En la actualidad, el término escepticismo es utilizado, en sentido general, para referirse a cualquier actitud de duda o cuestionamiento sobre determinado conocimiento o afirmación acerca de algo.
Comúnmente, se suele llamar escéptico a quien descree de cierto saber o enunciado acerca de la realidad y se permite dudar al respecto. Por ejemplo, alguien afirma que «Dios existe» y frente a este postulado, una persona escéptica se vería inclinada a dudar de su veracidad, e incluso rechazarla por completo hasta no tener pruebas fehacientes de la existencia de Dios.
La pregunta escéptica, entonces, busca cuestionar toda posición que se postule como verdadera, desarrollando una crítica del conocimiento y de la posibilidad humana de conocer la verdad.
Desde el punto de vista etimológico, el término escepticismo proviene de la raíz griega sképsis, que significa «investigación» o «indagación». Remite a la acción de interrogarnos sobre la veracidad de las ideas y sobre el fundamento de nuestros juicios.
A continuación, veremos las distintas formas y variantes en las que se utiliza el concepto de escepticismo y sus significados a lo largo de la historia:
Índice de temas
Historia del escepticismo.
Escepticismo antiguo.
Desde sus orígenes en la filosofía y la historia del pensamiento occidental, la noción de escepticismo fue adquiriendo cada vez mayor importancia. Fue desarrollándose como una doctrina que afirmaba la imposibilidad del conocimiento humano, en algunos casos, o bien en otros como una postura filosófica, la cual se mantuvo en una posición de revisión de los alcances del conocimiento sobre el mundo y la realidad en general.
El escepticismo antiguo se desarrolló a partir de dos vertientes:
En primer lugar, el escepticismo pirrónico, que toma su nombre de Pirrón de Elea, pensador que vivió entre el siglo IV y el III a. C., considerado el primer escéptico. Él llegó a la conclusión de que es imposible conocer o decir algo verdadero acerca del mundo. En este marco, no es posible afirmar nada cierto pero tampoco negarlo. Por esta razón, Pirrón llegó a practicar la suspensión del juicio (epoché), la cual consistía en no realizar ningún tipo de afirmación y sustraerse, al fin, del ámbito del lenguaje. A partir de esta postura radical, de Pirrón se cuentan muchas anécdotas, como aquella según la cual decidió callar para siempre, ya que el simple hecho de hablar contradecía su propia postura filosófica.
El escepticismo académico, en cambio, deriva su nombre de los representantes de la Academia platónica que entre el siglo III y el II a. C. retomaron las reflexiones que Platón realizó acerca de los límites del conocimiento no sólo sensible, sino también racional. En este caso, el escepticismo académico, a diferencia del pirrónico, llevó más lejos la duda escéptica, ya que en lugar de suspender el juicio afirmó positivamente la imposibilidad del conocimiento, con lo que se incurrió así en una contradicción.
Finalmente, es Sexto Empírico (160 a. C. – 210 a. C.) quien convierte al escepticismo en una teoría del conocimiento y sistematiza sus ideas en su obra «Esbozos pirrónicos». Allí define al escepticismo como la facultad de oponerse a todas las impresiones sensibles y a los conceptos inteligibles, llegando así a la suspensión del juicio, y luego a la imperturbabilidad del alma (ataraxia). Sexto Empírico es considerado una de las fuentes más importantes y completas del escepticismo antiguo.
Sin embargo, no fueron sólo los filósofos quienes desarrollaron el concepto de escepticismo. También lo hicieron los sofistas, oradores y maestros de retórica, quienes compartían el ambiente intelectual y político de la antigua Grecia, junto a pensadores como Sócrates, Demócrito y Platón, entre otros. De los sofistas más renombrados, destacamos el caso de Gorgias (460 a. C.-c. 380 a. C.), quien argumentó que no existe el ser, y si existiera, sería imposible de conocer, y si fuera posible de conocer, entonces sería imposible de comunicar.
Escepticismo moderno.
Luego del período antiguo, el concepto de escepticismo cayó en desuso, debido, en parte, a los avances de la Iglesia Católica en la evangelización del pueblo romano y a los escritos de San Agustín (354 d. C. -430 d. C.) en contra de dicho concepto. Por este motivo, la Edad Media rechazó casi por completo las ideas planteadas por el escepticismo.
No es hasta el Renacimiento que el escepticismo vuelve a tener relevancia en los ambientes intelectuales de la época, en autores como Michel de Montaigne (1533-1592), que utilizaba este concepto para dirimir entre las polémicas de la fe y la razón o el propio René Descartes (1596-1650), quien estableció la duda metódica para superar la suspensión del juicio a la que llevaba irremediablemente la duda escéptica.
