Hablamos de costumbre cuando nos referimos a las prácticas habituales de una sociedad. Es decir, a un tipo de comportamiento y acción que una comunidad acepta y realiza por igual, en momentos determinados. El término costumbre tiene su origen en el latín “consuetudo” cuyo significado es “tomar la práctica o hábito de algo”.

Estas prácticas son repetitivas, lo que provoca que, una costumbre, se transforme en un hábito. Es decir, en algo que se ha adoptado como propio y que, por tanto, se realiza con continuidad.

Una costumbre no surge en forma espontánea, sino que son años de comportamiento común adoptado por las personas que viven en una misma sociedad. Este comportamiento viene dado por las características o cualidades culturales de dicha sociedad, las mismas que están determinadas por el entorno social en el que se encuentra.

Asimismo, una costumbre distingue a una sociedad de otra, pues los hábitos muchas veces responden a la forma de actuar y a la idiosincrasia de un grupo social.

Algunas costumbres son compartidas con el mundo entero; otras, son propias de una comunidad en especial. Un ejemplo del primer caso es la fecha de Navidad. Mientras que, en el segundo caso, un ejemplo concreto es la celebración por el Día de los Muertos, en México o, la fiesta de Hogmanay, en Escocia.

Un dato a destacar es que las costumbres tienen que ver con las tradiciones de una comunidad. Es decir, con su historia, con todo lo que los antepasados han dejado en el lugar, ya sea como práctica, enseñanza o como herramienta de trabajo.

La costumbre de calabazas en Halloween
Colocar una calabaza de Halloween en el ingreso de una casa es una costumbre propia de la Noche de Brujas.

También se le dice costumbre a todo aquello que se realiza en forma habitual y de manera frecuente, ya sea por una sola persona, un grupo social o una sociedad entera. Entonces, podemos afirmar que los hábitos que ejecuta un sujeto en su cotidianeidad y que efectúa siempre de la misma manera, son parte de sus costumbres.

De igual modo, una costumbre es algo que distingue a una persona, a una sociedad o a una cultura de todos los demás. Los hace diferentes, pues, esta costumbre los caracteriza o, mejor dicho, los representa.

Entonces, estamos ante una costumbre cuando un hábito es ejecutado por una persona o por una sociedad de manera habitual y por un tiempo prolongado.

Costumbres individuales y colectivas.

Las costumbres pueden ser tanto individuales como colectivas. Como bien mencionamos líneas arriba, una costumbre bien puede ser un hábito que un grupo social adopta como propio, pero también, la forma de ser o las acciones cotidianas de un sujeto.

Entonces, cuando hablamos de costumbres individuales nos referimos a las prácticas que una persona realiza a diario y que marcan su impronta. Es decir, lo caracterizan.

Podemos poner como ejemplo a una persona que cada mañana toma una ducha antes de desayunar, sea verano o invierno. Si bien, parece algo sencillo, no todas las personas disfrutan de un baño en la mañana, algunas prefieren ducharse antes de ir a la cama a dormir.

Estas costumbres individuales a veces son heredadas. Es decir, son propias de una familia y, por tanto, transmitidas de generación en generación.

Las costumbres colectivas, en cambio, refieren a hábitos compartidos por el común denominador de una población. La misma que no pone en discusión una práctica compartida, sino que, directamente, la acepta, repite y adopta como propia. Un ejemplo claro de esto son las fiestas tradicionales de cada pueblo o país, pero también, las celebraciones religiosas, por ejemplo.

En el caso de las costumbres colectivas, los hábitos son sostenidos por grupos sociales, organismos y etnias que intentan cuidar y hacer permanecer sus costumbres. Esto se debe a que, la permanencia de dichas costumbres, es lo que brinda a cada grupo o sociedad en general, su identidad.

Costumbres de un país
El Día de los Muertos pasó de ser un hábito popular mexicano a transformarse en una tradición nacional.

Características de las costumbres.

