El relativismo moral es una postura ética que establece un relativismo al nivel de los valores, normas y preceptos morales. Es una filosofía moral que se basa en la idea de que no existen principios morales que sean universales o absolutos, sino que la moralidad y los valores éticos son relativos a factores diversos como la sociedad, la subjetividad, el contexto y la cultura. Según el relativismo moral, no es posible establecer una «definición universal» del correcto o incorrecto obrar humano, ni tampoco existe una doctrina moral «objetiva», sino que el pensamiento relativista postula una diversidad de posiciones morales, las cuales tienen igualdad de validez, y ninguna de ellas puede tener carácter de conocimiento objetivo, universal o absoluto.
El relativismo moral se contrasta con el absolutismo moral, el cual postula que existe una «moral absoluta» y correcta para todos los seres humanos, mientras que el relativismo niega la posibilidad de un «conocimiento absoluto de la moral» y otorga igualdad de validez a todas las posturas morales. En el mismo sentido, el subjetivismo moral es una variante del relativismo que se basa en el factor subjetivo del pensamiento y la acción moral, se contrasta con el objetivismo moral, el cual postula la «objetividad» del conocimiento respecto de la moralidad, mientras que para el subjetivismo la moral es relativa a la subjetividad de las personas.
Para fundamentarse, el relativismo toma un conjunto de factores diversos que relativizan las ideas y la acción moral, a partir de los cuales, las posturas éticas pueden ser muy distintas según las costumbres, la sociedad, la cultura o la subjetividad de las personas. No existe una forma abstracta y universal de moral, sino que toda moralidad está condicionada por «factores relativos». De manera que, el relativismo moral se caracteriza por establecer un perspectivismo y una diversidad en el marco de las ideas, el pensamiento y los valores morales.
Como teoría ética, el relativismo moral es estudiado desde la ética y la axiología como una teoría de los valores, en contraste y comparación con otras teorías éticas como el utilitarismo, el consecuencialismo, el pragmatismo y la deontología, entre otras. La ética, como disciplina filosófica, busca desentrañar los argumentos y conceptos fundamentales de las ideas morales, con el fin de exponer sus razones en un marco de estudio y análisis crítico del pensamiento moral.
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Breve historia del relativismo moral.
Las primeras manifestaciones del relativismo moral se dieron durante la Antigua Grecia en el pensamiento de los sofistas, quienes desarrollaron el relativismo, el escepticismo y el subjetivismo como doctrinas filosóficas. Los llamados «sofistas», del griego «sophos» (sabio), fueron maestros de retórica durante el período de esplendor de la Atenas clásica (s. V a. C.). Su oficio consistía en «enseñar la virtud discursiva», es decir, el arte de la retórica, para lo cual establecieron el relativismo como una de las herramientas más contundentes a la hora de la argumentación y la persuasión mediante el discurso. Los representantes más destacados de la sofística fueron Gorgias y Protágoras, ambos cuestionaron el objetivismo y postularon un relativismo, tanto al nivel del conocimiento (relativismo epistemológico), del lenguaje (relativismo lingüístico) y la moral (relativismo moral). Gorgias negó la posibilidad de un «conocimiento verdadero» u «objetivo» de la realidad, y Protágoras, desarrolló el subjetivismo y el relativismo cultural como posturas filosóficas, las cuales influenciaron en el futuro del relativismo en Occidente.
De modo que, respecto del problema moral, los sofistas fueron los primeros en relativizar los conceptos del bien y el mal, y subordinar la moral a un relativismo en sentido general, cuya preocupación no es «hallar la verdad o falsedad de las ideas morales», sino utilizar argumentos morales que sirvan para persuadir a los interlocutores. En este sentido, el pensamiento ético de los sofistas estuvo subordinado al relativismo, y se redujo a las funcionalidades del discurso retórico y la utilidad para la persuasión.
En contraste al relativismo de los sofistas, se presentó el pensamiento de Platón a partir de la filosofía, caracterizada por buscar un conocimiento «objetivo» y «verdadero» de la realidad, frente a la sofística, que rechazaba la posibilidad de la objetividad en todos los ámbitos. A diferencia de los sofistas, Platón rechazó el relativismo en todos los niveles, no sólo moral sino también epistémico y lingüístico. Opuesto al relativismo de los sofistas, Platón postuló un objetivismo moral, a partir de su Teoría de las Ideas, entre las cuales, la «Idea del Bien», representa el bien supremo objetivo y universal, al cual debía subordinarse todo pensamiento y filosofía moral.
