Hoy en día cada vez son más los espacios en los que se utiliza y espera el uso y la comprensión de la inteligencia emocional, que implica autoconocerse, gestionar las emociones y comunicar eficientemente.

La inteligencia emocional, resumida en las siglas IE, se compone de un conjunto de habilidades que nos permiten comprender, utilizar y administrar las emociones en función de reducir los factores estresantes y aprender a comunicarnos con efectividad. El objetivo es poder generar empatía hacia los demás y pasar airosos los desafíos que se nos plantean, aminorando situaciones conflictivas y generando una mayor tranquilidad individual.

Hombre, dualidad felicidad y enojo
La inteligencia emocional puede marcar la diferencia entre una vida feliz y una vida amargada.

Si tenemos una alta inteligencia emocional construiremos relaciones más saludables, no sólo con el resto sino también con nosotros mismos. Estos vínculos alcanzan un equilibrio en nuestros diversos entornos, como la familia, la institución educativa y el ambiente laboral. Es una herramienta que resulta necesaria y fundamental para ser autocríticos positivamente, y poder comprender nuestras propias cualidades y las oportunidades que ellas nos dan, o las que debemos o podríamos mejorar.

El fin principal de la IE es la comprensión de nuestras emociones navegando en ellas para lograr establecer esos pilares que nos den la posibilidad de comunicarnos bien y apreciar tanto fortalezas como limitaciones de uno mismo.

El vocablo inteligencia, indica la teoría, halla su raíz en el latín, intelligentĭa, y se vincula a las capacidades que nos impulsan a decidir mejor a la hora de buscar soluciones para un conflicto determinado. Por otro lado, la palabra emocional se refiere a aquello que es relativo a la emoción, una herramienta psicológica y fisiológica que nos posibilita adaptarnos a los cambios. Lo emocional también alude a la emotividad, o sea, a lo asociado a las emociones.

Hombre frustrado
Más allá de su utilidad en los ámbitos laborales, implementar la inteligencia emocional puede evitar sentimientos como la frustración.

Pilares de la IE.

En 1995, Daniel Goleman mencionó los elementos necesarios para la inteligencia emocional, los cuales fueron compilados por Elaine Houston, una especialista en ciencias de la conducta que se dedica a la investigación de estas áreas. Los cinco pilares son:

  • Autoconciencia: desde aquí debe nacer la inteligencia emocional. La autoconciencia se refiere a poder reconocernos y comprender nuestras diversas emociones, además de entender cómo operan en los demás. Es una herramienta introspectiva que nos permite autoevaluarnos en función de lograr la identificación de las conductas o emociones que deberíamos modificar en busca de alcanzar una paz mayor con nuestra propia persona y amoldarnos a múltiples situaciones. Es valioso, asimismo, que con autoconciencia aprendamos a apreciar motivaciones, impulsos y aquello a lo que queremos ir, o sea, nuestra realización ideal.
  • Autorregulación: las emociones, aisladas, no son negativas. Aquellas que pudieran ser disruptivas son las emociones mal manejadas y para poder luchar contra ellas hay que aprender a autorregularse, buscando la realización y las satisfacciones personales, dejando de lado las necesidades de ser reconocidos o recompensados externamente. En este sentido, es el compromiso que tenemos con nosotros lo más importante. Para esto, por supuesto, son necesarios niveles de autoconciencia muy definidos, pues no hay nada más complejo que comprenderse a uno mismo y ser honestos con lo que evaluamos de nosotros.
  • Motivación: es primordial si ansiamos llegar a nuestros objetivos. La inteligencia emocional nos provee de todo aquello que necesitamos para motivarnos, sin precisar ni buscar la aprobación del resto.
  • Empatía: es fundamental en todos los ámbitos de la vida poder comprender los sentimientos y las emociones de los demás, y tener en cuenta esto a la hora de interactuar con ellos. Con empatía conseguimos entender las influencias de lo que hacemos en las relaciones que forjamos con diversas personas en diversos ambientes, como la familia, la escuela o el trabajo.
    La empatía, para ser útil a la hora de generar mejores lazos, debe estar acompañada de un autoconcepto fuerte y positivo. Con autoconcepto nos referimos a cómo nos vemos individualmente, o sea, a la evaluación que nos transmite la autoconciencia.
  • Habilidades sociales: por último, es necesario contar con habilidades sociales que nos brinden la posibilidad de comprender las emociones del prójimo, estableciendo márgenes entre las mismas y las propias. Simultáneamente nos permiten construir una vía comunicativa que nos conecta con aquellos con los cuales tenemos interacciones. Llevando a cabo esto obtenemos a cambio habilidades nuevas, tales como la capacidad de escuchar activamente y comunicarnos mejor tanto verbalmente como sin el uso de palabras.
Empatía, ayuda.
Ser empático es no esperar de los otros las propias capacidades, sino comprender las limitaciones e incluso ayudar en caso de no resultar problemático para nosotros.

