El absolutismo es un régimen político en el cual todo el poder del Estado se concentra en la figura del monarca. Su sistema originario es la monarquía y se basa en el establecimiento de un «poder absoluto», es decir, un poder centralizado en un sólo gobernante (monarca absoluto) que puede ejercer todas las funciones del Estado sin ningún tipo de límite. El absolutismo se justifica en el derecho divino, a partir del cual Dios ha puesto sobre el monarca la soberanía absoluta por encima de cualquier institucionalidad.

En el absolutismo se identifica a la figura del rey con el Estado, la famosa frase atribuida a Luis XIV: «El Estado soy Yo» resume claramente el concepto del Estado absolutista. De esta manera, los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) se resumen a la sola figura del rey, quién está por encima de los poderes y de cualquier legalidad, el monarca es el poder y la legalidad misma del Estado, y ejecuta sus acciones con total libertad de decisión, sin responder a ningún tipo de institución.

Históricamente, el absolutismo nace en Europa entre el siglo XVII y el siglo XVIII, con el surgimiento de las monarquías absolutas hacia finales de la Edad Media y principios de la Modernidad. Se la conoce como una etapa intermedia entre el feudalismo y el proceso de modernización, en donde las monarquías absolutas se extendieron por toda Europa, en países como Francia, España, Prusia, Austria y Rusia, entre otros. El modelo extremo del absolutismo fue una forma de concentrar y retener el poder de la monarquía, en un contexto histórico de cambio social, económico y político que daría, luego, con los movimientos revolucionarios anti absolutistas.

Otros regímenes pueden considerarse «absolutos» como la tiranía, el despotismo, el autoritarismo y el totalitarismo. Sin embargo, estos dos últimos se diferencian del absolutismo en que, en ambos casos, el poder absoluto está centrado en el Estado, o en un partido político y no en una figura personal, aunque no deja de haber personalismo en los líderes totalitarios, como por ejemplo el nazismo y el fascismo. Se conoce como autocracia a un régimen político autoproclamado por la figura del monarca, quien detenta las mismas características absolutistas del régimen absoluto. Tanto en el absolutismo como en la autocracia el poder está revestido y justificado por un «carácter divino», y suele divinizarse a la figura del sumo gobernante identificándola con la del propio Dios.

Modelos contrarios al absolutismo son la democracia y la república, ya que proponen, de distintas formas y gradualidades, la incorporación de un parlamento (parlamentarismo), la separación de poderes y la descentralización del poder (federalismo), la igualdad de las personas ante la ley y la constitucionalidad como forma de poder estatal (constitucionalismo), según la cual, ninguna figura está por encima de la ley constitucional (incluido el rey, si lo hubiera), entre otras propuestas tendientes a forjar un gobierno no absolutista. A partir de la Revolución Francesa, comenzó a llamarse al absolutismo bajo el nombre de «Antiguo Régimen», el cual había sido superado y sustituido por un Estado basado en un gobierno constitucional.

Rey
El absolutismo plantea un Estado centralizado en la figura del rey

Origen y contexto histórico del absolutismo.

El origen y contexto histórico del absolutismo está ligado al progresivo avance de los Estados modernos. En una etapa primigenia, desde los siglos XV y XVI, comenzaron a formarse los primeros modelos proto absolutistas en los que las monarquías fueron ganando mayor poder y menos limitaciones en su gobierno, como el caso de los Reyes Católicos, en España, o Fernando VII, en Francia, quienes aplicaron medidas tendientes a una progresiva centralización del poder y llevaron adelante el imperialismo como forma de expansión de sus territorios y mercados.

Sin embargo, siguiendo la tradición del feudalismo medieval, el poder religioso seguía teniendo una poderosa influencia sobre las monarquías europeas. No obstante, el debilitamiento de la Iglesia Católica debido a la Reforma protestante y el avance de las clases burguesas en la sociedad europea, generó la posibilidad de que las monarquías comenzaran a concentrar cada vez más poder y se organizaran en Estados autoritarios. Surge así el Estado-nación, en donde las monarquías feudales lograron una gran centralización del poder en su propio territorio, más allá del poder de la Iglesia.

