La palabra sensibilidad hace referencia a la capacidad o facultad de sentir que tienen los seres vivos. Particularmente, se habla de esta facultad en relación con la especie humana.
Es, también, la medida en la cual es posible responder a determinados estímulos que impactan sobre algo o sobre alguien. En este mismo sentido, es posible relacionarlo con instrumentos y aparatos tecnológicos capaces de detectar alguna variación, un cambio o modificación en un factor. Un ejemplo puede ser una balanza, capaz de detectar, a partir de una medida mínima, el peso de algo o alguien y medirlo.
La sensibilidad está además estrechamente relacionada con los sentimientos, las emociones y la conexión de una persona con ellas. Puede tener incluso un uso negativo, ya que puede aludir a que alguien tiene una rápida reacción a todo tipo de estímulos externos o internos. Esta sobreestimulación respecto de su contexto y lo que pasa a su alrededor puede complicar el día a día si no está bien gestionado o canalizado.
Proviene del término sensibilĭtas, y la raíz, sensum, significa sentido, sensación. Hace alusión entonces a aquello que puede captar o percibir sensaciones,y se relaciona con lo emotivo, lo conectado con la parte menos racional, en cierto sentido.
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Sensibilidad y arte.
En las diferentes disciplinas y ocupaciones artísticas, un concepto que es común es el de sensibilidad; más precisamente, se usa el término sensibilidad artística. Esta habilidad supone una conexión no solo con el entorno, sino con la propia subjetividad, que no es sino fruto de un arduo trabajo de observación y exploración.
Con la sensibilidad artística hay una capacidad de aprehender el mundo mediante los sentidos, tanto para quien crea como para quienes posteriormente pueden disfrutar de esa obra.
El arte es un gran canal, para quienes logran conectar con esta faceta, para expresar lo que se siente y lo que se piensa. Hay múltiples formas de crear para transmitir este tipo de sensaciones: puede ser con una canción, a través del baile, mediante una obra de pintura o una representación teatral. Las posibilidades son amplias, variadas y en cada una de estas áreas quien crea puede hallar su propio estilo artístico, también.
Tal y como otras habilidades, la sensibilidad artística requiere de educación, y fundamentalmente de un estímulo. Como otras habilidades, supone un trabajo y un entrenamiento constante.
Si bien muchas veces la vocación y la sensibilidad artística llevan a una persona por uno u otro camino (por ejemplo la fotografía, en lugar de la danza), es posible acercarnos a espacios que trabajen con otros sentidos, y continuar explorando. Quien desarrolla su sensibilidad a través de la danza puede, también, acercarse a otras formas de hacer arte como la pintura. Quienes son actores pueden, también, aproximarse a la fotografía, a la escritura de poesía o, por ejemplo.
Artistas célebres.
Muchas veces, en el repaso por la historia del arte y sus exponentes, encontramos que muchos artistas son calificados como sensibles, emotivos, en estrecho contacto con su parte más subjetiva e íntima. Esto es usualmente una característica atribuida a los grandes artistas; sin embargo, muchos de ellos vivieron vidas complejas, de una profunda soledad y angustias que aprendieron a canalizar a través de su arte.
Un ejemplo de este tipo de artistas es Vincent Van Gogh (1853-1890), pintor neerlandés posimpresionista. Sus expresiones artísticas, aprendidas en su juventud y adultez, no hacían sino reflejar el profundo dolor que el artista sentía y que manifestaba en sus obras de una forma sombría.
Tras el famoso evento en el que se hirió en la oreja tras una discusión con otro pintor, permaneció recluido en un hospital psiquiátrico donde pintó una gran cantidad de bocetos sobre la vista que tenía desde su ventana. Allí realizó uno de sus cuadros más famosos, La noche estrellada (1889).