Las características de las costumbres son conocidas por todos, pues, de alguna u otra forma, todos practicamos y hacemos propia una costumbre. Detallaremos, a modo general, cuáles son las características principales.

Se aprenden por repetición.

La repetición es el mecanismo perfecto para generar un hábito. Es por ello que una costumbre se transforma como tal luego de la constancia en dicho hábito como, por ejemplo, despertarse cada día a un horario en especial y realizar la misma práctica diaria. Esto se termina adaptando a la vida de la persona y, con el paso del tiempo, despertará sin necesidad de una alarma, por ejemplo.

Son parte de la identidad de una familia, de una cultura o de una nación.

Una costumbre refleja la idiosincrasia y la forma de ser de un grupo determinado. Es así como detectamos la nacionalidad de una persona en particular; a partir de sus costumbres. Estas puedes ser desde cómo viste, cómo se expresa, lo que come o su modo de enfrentar diferentes situaciones.

Son transmitidas de generación en generación.

En un principio, las costumbres fueron transmitidas de generación en generación, pues era la mejor forma de sostener un hábito, un conocimiento, una sabiduría. Si bien sigue ocurriendo lo mismo, especialmente en grupos reducidos o íntimos; existen organismos, grupos sociales y etnias responsables en sostener las costumbres propias de una cultura o una nación.

costumbre
Una costumbre se transmite de generación en generación.

Hay costumbres buenas y costumbres malas.

Las costumbres son costumbres. Por lo tanto, estas pueden tener diferente tipo de valoración. Es decir, si una costumbre es un hábito que se repite y se enseña de generación en generación, eso mismo que se enseña puede tener un tinte bueno o un tinte malo. Y no por eso dejará de ser una costumbre.

Recordemos que costumbre es un comportamiento que se repite y este pude ser desde una práctica saludable, hasta una práctica nociva y tóxica. Pero, también, desde llevar adelante celebraciones familiares o festivas y culturales, hasta robar o hacer daño. Esto dependerá del margen de aprobación social que tenga o no una práctica habitual.

Pueden existir de manera formal o informal.

Una costumbre formal o informal se refiere a si está institucionalizada o no. Es decir, si es impuesta, propia de una sociedad o, si es libre. Esto tiene que ver con las libertades individuales de las personas.

Como ya mencionamos, una costumbre puede ser individual o colectiva. En el caso de ser colectiva, puede que sea institucionalizada como, por ejemplo, una fiesta patronal. En el caso de ser individual, se trata de una práctica libre, propia de la persona o de una familia.

Frontera entre costumbre y tradición.

Cuando hablamos de frontera entre costumbre y tradición aparecen muchas dudas, pues no resulta muy clara la línea que las divide. Sin embargo, hay un dato que puede ayudarnos a aclarar esta disyuntiva, y es el tiempo.

Es decir, cuando una costumbre se ejecuta por mucho tiempo, pasa de ser una costumbre a ser una tradición.

Entonces, la frontera entre ambos polos es el tiempo y, no solo eso, sino que una costumbre debe ser aceptada por la comunidad en forma plena. Pues, en ese hábito recae toda la información y el conocimiento ancestral.

Es por ello, también, que muchas costumbres no son aceptadas ni vistas como tradiciones, sencillamente, porque la comunidad no las acepta como tal. Un ejemplo de ello es cuando en países asiáticos se han celebrado fiestas tradicionales de otros países, como Halloween, no siendo representativas para la aquella sociedad.

Esto ha sido motivo de discusión en los últimos años. Si bien la tecnología ha colaborado en expandir la información por el mundo y en acercar a los pueblos, no cabe duda de que cada sociedad desea hacer prevalecer sus costumbres y tradiciones y, la mejor manera de hacerlo es defendiendo sus prácticas cotidianas.

Citar este artículo

Navicelli, V. (23 de febrero de 2022). Definición de costumbre. Costumbres individuales y colectivas, características de una costumbre. Definicion.com. https://definicion.com/costumbre/