Asertividad es el nombre de una forma de comunicarnos que implica una interacción basada en la claridad en el mensaje, la adaptabilidad y la expresión de lo que pensamos sin hacerlo de forma agresiva o que genere malestar a los demás.

La palabra surge del latín asserĕre, es decir, defender o afirmar, e ingresa al español mediante el término assertivus.

Historia y similitud con otros conceptos.

Psicología
Las investigaciones sobre la asertividad y su efecto positivo sobre las personas surgen desde la psicología.

La palabra, en su uso actual, tiene sus orígenes en la década del 50, cuando una serie de psicólogos comenzó a reflexionar sobre la importancia de la comunicación efectiva, la expresión responsable y adecuada de los propios sentimientos en el diálogo con otros.

Cuatro de los psicólogos a los que se les atribuye estos usos incipientes, aunque no directamente relacionados con el concepto, son Joseph Wolpe y Richard Lazarus, por un lado, y Albert Ellis y Andrew Salter por otro.

Los primeros dos especialistas, de origen sudafricano y estadounidense, trabajaban fundamentalmente con terapias e investigaciones para el manejo del trastorno de ansiedad, el manejo del estrés y fobias, entre otras. Desde un enfoque cognitivo-conductual, contribuyeron indirectamente a sentar las bases del concepto.

Ellis y Salter.

Por otra parte, Ellis y Salter son conocidos por haber intervenido de forma más directa: Ellis es conocido por ser quien diseña la TREC o terapia racional emotiva conductual, en la que aplicaba el trabajo sobre la inteligencia emocional, para conocer qué ideas modificaban la conducta hacia comportamientos no habituales, para trabajar en ellos.

Sin embargo, Andrew Salter, por su parte, introduce el concepto de asertividad en su libro Conditioned Reflex Therapy (1949) o Terapia del reflejo condicionado. Hizo hincapié en la aceptación de aquellas emociones que se reprimen y que, a largo plazo, dañan la salud emocional.

Promovía un reconocimiento de ellas, su manifestación y el aprendizaje paulatino de autocontrol y nuevos patrones de conducta, para aprender a tomar control sobre ellas. Este enfoque en el autoconocimiento, además, permitía comprender mejor esas respuestas impulsivas o emocionales, y ayudar al individuo a gestionarlas con herramientas conductuales de vinculación interpersonal.

Características.

Exploraremos a continuación algunas características sobre la asertividad:

Empatía
La empatía nos enseña a poner el foco en aquello que le pasa a los demás, para poder descifrarlos y entenderlos.
  • Claridad y honestidad en el mensaje: uno de los principales rasgos de esta habilidad es que nos enseña a manifestarnos con claridad y precisión, pero también a apelar a la sinceridad con nuestro mensaje y nuestra expresión emocional. De este modo, nuestra comunicación con los demás se sustenta sobre la transparencia, lo que permite vínculos más sinceros.
  • Lenguaje corporal y tono de voz: también, aprendemos a equilibrar lo que decimos con lo que nuestro cuerpo expresa en esa manifestación. Cuando tenemos la sensibilidad de poder expresar nuestro mensaje con claridad, y nuestra gestualidad y lenguaje corporal acompaña ese mensaje, es más probable que mostremos consistencia hacia terceros, y mayor confianza en nosotros mismos.
  • Escucha activa y empatía: además del conocimiento sobre nosotros mismos, nos enseña a poner atención en lo que le sucede a los demás. Aprendemos, así, a enfocarnos en lo que nos comunica, con sus palabras, su tono de voz y su lenguaje corporal, y a estar más atentos a otras señales no verbales.

De este modo, una última característica es el respeto y reconocimiento del otro: aprendemos que nuestras emociones son válidas, y que las ajenas también tienen lugar en una conversación, y podemos tener la cortesía de atender a ello. Esta forma de respeto mutuo por lo que le sucede a los demás es muy constructiva para el manejo de conflictos, la negociación y la toma de decisiones y la resolución de problemas.

Derechos asertivos.

Desarrollo personal
Los derechos asertivos son aquellas normas con las que podemos defender nuestras ideas con claridad y esponsabilidad.

Un concepto interesante en relación con la asertividad es el de derechos asertivos: este conjunto de normas y habilidades nos permite aprender a defender nuestras opiniones, nuestros intereses y lo que es valioso para nosotros.

Resultan fundamentales para el crecimiento personal y también para el desarrollo profesional, pero son aún más importantes para el cuidado de nuestra salud mental y nuestra autoestima, ya que le permite a un individuo tener más confianza en sí mismo y a expresarse con claridad, aun en un contexto adverso.

Algunos de estos derechos son:

  • A manifestar lo que sentimos y pensamos de forma efectiva;
  • A poder decir que no sin que nos haga sentir con culpa por expresar nuestra negativa, y con la seguridad de que nuestra coherencia con lo que sentimos se manifiesta;
  • A que lo que manifestamos sea respetado por los demás, ya que actuamos con honestidad y conociendo qué y cómo expresamos lo que sentimos, es decir, con respeto y diplomacia;
  • A que podemos también equivocarnos, y que en el viaje de autoconocimiento en pos de nuestro equilibrio emocional también podemos actuar de formas que, a largo plazo, cuestionamos de nosotros mismos, y que podemos hacer un análisis de ello.

Estos, entre otros derechos, nos ayudan a que paulatinamente aprendamos a reconocer nuestras habilidades comunicativas, a conocer qué situaciones despiertan en nosotros la pérdida de autocontrol, para poder hacer una reflexión y evaluación de ello, y de este modo tener mayor control o encontrar nuevas formas de expresarnos sin limitarnos.

Desarrollo y otras estrategias.

Encontramos diferentes opciones para poder trabajar en nuestra asertividad, potenciarla y aprender a tener la confianza en nosotros mismos.

Por una parte, es importante conocer qué es válido en la comunicación interpersonal: tener presente los derechos asertivos, como poder permitirnos decir que no, o que nuestra opinión sea respetada, puede ser muy útil.

Críticas negativas
Las habilidades que nos llevan a ser más asertivos nos ayudan a poder lidiar mejor con el feedback o las críticas que nos ayudan a mejorar.

Además, el trabajo sobre nuestras habilidades no verbales, como el lenguaje corporal, el uso de nuestra voz o la forma de comunicarnos, también refuerza esta seguridad que iremos sintiendo con el paso del tiempo.

Es importante, también, aprender a recibir comentarios negativos, siempre que podamos tomarlo como un feedback constructivo. Cuando alguien nos corrige, nos muestra que estamos confundidos o equivocados o nos sugiere nuevas formas de actuar frente a una situación, podemos practicar la flexibilidad de estar abiertos a esas propuestas nuevas, a comprender que la persona nos corrige desde el afecto y el cariño hacia nosotros, y nos enseña que siempre podemos mejorar.

Otras habilidades relacionadas son aprender sobre el manejo del estrés, de la ansiedad y otros factores que entorpecen este camino de crecimiento. Para ello, puede ser muy útil contar con un profesional o terapeuta que nos acompañe en este recorrido de conocernos a nosotros mismos, o utilizar otras técnicas como la meditación, el yoga o el ejercicio físico que nos ayude a conectar con nuestro cuerpo, con nuestra respiración y a tomarnos unos minutos diarios para reflexionar.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (22 de enero de 2024). Definición de asertividad. Historia, rasgos y estrategias. Definicion.com. https://definicion.com/asertividad/