La palabra vínculo, en español, se utiliza para señalar la unión entre dos elementos o personas. Esta atadura de la que se habla, en seres humanos, tiene que ver tanto desde una perspectiva legal como desde una mirada simbólica: un vínculo puede ser un matrimonio, por ejemplo, pero también una amistad.

Cuando un par de elementos sostienen un vínculo, usualmente se hace alusión a que entre ambos hay una relación de semejanza y proximidad, o no. Dicho de otro modo, dos componentes suelen estar vinculados porque comparten un factor, o más, o porque entre ellos hay diferencias que los vuelven opuestos. 

El vocablo proviene del latín vincŭlum, y se empleaba en otros tiempos para señalar lo mismo que en la actualidad (unión, atadura).

En psicología.

La noción de vínculo, en psicología, alude a uno de los fenómenos más interesantes de analizar y examinar. Nos vinculamos, con otras personas y con el entorno, desde el momento en el que nacemos: esto es esencial para nuestra supervivencia y nuestra adaptación al mundo. 

Vínculos humanos
Los vínculos humanos, desde la psicología, son considerados elementales para la supervivencia.

Sin que un recién nacido establezca un vínculo con otro humano, su supervivencia es difícil, ya que en esas instancias de su vida sus necesidades solo son cubiertas a través de otros. Un bebé depende exclusivamente de terceros para ser alimentado, cambiado, abrigado, resguardado del sol, del peligro y para su descanso. 

Además de estas necesidades, hay otra fundamental para su posterior desarrollo social: el desarrollo de sus habilidades comunicativas. Los bebés necesitan un entorno social para aprender a comunicarse y para interiorizar poco a poco el lenguaje. Desde que son muy pequeños, sus formas de expresarse con sus vínculos (otras personas) son las siguientes:

  • llanto
  • risa
  • movimientos corporales

Al ser aún bebés, no poseen ni disponen de una capacidad lingüística que les permita manifestarse de otros modos: es decir, se comunican con las herramientas que tienen en ese momento específico de su evolución. 

Los adultos a su alrededor aprenderán qué significa cada llanto, casa risa y cada ruido que hacen los bebés y, viceversa, los bebés aprenden que su comunicación hace que puedan recibir atención.

A medida que pasa el tiempo, y que las capacidades lingüísticas del niño aumentan (alrededor de los 3 años ya disponen de un caudal léxico y gramatical muy complejo), se incrementan también sus habilidades sociales y emocionales.

Vínculos familiares
Los niños que encuentran un espacio familiar de contención y cariño pueden desarrollar vínculos más seguros.

Cuando hay un entorno adecuado de atención y contención, el niño o la niña aprende a contar con la seguridad necesaria para desenvolverse en el mundo. Estos vínculos son esenciales para la construcción de lazos afectivos con su familia, con sus amigos y con otros sujetos. Hay múltiples maneras en que estos vínculos pueden trabajar desde la infancia:

  • Hablar con ellos: aunque sean pequeños, hay todo un mundo interior en los niños que pueden expresar; los adultos tienen la responsabilidad de escucharlos y dialogar con ellos.
  • Compartir tiempo de calidad con ellos: los niños aprenden a sentirse queridos, escuchados y a fortalecer su vínculo de confianza y afecto con sus seres queridos. Hacer actividades juntos, compartir eventos importantes para ellos o pequeñas acciones diarias (ver una película juntos, cocinar algo, hacer manualidades) son otras posibilidades.
  • Apoyarlos emocionalmente: estar presente para los más pequeños no se trata solo de compartir actividades lúdicas juntos. Esto implica también poder escucharlo en sus miedos, en sus angustias, en aquello que lo enoja o que lo hace sentir de formas que lo frustren. Es importante poder enseñarle a comunicar eso que siente y validar lo que piensa, para que sepa dónde tiene un espacio seguro de escucha y contención.

Estas acciones son claves también a medida que van creciendo y se acercan a la adolescencia, momento en el que los vínculos con los adultos a su alrededor suelen tornarse negativos. La adolescencia es un período en el que los jóvenes pueden atravesar diferentes crisis, y puede volverse una etapa en la que los desencuentros son frecuentes (son jóvenes que ya no son niños, pero tampoco son adultos).