El Cisma de la Iglesia Católica, a partir del surgimiento de la Revolución Protestante, produjo una crisis política y religiosa en todo Europa, a partir de la cual se desataron numerosos conflictos armados entre aquellos Estados que adhirieron al nuevo movimiento protestante, y aquellos otros que mantuvieron la tradición política y religiosa, sustentada en el feudalismo, de la Iglesia Católica. En este marco, se fortalecieron las monarquías absolutas, las cuales tomaron diferentes posiciones frente a la crisis política y religiosa de la época.

Feudalismo
El absolutismo surge de las raíces del sistema feudal imperante durante toda la Edad Media, de las que extrae las bases económicas y políticas para su formación

Absolutismo pleno.

El absolutismo, en su forma más acabada y plena, surge en Francia durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), a partir de la creación y establecimiento del concepto de «derecho divino», según el cual, el monarca es elegido por el propio Dios para ser el absoluto gobernante del Estado-nación. Según la teoría del derecho divino, el rey es considerado un representante de Dios en la Tierra, de manera que su poder sobre el territorio y la población es absoluto. El rey sólo tiene derechos y los súbditos, sólo obligaciones. Su reinado es vitalicio, es decir, de por vida, el rey es el sumo gobernante hasta el día de su muerte y su sucesión es sanguínea, asegurándose el legado familiar y el gobierno absoluto a la dinastía del rey.

Con el fin de la Guerra de los Treinta Años y la firma del tratado de Westfalia (1648), se estableció el concepto de soberanía absoluta y territorial de los Estados-nación europeos. Este tratado marcó un equilibrio de poder y la diplomacia entre los emergentes Estados absolutistas europeos. En este período tuvo su auge la casa de Borbón, dinastía monárquica que tendría un gran poder e influencia en Europa y se convertiría en una de las mayores representantes del absolutismo.

Entre los Estados monárquicos más importantes del absolutismo pleno se destacaron los reinos de Francia, Inglaterra, Portugal, España, Prusia y el Sacro Imperio Romano-Germánico, entre otros. En este marco, fueron importantes las dinastías europeas como los Borbones, Habsburgo, Romanov y Hohenzollern.

Luis XIV
Luis XIV, rey de Francia, apodado «El Rey Sol», fue uno de los representantes más destacados del absolutismo pleno

Absolutismo entre guerras, rebeliones y alianzas.

Frente al progresivo avance del absolutismo como forma centralizada del poder monárquico surgieron diversos levantamientos populares, revueltas y rebeliones, que por contiendas políticas y religiosas, opusieron resistencia y marcaron el período de formación de los Estados absolutistas, que buscaron establecer alianzas para validar el modelo absoluto de poder centralizado.

  • Revolución Gloriosa: También llamada revolución de 1688, fue un levantamiento político llevado adelante contra la monarquía de Jacobo II, en el marco de la Guerra Civil Inglesa, que llevó a su derrocamiento en 1689, mediante una conspiración en manos de los parlamentarios ingleses junto al holandés Guillermo de Orange. A partir de este levantamiento se estableció el parlamentarismo en Inglaterra y se limitó el poder del rey mediante un sistema de monarquía parlamentaria.
  • Tratado de Ryswick: Fue un tratado de paz que dio fin a la Guerra de los Nueve Años que enfrentó al reino de Francia contra España, Inglaterra, Países Bajos y el Sacro Imperio Romano-Germánico. En 1697, los reinos involucrados comenzaron las negociaciones de paz que consistieron en una repartición de territorios y la deposición de Francia de su presión sobre los territorios aliados.
  • Guerra de Sucesión Española: Tras la muerte sin descendencia de Carlos II de España (1701), se desató un importante conflicto armado por la sucesión del trono al reinado de España que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1713, que dio lugar al establecimiento de la casa de Borbón en el Reino de España y el inicio de uno de los imperios monárquicos más importantes del absolutismo europeo.
Guerra
El conflicto bélico por la expansión de territorios fue una constante en la formación y en la historia de los Estados absolutistas

Política económica del absolutismo.

