Se utiliza la palabra escritura para describir la acción y el efecto de escribir, la aplicación de la voluntad humana a fin de generar un movimiento que represente gráficamente, en algún tipo de soporte, signos.

Estos signos podrán ser fonemas que se unan con el objetivo de componer una unidad de significado (grafemas, como en el idioma español), o bien unidades que contienen un significado pleno en sí mismas (ideogramas, como en la escritura china). En cualquiera de los dos casos, se presupone un sistema en el que estos signos hallen su sentido y que permita su articulación con el propósito de tejer intercambios comunicacionales. La actividad de decodificar estos signos se conoce por el nombre de lectura.

La arquitectura de la escritura descansa en principios simbólicos: se toman símbolos llamados letras o grafemas que suelen corresponderse con un fonema, o la versión sonora de ese símbolo. Y mediante su entrecruzamiento conforme a reglas previamente establecidas se componen símbolos complejos, llamados palabras.

A su vez, las palabras encuentran su propia organización dentro de la unidad más amplia que las agrupa, conocida como oración. Las oraciones se distribuirán, a partir de pautas temporales, en párrafos. Y de este modo se configurará un texto escrito.

Es importante destacar la doble naturaleza de esta organización progresiva: por un lado están los signos pero, por otro lado, son necesarias las reglas que operan en cada uno de estos planos y permiten el juego de la comunicación. En una primera instancia siempre resulta más inmediato asociar la escritura con las letras o las palabras, pero nada de esto será posible sin las reglas que las organizan (de la misma manera que puede ser natural asociar la construcción a los ladrillos, pero sin las matemáticas y la ingeniería subyacente la mayoría de los edificios no lograría sostenerse en posición vertical).

Si nos adentramos en el misterio de la etimología, comprobaremos que el término “escritura” tiene sus orígenes en el latín, a partir del término scriptura, que se compone por el vocablo scriptus. Este se usa para hacer referencia a un escrito, siendo el participio del verbo scribere, y se completa con el sufijo –ura, que describe la cualidad de resultado. Por ende, podemos tomar de aquí una definición en línea a la presentada, que toma como pauta el resultado de la acción de escribir, abarcando tanto al movimiento como a su producto.

Escritura, representación gráfica de signos.
La escritura es la acción y el efecto de representar gráficamente signos que forman parte de un sistema.

Historia de la escritura.

Es habitual, hoy en día al pensar en la escritura, el hecho de imaginarnos una computadora, o incluso un teléfono, y el acto de redactar allí palabras. Hasta hace no mucho tiempo, lo que hubiera venido a la mente de la gente es la imagen de un cuaderno y un lápiz o una lapicera. Hace algunos años más, hubiera sido una pluma.

Del mismo modo, los alfabetos que actualmente percibimos como los más consolidados, aquellos en los que nos parece lógico haber sido educados y que pasamos a utilizar (el español, el inglés, francés, portugués u otros), proceden de alfabetos anteriores, que han ido modificándose de acuerdo al curso del tiempo, hasta caer en desuso. Un ejemplo de esto es el latín, base de las lenguas romances, cuyo empleo está reservado hoy a fines muy específicos, como podría ser el caso del Derecho, las letras o la Filosofía.

Si nos remontamos al origen de todos los sistemas de escritura, hay coincidencia académica en destacar a los jeroglíficos como la instancia en la que se dio la transición desde los pictogramas a los ideogramas. Los jeroglíficos fueron empleados en el Antiguo Egipto, bajo la creencia de que habían sido transmitidos a los hombres por parte del dios Thot.

Si nos circunscribimos al ámbito de la escritura alfabética, suele desestimarse la protosinaítica otorgando el punto de inicio a la cultura fenicia. Los fenicios escribían a partir de un alfabeto consolidado bajo el estilo abyad, que estaba constituido exclusivamente por consonantes.

Con posterioridad, el sistema de escritura fenicio fue asumido y transformado por la cultura griega, dándose aquí la incorporación de las vocales. El latín tiene su origen en este idioma griego, y, como se ha mencionado, de él se desprenden las lenguas romances tan predominantes en el esquema actual.

En cuanto al origen del idioma inglés, proviene del lenguaje germánico occidental y fue llevado a Britania, originalmente, a partir de las invasiones germanas. En el inglés antiguo se reunieron, en realidad, diversos dialectos, conjugados en base a los variados reinos anglosajones. Con el paso de los años, uno de ellos, llamado sajón occidental terminó por imponerse. Y es este dialecto el que recibe la influencia germana, a partir de la invasión, y luego la influencia de los Normandos que invadieron en el siglo XI.

En las tierras habitadas por los celtas existía, antiguamente, un peculiar sistema de escritura al que se conoce bajo el nombre de ogam. El mismo era utilizado por los druidas.

La escritura puede ejecutarse en distintos soportes.
La escritura puede llevarse a cabo en distintos soportes, tales como computadoras, teléfonos o papel.

Las historias.

Uno de los usos que se le ha dado a la escritura desde los albores del tiempo es el de la narración de historias. Hay una serie progresiva de capas de significado en la realidad de las historias, desde el entretenimiento más superficial (que se ve reflejado, hoy en día, en las industrias millonarias del cine o los videojuegos), hasta llegar a los misterios profundos de los relatos míticos o arquetípicos que, muchas veces, cifran las claves del origen de la vida tal como la conocemos.

Mediante las historias se comparten las experiencias y aventuras de los seres humanos (o animales, objetos o seres ficticios) y, por ello, son empleadas como un camino para transmitir valores.

Se está descubriendo, a partir de estudios en la psicología contemporánea, que buena parte de la cognición humana se estructura a partir de los relatos, las historias. Diversos estudios dan cuenta de que el cerebro humano está organizado de modo tal que pueda acceder, recordar y luego reproducir historias. