El punto y seguido es un signo de puntuación cuya función principal es la de finalizar una oración y separar los enunciados que conforman un párrafo. En la lectura representa una pausa más larga que la pausa de la coma y es un poco más corta que la del punto y aparte. El punto y seguido también se usa para abreviaturas de palabras, por ejemplo “etc.” o “sr.”, y no se usa en el caso de las siglas como ONU o APA.

La expresión que se considera correcta es la de punto y seguido, aunque se admite también la utilización del concepto suprimiendo la conjuntiva “y”: punto seguido.

Junto a la coma, el punto y coma, y el punto y aparte, el punto y seguido es imprescindible para que la estructura de un texto logre coherencia, ya que la función del punto es ordenar y organizar los enunciados para que el contenido sea comprensible y, por ende, esté bien escrito.

El punto y seguido se diferencia del punto y aparte en que el primero separa oraciones dentro de un mismo párrafo y, como lo indica el vocablo “seguido”, mantiene la continuidad temática y narrativa del texto, mientras que el aparte segmenta párrafos enteros y se utiliza para cambiar de tema o realizar saltos bruscos en la continuidad de una narración.

En el lenguaje de internet también se aplica el punto y seguido para dividir las partes de la dirección de un sitio web. Siempre luego de la abreviatura www. (World wide web) se coloca un punto, continuado por el nombre particular de la dirección del sitio, seguido del característico indicador del dominio .com, el cual significa “.commercial” en inglés, y que actualmente está en la mayoría de los sitios web del mundo.

Punto etimología
Punto proviene del latín punctum, sustantivo que significa «punzada» o «pinchadura», y que deriva del verbo pungere (punzar, pinchar, puntuar, agujerear).

Reglas de uso y ejemplos.

Las reglas de uso y los ejemplos los apuntaremos en una lista de normativas gramaticales básicas para el correcto uso del punto y seguido:

  • Se usa para finalizar oraciones siempre y cuando no terminen con un signo de exclamación o interrogación.
    • Forma correcta: ¡Hola! ¿Cómo estás?
    • Forma incorrecta: ¡Hola!. ¿Cómo estás?.
  • Se escribe junto a la palabra que lo antecede, sin dejar espacio.
    • Forma correcta: Erase una vez.
    • Forma incorrecta: Erase una vez .
  • La palabra que le sigue al punto se escribe siempre con letra mayúscula.
    • Forma correcta: Apareció una mariposa. Su belleza era radiante.
    • Forma incorrecta: Apareció una mariposa. su belleza era radiante.
  • Las abreviaturas se terminan con un punto y se debe dejar espacio a la palabra siguiente.
    • Forma correcta: Sr. Anderson
    • Forma incorrecta: Sr Anderson
  • No se usa el punto para abreviar siglas.
    • Forma correcta: ONU, APA, OEA
    • Forma incorrecta: O.N.U. , A.P.A, O.E.A.
  • En el uso de comillas, paréntesis o rayas de diálogo, el punto se escribe siempre detrás de dichos signos:
    • Ejemplos:
      • Sherlock dijo: “Elemental mi querido Watson”.
      • (Entre paréntesis).
      • Watson respondió – el caso está resuelto -.
  • Si el punto y seguido se encuentra al final del renglón, el enunciado siguiente debe iniciar un nuevo renglón sin dejar sangría.
Punto y seguido, máquina de escribir
El buen uso de las reglas de puntuación facilita y proporciona una lectura clara y coherente del sentido de un texto.

Coma o punto y seguido.