La política económica del absolutismo se enmarca en un contexto de imperialismo y expansión territorial en el que las coronas europeas se convierten en imperios-potencia a través de la expansión de sus mercados y territorios. En este marco, se produce el surgimiento de una economía mundial y la apertura de un mercado internacional. A partir de la administración y gobierno de las colonias, las monarquías europeas comenzaron un período de expansión imperialista. Este marco de expansión y concentración de poder produjo un contexto de conflicto de intereses entre las distintas potencias europeas, y una necesidad de conservar y proteger el capital económico de las coronas. Por lo que se sucedieron un conjunto de nuevas medidas y reformas económicas con el fin de expandir, centralizar y proteger el capital real.

El absolutismo aplicó el mercantilismo y el proteccionismo como medidas económicas principales para conservar su capital y centralizar el poder económico. Con el fin de lograr un mayor control de la moneda y las emisiones de oro, las monarquías absolutas europeas impulsaron un conjunto de medidas tendientes a restringir el libre comercio por fuera de la autorización de la Corona. Así, las únicas vías legales de comercialización se daban a través del manejo absoluto de las monarquías. Tal es el caso de España que, mediante las llamadas reformas borbónicas, establecieron una monopolización del comercio entre las colonias, las cuales sólo podían comerciar con España y se les prohibió establecer relaciones económicas con otros reinos.

mercantilismo y proteccionismo
El mercantilismo imperial expandió los horizontes económicos y territoriales de las monarquías absolutas, que aplicaron serias medidas de proteccionismo para conservar el capital de la Corona

Despotismo ilustrado.

Se conoce como despotismo ilustrado a la fusión entre las monarquías absolutas con las ideas de la Ilustración, período en el cual las monarquías intentaron empaparse de las nuevas ideas revolucionarias y modernistas de la Ilustración basadas en la razón, el progreso y el avance en los derechos y libertades populares, con el fin de incorporar estas ideas a un contexto monárquico y no ser atravesadas por un proceso revolucionario. Fue un período de delicado equilibrio y tensión entre el modelo conservador de las monarquías absolutas, que intentaban impedir su disolución, y el progresivo avance de las ideas ilustradas, que pujaban hacia la expansión de los derechos políticos de las clases burguesas y populares de la sociedad europea.

Sin embargo, en un primer momento, los cambios planteados por la Ilustración no buscaban la vía revolucionaria sino un progresivo avance a través de la educación de las masas no ilustradas. De manera que, muchos monarcas vieron en las clases ilustradas una posible utilidad para encargarse de los complejos asuntos sociales y políticos de la cultura de la época, por lo que tomaron una postura paternalista sobre la población, buscando expandir su popularidad entre las emergentes clases burguesas. Algunos de los monarcas que adoptaron e impulsaron las ideas y valores ilustrados en sus modelos absolutistas fueron Luis XIV en Francia, Carlos III en España, María Teresa I de Asturias y su hijo José II de Asturias, Catalina II de Rusia, entre otros.

despotismo ilustrado
Se conoce como despotismo ilustrado al período en el cual las monarquías absolutas intentaron incorporar las nuevas ideas de la Ilustración

Filosofía política del absolutismo.

El absolutismo tuvo una fundamentación política y filosófica a partir de la obra de pensadores como Jean Bodin, Thomas Hobbes o Jacques Bossuet, que se destacaron por sus postulados en defensa de un Estado absolutista. Según Hobbes, para superar el «estado de naturaleza», la sociedad debía otorgarle, a partir de un contrato, el poder absoluto al Estado, quien se encargaría de impartir y ejecutar todas las funciones del gobierno y el orden social. En su obra El Leviatán, Hobbes afirma que «Las naciones prosperan bajo una Monarquía» y basó su lógica de gobierno en un principio de obediencia absoluta del pueblo a la voluntad del Estado.

