El utilitarismo es una filosofía moral basada en la teoría ética de que las buenas o malas acciones se miden por sus resultados y su utilidad para el beneficio del mayor número de personas. Es una versión del consecuencialismo, el cual postula que la acción moral debe juzgarse a partir de sus consecuencias, teoría ética que fue desarrollada por el filósofo británico Jeremy Bentham. Posteriormente, el utilitarismo alcanzaría su plenitud con el pensamiento de John Stuart Mill, en su obra «El utilitarismo» (1863). La máxima fundamental del utilitarismo postula que «Una buena acción moral consiste en aquella que genera la mayor felicidad para el mayor número de personas y maximiza su utilidad».

El concepto fundamental del utilitarismo radica en la «utilidad», la cual es definida de muchas formas: el utilitarismo entiende por «utilidad» a aquello que otorga mayor felicidad al mayor número de personas. De modo que, lo «útil» está estrechamente relacionado con los conceptos de felicidad, bien común y mayorías. En efecto, el utilitarismo no se basa en una teoría ética de la virtud o deontológica, sino que sus bases se sustentan en un pragmatismo y materialismo de la acción, donde las acciones morales son buenas o malas, no a partir de un carácter virtuoso o una ley moral abstracta, sino por el producto beneficioso de sus resultados.

A partir del principio de utilidad como medida de la acción moral, el utilitarismo establece un conjunto de preceptos fundamentales de su teoría ética: los principios de maximización de la felicidad y maximización del bienestar, remiten a que la acción moral será juzgada a partir de cuánta felicidad logre en los individuos. Ambos axiomas son principios esencialmente cuantitativos, basados en lo que Bentham llamó cálculo hedónico o cálculo felicífico, que consiste en considerar la suma del placer que genera una acción, menos el dolor de cualquier individuo vinculado con dicha acción. Según Bentham, debe haber una «ganancia» o «excedente» de felicidad en el resultado de las acciones. De modo que, el utilitarismo se posiciona sobre un hedonismo de base para calcular el «grado de felicidad» que producen las acciones y, a raíz de esto, realizar un juicio moral sobre ellas.

Existen diferentes tipos de utilitarismo que varían en sus posturas acerca de cómo elaborar una teoría ética utilitarista: el utilitarismo del acto (act-utilitarismo) enfatiza en la acción para establecer sus valores éticos y morales; el utilitarismo normativo (rule-utilitarismo) se enfoca en un sistema de reglas o normas que garanticen que la acción lleve al mayor beneficio para el mayor número de personas. Por otro lado, el hedonismo y el eudaimonismo pueden ser entendidos como éticas utilitaristas en el sentido que basan sus valores morales en el principio de mayor felicidad y el placer como elemento fundamental para sus filosofías éticas.

Como teoría ética, el utilitarismo es estudiado desde la metaética, la axiología y la filosofía moral con el fin de analizar sus principios fundamentales y la estructura lógica de sus enunciados éticos y filosóficos. En este marco, el utilitarismo es categorizado como una teoría ética normativa, ya que establece una serie de normas y pautas para guiar el correcto accionar de las personas. El utilitarismo y el consecuencialismo comparten su clasificación como teorías normativas con la deontología y las éticas de la virtud. No obstante, se diferencian sustancialmente de ambas debido a sus preceptos y estructura argumentativa.

Maximización
El utilitarismo se basa en la idea de que una buena acción moral es aquella que maximiza la felicidad y reduce al mínimo el sufrimiento en la mayor cantidad de individuos posible

Origen y desarrollo del utilitarismo.

El utilitarismo tiene su origen a finales del siglo XVIII con el pensamiento del filósofo británico Jeremy Bentham, en un contexto histórico marcado por el progresivo avance de la Revolución Industrial y el crecimiento de posturas cientificistas y materialistas del conocimiento y la realidad, las cuales se caracterizaron por el auge del pragmatismo y el empirismo como modelos filosóficos, y el rechazo a la metafísica en todos los ámbitos del conocimiento. Sobre esta base pragmatista y empírica, Bentham desarrolla su filosofía moral trasladando las posturas positivistas y empiristas del conocimiento al plano de la ética y la moral, dando lugar al surgimiento del consecuencialismo y el utilitarismo como teorías éticas positivas. En efecto, Bentham se propuso realizar una teoría positiva de la acción moral, la cual fuera capaz de desarrollar un conocimiento «empírico» de la conducta humana y del correcto o incorrecto obrar moral.

