y la nada. En esa obra rechaza el nihilismo metafísico de Heidegger y postula que la existencia del hombre consciente de la nada lo pone frente al problema de la libertad y de su propia existencia, a través de la cual el hombre es capaz de realizarse a sí mismo, asumiéndose libre y tomando las riendas de su propio existir.
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Aci, E. M. (26 de junio de 2023). Definición de metafísica. Significado, conceptos, historia y etimología. Definicion.com. https://definicion.com/metafisica/