Jacques Bossuet fue el principal representante de la teoría del derecho divino, y basó su idea del Estado absoluto bajo el modelo teológico de una monarquía teocráctica. Para Bousset, el monarca es la mismísima representación y encarnación de Dios en la Tierra, de manera que, su Suprema Majestad fundamenta, directa e irrevocablemente, el poder absoluto del Estado bajo la figura del rey-Dios.

derecho divino
La teoría del derecho divino postula que el monarca es el representante de Dios en la Tierra

Filosofía política de la Ilustración.

Los valores de la Ilustración produjeron un movimiento cultural y filosófico que se expandió por toda Europa entre los siglos XVIII y XIX, el cual generó un espíritu de cambio y reforma tanto cultural e intelectual, como también política y religiosa en la totalidad de la sociedad europea, impulsado principalmente por la burguesía emergente. Este impulso creciente de una burguesía ilustrada se dio en le marco de los modelos políticos de las monarquías absolutas, que mantuvieron los privilegios tradicionales de los estamentos feudales.

Sin embargo, la filosofía política de la Ilustración comenzó a producir nuevas ideas acerca del Estado y a cuestionar los estamentos y estructuras del régimen feudal del medioevo, el cual fue considerado una «época oscura» que debía ser sustituida y superada por una cultura basada en la «luz de la razón, la ciencia y la expansión de los derechos y libertades de los ciudadanos». Así comenzaron a forjarse posturas como el liberalismo y el nacionalismo que buscaron proponer modelos basados en una monarquía constitucional o parlamentaria, en la cual el poder del rey estuviera enmarcado y precedido por la ley y acompañado de un parlamento. Se propuso la separación de poderes y la búsqueda de establecer contrapesos a las facultades absolutas del monarca. Autores como Rousseau, Voltaire y Montesquieu elaboraron teorías del Estado basadas en ideas de expansión de los derechos políticos de los ciudadanos, la abolición de la esclavitud (serfdom) la igualdad ante la ley, la protección de la libertad individual y la propiedad privada. Estas ideas comenzaron a tensionar las relaciones entre absolutismo e Ilustración, y sentaron las bases intelectuales para la gestación de los movimientos revolucionarios que cambiarían por completo el modelo del Antiguo Régimen, y pondrían serios límites a las monarquías absolutas del siglo XVIII.

Ilustración
La ideas de la Ilustración impulsaron medidas y reformas políticas tendientes a ampliar los derechos y la participación política de todos los ciudadanos

Revolución Francesa y caída del absolutismo.

La Revolución Francesa fue un período de conflicto y cambio social que conmocionó a toda Francia, a tal punto que sus consecuencias políticas y revolucionarias se expandieron al resto de los países europeos, y luego hacia las colonias americanas. La Revolución Francesa significó un cierre casi total al «Antiguo Régimen» (absolutismo), a partir de un intenso proceso revolucionario que inició con la separación del Tercer Estado y la formación de la Asamblea Nacional Constituyente en 1789, y se extendió hasta el golpe de Estado de Napoleón en 1799.

Estados Generales y sistema de castas.

Hacia mediados del siglo XVIII, las ideas ilustradas habían crecido junto con el protagonismo y el creciente poder económico de las clases burguesas. Sin embargo, el modelo político continuaba reflejando la estructura social del Antiguo Régimen, en el cual la sociedad estaba dividida en un sistema de clases o castas compuesto de tres Estados:

