Simpatía, del griego, συμπάθεια, sympátheia, es el nombre de la inclinación afectiva que tenemos hacia otras personas e incluso otros seres vivos, como los animales, que nos hacen sentir agrado hacia ellos. Es, también, un sentimiento mutuo que involucra la amabilidad, el afecto y la compasión. Promueve vínculos de cariño y solidaridad, gracias a los cuales podemos comprender, relacionarnos con ternura y establecer conexión humana.

En su origen etimológico, se caracteriza por manifestarse en conjunto con otras emociones positivas como la alegría, la bondad y la afectuosidad.

Orígenes e historia.

Este concepto es explorado a lo largo de la historia en función de su vínculo con la vida social, la empatía entre unos y otros y una herramienta utilizada para promover decisiones en diferentes campos como la política, la construcción de ideas en la filosofía, la ética y, más actualmente, con la psicología.

La mirada oriental sobre esta temática puede ser abordada desde Confucio, quien, en sus construcciones teóricas, hace alusión a ella con el término ren, es decir, la bondad o la humanidad que podemos sentir hacia otros.

Confucio
La filosofía de Confucio habla de la simpatía con el término «ren», esencial para vínculos amigables.

Gracias a ella, podemos tener un faro en nuestro desarrollo conductual y moral, ya que buscamos promover la benevolencia no solo como móvil de relaciones atravesadas por la cordialidad y el carácter amigable.

También, son un eslabón en la constitución y construcción de nuestra propia realización personal y subjetiva, que puede expandirse hacia una armonía con el resto de nuestro entorno.

Por otra parte, en la filosofía occidental, Aristóteles explora las dimensiones de la amistad, la constitución de relaciones humanas y la habilidad de tejer puentes de humanidad y generosidad con otros. Si bien no se refiere a esto explícitamente como simpatía, sí hace referencia a ella desde la perspectiva de la amistad, en la que distingue tres formas en su obra Ética a Nicómaco:

  • Aquella por interés: guiada por sentimientos de utilidad y más bien como un vínculo donde hay favores y deudas mutuas.
  • Aquella por placer: cuando hay calidez y reconocimiento mutuo, acompañado del disfrute por la compañía de los demás.
  • Su forma más perfecta, la amistad de virtud: según el autor, la forma más completa de construir vínculos. Aquí se practica la virtud, la armonía y la apreciación por el otro. Es un vínculo sostenido sobre principios de gratitud y admiración, sin intenciones secundarias.

Simpatía y empatía.

Si bien el término simpatía se relaciona con el término empatía, existen algunas diferencias entre ellas.

Empatía
La simpatía y la empatía, si bien son semejantes en su demostración de afecto hacia los demás, no son sinónimos.

La simpatía implica sentimientos de afecto, cariño, confianza y, esencialmente, fraternidad y compañerismo hacia los demás. La empatía implica más bien una identificación con aquello que le ocurre a otros: es una respuesta emocional en la que una persona no necesariamente tiene que esforzarse por comprender al otro, una vez que esta práctica se va volviendo más frecuente.

Además, la simpatía es una suerte de respuesta positiva hacia los demás, ya sea porque nos agrada su compañía, sentimos ganas de compartir tiempo y experiencias con ella y hay un apego que puede ser más o menos intenso. Sin embargo, la empatía implica, además, una participación directa sobre lo que le ocurre a otra persona, tratando de ser receptivo a sus circunstancias y dar una mano cuando la persona necesita auxilio.

De este modo, la simpatía implica sentimientos de amor fraterno, y un vínculo de regocijo y felicidad compartida. Es muy común que estos mismos sentimientos sean los que motivan la intuición para reconocer, con escucha activa y tolerancia, cómo una persona puede sentirse afectada por algo e intentar ayudarla. 

Puede considerarse entonces que la simpatía es una antesala de la empatía, ya que el afecto que sentimos nos moviliza a actuar.

Componentes.

Exploraremos, a continuación, algunos componentes de la simpatía.

Escucha activa
La escucha activa es uno de los pilares de la simpatía, porque nos permite comprender las emociones ajenas.

En primer lugar, la expresión emocional: tenemos una sensibilidad a aquello que la otra persona siente, muestra y, eventualmente, aprendemos a comprender aquello que no muestra, para poder reconfortar a la persona.

En segundo lugar, las expresiones físicas: con quienes sentimos simpatía podemos tener manifestaciones cariñosas como un abrazo o la cercanía física que la misma intimidad y confianza del vínculo generan. Esto también se traduce en poder compartir un contacto visual honesto, una postura corporal de comodidad cuando nos encontramos con el otro, en soledad o en compañía, y que resulta esencial para fortalecer el vínculo.

En tercer lugar, las manifestaciones verbales también son comunes cuando sentimos confianza y simpatía por alguien. Esto supone tanto tener palabras de afecto y aliento cuando lo requieran, como también expresiones de júbilo y alegría cuando hay una felicidad compartida. Sin embargo, el cuidado en las palabras que decimos a los demás también se ve involucrado aquí.

Cuando sentimos afecto por alguien, aprendemos que nuestras palabras pueden ser muy poderosas y, por ello, pueden dañar a otros. De este modo, es usual procurar que, incluso cuando debemos manifestar alguna incomodidad o molestia, lo hagamos eligiendo nuestras palabras cuidadosamente.

Aspectos positivos.

Los beneficios de cultivar la simpatía por otros se traducen en poder tener vínculos sinceros, de confianza, que nos pueden acompañar a lo largo de nuestra vida o solamente ser parte de una etapa en nuestra vida o en las suyas.

Amistades
La construcción de vínculos amigables es útil como sistema de apoyo, para situaciones positivas como negativas.

Esta relación puede posibilitar también la oportunidad de conocer a más personas con las que nos sintamos de igual manera. Así, podemos ampliar nuestro círculo de amistades y afectos cercanos, con base en relaciones amigables.

Por otra parte, al tener gente a quien queremos y que nos quiere, nuestros niveles de ansiedad y soledad pueden disminuir. La compañía y pertenencia a un grupo es uno de los grandes liberadores de endorfinas, que nos hacen sentir bienestar, felicidad y regocijo.

La construcción de vínculos afectivos nos permite poder disminuir el efecto que el estrés puede tener en nuestra vida, ya que nos sentimos contenidos, escuchados y con un sistema de apoyo que está para nosotros en las buenas y las malas.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (27 de noviembre de 2023). Definición de simpatía. Historia, rasgos y beneficios. Definicion.com. https://definicion.com/simpatia/