Por otra parte, el utilitarismo enfatizó en los intereses personales y el gusto o placer para determinar la naturaleza de la acción moral, lo cual diferencia al pensamiento utilitarista de las éticas de la virtud, como la ética de Aristóteles, basada en el fomento de un carácter virtuoso, y también de las teorías deontológicas, basadas en leyes morales trascendentes, como el imperativo categórico de Immanuel Kant. En este sentido, el utilitarismo supo reflejar el viraje moral de la época hacia factores empíricos como el placer y el dolor o el interés y el beneficio de las acciones, y no ya en modelos abstractos de concebir el comportamiento moral. Para el utilitarismo, lo que establece el criterio y el carácter moral son los gustos y preferencias (preferencialismo), y no los valores trascendentes o las leyes formales. El principio de la utilidad se basa, específicamente, en la más llana y concreta experiencia, despojando a la acción moral de abstracciones y leyes a priori. Por lo que, el utilitarismo es una teoría ética a posteriori, ya que depende de las consecuencias o resultados de las acciones para establecer el sentido del valor moral.

Placer y dolor
El utilitarismo es una teoría ética basada en el placer y el dolor como criterios de valor moral

El consecuencialismo de Jeremy Bentham.

El consecuencialismo es la teoría ética postulada por Jeremy Bentham, la cual consiste en juzgar las buenas o malas acciones a partir de las consecuencias que estas generan. En este sentido, el consecuencialismo no elabora un preconcepto de lo que se considera «bueno» o «malo», sino que la corrección o incorrección de una acción moral se mide a partir de los resultados beneficiosos que estas produzcan en una mayor cantidad de individuos. Así, desde la perspectiva del consecuencialismo mentir puede ser considerada una «buena acción» en caso de que la mentira sea útil para ayudar o beneficiar a un gran número de personas, más allá de si se considera a la mentira como buena o mala en sí misma.

No obstante, el consecuencialismo cuenta con una axiología de base, es decir, con ciertos valores preestablecidos que sirven de guía para la acción moral, como lo son el principio de la mayor felicidad y la maximización del bienestar, los cuales orientan hacia la realización de acciones que tiendan a maximizar la felicidad y el bienestar en el mayor número de individuos. Bentham optó por un consecuencialismo utilitarista, el cual no sólo aboga por la felicidad individual, sino que ideó una teoría ética en la cual se busca maximizar el bienestar, la felicidad y la calidad de vida al mayor número de individuos posibles. Esto no es así en otros tipos de consecuencialismo, los cuales desarrollan de distintas formas la premisa básica de juzgar las acciones por sus resultados en relación al principio de felicidad:

  • Egoísmo ético: Consiste en una postura ética consecuencialista que se centra, no en la maximización de la felicidad para la mayoría de individuos posibles, sino en las consecuencias beneficiosas para el individuo particular. Se trata de una moral particularista que establece que es imposible establecer principios morales universales y, por lo tanto, los individuos deben concentrarse sólo en las consecuencias y beneficios individuales de sus acciones.
  • Altruismo: Contraria al egoísmo, el altruismo es una postura ética que se basa en las consecuencias beneficiosas para el otro y no para el propio individuo. Consiste en establecer que el valor moral de las acciones se mide a partir del nivel de altruismo que estas presenten en su accionar.
Personas
A diferencia del egoísmo ético, el utilitarismo es una teoría consecuencialista que aboga por el bienestar no sólo del individuo sino de la mayoría de las personas

El utilitarismo de Stuart Mill.