El cuadro es representativo de su obra ya que transmite un fuerte contraste entre sus colores, además del amarillo intento, característico del pintor y de otras obras suyas, como la serie de Los girasoles. Además, es llamativa la forma en que dibuja la noche, compuesta por pequeños círculos que cubren el cielo. La percepción del autor lo llevó a pintar la noche, lo oculto y lo sombrío con una brillante y delicada sensibilidad.
En psicología.
La sensibilidad, en la psicología, se relaciona con el vínculo entre la persona y su entorno. Es también un rasgo que la hace más propensa a poder generar empatía con otros. La empatía, capacidad de comprender y percibir las emociones de los demás, tiene un fuerte vínculo con lo emocional.
Esta habilidad sensorial, sin embargo, puede tener una manifestación que afecta el día a día de la persona. Cuando aprendemos a desarrollar la sensibilidad y la empatía por los demás, somos capaces de entenderlos, de poder ayudarlos y de asistirlos sin juzgarlos. Sin embargo, como en otras cuestiones relacionadas con la salud mental, es importante lograr mantener un equilibrio.
¿Qué significa esto? Que en ocasiones es posible que esta sensibilidad hacia los acontecimientos externos impacten sobre nuestra vida, dado que no podemos regularlo. Este ponernos en los zapatos del otro, sin una gestión adecuada, puede derivar en que aquello que le acontece a los demás afecte, también, nuestra propia salud, e impacte negativamente sobre nuestras emociones.
En epidemiología.
Finalmente, encontramos un campo de la medicina en el que la sensibilidad es un tema relevante. La epidemiología (que estudia, identifica, rastrea y registra cómo ocurren los patrones en los procesos de enfermedad en las poblaciones) recurre a este término para determinar cuán probable es que una prueba de una enfermedad dé positivo.
¿Qué significa esto? Cuando un paciente se acerca a un hospital o a un centro médico y cuenta con síntomas que se asemejan a una enfermedad, la sensibilidad es la posibilidad de que, efectivamente, el paciente dé positivo en la prueba. A esta instancia se la conoce también como «verdadero positivo«, es decir, el paciente tiene una determinada enfermedad y, además, la prueba da positivo.
En circunstancias en las que una parte importante de la población se encuentra expuesta a un virus (por ejemplo, algo que es más probable en invierno, con gripes y resfríos), se opta por exámenes y tests para que sean lo suficientemente sensibles como para que den resultados favorables.
En estos casos, se apunta a que la prueba tenga la menor cantidad de margen de error o, lo que es lo mismo, la menor cantidad posible de falsos negativos (que el paciente tenga la enfermedad pero dé negativo en el test).
Sensibilidad y barestesia.
La barestesia, finalmente (compuesta por báros, «presión» y aisthesis, que significa «sensibilidad»), es aquella forma de sensibilidad muy profunda que hace que percibamos la presión que se ejerce sobre el propio cuerpo.
Existen diferentes tipos de sensibilidades vinculadas con este fenómeno:
- Sensibilidad superficial: se mide a través de estimulaciones táctiles como por ejemplo elementos puntiagudos, pequeñas rasgaduras indoloras, superficies rugosas, y otras texturas similares;
- Sensibilidad profunda: aquí se ubica la barestesia;
- Sensibilidad mixta: puede haber poca sensibilidad y, en otras ocasiones, mucha sensibilidad.
Las pruebas realizadas para determinar este tipo de sensibilidad son frecuentes cuando hay posibilidad de un grave daño neurológico. De este modo, al examinar la capacidad del paciente de percibir presiones intensas, se evalúan daños más amplios en el cerebro.
El paciente debe encontrarse en una posición cómoda, y debe poder responder a su médico de forma clara y sin ambigüedades. Algunas de las áreas sobre las cuales el profesional realiza las pruebas son los brazos, los gemelos o su tronco. Cuando el paciente no logra percibir las presiones que se le han aplicado, se habla de abarestesia.
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Fernández, A. M. (17 de octubre de 2022). Definición de sensibilidad. Usos, ejemplos y características. Definicion.com. https://definicion.com/sensibilidad/