La palabra “carácter”, que proviene del griego χαρακτήρ, es un vocablo que tiene muchos significados y acepciones. Uno de los más conocidos tiene que ver con la alusión al conjunto de cualidades que son propias de un objeto o una persona, lo que permite distinguirla de otras. Otro de sus significados tiene que ver con la idea de “marca” o señal que se realiza sobre algo.

Aquí vamos a profundizar en estos conceptos, y a contarte cuáles son los diferentes significados, los tipos de carácter y otros datos que pueden ser de interés. ¡Empecemos!

Mujer feliz
Carácter es un concepto frecuentemente empleado para hacer referencia a características que, si bien singularizan a las personas, pueden considerarse de forma general.

El carácter desde la psicología.

Es común que escuchemos las frases “Esta persona tiene mal carácter” o “Ella tiene un carácter bondadoso”. ¿A qué aluden estas palabras?

Este concepto es muy importante dentro de esta disciplina, ya que permite ver cómo los individuos son sujetos singulares y particulares. Más allá de los debates y posturas sobre el término, se alude con “carácter” a las maneras en que una persona se posiciona frente a una situación, un evento, o alguna circunstancia en sus vidas: tiene mucho que ver con cómo se relaciona con ello y, además, con su entorno y con otras personas también.

Hay un cruce propuesto para esta idea, que tiene que ver con cómo puede haber sido uno criado, o qué puede haber uno tomado de los padres, y esto se complementa con los propios aprendizajes que un sujeto tiene a lo largo de su vida: aprender a gestionar emociones en situaciones de estrés, o alegría, o enojo, o incluso tristeza. Así, con esto en mente, podemos pensar que el carácter irá desarrollándose, “puliéndose” en función también de cómo este sujeto puede reflexionar acerca de estas distintas situaciones. Por esto es que puede afirmarse que, como ocurre con otras formas de enfrentar la vida, no estamos “predeterminados” a tener uno u otro carácter: mucho de ello se nutre con nuestra experiencia de vida.

¿Qué puede definir el carácter?.

Algunos expertos han afirmado que existen una serie de rasgos gracias a los cuales podemos considerar cómo se construye el carácter en alguien. Gracias a estos tres factores, podremos considerar que, desde esta perspectiva, hay seis tipos de caracteres:

Resonancia.

Aquí, de modo simple, se considerará, en función del cuándo, el impacto de una emoción:

Persona indecisa
Los rasgos de resonancia, emotividad y actividad son una forma de considerar al carácter: todos permiten ver, de modo más bien general, cómo una persona toma un evento, o cómo reacciona, o qué tan fuerte es el impacto.
  • Si aquello que le ocurre a la persona impacta en su ánimo, en su cotidianidad, en el mismo momento en el que ocurre tal evento, podemos hablar de una resonancia primaria. Así, se supone que una resonancia primaria tiene que ver con reacciones muchas más rápidas y que, sin embargo, pronto quedan atrás. De ahí que haya una cierta comodidad en los cambios, o incluso en lo “superficial”, por este fuerte enfoque en el aquí y ahora.
  • Por el contrario, si el impacto en la persona (en su ánimo), y por ende su influencia, ocurre posteriormente a que dicha emoción tenga lugar, se considerará a esta resonancia primaria. De este modo, así como el evento será más difícil de olvidar, o superar, también será un poco más “lenta” su reacción a él. Esto no significa que se atribuyan valores positivos a reaccionar rápido, ni que sea negativo el que una persona “demore” en reaccionar, simplemente son rasgos descriptivos.

Emotividad.

La emotividad será el grado en que una persona pueda sentirse afectada, si se quiere, frente a un evento. Aquí es fácilmente establecer dos categorías, de algún modo: quienes se emocionen o conmuevan mucho más rápido frente a algo y quienes no.

Nuevamente, las formas en que los eventos nos afecten desde lo emotivo no constituyen rasgos negativos ni positivos en sí mismos: el shock psicosomático del que se habla para referirnos a este rasgo supone la relación entre el valor objetivo de un evento y acontecimiento y la reacción subjetiva frente a él.

Actividad.

Hombre angustiado
La emotividad permite que veamos cuál es la reacción subjetiva de una persona frente a un evento, sin que esto se considere negativo o positivo.

Finalmente, la actividad. Aquí nuevamente hay dos grupos: el activo y el no activo. Esto está en estrecha relación con una reacción que diremos “física”: si lo que ocurre frente a un evento es percibido como un inconveniente o un impedimento, pero frente al cual se decide tomar acción y proceder en función de hacer algo con ello, estaremos frente a un sujeto activo.

Como se deduce de esto, si la persona reacciona de forma en que no hay un impulso sino un retroceso, una toma de distancia, o un repliegue, estaremos frente a alguien no activo.

Así, del cruce entre estos tres rasgos (seis, si consideramos sus subdivisiones) obtendremos ocho tipos de caracteres. Nuestros puntos de referencia serán: en relación con resonancia, P (Primario) y S (Secundario); en relación con emotividad, E (Emotivo) y NE (No Emotivo); y en relación con actividad, A (Activo) y NA (No Activo).

  • E – NA – P: Nervioso.
  • E – NA – S: Sentimental.
  • E – A – P: Colérico
  • E – A – S: Apasionado.
  • NE – A – P: Sanguíneo.
  • NE – A – S: Flemático.
  • NE – NA – P: Amorfo.
  • NE – NA – S: Apático.

Carácter en biología.

Por otra parte, encontraremos el concepto carácter en esta ciencia. De forma más estricta, tiene que ver con los estudios que se realizan desde la genética. De modo semejante al que hemos empleado en el apartado sobre carácter en psicología, aquí el carácter alude, también, a rasgos, pero hace referencia a la idea de rasgo distintivo y rasgo heredado. Veamos cómo se clasifica esto.

Aquí el carácter tiene una utilidad específica, que es poder “aislar” a un grupo respecto de otro en función de uno o varios caracteres. Así, es lo que permitirá conformar grupos, taxonomías: lo que posea tal o cual rasgo estará configurado dentro de ese grupo y lo que no pertenecerá a otro.

Carácter genético
Los diferentes colores de ojos existentes se consideran, desde la genética y la biología, caracteres distintivos.

Los caracteres tienen diferentes maneras de ocurrir: pueden ser fisiológicos, genéticos, anatómicos, o incluso geográficos. Podemos pensar en un rasgo físico que tiene muchas formas de ocurrir, de manifestarse: el color de ojos. La mayoría de nosotros conocemos gente con color de ojos marrones oscuros, o claros, y también en color celeste, o azul, aunque también grises o celestes. ¿A qué se debe esta variedad? Cada uno de estos tipos de color de ojos tienen en sí algunos genes (un color tiene un tipo de genes, y otro color, otros), que permite, desde esa perspectiva, “aislar” ese rasgo.

Esto, además de que implica una “estructura” interna a cada color de ojo, también supone una herencia de nuestros padres: algunos son por la madre, otros por el padre. En este caso, no siempre es fundamental saber quién tiene cada color, sino qué colores tiene cada una de las personas de cuya unión nacerá un bebé: si una persona tiene ojos marrones, y la otra persona tiene ojos color verdes, o azules, los primeros se consideran genes dominantes, y los dos segundos tipos, recesivos: así, la criatura que nazca de esta unión tendrá ojos marrones, ya que, en tanto en cuanto es el gen dominante, siempre que esté presente en una de las personas se expresará en la descendencia, es decir, en el bebé.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (15 de febrero de 2022). Definición de carácter. Rasgos, tipos y características. Definicion.com. https://definicion.com/caracter/