En 1861, Stuart Mill publica su obra El utilitarismo, un ensayo elaborado con el fin de defender filosóficamente las tesis del utilitarismo como teoría ética. En esta obra, Mill se propuso ampliar y consolidar el utilitarismo de su mentor Jeremy Bentham, postulando que la ética utilitaria es la mejor forma de comprender y sopesar la vida y el pensamiento moral, ya que se aboca a explicar la moral a partir del principio de felicidad, el cual, según Mill, es el único al que todos los seres humanos deben orientarse para el desarrollo de su propio bienestar. El razonamiento hedónico de Mill representa la base del utilitarismo: La felicidad es el único bien moral universal, y es preferible mayor felicidad a menos, entonces, el objetivo de toda ética o filosofía moral debe ser maximizar la felicidad. Esta afirmación se conoce como «principio de utilidad» o «principio de la mayor felicidad».

El utilitarismo de Mill, al igual que el de Bentham, se basa en un consecuencialismo colectivista, ya que, a diferencia del egoísmo ético, el principio de utilidad establece que la correcta acción moral es aquella que beneficia a la colectividad o a el mayor número de individuos. Así, lo útil es aquello que produce mayor felicidad o bienestar al mayor número de personas. En este sentido, el utilitarismo sigue la misma línea que el eudaimonismo de Aristoteles, y el epicureísmo, los cuales vincularon el bienestar individual con el bienestar de la comunidad.

Mill escribió su obra a partir de un conjunto de principios fundamentales que establecen las bases filosóficas del utilitarismo:

  • Libertad: El concepto de libertad es un eje central de la ética utilitarista, ya que garantiza la soberanía del individuo sobre sí mismo y sus decisiones, al mismo tiempo que impide la imposición de cualquier dogma o doctrina moral externa a la libertad individual. Según Mill, todo individuo es libre de actuar como lo prefiera, siempre y cuando su libertad no dañe ni perjudique a los demás, ya que rompería con el principio de bienestar social.
  • Soberanía individual: Mill estableció que el individuo es soberano de su propio cuerpo y esto es lo que lo define como un ser libre e individual, capaz de decidir y actuar en favor de su propio bienestar. El cuerpo representa la garantía de libertad y soberanía del individuo. No obstante, la soberanía individual termina donde empieza la colectividad y, a su vez, el límite de la comunidad está representado por el propio cuerpo del individuo. El cuerpo como soberanía del individuo establece que toda acción que perjudique o vulnere la integridad física de las personas será considerada como una acción moralmente incorrecta.
  • Colectividad: Si bien el individuo es libre y soberano de sí mismo y de sus decisiones, la colectividad representa el límite de esta libertad y soberanía, ya que, según el utilitarismo, todo acto o decisión moral no sólo tiene consecuencias sobe el individuo que lo realiza, sino sobre toda la comunidad. De modo que, si una acción daña al conjunto social, esta acción es considerada moralmente incorrecta y, por ende, debe evitarse en favor del bienestar social.
Libertad
La libertad individual es un concepto clave en el utilitarismo de Stuart Mill

Henry Sidgwick y los métodos de la ética.

En 1874, el filósofo inglés Henry Sidgwick publica su libro Los métodos de la ética, en el cual se propone una defensa del utilitarismo como teoría ética, que fue considerada como una de las exposiciones más claras y acabadas del utilitarismo clásico. Sidgwick amplía las nociones de felicidad y bienestar, y elabora una versión en la cual establece que la felicidad es, ante todo, un estado mental y, por ende, tiene que ver con la conciencia. De aquí la importancia del bienestar colectivo, ya que la felicidad individual proviene de la felicidad colectiva. No obstante, a diferencia de Bentham y Mill, Sidgwick no considera de forma empírica el concepto de felicidad o de bien, sino que enfatiza en el aspecto normativo del utilitarismo, según el cual, para comprender el concepto de «lo deseable» o «lo preferible» moralmente, es preciso reconocer el intuicionismo moral, intrínseco en las nociones básicas del utilitarismo normativo.

Utilitarismo contemporáneo.

En la actualidad, el utilitarismo ha tenido múltiples desarrollos que diversifican y amplían los conceptos de la ética utilitarista en diferentes materias como la bioética, la ética animal, la ética ambiental y la ética aplicada en sentido general, entre otras versiones:

Peter Singer, bioética y liberación animal.

