Existencia es un concepto que nombra al elemento, objeto u entidad que se manifiesta en la realidad de alguna manera; usualmente, esta presencia está vinculada a la presencia de esto dentro de un espacio y un tiempo específicos.

Si bien ha sido objeto de un profundo debate a lo largo de la historia, hoy es posible entenderla como algo que no está únicamente determinado por la percepción o lo visible, lo palpable. Incluimos aquí también conceptos, ideas, abstracciones y emociones, incluso.

El término nombra al acto de existir que, a su vez, surge del latín existĕre: el prefijo ex- denota algo que está hacia afuera o por fuera de; el término sistere, se relaciona con estar de pie, pararse, es decir, podemos interpretar el contexto como aquello que se pone por fuera de, que tiene una identidad concreta y específica.

Importancia.

La problemática de la existencia, qué es existir, qué cualidades la determinan o cuál es su naturaleza, es una que ha ocupado textos desde la antigüedad. Es una problemática que concierne a la filosofía, a la metafísica, a la literatura y las artes; también, a la física, la química y la biología, la antropología y la religión, incluso, entre otras.

Si en la antigüedad griega los pensadores analizaron las relaciones entre lo existencial, el ser y la sustancia, hacia la Edad Media estos debates confluyeron con una perspectiva religiosa, donde la naturaleza del espíritu, el alma y el hombre fueron abordados.

Perspectiva religiosa
La perspectiva religiosa, además de la filosófica o la antropológica, también intervino históricamente en el debate por la naturaleza de la existencia.

Conocer sobre este problema no es solo una preocupación de las disciplinas que la abordan: reflexionar sobre ella puede brindarnos una interesante perspectiva sobre el ser humano, sobre cómo experimentamos nuestra identidad, nuestra esencia y nuestra vida.

Las preguntas que esta temática suscita nos adentra en el universo de la espiritualidad, la elección, los valores y las creencias, y nos hace racionalizarlas, comprenderlas y comprender cómo influyen sobre nuestra vida cotidiana, sobre nuestro vínculo con los demás y con nosotros mismos. Explorar esta parte de nosotros nos adentra en la naturaleza humana, y puede resultar positiva para nuestro desarrollo personal y nuestro crecimiento emocional.

Enfoques teóricos.

Dos de las más importantes perspectivas filosóficas sobre la existencia son, por una parte, el existencialismo; por otra, encontramos la ontología.

La primera, surgida como una escuela filosófica hacia el siglo XX, tiene como eje fundamental la idea de que la existencia es anterior a la esencia: esta propuesta proviene de Jean-Paul Sartre (1905-1980), filósofo, escritor y pensador francés.

Él, además, propone que en nuestro proceso de supervivencia y de adaptación a mundo, los humanos aprendemos a hacer y a definir nuestro ser en función de las distintas acciones que llevemos a cabo. Somos libres de actuar en función de aquello que nuestra voluntad decida, y a la vez, también, somos presa de esas decisiones.

Voluntad
El existencialismo filosófico plantea que somos el resultado de nuestras acciones y decisiones, y a la vez, somos responsables por todas y cada una de ellas.

Por otra parte, desde la ontología, la búsqueda teórica aborda más bien qué es el ser: esta rama de la filosofía nos adentra en la dicotomía entre lo concreto y lo abstracto, y en cómo se vinculan.

Uno de los pensadores más importantes de esta perspectiva es Martin Heidegger (1889-1976), filósofo alemán conocido por su trabajo sobre la fenomenología, directamente relacionada con esta rama.

Su propuesta aborda la idea de que la comprensión del ser humano y su universo interno pueden entenderse en función del ser-ahí, concepto con el cual describe la importancia del contexto de una persona, pero fundamentalmente de sus circunstancias en ese momento.

Conceptos clave.

Una serie de conceptos esenciales al momento de pensar la existencia desde una perspectiva filosófica está conformada por los siguientes ejes:

  • el ser
  • la nada
  • la conciencia
  • la libertad y la existencia

El cuestionamiento acerca de qué es el ser nos lleva al eje de la pregunta por qué es lo que hace a los entes que sean lo que son. Desde la filosofía, este concepto se opone al de esencia en ciertas tradiciones, mientras que en otras perspectivas la oposición de ser es con el concepto de nada.

Esta propuesta es sostenida, entre otros, por filósofos como Parménides, pensador presocrático: él propone que el ser es aquello que existe y que es inmutable, que además no puede ser subdividido y que es la unidad constitutiva indisoluble, es decir, aquello que resta de un ente cuando es despojado de todas sus características. Por el contrario, sugiere que la nada no es comprensible, y que al no ser no es posible explayarse sobre ella, porque es inconcebible para la mente. 

La nada y el ser
Los filósofos han planteado que el ser es aquello cognoscible, sobre lo que podemos teorizar; por otra parte, la nada es aquello que la mente no puede elaborar.

Finalmente, un último concepto relevante es el de la libertad y la elección: ambos son dos componentes esenciales de la experiencia de las personas, ya que nos permite tomar una decisión sobre nuestras vidas. Sin embargo, en esta libertad también hay responsabilidades: de este modo, la existencia humana puede explorarse en el cruce entre la libertad de asumir las decisiones que tomamos, y el conocimiento de que tenemos responsabilidad por esos actos.

En la vida cotidiana.

Los planteos sobre la existencia, si bien son una problemática afín a las discusiones filosóficas y de otras disciplinas, no dejan de estar estrechamente vinculados con preguntas y cuestionamientos que nos podemos hacer en nuestro día a día.

En la vida cotidiana, estamos expuestos al vínculo con otros, a deber tomar una u otra decisión que puede tener impacto no solo en nuestras vidas, sino también en la de terceros. Los modos en los que podemos elegir habitar esta sociedad están vinculados con la forma en la que podemos darle lugar a nuestros valores éticos, es decir, una gran parte de esta toma de acción constante se relaciona con una expresión ética personal.

Vínculos interpersonales
La existencia, y la comprensión de su naturaleza, nos hace dimensionar de una nueva manera las relaciones que entablamos día a día.

Muchas veces, podemos tomar decisiones con argumentos que pueden desafiar nuestro propio marco ético, y es responsabilidad de cada persona tomar dimensión de esa situación, y llevar adelante una u otra elección. También, es importante que en esta libertad de actuar como deseemos se ve involucrada nuestra familia, nuestro entorno más cercano, pero también nuestra comunidad y nuestra forma de actuar en función de convivir en sociedad y fomentar vínculos más amigables y confiables.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (16 de enero de 2024). Definición de existencia. Historia, conceptos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/existencia/