Escucha activa es el nombre de una habilidad gracias a la cual tenemos atención plena en aquello que otra persona nos dice, y consiste en poder hacerlo con reflexión y tolerancia, con concentración en aquello que la otra persona manifiesta. Esto resulta esencial para poder trabajar la empatía, fomentar el diálogo abierto con otros y trabajar la inteligencia interpersonal.
Este concepto comienza a utilizarse, fundamentalmente, como parte del trabajo de Carl Rogers (1902-1987), un psicólogo reconocido por su propuesta de la psicología humanista hacia fines de la década del 50. En esta época, propone que la escucha activa es una poderosa herramienta para el cambio, pues establece un vínculo entre las personas desde un rasgo elemental, la escucha empática.
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Importancia.
El valor de la escucha activa radica en que afecta positivamente nuestra comprensión de la comunicación. Con ella, comenzamos a oír a los demás desde la concentración, la escucha sin interrupciones y con flexibilidad, para potenciar la comunicación asertiva.
Esto nos permite poco a poco aprender a poner nuestra atención en nuevos elementos, tanto del mensaje que la otra parte nos comunica como de aquello que no dice, lo que entendemos como comunicación no verbal. Aquí incluimos sus gestos, el contacto visual, el lenguaje corporal y los silencios, incluso. Esto nos permite un gran manejo del reconocimiento de emociones, y la capacidad de tener una mayor interpretación de los demás.
A su vez, es una herramienta muy útil en la gestión de conflictos, o si intervenimos en una mediación entre dos partes. Nos puede ayudar a tratar de sentar las bases del trabajo en equipo, a practicar la escucha sin prejuicios desde diferentes perspectivas, para poder hacer una recapitulación de aquello esencial para el intercambio.
Entre otros aspectos, la escucha activa no solo nos sirve con los demás, sino también para aprender a conocernos a nosotros mismos, a prestar atención a nuestras propias emociones y sensaciones.
Rasgos.
Algunos de los rasgos elementales para poder practicarla, que a su vez también pueden ser entendidos como técnicas, son los siguientes:
- Atención plena: es la concentración consciente y deliberada hacia aquello que recibimos. El trabajo de concentrarnos en nueva información no siempre resulta sencillo: por ejemplo, cuando es una temática sobre la que desconocemos.
- Empatía: esta es la capacidad de poder entender las emociones ajenas, y de ponernos en su lugar. Con la escucha activa, podemos ser un apoyo emocional para los demás, y un agente de motivación que acompañe el proceso de los demás.
- Mente abierta: cuando nos encontramos con una perspectiva con la que no acordamos, la apertura a aquello desconocido implica paciencia y validación de aquello que los demás nos manifiestan.
Otros rasgos de la escucha activa implica la retroalimentación bidireccional. Esto supone que no solo incorporamos la información que recibimos de afuera, sino que activamente trabajamos con ella.
Así, con la escucha abierta y reflexiva, podemos repreguntar, pedir que se nos aclare algún concepto que no comprendimos, o que se profundice en alguno que nos interesa. Esto le demuestra a los demás que no solo prestamos atención, sino que hay interés en ese diálogo, y nos acerca a las otras personas.
La capacidad de sintetizar aquello que dicen los demás, o de poder parafrasear lo que nos mencionan, también demuestra que tenemos nuestra atención plena en esa comunicación.
Técnicas.
Algunas técnicas específicas que pueden ayudarnos a trabajar nuestra escucha activa son, en primer lugar, concentrarnos en el contexto en el que nos encontramos. Esto nos permite enfocarnos plenamente en aquello que oímos, darle el lugar a la otra parte para explayarse y para que se sienta con la confianza de que estamos atendiendo a sus palabras.
Para complementar esto, el contacto visual resulta útil: no solo nos permite observar a la otra persona, y que pueda ver que la escuchamos, sino que también nos permite poner atención en otros aspectos de su discurso.
De modo similar, es importante contar con un trabajo interno, constante, respecto del manejo de prejuicios y sesgos que podamos tener. Esta forma de sensibilidad y adaptabilidad a diferentes escenarios o perspectivas nos ayuda a poder desarrollar nuestro crecimiento personal, ya que nuestra visión del mundo se expande.
También, nos ayuda a trabajar en la gestión del cambio, en poder hacerle frente a situaciones límites, o repentinas, que nos fuercen a actuar rápidamente y a organizar los estímulos que encontramos.
Formas de aplicarla.
Conocer sobre escucha activa nos puede ayudar a desarrollarnos en diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana, familiar y laboral.
Por una parte, en nuestros vínculos familiares o de amistad, el desarrollo de esta facultad nos permite tener una comunicación efectiva, con asertividad, donde podamos trabajar en la aceptación de los sentimientos y comentarios que aquellos con quienes tenemos confianza nos hagan. Nos ayuda, así, a desarrollar la escucha reflexiva, y a trabajar en formas efectivas de aplicar la resolución de problemas o la toma de decisiones.
De modo similar, esta habilidad es esencial en el ámbito laboral para el manejo del estrés, fundamentalmente. La escucha activa implica, entre otras características, un trabajo interno sobre la paciencia y nuestra resiliencia.
De este modo, en ámbitos desafiantes como el trabajo, aprender a hacer un análisis crítico de aquello que ocurre a nuestro alrededor puede ser esencial para llevar adelante una negociación, ejercer el rol de líderes o que la logística de un proyecto sea organizada y exitosa.
En otras instancias como la educación, la escucha activa es fundamental sobre todo de parte de quienes tienen roles de liderazgo, como los docentes. Prestar atención al entorno educativo, a cómo los alumnos se desarrollan y cuáles son los vínculos y las problemáticas que se presentan en esta instancia puede ser esencial para poder hacer una adecuada orientación vocacional, por ejemplo, o potenciar el desarrollo de habilidades específicas en ellos.
Por este motivo, es parte de la pedagogía y la didáctica de cada docente el poder promover la escucha activa en grupos de trabajo, entre compañeros e incluso entre lo que acontece entre alumnos y otros docentes.
Finalmente, la escucha activa en terapia es otro ámbito de la vida social donde su desarrollo tiene poderosos beneficios. El terapeuta, encargado de oír atentamente lo que su paciente tiene para contar, debe también mostrar cómo trabajar esa herramienta para que la persona pueda aplicarla en su vida diaria.
De este modo, no solo el paciente cuenta con un espacio seguro donde tiene la certeza de que la otra parte la escucha, la comprende y la ayuda con su manejo de emociones y el reconocimiento de estas. También, puede aplicar esta habilidad poco a poco, puede trabajarla y comenzar a desarrollar su propia comprensión emocional, consigo mismo y con sus vínculos.
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Fernández, A. M. (12 de diciembre de 2023). Definición de escucha activa. Rasgos, técnicas y aplicación. Definicion.com. https://definicion.com/escucha-activa/