Uno de los exponentes más destacados del utilitarismo contemporáneo es el filósofo australiano Peter Singer, quién redefinió las bases del utilitarismo y desarrolló grandes aportes en materia de ética aplicada en relación a los derechos de los animales, el vegetarianismo y el veganismo, la pobreza y la distribución de la riqueza, el aborto, la educación, entre otros aspectos fundamentales de los dilemas éticos y cuestiones morales más controversiales del mundo contemporáneo.

En su libro Liberación animal (1975), Singer aboga por la defensa de los derechos de los animales y utiliza para ello principios y conceptos utilitaristas, en especial el principio de minimización del sufrimiento, en este sentido, aplicado al maltrato animal y al sufrimiento de otras especies más allá de la humana, y cómo esto implica en la ética en sentido general. En esta obra, Singer se opone y critica radicalmente el especismo (discriminación que se establece sobre otras especies por el simple hecho de no ser humanas), defendiendo el derecho de todos los seres capaces de sufrir. De esta manera, Singer lleva las bases del utilitarismo al debate acerca de los derechos de los animales, elaborando una teoría ética revolucionaria en favor de la expansión y maximización de la felicidad o la disminución del sufrimiento, no sólo a un mayor número de personas, sino también hacia otras especies.

En su obra Ética práctica, Singer desarrolla un análisis acerca de los intereses fundamentales de los individuos y la igualdad en el trato de dichos intereses. Singer establece que el interés universal de todos los seres humanos es el de evitar el dolor, y añade otros intereses importantes como desarrollar sus habilidades, satisfacer sus necesidades básicas, ser libre, establecer vínculos, entre otros. No obstante, el interés por el cual debe tenerse un tratamiento igualitario es el de la capacidad de sufrir o disfrutar, a partir del cual todos los seres son considerados iguales en relación a dicho interés, incluso, los animales.

Antiespecismo
Peter Singer fue un gran defensor de los derechos de los animales

El prescriptivismo de R. M. Hare.

El filósofo británico Richard Mervyn Hare desarrolló una teoría metaética conocida como prescriptivismo universal, la cual parte de la base de un utilitarismo de preferencia, que postula que los términos morales como el «bien», el «deber», lo «correcto» poseen dos sentidos: uno universal y otro prescriptivo. Por universal, Hare definió a aquellos juicios morales vinculados con un conjunto de ideas o valores considerados universales, a los cuales los individuos deben responder categóricamente, siempre y cuando estén habilitados física y mentalmente para hacerlo. De lo que se desprende el carácter prescriptivo de los valores universales: «El individuo debe hacer X, porque X es un bien moral universal». Hare argumentó que el prescriptivismo universal es una forma de consecuencialismo, según el cual los individuos deben preferir la mejor acción moral debido a su universalidad y prescriptividad, lo que llevaría a la maximización de la felicidad.

La teoría triple de Derek Parfit.

El filósofo británico Derek Parfit desarrolló un concepto totalmente nuevo de la ética al proponer la compatibilidad entre diversas filosofías morales que históricamente fueron consideradas incompatibles. Parfit cuestiona las diferencias entre el utilitarismo, el kantianismo (deontología) y el contractualismo, y postula que estas tres teorías éticas pueden vincularse entre sí formando una triple teoría que conjuga los principios y estructuras tanto de las teorías utilitaristas como deontológicas y contractualistas. Parfit se basa en el intuicionismo de Sidwick, la ética de Kant y el consecuencialismo de Thomas Scanlon con el fin de desarrollar una teoría ética que compatibiliza las tres posturas. Así, Parfit tomó el intuicionismo objetivista de Sidwick para fusionarlo con el universalismo kantiano, utilizando como puente la teoría consecuencialista de Scanlon, las cuales sintetizó en su obra On What Matters (Sobre lo que importa), publicada en el año 2011.

Utilitarismo contemporáneo
El utilitarismo contemporáneo toma diversas formas y combinaciones con otras teorías éticas

Utilitarismo y filosofía política.

