La palabra convivencia se refiere al acto de vivir entre dos o más personas. Etimológicamente, viene del latín convivere, y hace alusión a la acción de convivir, que a su vez significa vivir en compañía de otro u otros, cohabitar. Para que exista la convivencia debe haber, necesariamente, varios sujetos. La convivencia no sólo se da en el propio domicilio compartiendo casa, sino que también se puede establecer como forma de relación social en diversos ámbitos de la vida. Por ejemplo, en el trabajo, la escuela o en grupos de amigos. Algunas de estas son convivencias voluntarias, pero otras son simplemente convivencias que surgen a la hora de satisfacer determinadas necesidades de la vida humana, como la subsistencia.
Para convivir entre dos o más individuos es imprescindible delimitar un conjunto de normas o acuerdos que faciliten la comprensión entre las partes y eviten, así, problemas en el día a día mientras se lleva a cabo la vida en común.
Es interesante resaltar que no sólo convivimos con seres humanos, sino que también convivimos cotidianamente con otras especies, como ocurre con gatos, perros, conejos, peces u otros animales domésticos. Insectos y lagartijas, por agregar otras referencias, figuran entre los organismos con los que hay que convivir a diario. Además, en el mundo convivimos con innumerables especies y juntos conformamos el ecosistema del que somos parte, en el que todos aportamos y recibimos algo. Esto último puede servir para pensar en la convivencia a menor escala, como un sistema de tolerancia, de compartir y de negociar determinadas actitudes.
Cuando hablamos de cohabitar, podemos referirnos a diferentes tipos de coexistencia. Por ejemplo:
- Convivencia conyugal: es la convivencia que se da entre miembros de una pareja que comparten hogar. La figura legal capaz de sellar el vínculo puede ser el matrimonio, el concubinato o simplemente una unión de hecho.
- Convivencia política: sucede cuando integrantes de diferentes partidos políticos están simultáneamente en el ejercicio del poder de una nación, provincia, ciudad o municipio.
- Convivencia étnica: es la coexistencia de varios grupos étnicos en un mismo lugar geográfico, que generalmente debe ser garantizada con políticas públicas por los gobiernos de turno para evitar que la violencia impida la paz en una región determinada.
- Convivencia religiosa: consiste en el desarrollo y la práctica de múltiples religiones en un mismo lugar geográfico. Los credos deben garantizarse, impidiendo la discriminación y la violencia en función de lograr la paz de la sociedad toda.
- Convivencia escolar: surge entre las personas que habitan una comunidad educativa. En este ámbito, es fundamental una escucha activa por parte de las autoridades para evitar la violencia, el bullying y otros aspectos que pueden dificultar, por un lado, la paz del grupo pero también el aprendizaje al que se aspira en los ámbitos académicos entendidos como espacios de formación de ciudadanos.
- Convivencia vecinal: Propia de vecinos que comparten barrio o zona de residencia. Es importante la aplicación de determinadas normas en función de no llevar una rutina conflictuada, que pueden variar en función del lugar. Por ejemplo, estableciendo límites horarios para los ruidos nocturnos o una política respecto de los desechos y otro tipo de elementos. En los barrios privados o countries hay un montón de reglas a cumplir que no aplican en barrios comunes.
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La convivencia en el mundo actual.
Considerando el ritmo de vida que se lleva hoy en día, y además la revolución en materia comunicacional que acarrea una fuerte hiperconexión en todos los ámbitos, la convivencia ha aumentado la cantidad y también la diversidad de personas con las que tenemos relaciones de diversos tipos. Esto podría ser simplemente bueno, pero no es el único efecto. Los lazos se han vuelto más superficiales y más utilitaristas, mediados por el lenguaje de las redes sociales que tiende a mostrar la cáscara de los humanos, impidiendo una profundización necesaria para la convivencia pacífica en sociedad.
De esta forma, creemos que conocemos a individuos de los que, en realidad, no sabemos nada. Y tendemos a pensar, incluso, que convivimos con gente a la que prácticamente no vemos o con la que no compartimos más que esporádicas interacciones en Internet.
Es además muy difícil convivir saludablemente en sociedades en las que el apuro y la falta de tiempo son constantes y el estrés ha pasado de ser una especie de mito a una realidad que nuclea a toda la comunidad, influyendo en relaciones familiares, laborales, académicas y otros.
Estas cosas ya fueron debatidas con la aparición de la televisión, cuando un aparato mediaba las interacciones cotidianas de las familias y reducía el diálogo a lo más necesario. Actualmente, la imagen se replica pero, en lugar de haber un dispositivo en el medio de todos, cada miembro de un clan o grupo social tiene el suyo en las manos.
Elementos para convivir saludablemente.
Con todo esto, podemos establecer algunos elementos que son fundamentales para generar una buena convivencia y que se pueden adaptar a diversos entornos sociales.
- El respeto: Hay que aceptar, antes que nada, la dignidad de la persona a la que vamos a dirigirnos para poder establecer una relación sin prejuicios, sin discriminación, sin esperar que piensen en todo igual que nosotros y, fundamentalmente, basada en el respeto.
- La afabilidad: Ser cordiales puede ayudar a relacionarnos con los demás saludablemente.
- La inteligencia: A veces, tener buenas intenciones no alcanza para llevar a cabo una buena convivencia. Para ser inteligente al relacionarse hay que aprender a escuchar al otro y tratar de conocerlo. También, a veces, es necesario saber callar oportunamente para evitar enfrentamientos que podrían terminarse antes de tiempo. No se trata de una inteligencia asociada a la formación académica sino con el desempeño social. Saber adaptarse, sin que esto signifique ceder o vivir mal en lo individual con tal de satisfacer a otros.
- La educación: Para convivir bien, la educación resulta uno de los pilares imprescindibles. En ella confluyen todos los puntos anteriores.
Elementos negativos para una buena convivencia.
Así como hay prácticas recomendables que pueden llevar a una convivencia saludable, hay otras que resultan negativas y que hay que tratar de evitar para lograr el bien común en un ámbito social determinado.
- Los prejuicios: si no dejamos de lado los prejuicios, generalmente nos posicionamos frente a otra persona mal predispuestos. Esto lleva a tener una actitud negativa, que difícilmente no se replique en el otro a su vez. Es fundamental evitarlo para poder tratar con respeto al prójimo, y también para evitar conductas discriminatorias, que muchas veces se sostienen en estas formas del pensamiento.
- La intransigencia: para convivir hay que estar dispuestos a trazar puntos de acuerdo con los demás y a ceder en determinados tópicos, siempre y cuando no resulten dañinos para uno mismo. Si nunca se acepta ceder, difícilmente se pueda lograr una convivencia saludable donde todos se sientan conformes de estar cohabitando.
- La falta de comunicación: es fundamental comunicarse, y esto implica una escucha activa y también una correcta verbalización de los sentimientos o pensamientos propios. Una conversación puede evitar a tiempo cualquier tipo de diferencia insalvable entre gente que busca una convivencia sana.
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Krause, G. (7 de diciembre de 2021). Definición de convivencia. Sus tipos, su actualidad y consejos. Definicion.com. https://definicion.com/convivencia/