Luego, Aristóteles también cuestionó el relativismo y postuló una teoría ética basada en la virtud moral como aquello que se adquiere a partir del hábito y un carácter virtuoso. Se llamó eudaimonismo, del griego «eu» (bueno) y «daimon» (espíritu) a la filosofía ética propuesta por el aristotelismo, según la cual, «todos los hombres desean la felicidad por encima de cualquier otro bien».
Posteriormente, durante la filosofía helenística surgieron corrientes como el escepticismo, el hedonismo, el estoicismo y el epicureísmo que retomaron las posturas relativistas, algunas para refutar sus postulados y otras para desarrollar una crítica del conocimiento dogmático, como en el caso de los escépticos, quienes retomaron los argumentos relativistas para cuestionar toda postura dogmática del conocimiento. Mientras que los estoicos y los epicúreos se preocuparon por desarrollar una filosofía moral objetiva, basada en la búsqueda de la felicidad y la ataraxia (paz interior), como modelo de comportamiento ético y moral.
Ética, metaética y filosofía moral.
La ética es una disciplina filosófica que estudia las distintas formas y manifestaciones del pensamiento moral. La metaética es el aspecto ulterior de la ética que estudia las teorías éticas, y se preocupa por la estructura lógica y argumentativa del pensamiento ético. En este marco, el relativismo moral es estudiado desde la ética con el fin de hallar sus argumentos morales como una teoría filosófica del comportamiento humano, junto con otras corrientes o teorías éticas dentro del campo de la filosofía moral.
Así, las teorías éticas pueden clasificarse en dos grandes grupos: las llamadas éticas normativas son aquellas que, de una u otra manera, consisten en postular un conjunto de normas o reglas para el correcto obrar, las cuales sirven de guía para el buen comportamiento. En esta categoría se encuentran, por ejemplo, el utilitarismo y el consecuencialismo.
Por otro lado, las llamadas éticas descriptivas son aquellas que establecen afirmaciones de carácter no-normativo, sino que describen la moral a partir de aquello que se considera correcto o incorrecto según determinada cultura o sociedad. En esta categoría, podríamos señalar al relativismo moral, ya que suele basarse en un relativismo cultural llevado al plano de las ideas y valores morales.
Sin embargo, existe una versión normativa del relativismo moral, la cual establece que la moralidad de cada una de las sociedades o comunidades debe aceptarse «tal como es» debido a que no existe la posibilidad de una «moral objetiva» que pueda refutarlas. No obstante, la versión normativa del relativismo moral es fuertemente criticada desde múltiples ámbitos, ya que tomar la relatividad de los valores como algo normativo, implicaría, por ejemplo, que si en una sociedad fuera lícito el asesinato, entonces no podría ser cuestionado, debido a que todas las posturas son válidas por igual y no pueden oponerse entre sí desde un lugar «objetivo». Esta versión puede entenderse como un relativismo moral extremo, el cual postula, en último término, la «relatividad» como algo absoluto, y por ende, cae en una contradicción.
A diferencia del relativismo moral extremo o normativo, el relativismo descriptivo resulta una versión más rica en contenido y fundamentos, ya que no se preocupa por establecer una «relatividad normativa», sino que se limita al análisis de las diferentes concepciones morales de las distintas culturas y sociedades.
Teorías éticas.
A continuación, expondremos brevemente en qué consisten algunas de las más destacadas teorías y corrientes éticas:
- Eudaimonismo: Teoría ética que postula que el bien moral universal es la felicidad, a la cual todas las personas tienden sin importar sus diferentes intereses. Fue postulada en la antigüedad por Aristóteles, y luego se convirtió en la base de muchas otras corrientes éticas de la filosofía moral. Según el eudemonismo de Aristóteles, todas las personas, por encima de cualquier otro bien como la riqueza, el poder o la fama, tienden a buscar la felicidad, la cual se alcanza a partir de construir un carácter virtuoso a través del hábito. Por esta razón, se clasifica al eudaimonismo aristotélico como una «ética de la virtud», según la cual, la felicidad se alcanza a partir de una virtud capaz de sostener el justo medio y el sano equilibrio en la vida práctica.
- Utilitarismo: Teoría ética que postula que el bien moral es «lo más útil o beneficioso para el mayor número de personas», entendiendo por «útil» aquello que aporta la mayor felicidad, al mayor número de individuos. Surgido durante el siglo XVIII, por Jeremy Bentham y luego profundizado por John Stuart Mill, el utilitarismo consiste en una «ética de la felicidad» muy distinta del eudaimonismo aristotélico, ya que a diferencia de esta, el utilitarismo no se basa en la virtud, sino en el resultado de los actos: las acciones son moralmente buenas o malas según los efectos prácticos que generen sobre la realidad. Es una teoría ética sustentada en el empirismo y el positivismo como marcos teóricos y epistemológicos. El utilitarismo se postula como una ética positiva, capaz de desarrollar un conocimiento empírico de la acción moral.