Coma o punto y seguido es una duda muy extendida al tener que aplicar signos de puntuación. Ambas reglas gramaticales son válidas a la hora de confeccionar un texto, y su uso depende muchas veces de la elección del redactor y de cómo prefiere abordar la estructura del texto. El uso del punto y seguido o de la coma puede variar en muchos casos, según la forma y el estilo de redacción que predominen. En los siguientes ejemplos veremos cómo puede usarse el punto y seguido o la coma en un mismo párrafo siendo ambas opciones válidas para la redacción:

  • Miró el reloj. Sintió un leve escalofrío correr por su espalda hasta llegar a la nuca. El tiempo nunca fue algo que le pareciera justo. Lo veía como una máquina indicadora de su inminente final. Sentía los segundos como horas y las horas se le pasaban en efímeros segundos.
  • Miró el reloj, y sintió un leve escalofrío en su espalda que trepó hasta la nuca, pues el tiempo nunca fue algo que le pareciera justo, sino una máquina indicadora de su inminente final, por eso sentía los segundos como horas y las horas se le pasaban en efímeros segundos.

En ambos casos, el uso ortográfico de los signos es correcto. Sin embargo, hay algunas diferencias en la estructura del texto que denotan el uso del punto y seguido o el de la coma, respectivamente. En el primer caso, el uso del punto y seguido establece una cantidad mayor de enunciados, dando un ritmo más pausado a la lectura y una sintaxis más estructurada. Mientras que en el caso de la coma, el texto se estructura sobre un mismo enunciado largo, al que se le agregan conectores como “y”, “pues”, “sino”, entre otros, para suplir la falta del punto, por lo que la lectura logra un ritmo continuo y menos pausado.

¿Punto y seguido o punto y aparte?.

¿Punto y seguido o punto y aparte? Los textos se organizan como secuencias lógico-temporales de enunciados, a través de los cuales se construye el sentido del propio texto. El correcto uso de la puntuación garantizará la legibilidad y una clara comprensión del contenido. En este caso, la regla gramatical que diferencia el uso del punto y seguido o el punto y aparte tiene que ver con el sentido y la coherencia de un escrito:

  • Se utiliza el punto y seguido para separar enunciados cuyo contenido guarda una relación entre sí, y en el que los enunciados expresan diferentes aspectos de una misma idea, o distintos momentos de una misma secuencia narrativa. De manera que los enunciados se organizan dentro del mismo párrafo. Esto garantiza a los lectores la noción de que el párrafo contiene una idea general e íntegra, coherente en sí misma.
  • Por otro lado, el punto y aparte es utilizado para separar conjuntos de enunciados, es decir, párrafos. Estos se diferencian entre sí por el hecho de que su contenido aporta una información distinta a la del párrafo anterior, o interrumpe la continuidad del desarrollo de un tema, ya que la secuencia de enunciados se organiza en torno a una idea distinta de la que se habló anteriormente. También sirve para dar saltos temporales en una narración o para cambiar de ámbito, estilo o narrador.
Escritura, punto y seguido
La coherencia y la cohesión son los pilares fundamentales de un texto, ya que le otorgan sentido y hacen comprensible al contenido.

Origen histórico del punto y seguido.

El origen histórico del punto y seguido, según los datos historiográficos, se remonta al siglo III a. C. Lo empleó el erudito griego Aristófanes de Bizancio, bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría, quién consideró la necesidad de hacer pausas en la lectura, a las cuales designó gráficamente con el signo del punto. A partir de entonces, el punto y seguido se convirtió en la herramienta ortográfica por excelencia en la escritura y la gramática de la cultura occidental.

Aristófanes colocó gráficamente el punto en la parte superior seguido inmediatamente a la última palabra de la oración. En la Edad Media, aproximadamente durante el siglo IX, el punto comenzó a situarse en la parte inferior de la línea, llegando esta modalidad hasta nuestros días.

Antes de la aparición del punto como marcador gráfico de la pausa, los enunciados se escribían y leían de corrido, lo que se conoce como scriptum continua, es decir, escritura sin separación entre los enunciados, y sin distinción entre mayúsculas y minúsculas. Con el punto y seguido llegó también la delimitación del enunciado y la noción de las oraciones como unidades gramaticales separadas dentro de un mismo texto. De manera que la llegada del punto y seguido marcó un gran cambio en la historia de la gramática y estableció las bases de la puntuación y la ortografía que se utilizan en la actualidad.