Importancia de la inteligencia emocional.

A la hora de conquistar espacios laborales, la formación universitaria o académica, así como la experiencia, resultan fundamentales. Cuanto menos, nos dan la habilitación necesaria para acceder a determinados entornos de trabajo, específicos y relacionados con nuestro campo. Con inteligencia emocional, lo que podemos garantizar es que realizaremos eficientemente la labor encomendada y con un alcance de mayor rendimiento, ya que tendremos en cuenta las medidas para poder conocernos y apreciar mejor nuestra salud, tanto de la mente como del cuerpo, así como las de los demás.

El trabajo en equipo y la interactividad entre distancias mayores a las que estábamos habituados se han vuelto mucho más normales, incorporándose en nuestra cotidianidad. En este contexto, es esencial hacerse de habilidades que permitan el funcionamiento de las propias destrezas en entornos grupales y promuevan una mejor comunicación sin necesariamente estar en el mismo ámbito presencial que los otros miembros del grupo, detalle que se intensificó enormemente con la llegada de la pandemia por el COVID-19.

Comunicación virtual
La pandemia del coronavirus nos llevó a acostumbrarnos a nuevos métodos de comunicación. Ser inteligentes emocionalmente garantiza una mayor adaptación a estas cuestiones.

¿Cómo saber si tu inteligencia emocional es alta?.

Tener inteligencia emocional puede hacernos marcar la diferencia entre saber, o no, comportarnos correctamente en entornos de socialización. A continuación mencionaremos algunas pautas básicas que determinan la inteligencia emocional para que nuestros lectores puedan reconocerse en ellas y saber cómo mejorarlas:

  • Piensas en las reacciones propias: las emociones pueden tener dentro de ellas informaciones que nos sirvan para determinar nuestro funcionamiento a nivel personal y a nivel social, pero a veces llevan a que nos abrumemos y actuemos de formas que luego nos hacen avergonzar. Ante situaciones como una discusión, si tenemos inteligencia emocional sabremos no tomar el conflicto personalmente, por ejemplo, pero si no tuviéramos inteligencia de este tipo, nos enfadaríamos y terminaríamos incurriendo en una falta de respeto. Tener inteligencia emocional supone poder pararse a pensar en los pros y los contras de las reacciones propias sin dejarse llevar por emociones que, mal gestionadas, resultan negativas para uno mismo y para el entorno.
  • Piensas en las situaciones como desafíos: luego de reconocer las emociones que influyen en nosotros negativamente debemos intentar individualizar las situaciones de carácter difícil como un desafío. Esto requiere optimismo y perseverancia pero, si lo logramos, probablemente sea síntoma de una alta y saludable inteligencia emocional. Por ejemplo, si peligrara nuestro entorno laboral y no tuviéramos una alta inteligencia emocional, seguramente experimentaríamos una crisis ansiosa. Sin embargo, con IE podremos no sucumbir a esa ansiedad sino gestionarla, e incluso considerar la pérdida de un empleo como la oportunidad de dar el paso hacia algo superador.
  • Modificas las emociones propias: esto tiene que ver con la autorregulación. En el caso anterior hablábamos de la eventual pérdida de un trabajo, situación que requiere de la gestión de la ansiedad, pero no así de su ausencia. Modificar y gestionar las propias emociones es aprender a regularlas en función de poder lograr nuestros objetivos, por ejemplo permitiendo una ansiedad moderada que sirva como motor sin pausarnos por completo, generando una adaptabilidad casi camaleónica con nuestro entorno.
  • Te pones en el lugar de las otras personas: esto implica la extensión de las cuestiones mencionadas hacia afuera de nosotros. En atención al cliente, por describir una situación concreta, la comprensión de quienes puedan venir a nosotros con enojo puede reflejar una elevada inteligencia emocional que, además, nos da la posibilidad de negociar con otro margen en función de frenar las crisis.

Citar este artículo

Krause, G. (15 de diciembre de 2021). Definición de inteligencia emocional. Su importancia, sus claves, sus signos. Definicion.com. https://definicion.com/inteligencia-emocional/