Los principales teóricos y autores que desarrollaron el utilitarismo como teoría ética, entre los que se destacan Jeremy Bentham, John Stuart Mill, Henry Sidwick y William James, entre otros, fueron, además de filósofos morales, importantes legisladores y figuras influyentes en el pensamiento y la realidad política de la época en la que el utilitarismo surgió como postura ética. En cierto sentido, no puede comprenderse la ética utilitarista sin contemplar, también, la filosofía política de sus principales impulsores. El utilitarismo surge en un contexto de desarrollo y expansión del liberalismo económico y político, ampliamente desarrollado tanto por Bentham como por Stuart Mill. Por un lado, Bentham estuvo estrechamente vinculado con la jurisprudencia británica y, desde allí, impulsó importantes planes de reforma del sistema penal y educativo de Inglaterra, su influencia fue tal, que sus ideas pronto se expandieron por el resto de Europa. Los desarrollos de Bentham en filosofía política y filosofía del derecho establecieron el marco conceptual para la fundamentación del utilitarismo ético.

Tanto Bentham como Stuart Mill fueron importantes impulsores de la democracia liberal como sistema político y social. Se considera a Mill uno de los pensadores más destacados e influyentes del liberalismo clásico, quién fue un férreo defensor de las libertades individuales por sobre el control estatal y la limitación social del Estado. Desde esta postura abiertamente demócrata y liberal, ambos autores delinearon las bases del utilitarismo como sistema ético que armoniza con la filosofía política liberal y una filosofía de la economía en estrecha relación con el desarrollo del capitalismo y la economía liberal durante todo el siglo XIX.

Posteriormente, Sidwick fue un importante impulsor de los derechos de las mujeres, defendiendo el derecho a la educación superior femenina. A nivel político, se alineó al liberalismo clásico de Bentham y Mill y se unió al partido liberal unionista.

Justicia
Las ideas de Bentham y Mill fueron muy influyentes en materia de justicia, política y derecho

Problemas del utilitarismo aplicado: dilema del tranvía.

Se conoce como problema del tranvía a un experimento mental que refleja un dilema ético, en el que se presenta un problema a la hora de decidir acerca de qué acción es la «correcta» frente a una situación de peligro inminente. El problema presenta la siguiente situación:

Un tranvía avanza a gran velocidad y fuera de control por una vía. En su trayecto, se hallan cinco personas maniatadas a las vías, incapaces de salir por sí mismas. Sin embargo, es posible accionar una palanca que cambia el sentido de las vías, pero, desgraciadamente, en el otro camino, hay otra persona atada. ¿Debería accionarse la palanca?

Las preguntas que plantea el problema son múltiples: ¿A quién se debe salvar? ¿Es posible tomar una decisión «correcta» frente a este problema? ¿Cómo se valoran y sopesan las vidas humanas? ¿Qué juicios y valores intervienen a la hora de decidir? ¿Cómo responden las distintas posturas éticas?

Frente a este dilema ético, distintas filosofías morales debaten acerca de la «correcta» o «incorrecta» acción, y toman diversos caminos para fundamentarse. El utilitarismo, basándose en su cálculo de mayor beneficio para el mayor número de personas, respondería lo siguiente: «Es correcto accionar la palanca, ya que es mejor salvar a cinco personas que sólo a una».

Sin embargo, existen otras versiones del dilema del tranvía que reflejan más a fondo los problemas del utilitarismo aplicado. Otra versión del dilema presenta la siguiente situación:

Nuevamente, un tranvía descontrolado se aproxima a un cinco personas atadas a las vías. Para salvarlas, es necesario tirar desde un puente algo pesado que presione un botón, el cual cambiaría las vías y salvaría a las personas. Sin embargo, el sujeto que debe accionar se encuentra en el puente junto a una persona con sobrepeso. El dilema pregunta si es ético empujar a esa persona para que caiga sobre el botón y así salvar a las otras cinco.

En este caso, las soluciones utilitaristas entran en un conflicto ético aún más profundo, ya que tomar la «acción correcta» según el principio de mayor beneficio para el mayor número, implicaría, en este caso, matar a una persona que no estaba en situación de peligro, lo cual llevaría a una acción por demás controvertida y problemática.

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Aci, E. M. (9 de noviembre de 2023). Definición de utilitarismo. Características, origen, autores y principios fundamentales. Definicion.com. https://definicion.com/utilitarismo/