  • Primer Estado: Representado por el rey y su séquito (la corte real y la aristocracia), corresponde a la casta más alta, la cual goza de todos los derechos y ninguna obligación hacia el pueblo. El rey y los allegados reales no pagaban impuestos y recibían un tributo por su posición de privilegio.
  • Segundo Estado: Compuesto por el clero y la nobleza. Los nobles eran terratenientes, obtenían el privilegio de la propiedad de la tierra a partir de las relaciones de vasallaje con la monarquía. La gabelle era un impuesto que los campesinos debían pagar al señor feudal, y la corvée consistía en la obligación de los campesinos a trabajar de manera gratuita en las tierras del noble a cambio de vivienda y protección. Por otro lado, el clero corresponde a la casta religiosa y era privilegiada, no pagaba impuestos y recibía diezmos y tributos.
  • Tercer Estado: Compuesto de campesinos, comerciantes y burgueses, quienes no poseían títulos de nobleza y no gozaban de los privilegios y derechos de los otros Estados. Para el Tercer Estado los derechos eran mínimos y las obligaciones máximas, ya que debían rendir homenaje al rey, pagar impuestos y tributos, y no gozaban de participación política alguna.
Campesinos
En el sistema feudal, los campesinos estaban obligados a trabajar la tierra del noble de manera gratuita

Crisis económica y revolución.

A mediados del siglo XVIII, comienza a desatarse una gran crisis económica en el reino de Francia, debido a la mala gestión y el derroche del rey Luis XVI, sumado a una temporada de malas cosechas, que comenzó a generar escasez y hambre en la población. Mientras el rey Luis XVI malgastaba los ingresos de la corona en celebrar ostentosas fiestas para la corte real, la sociedad francesa enfrentaba la crisis sin apoyo ni respuesta de su gobernante, lo que provocó el inicio de revueltas y levantamientos populares. Frente a esta situación, el rey convoca a los Estados Generales, para decidir cómo enfrentar las problemáticas económicas. Los tres Estados contaban con un representante de cada estamento y un sólo voto para manifestar su voluntad acerca del problema sobre quién recaería la soberanía nacional para tomar las decisiones que superen la crisis. La convocatoria se sucedió en 1789 en el Palacio de Versalles, donde rápidamente las controversias se hicieron notar, ya que, en la votación, el primer y segundo Estados se aliaron para elegir en detrimento del Tercero. Sin embargo, la situación generó tal descontento social que el Tercer Estado (compuesto por las clases no privilegiadas), decidió romper relaciones con los Estados Generales y establecer una nueva Asamblea Constituyente para reemplazar el poder absoluto del rey por un sistema de mayor legitimidad popular, para terminar con el sistema de castas y privilegios.

Revolución francesa
La Revolución Francesa significó el fin del absolutismo en Francia

Caída del absolutismo en Francia.

La Asamblea Nacional Constituyente, representante del Tercer Estado, se proclamó como la oposición política al rey y la nobleza, y se propuso redactar una Constitución que limitara y sustituyera el Antiguo Régimen, suplantándolo por un gobierno revolucionario que sentaría las bases de una democracia basada en los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, en la cual se eliminarían los privilegios del sistema de castas. A partir de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la Asamblea derrocó al rey Luis XVI, y tomó el poder político del gobierno de Francia.

A partir de esta revolución, comienzan los intentos de Luis XVI de recuperar el poder mediante la movilización de tropas hacia París y Versalles, con el fin de derrocar al gobierno popular establecido por la Asamblea. Sin embargo, la Asamblea forma un ejercito propio que resiste los ataques de las tropas reales, por lo que el rey se ve obligado a solicitar ayuda a otras monarquías, las cuales veían en la Revolución Francesa un posible peligro si estas ideas y actos populares se expandieran al resto de los países de Europa.

Finalmente, el rey es descubierto en su intento de establecer conspiraciones para derrocar a la Asamblea y lograr una monarquía de facto respaldado por tropas extranjeras, por lo que es llevado a la justicia popular, que decide la ejecución de Luis XVI por traición a la patria. El 21 de enero de 1793, el rey Luis XVI fue ejecutado en la guillotina, acto que simbolizó la caída del absolutismo en Francia, hasta el golpe de Estado napoleónico en 1799.

Fuga del rey
La fuga de Varennes fue el momento en que el rey Luis XVI intentó escapar de París junto a su esposa, la reina María Antonieta y su familia, sin embargo fue capturado y condenado a ejecución

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Aci, E. M. (26 de julio de 2023). Definición de absolutismo. Características, origen, historia y monarcas absolutos. Definicion.com. https://definicion.com/absolutismo/