El vocablo mesa redonda se utiliza para señalar un acontecimiento o evento en el que diferentes personas se reúnen para debatir respecto de algún tema o asunto.
Se conoce, también, como una técnica en la que distintos especialistas se juntan para debatir respecto de una cierta cuestión, para contraponer opiniones, buscar consensos y para crear nuevas perspectivas.
El término se compone de dos partes:
- Mesa: proviene del latín mensa, empleada con el mismo significado que utilizamos hoy en día, es decir, un mueble con una superficie plana sostenida por dos o más patas. En sentido más bien simbólico, se aprovecha con el objetivo de indicar a un grupo de personas reunidas.
- Redonda: del latín rotundus, es un adjetivo que deriva, a su vez, de rota, es decir, rueda. Sirve para señalar objetos y elementos de forma circular y/o esférica.
Índice de temas
Historia.
La historia de la mesa redonda está indefectiblemente unida a un personaje mítico de la historia británica medieval. De acuerdo con la leyenda, Arturo, hijo de Uther Pendragon (del gaélico Wthyr Bendragon, es decir, hijo del dragón) e Ygraine, habría vivido en la Britania del siglo V d. C. Se cree que su padre ideó, junto al famoso mago Merlín, un plan para poder estar con Ygraine (casada con un conde).
El mago lo transformó en el duque, a cambio de que el niño que naciera de esa unión le fuese entregado. El recién nacido Arturo fue criado por Héctor, un mayordomo del palacio, y creció sin saber su verdadero origen.
Poco después, Uther fallece durante un ataque, no sin antes dejar su espada Excalibur clavada en una piedra. Merlín vaticina que solamente quien pudiese quitarla sería el legítimo rey del trono de Inglaterra. Miles de hombres a lo largo de toda la isla lo intentaron, y solo Arturo logró sacarla con facilidad.
De este modo, se transforma en rey de Inglaterra, y establece su hogar en Camelot, que en la actualidad se estima que está próximo a Liverpool, en la costa noroeste británica.
Si bien hasta el día de hoy no hay certezas de que este personaje efectivamente haya existido, la leyenda lo muestra como un hombre benévolo y un rey justo y misericordioso.
Su forma de gobernar era tan ideal y honrosa que muchos caballeros deseaban formar parte de su consejo privado, para asesorarlo y aprender de él.
El rey optó por construir una gran mesa redonda; otras versiones de la leyenda indican que la mesa fue un regalo de bodas de su suegro, Leodegrance. La finalidad de que tuviese forma circular y no cuadrada era que, de ese modo, todos fuesen iguales.
En ese encuentro, ni el rey valía más que los otros presentes ni había distinciones entre los rangos de unos u otros caballeros. Según la historia, en esa mesa se reunían para planificar sus próximos movimientos, sus aventuras e, incluso, la búsqueda del Santo Grial.
Con el paso de los años, el significado de mesa redonda fue cambiando. Sin embargo, la idea de que es una reunión en la que todos pueden brindar su opinión con el respeto de los demás continúa presente hasta nuestros días.
Características.
Una mesa redonda, en tanto en cuanto instancia de debate, tiene como principal característica que todos sus miembros tienen los mismos derechos al momento de dar su opinión, más allá de lo disímil que pueda resultar respecto de la del resto de los presentes.
De igual modo, todos los que en ella participan poseen las mismas responsabilidades, es decir, alimentar dinámicas de diálogo, respetar los turnos y los puntos de vista de los otros y más reglas que puedan crearse para esa circunstancia.
Un rol que suele intervenir en una mesa redonda, pero cuya presencia no es obligatoria, es el de moderador o moderadora. Esta persona es quien va a guiar a todos los participantes durante la reunión. Entre sus funciones específicas encontramos que no tiene que ser un experto en la materia que se va a debatir, ya que a esa función la cumplen los participantes.
Por el contrario, el moderador intervendrá las veces que considere necesario para habilitar el turno de habla de un integrante u otro y es quien hará las preguntas que desatarán una instancia de debate. También es quien tiene permitido cortar con un turno de habla, o incluso con el debate, si las circunstancias lo requieren así.
Quien modera debe tratar, además, a todos los participantes por igual. Si su propia postura le impide coincidir con una u otra persona en la mesa puede saberlo antes de que inicie el debate. Así, accede a la chance de tomar la decisión que considere más conveniente para sí mismo, por ejemplo, no participar (por razones personales y/o ideológicas).
Si la jerarquía entre integrantes no existe, ya que todos son iguales, no sucede lo mismo con quien modera. Ese sujeto es la máxima autoridad de esa mesa, por lo que sus decisiones deben respetarse y acatarse.
Otra característica de la mesa redonda es que solo se permite debatir en ella lo que se ha señalado como tema seleccionado, y puede ser más de uno. Esto posibilita que la discusión no se extienda más de lo necesario, que todos puedan prepararse previo al debate sobre la temática y que no surjan nuevos tópicos. En caso de que esto ocurriera, puede plantearse la posibilidad de abrir, a futuro, una nueva mesa de debate.
Etapas.
Las mesas redondas suelen contar con tres fases o etapas durante su desarrollo.
En principio, aparece la introducción. Esta instancia está a cargo de quien modera o abre el evento. Si hay público, en esta instancia se agradece su presencia, se presenta el tema para discutir durante los próximos minutos, se indican los nombres de los participantes, sus profesiones y otros datos que puedan resultar de interés.
En segundo orden, tenemos la exposición. Durante esta fase, la más extensa de la mesa redonda, se formularán las preguntas, los ejes o los disparadores a cada instancia de debate.
Durante esta etapa está previsto que todos y cada uno de los participantes pueda intervenir. En este sentido, el rol del moderador es elemental para evitar que alguien monopolice el diálogo y que, en simultáneo, otros asistentes pierdan la chance de intervenir.
Por este motivo, las mesas redondas idealmente no deben contar con una gran cantidad de miembros: un número comprendido entre 4 o 6 puede funcionar adecuadamente para sostener la dinámica.
Cada eje de debate puede tener una duración determinada: por ejemplo, que haya 3 ejes de alrededor de 20 minutos. Esto brinda algunos minutos para cada participante, para que puedan explicitar sus posturas, oír a sus compañeros y dar inicio a los diálogos a favor o en contra.
Al finalizar cada eje, quien modere o coordine puede tomar nota de los puntos de vista más relevantes.
En tercer lugar, encontramos el cierre. Durante este momento, cada uno de los presentes puede hacer un cierre que sintetice su perspectiva, indicar si se encuentra a favor o en contra de alguna postura de las allí expuestas, hacer consultas a sus compañeros y reformular, incluso, su propia visión.
El moderador, si cuenta con el tiempo a favor, puede habilitar un rato de preguntas del público: de este modo los presentes también pueden consultar lo que crean pertinente a los participantes que lo deseen.
Tras esta instancia, los coordinadores del evento pueden hacer una síntesis de lo que se ha debatido durante esos minutos, agradecer la presencia de todos los asistentes (público y participantes) y darle cierre al evento.
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Fernández, A. M. (22 de febrero de 2023). Definición de mesa redonda. Historia, rasgos y fases. Definicion.com. https://definicion.com/mesa-redonda/