Escritura antigua
El punto y seguido fue el primer signo ortográfico utilizado en la historia, continuado luego por el resto de los signos de puntuación existentes hoy en día

El punto y seguido en la literatura.

El punto y seguido en la literatura es ineludible a la hora de narrar historias. Ya sean cuentos o novelas, la presencia del punto y seguido como organizador ortográfico de los enunciados es fundamental. Sin embargo, en la historia de la literatura universal hubo muchos intentos vanguardistas de hacer un uso experimental del punto, e incluso de eliminarlo por completo a modo de experimentación literaria. Tal es el caso del escritor irlandés James Joyce (1882-1941), quien en su célebre obra Ulises, durante el episodio final llamado «Penélope», narra el soliloquio del personaje de Molly Bloom utilizando la técnica del monólogo interior. Joyce describe los pensamientos de Molly que habla con ella misma mientras se encuentra recostada en la cama junto a su marido. Sus pensamientos se suceden unos a otros sin interrupción hasta el final del capítulo.

El episodio está escrito al estilo de la antigua técnica de scriptum continua, compuesto de ocho largas oraciones sin presencia de signos de puntuación. El autor aprovecha este recurso para experimentar con las distintas modalidades del desarrollo narrativo. Al describir los pensamientos internos de un personaje, Joyce eligió no utilizar signos de puntuación para resaltar el carácter caótico y desordenado de los pensamientos humanos, ya que todo lo que se narra en el episodio final sucede dentro de la mente de Molly.

De esta manera, logra destacar los aspectos más naturales y primitivos del pensamiento sin estar intervenido aún por las reglas típicas dela gramática y la ortografía, ya que estas aparecen una vez los pensamientos son llevados al papel o son escritos para ser comunicados en un lenguaje común, pero nunca antes. Así, Joyce logra una novedosa dimensión literaria en la que se prescinde de los signos de puntuación, a partir de un propósito estético y experimental que juega con los límites del lenguaje.

Otro ejemplo de omisión del punto y de los signos de puntuación en general conduce hacia el escritor portugués José Saramago (1922-2010). Él opinaba que la eliminación de los signos de puntuación podía resultar una herramienta interactiva para que los lectores dejen el rol pasivo de la lectura y sean los que le den el propio ritmo al texto. En este caso, la intención literaria de Saramago consiste en despertar al lector del sueño de la pasividad para que se convierta en el encargado de «puntuar» y delimitar el ritmo de la lectura. Para ello propone un texto incompleto en el que la intervención del lector cobra un papel fundamental. Esta invitación literaria a un tipo alternativo de lectura, en la que se juega con la presencia y ausencia de los signos de puntuación, es otra forma de interactuar literariamente con las reglas y convenciones del lenguaje ordinario.

Por último, mencionamos también el caso de la novela Las Puertas del Paraíso, publicada en 1962 por el escritor polaco Jerzy Andrzejewzki (1909-1983). Está escrita prácticamente en una sola frase continuada, en la que las primeras 40.000 palabras se siguen una tras otra sin ser interrumpidas por un punto y seguido ni ningún otro signo de puntuación. La obra está basada en un hecho histórico. Narra literariamente una de las cruzadas cristianas, conocida como la cruzada «de los niños», en la que miles de jóvenes soldados alemanes y franceses, al finalizar la cruzada, fueron vendidos como esclavos en oriente.

Literatura y puntuación
La literatura, como espacio creativo del lenguaje, ha contribuido enormemente al desarrollo e investigación del alcance de los signos de puntuación y las reglas gramaticales en general.

Citar este artículo

Aci, E. M. (14 de abril de 2023). Definición de punto y seguido. Características, origen, reglas de uso y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/punto-y-seguido/