El escepticismo produjo una gran influencia, además, en el surgimiento del empirismo moderno. Su representante más destacado, David Hume (S. XVIII), consideró de gran importancia a la postura escéptica y desarrolló una versión moderada del escepticismo para elaborar su teoría del conocimiento. El escepticismo empírico o moderado de Hume se basó en el rechazo a todo concepto inteligible o razonamiento puro y postuló que el conocimiento no es otorgado mediante la razón, sino a través de los sentidos.
En la actualidad, el escepticismo sigue siendo un tema importante en los debates de la filosofía y la epistemología contemporáneas, así como en la teoría del conocimiento y el desarrollo del pensamiento científico.
Tipos de escepticismo.
Escepticismo filosófico.
Como hemos visto anteriormente, el escepticismo filosófico es una teoría del conocimiento que postula, en sentido general, la imposibilidad de conocer, a partir de la idea de que la verdad no existe, y si existe no podemos conocerla. Por ende, se procede a la suspensión del juicio y a la crítica de toda afirmación dogmática acerca del conocimiento. Entre sus principales representantes podemos destacar a Pirrón de Elea, Sexto Empírico, Michele de Montaigne y David Hume, entre otros.
Escepticismo científico.
En el ámbito de la ciencia, el concepto de escepticismo cumple un papel fundamental como soporte a la teoría del conocimiento y a la epistemología, relacionadas con la ciencia y la posibilidad de producir un conocimiento científico.
El escepticismo científico se acerca a una postura empírica basada en la experimentación y comprobación mediante pruebas y el cotejo de evidencias, evaluadas según el sistema del método científico.
El escritor y divulgador de la ciencia Carl Sagan (1934-1996) opina que el escepticismo es la base filosófica del pensamiento científico, ya que para poder desarrollar un conocimiento objetivo de la realidad y los fenómenos de la naturaleza, es imprescindible la presencia de la duda. Esta actitud escéptica es la que nos permite poder cuestionar, en cada momento, la veracidad y el alcance de las teorías y los descubrimientos que la ciencia postula como ciertos o probables, y por ende, poder avanzar en las investigaciones.
Sin una posición escéptica de base, la ciencia no podría revisar sus propias hipótesis y no podría continuar con el proceso de investigación. Para Sagan, la ciencia no es sólo una máquina de realizar avances y descubrimientos, sino que consiste en un proceso de investigación constante, el cual debe preguntarse y repreguntarse acerca de sus postulados y sus propios avances para no caer en afirmaciones dogmáticas. En este sentido, Sagan ve en el escepticismo una herramienta fundamental para enriquecer el pensamiento científico.
Escepticismo moral.
Con la expresión escepticismo moral nos referimos a un conjunto de posturas que descreen de la posibilidad de la existencia de valores morales objetivos. Según el escepticismo moral, no es posible la existencia de un conocimiento moral o ético que pueda ser considerado como verdadero.
A diferencia del escepticismo filosófico o científico, los cuales se basan en una postura gnoseológica orientada a la posibilidad del conocimiento en general, el escepticismo moral es una postura metaética que niega la existencia de la moralidad y la posibilidad de su conocimiento.
El relativismo moral sigue una línea similar al afirmar que los valores morales y los juicios son relativos según las subjetividades y los contextos, y no pueden ser estudiados objetivamente. Por ende, es imposible hacer juicios morales universales y desarrollar un conocimiento moral.
Entre los representantes más destacados del escepticismo moral se encuentra el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), quien repudió la moral cristiana y desarrolló una fuerte crítica a los valores morales tanto religiosos como de la época. En su libro «Genealogía de la moral«, Nietzsche intenta desenmascarar la moral, señalando que el origen de los valores morales esconde una violenta historia de relaciones de poder, y que detrás de toda moralidad se encubren los más bajos impulsos y pensamientos humanos.
Escepticismo religioso.
El escepticismo religioso hace referencia a aquella postura que se posiciona en un lugar de duda o rechazo respecto de toda creencia religiosa. El ateísmo y el agnosticismo, se fundamentan en una postura escéptica en relación a las verdades de la religión y a la posibilidad de la existencia de Dios, de seres divinos o de cualquier otra afirmación sobrenatural basada en un dogma religioso.
Los debates entre la fe y la razón han tenido al escepticismo como protagonista a lo largo de la historia, influenciando posturas tanto a favor de la fe como conocimiento divino, como también de las críticas contra el dogmatismo religioso en todas sus formas.
En la actualidad, este debate continúa abierto, dando lugar a diversas posturas y opiniones respecto de la veracidad y el alcance de las creencias religiosas.
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Aci, E. M. (23 de febrero de 2023). Definición de escepticismo. Tipos, historia y etimología. Definicion.com. https://definicion.com/escepticismo/