Ateísmo es el nombre que recibe la doctrina o el sistema de pensamiento que niega la existencia de Dios, de una entidad suprema o de una divinidad. Este rechazo no es solo hacia una divinidad en su manifestación religiosa, sino que es una convicción transversal al misticismo, al espiritualismo o la metafísica.

Por este motivo, quienes comulgan con esta práctica rechazan los preceptos esenciales de estos sistemas de pensamiento. Por ejemplo, suele rechazarse la fe, pues se la entiende como parte de la superstición de la religión. También, se la rechaza por carecer de fundamentos vinculados con la lógica, la evidencia o la verdad.

El concepto proviene de la unión entre dos partes:

  • Prefijo a-, es decir, sin;
  • El término θεός, theós, es decir, dios.

En la historia.

Cabe destacar que el cuestionamiento a la existencia de lo divino no es una práctica reciente. Desde una perspectiva occidental, ya desde la antigüedad hubo quienes cuestionaron la existencia de algo supremo. Al no ser posible comprobar esto mediante el uso de la razón o el conocimiento, algunos autores ponen esto en evidencia.

Fe
El ateísmo cuestiona la existencia de lo divino: es una práctica muy antigua, y documentada en diferentes culturas.

Uno de los más conocidos al respecto es Diágoras de Melos (465 a. C-410 a. C.), conocido como Diágoras el ateo. Cabe destacar que su ateísmo no puede ser entendido tal y como lo comprendemos en la actualidad. En aquel entonces, el cuestionamiento se vinculaba con las múltiples prácticas que la cosmovisión religiosa de aquel entonces tenía, con su multiplicidad de dioses, rituales y sacrificios, incluso.

Estos cuestionamientos permiten que algunos planteos ya presentes en aquellos años puedan cobrar más fuerza. Un ejemplo es la histórica pregunta sobre la división entre lo material y lo espiritual. El atomismo, entre otras doctrinas de pensamiento, propone una explicación del mundo desde lo meramente material y sin apelar al misticismo religioso.

Posteriormente, y hacia la Edad Media, coexisten, de forma no armónica, dos tradiciones en Europa:

  • El paganismo, que alude al conjunto de creencias que sostenían la adoración de múltiples dioses griegos, o romanos y que, por ende, eran lo opuesto al monoteísmo cristiano;
  • El cristianismo, religión abrahámica cuyos defensores, hacia el siglo IV a. C., comienzan a perseguir a quienes practicaban el politeísmo pagano, considerado por ende una herejía.

Así, durante aproximadamente 300 años, los paganos fueron perseguidos, sus monumentos destruidos y sus prácticas prohibidas y castigadas. El politeísmo de la antigüedad poco a poco quedó en un segundo plano respecto del cristianismo convertido en la religión oficial del imperio, que poco después caería como resultado de las invasiones a su territorio.

Paganismo
El paganismo politeísta fue una práctica perseguida durante muchos siglos.

La posterior lucha por la recuperación de sus territorios y de sus tradiciones tuvo como norte, fundamentalmente, la recuperación de Tierra Santa. Esta era la región oriental dominada por el islam desde el año 600 d. C, aproximadamente, y los cristianos hicieron todo lo posible por acceder a ella nuevamente mediante las Cruzadas. Estas duraron poco más de doscientos años, y lograron detener tanto el avance islamita como el avance de los turcos otomanos.

Cabe destacar que todo el pensamiento medieval está atravesado por el paradigma religioso y místico. Por este motivo, todo cuestionamiento a este sistema de creencias era visto como una blasfemia que debía castigarse. Así, la filosofía, la incipiente ciencia, las consideraciones sobre la realidad, el universo o la naturaleza tenían una fuerte base teocentrista, ya que el Dios cristiano era el centro del pensamiento, y el inicio y el fin de todo lo creado.

Los pensadores que intentaron encontrar una explicación por fuera de lo divino eran castigados, incluso, con la muerte. Esto se sostuvo, incluso, hasta el siglo XVIII, cuando Galileo Galilei y su teoría heliocéntrica (el Sol era el centro del sistema solar, no la Tierra) fueron consideradas una herejía.

Galileo Galilei
El cuestionamiento a lo divino fue castigado fuertemente durante la Edad Media e incluso hasta el siglo XVIII.

Sin embargo, hacia el siglo XVI, comienzan a surgir en países como Francia algunas propuestas e ideas que se vinculan con la libertad individual para desarrollar el pensamiento, y un pragmatismo más bien escéptico, alejado de lo carente de sustento científico.

Poco a poco, la autoridad de la Iglesia como razón de los eventos de la realidad comienza a ser socavada: el iluminismo es el momento más alto de esta desobediencia. Los pensadores iluministas, a favor de la autonomía, el pluralismo de ideas y el convencimiento de que el saber combatiría la ignorancia, desarrollaron múltiples propuestas contrarias a la religión.

Tipos.

Existen diferentes formas en las que el ateísmo se manifiesta, ya que depende de factores como la religión respecto de la que toma distancia, el nivel con que la persona practica el ateísmo, y otras.

Veamos algunos ejemplos. En primer lugar, podemos diferenciar dos grupos: el ateísmo implícito y el explícito. El implícito se caracteriza por pertenecer a quienes no han tenido contacto con ideas teístas, o que tampoco tienen una formación religiosa de ningún tipo. El explícito, por otra parte, caracteriza a quienes conocen las ideas teístas, y las rechazan a voluntad y conciencia.

Por otra parte, también podemos diferenciar entre el ateísmo práctico y el teórico. Ambas se diferencian porque una es conocida como ateísmo débil y, la otra, ateísmo fuerte: esta distinción se vincula con el grado de relación de la persona con el conocimiento respecto de lo divino.

En el primer caso, el interés hacia lo divino es menor, o en ocasiones inexistente, y la persona no tiene en consideración esta perspectiva en sus acciones cotidianas.

Tipos
Existen diferentes niveles de ateísmo en función del conocimiento y el interés de la persona.

Por el contrario, el ateísmo teórico implica una postura más activa de la persona en relación con el cuestionamiento sobre lo divino. De este modo, hay un activo interés en reflexionar sobre la práctica religiosa, aún cuando se la rechaza, y se intenta argumentar y brindar evidencia para refutar los argumentos teístas.

Antiteísmo, agnosticismo y apateísmo.

Existen, además, tres conceptos vinculados con el ateísmo. En primer lugar, el antiteísmo: no solo se cuestiona la existencia de Dios y se la niega, sino que se rechaza toda creencia en deidades, sin importar la religión específica. Esto se vincula con una oposición no tanto desde una perspectiva que niega a Dios, sino que niega cualquier argumento sobre su existencia.

Por otra parte, el agnosticismo no niega explícitamente la existencia divina, sino que considera que el acceso intelectual a tal fenómeno no es alcanzable por el humano. Dicho de otra forma, argumentar a favor o en contra, incluso, de Dios no es posible ya que escapa a nuestra cognición.

Finalmente, el apateísmo, término surgido de la unión entre apatía y teísmo, es una postura conocida también como agnosticismo apático, es decir, que es más bien una postura de desinterés respecto de la temática teísta, y no un sistema organizado de pensamiento que lo rechaza.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (30 de agosto de 2023). Definición de ateísmo. Historia, rasgos y tipos. Definicion.com. https://definicion.com/ateismo/