- Consecuencialismo: Es una teoría ética que se basa en la valoración de los actos según sus consecuencias, es decir, no existe un criterio previo para designar qué es lo que está bien o mal en sí mismo, sino que el buen o mal comportamiento se deduce de las consecuencias «positivas» o «negativas» de las acciones. En este sentido, suele ejemplificarse que, según el consecuencialismo, en muchos casos, mentir sería considerado algo bueno si la mentira sirve para ayudar a un gran número de personas.
- Deontología: Se llama deontología al conjunto de teorías éticas que se basan en el deber como núcleo central de su pensamiento ético, y se caracterizan por desarrollar una metaética, es decir, un conjunto de axiomas o preceptos axiológicamente establecidos, los cuales sirven de estructura formal del pensamiento moral. Por esta razón, se clasifica a las teorías deontológicas como éticas formales, ya que no establecen un contenido moral específico, sino un sistema formal de guía para la acción. Uno de los ejemplos más representativos de la ética deontológica es el kantismo (del filósofo alemán Immanuel Kant) el cual postula que existe un imperativo categórico, es decir, una «ley moral» a priori en la estructura subjetiva del ser humano que establece el deber del «bien obrar».
Relativismo moral en la cultura y la sociedad.
El relativismo moral está estrechamente ligado a la cultura y la sociedad como factores de relativización de los valores y preceptos morales. A continuación, presentaremos una serie de características propias del relativismo moral relacionadas con la cultura y la sociedad:
- Diversidad moral y cultural: El relativismo moral se basa en el rechazo de todo absolutismo o universalismo de las ideas y valores morales. Postula una diversidad de posiciones éticas, las cuales se desprenden de la propia diversidad cultural, social y subjetiva de las personas. El relativismo moral impulsa el pluralismo y el multiculturalismo en el plano de la ética y la moral, y rechaza toda forma de absolutismo o dogmatismo de las ideas morales.
- Pluralismo y tolerancia: Mediante la diversidad y el pluralismo de posturas, el relativismo moral establece un espacio de intercomunicación con «lo distinto» entre las diversas posturas éticas. Dicha diversidad garantiza la libertad, la autonomía y la equidad de todas las posturas y fomenta la responsabilidad, la convivencia y la resolución de conflictos mediante el diálogo, la negociación y el consenso. En este sentido, el relativismo busca reducir el nivel de intolerancia que generan las posturas absolutistas y universalistas de la moral.
- Subjetivismo moral: Opuesto al objetivismo moral, el subjetivismo se basa en la idea de que los criterios morales se deben, en gran medida, a la propia subjetividad de las personas, las cuales eligen su propio sistema de valores, según sus criterios particulares. La subjetividad representa un concepto fundamental del relativismo moral, ya que es un factor decisivo para refutar las posturas objetivistas y absolutistas, las cuales establecen una «autoridad moral», por encima de la voluntad y libertad del sujeto.
- Constructivismo y contextualismo: El relativismo moral parte de la idea de que no existen valores morales dados como verdaderos y existentes por sí mismos, sino que las ideas morales se construyen a partir de las experiencias y el contacto con la sociedad y la cultura. Por esta razón, es importante el contexto en el cual se forman los valores y preceptos morales de una persona o comunidad, ya que su formación depende, en muchos aspectos, del contexto social, cultural, histórico y político que influye en la configuración de las distintas moralidades.
Relativismo moral y filosofía contemporánea.
Durante la filosofía contemporánea, el pensamiento occidental comienza un proceso de crisis y ruptura con los ideales y valores de la modernidad clásica, proceso que se conoce como «posmodernismo», el cual se caracterizó por la crisis con los valores modernos y el surgimiento de nuevas y diversas posturas acerca del pensamiento, la cultura y la moralidad. El existencialismo de Kierkegaard y Sartre, la crítica de Nietzsche a la moral y los valores occidentales, la teoría crítica de Foucault, el absurdismo de Albert Camus, son algunas manifestaciones del cambio de paradigma del pensamiento occidental, el cual atravesó un proceso de relativización del pensamiento y la cultura en sentido general. En el marco de la moral, el propio Nietzsche advirtió que la caída de los valores de la cultura occidental daría lugar al advenimiento del nihilismo como respuesta al vaciamiento moral de la sociedad occidental. Es en este marco que surgen nuevas versiones de las posturas relativistas, tanto a nivel del conocimiento, el lenguaje y la moralidad.