La independencia que numerosos adolescentes comienzan a buscar en esa etapa es esencial para el autoconocimiento y la exploración de lo que sienten y quieren, pero el acompañamiento de los más adultos es imprescindible.

La adultez y los vínculos que durante esa edad se mantienen son, en muchas ocasiones, resultado de todo el recorrido anterior en la vida de alguien. Los hechos negativos en las fases tempranas de la existencia pueden tener un profundo impacto en los adultos (ausencias en la infancia, pérdidas a corta edad, violencia física, acoso escolar).

Por el contrario, aprender a poder tener vínculos sanos con el entorno será de gran ayuda para ese adulto, para una gestión adecuada de sus emociones y para que, si se requiere asistencia profesional (un psicólogo o psicóloga), pueda buscarla sin verlo como algo negativo sino como una ayuda para sí mismo.

Terapia
La terapia es un espacio idóneo para exteriorizar pensamientos y sensaciones respecto de nuestros vínculos, y ver formas de mejorarlos.

En el derecho.

En ámbitos como el Derecho, el concepto de vínculo está acompañado de otros factores: la variable legal, situación en la que existen responsabilidades, derechos y obligaciones que, de no cumplirse, pueden tener consecuencias negativas.

Esto, entonces, se denomina vínculo jurídico: dos personas (físicas o morales) permanecen vinculadas en función de ciertos intereses, productos o bienes. Gracias a esta atadura mediada por el aspecto legal, el incumplimiento puede reclamarse y un sujeto puede demandar un resarcimiento

Usualmente, este vínculo se manifiesta entre las siguientes dos partes:

  • un acreedor
  • un deudor

El acreedor es aquel que presta dinero o un objeto; el deudor, quien tiene la responsabilidad de pagarlo o de devolverlo en buen estado. Hay, entonces, diferencias en la jerarquía (es decir, en la autoridad) entre ambos. 

Para que este vínculo esté descrito de la forma más clara posible, usualmente las dos partes firman un contrato. En él, se deja asentada toda la información relevante respecto de ese vínculo:

  • fecha de inicio (y de finalización, si estuviera precisado) del lazo
  • condiciones, responsabilidades, derechos y obligaciones
  • restricciones en el vínculo
  • modos en que se indemniza o paga a quien ha salido dañado por algún incumplimiento del contrato

Hay múltiples tipos de vínculos jurídicos, que protegen diferentes personas u objetos:

  • Hay relaciones que protegen vínculos en el interior del ámbito familiar: algunas, por ejemplo, son las que protegen al niño para que sus tutores y/o padres se hagan responsables por él hasta su mayoría de edad. Hay otras que protegen a los herederos de una persona fallecida, y que ayudan a que los testamentos se cumplan de la forma adecuada.
  • Hay relaciones que protegen el cumplimiento de una condición entre dos partes, como por ejemplo la devolución en tiempo y forma de un crédito o un préstamo.
Contrato
Para que un vínculo tenga valor legal, es posible firmar un contrato.

Además de estos casos, hay también un vínculo jurídico entre el Estado y la ciudadanía en general. Por una parte, los ciudadanos tienen la obligación de, por ejemplo, pagar los impuestos que les corresponden. Por otra parte, el Estado tiene la obligación de proteger a los ciudadanos al proveerles salud, educación y transporte en condiciones óptimas, así como de mantener la infraestructura urbana en buen estado.

En informática.

Otro uso del concepto de vínculo se registra en el campo de la informática. Se lo utiliza para señalar a aquel enlace que permite, a través de un clic, unir dos elementos inconexos en un documento. La palabra vínculo en este contexto tiene otros sinónimos como hipervínculo, aunque el más conocido es link.

Cuando la persona hace clic sobre el vínculo o link, puede ser dirigida hacia la imagen, el texto, el documento o el archivo correspondiente. Gracias a esta función, el usuario no necesita buscar el archivo que pretende mediante una pestaña o una base de datos

Existen diferentes tipos de vínculos, como por ejemplo aquellos que abren el archivo en una nueva pestaña o ventana. En otros casos, se abre el archivo nuevo en la misma pestaña desde la que se navega, por lo cual se continúa navegando en el mismo sitio o archivo, sin salir de allí.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (22 de diciembre de 2022). Definición de vínculo. Acepciones, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/vinculo/