El vocablo comprensión tiene su origen en el término latino comprehensión, y hace referencia a la acción o al efecto de entender algo.

Esto se sigue de la inclusión del sufijo –con (que hace referencia a una unión), –prae («atrás», «previamente»), –hensum («preso», «atrapado»), concluyendo con el sufijo -ión («acción o el efecto de»). Es llamativo el tono que el componente –hensum trae al término, al referirse a lo «preso» o lo «atrapado», porque la dinámica en el mecanismo hace al efecto de internalizar algo.

En una acepción ligeramente distinta, mencionaremos que se habla de alguien «comprensivo«, en general, para referirse a aquella persona que puede asimilar y tolerar las circunstancias que rodean una situación determinada. Se trata de un sentido en el que se acerca a lo empático, ya que la empatía presupone la habilidad de comprender a una persona o sus motivaciones desde su propio punto de vista.

Comprensión, entendimiento racional y empático.
La comprensión puede implicar el entendimiento en sentido racional o empático.

Comprensión lectora y oral.

Se habla en el estudio de la comprensión de un movimiento doble: por un lado un ir de la inteligencia, un penetrar en el mundo o las ideas; y, por otro, el regreso de la misma, provista de aquella información percibida, que pasa a formar parte, ya, de nuestro paisaje interno.

Esta dinámica se estudia de un modo específico en diferentes ámbitos:

  • Comprensión lectora: se refiere a la aptitud de las personas en orden a interpretar adecuadamente los signos lingüísticos escritos. A partir del sentido de la vista, se unen las diferentes letras para entender las palabras, las diferentes palabras para entender oraciones, y las oraciones para comprender el sentido general de un texto.
  • Comprensión oral: se refiere a la aptitud de las personas en orden a interpretar adecuadamente los signos lingüísticos fónicos. A partir del sentido del oído, se conceptualizan las vibraciones de las diferentes letras para asociarlas a palabras, a oraciones y a un mensaje verbal.

En ambos casos juegan un rol fundamental los espacios de silencio, como elementos que dividen y, por ende, unen, los componentes de un mensaje. En el caso de lo escrito se manifiestan como espacios de vacío entre las palabras, entre los párrafos o entre capítulos. En el caso de la comunicación verbal, se manifiestan como ausencia de sonidos.

Se agregan nuevos conocimientos al saber previo.
La comprensión supone incluir el conocimiento nuevo en un esquema de saber previo.

La comprensión en el aprendizaje.

El aprendizaje se refiere a la experiencia por medio de la cual se adquieren conocimientos desde el exterior y son internalizados, de modo que pasen a estar disponibles para el sujeto. El aprendizaje incluye todo aquello que entra por nuestros sentidos y afecta de modo permanente lo que pensamos y sentimos.

Pueden distinguirse dos modalidades básicas de la comprensión en el mecanismo del aprendizaje.

  • Aprendizaje literal: es el aprendizaje «de memoria«, mediante el cual se incorporan palabras que no albergan una relación lógica entre sí, sino que su relación es arbitraria. Puede tratarse de números, como en el caso de una fecha o el de un teléfono, o una serie de palabras, que no guardan entre sí más relación que el hecho de hallarse reunidas.
    Entra en la categoría de los aprendizajes asociativos, ya que se los incorpora por mera contigüidad. Y la técnica que se emplea a tal fin es la repetición o repaso. Este repaso puede darse de un modo explícito, como en la escuela, cuando se les pide a los alumnos que memoricen una tabla matemática o las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre; o también puede ser implícito, como en las situaciones en las que nos vemos expuestos a ciertos impulsos que se terminan internalizando por sí mismos, por mera reiteración, como el nombre de los actores y actrices, las estaciones del tren o una canción que oímos con frecuencia.
    Suele suceder que este tipo de aprendizaje es útil en la medida en que el estímulo se reitere, o en la medida en que lo pongamos en práctica (utilicemos el número de teléfono, por ejemplo). Si dejamos de aplicarlo, tiende a desaparecer. Aunque también puede ocurrir, en casos excepcionales que, si fue impreso con suficiente tenacidad, quede fijo de un modo permanente (como podría pasar con el número de teléfono o la dirección de nuestra casa de la infancia, por ejemplo).
    Esta  modalidad del aprendizaje es poco propensa a la generalización. En general, lo que se aprende de memoria no se puede emplear en orden a deducir cosas, sirve tan solo a fin de ser recuperado y repetido.
  • Aprendizaje conceptual: se trata del comprender, propiamente dicho. Hace referencia al proceso de incluir lo nuevo en un esquema de saber previo. Por ejemplo, al recibir el conocimiento de lo que es el aprendizaje literal, podemos darnos cuenta de que ese es el modo en el que los niños y las niñas incorporan el abecedario, y luego el lenguaje.
    Es un aprendizaje constructivo, y suele tener un grado de permanencia más alto, ya que se entretejió con lo que ya sabíamos. Además, en la medida en que todo nuevo estímulo puede relacionarse, a su vez, con esta versión ampliada, el proceso es de una evolución continua. Si disfrutamos la lectura de El Conde de Montecristo, y luego leemos elementos de la biografía de Alejandro Dumas que resuenan con la trama de la novela, esos elementos serán muy fácilmente recordables. Y quizá si releemos el libro, suceda que lo disfrutemos todavía más.

Para comprender, ambos son necesarios. A simple vista, es preferible el aprendizaje conceptual. Probablemente hayamos escuchado cientos de veces la expresión «no hay que repetir como loros», y tiene unos fundamentos muy sólidos. Pero es importante tener en cuenta que todo tiene su lugar, y que los modos asociativos del aprendizaje si bien son menos sofisticados, se complementan de un modo necesario y adecuado con los constructivos para el proceso de la comprensión.

Si bien el aprendizaje asociativo no sirve para establecer generalizaciones, nos brinda las herramientas imprescindibles de las que luego podremos valernos para hacerlo. Sin aprendizaje literal no tendríamos un vocabulario para darnos a entender, para comunicarnos. Y si no podemos entender las ideas de las otras personas, claramente no alcanzaremos un vuelo alto en nuestros aprendizajes constructivos.

Comprensión, proceso de evolución continua.
El proceso de comprensión o aprendizaje constructivo evoluciona continuamente.

La teoría del aprendizaje significativo.

El pedagogo y psicólogo norteamericano David Ausubel, gran desarrollador de las ideas del constructivismo en el marco de la comprensión, planteó la llamada teoría del aprendizaje significativo. En ella se establece que la comprensión de un fenómeno implica su inclusión en un esquema previo.

Esta teoría tuvo una amplia aplicación en el ámbito de lo educativo. Si se la lleva al espacio de las aulas, podemos decir que trae aparejadas tres condiciones fundamentales:

  1. Es preciso que los alumnos cuenten con conocimientos previos, a partir de los cuales sean capaces de relacionar lo nuevo.
  2. Es preciso que aquello que los alumnos han de incorporar presente una organización jerárquica, desde lo que ellos conocen hacia lo que no conocen.
  3. Es precisa la actitud activa por parte de los alumnos, ya que nadie puede relacionar el conocimiento nuevo con lo que se sabía previamente por otra persona. He ahí la bella libertad de todos los seres humanos. Y es por eso que si un alumno adolece de una ausencia significativa de conocimientos previos, o de la capacidad de relacionarlos con lo que se le plantea, no será capaz de integrar lo nuevo. No será capaz de comprender.

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Lehrer, L. (23 de enero de 2022). Definición de comprensión. Su aplicación en los tipos de aprendizaje, la comprensión lectora y la oral. Definicion.com. https://definicion.com/comprension/