En el plano del conocimiento, se produjo un resurgimiento del relativismo epistemológico, el cual se basa en la relativización de los criterios de verdad y universalidad del conocimiento. También llamado relativismo cognitivo, consiste en la idea de que no existe un criterio de verdad o falsedad que sea absoluto y universalmente válido para todas las ciencias y disciplinas del conocimiento, sino que las nociones de verdad son relativas a un conjunto heterogéneo de factores.
En el plano lingüístico, el pensamiento contemporáneo se caracterizó por un especial interés por el lenguaje y su influencia tanto en el pensamiento como en la moral, lo que en palabras de Richard Rorty se conoce como el «giro lingüístico» de la filosofía contemporánea. En este marco, surge el relativismo lingüístico, es decir, el pensamiento relativista aplicado al nivel del lenguaje, según el cual las palabras no tienen un significado y estructura propia, sino que obtienen su sentido a partir de la cultura, la sociedad y la historia. De manera que, la relatividad del lenguaje decanta en una relatividad ética y moral, ya que el significado de las palabras «bien», «mal», «comportamiento correcto» o «incorrecto», no tienen un sentido por sí mismas, sino que son relativas al significado que cada cultura, sociedad o subjetividad otorga a dichos conceptos. Así, lo que pueden significar las palabras «bueno» o «malo» en los términos de una sociedad, puede significar otra cosa en términos de otra cultura o lenguaje.
Críticas al relativismo moral.
El relativismo moral, en su postura filosófica, depende en gran medida del relativismo en sentido general para llevar, luego, la relatividad al plano de la filosofía moral. De manera que, para poder tener una mejor comprensión de cuáles son las críticas del relativismo moral, primero repasaremos brevemente algunos argumentos en contra del relativismo como modelo filosófico, y luego veremos cómo se trasladan tales críticas al plano del relativismo en la moral.
Cuatro argumentos en contra del relativismo.
- Autorrefutación: Consiste en una reductio ad absurdum, es decir, llevar a los argumentos relativistas a una contradicción en sí mismos. Así, se señala que el relativismo se contradice a sí mismo cuando afirma que «todo es relativo» ya que, al postularse como teoría, el relativismo deja de ser relativo y se convierte en un postura positiva, por lo tanto, afirma lo que antes negaba, llegando así a una contradicción. En el plano moral, si el relativismo postula normativamente la relatividad de las posiciones morales, entonces, no podría haber reflexión moral alguna, ya que todas las posiciones morales deben ser tomadas como igual de válidas y verdaderas, lo que eliminaría todo tipo de debate, discusión o reflexión sobre las ideas morales.
- La paradoja de la verdad: Consiste en considerar si los postulados relativistas deben ser tomados como verdaderos o no. El problema radica en que si son tomados como «verdaderos», entonces, dejarían de ser relativos y se convertirían en principios objetivos, lo que llevaría al relativismo a otra contradicción. Por otro lado, si no fueran considerados verdaderos, entonces, el relativismo sería falso, lo cual, también lleva a un absurdo o paradoja sin sentido. En el plano moral, si el relativismo ético se postula como «verdadero», entonces sí existe una posición moral «objetiva»: el relativismo, lo que llevaría, también, a una contradicción.
- Principio de no-neutralidad: Consiste en destacar que el relativismo no es una posición neutral, y por lo tanto, no puede postular la «relatividad de todas las posturas», pues estaría posicionándose en un lugar «objetivo», el cual la propia definición de relativismo niega. En la moral, el relativismo no es una postura ética «neutral», es decir, sin moralidad o contenido ético. Por esta razón, se rechaza la postulación del relativismo como una teoría objetiva de la moral.
- El problema de la razón: Consiste en refutar el relativismo desde la propia estructura de la razón humana, a la cual no le dan lo mismo todas las posturas, variantes o afirmaciones acerca de determinada cosa. Por el contrario la razón, en sí misma, tiende a ordenarse en términos de cierta objetividad y generalidad que no pueden ser reductibles por completo a un «relativismo de la mente». En este sentido, «la razón no es relativista», ya que tiende por sí misma a organizar, jerarquizar y generalizar el pensamiento, y esto se toma como una prueba para refutar el pensamiento relativista. En la moral, el problema de la razón es el mismo, ya que toda moralidad, por más irreflexiva que sea, tiende a organizar racionalmente los valores y principios éticos, según criterios que no pueden reducirse totalmente a la igualdad de cualquier postura o idea.
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Aci, E. M. (20 de octubre de 2023). Definición de relativismo moral. Características, historia, ideas principales. Definicion.com. https://definicion.com/relativismo-moral/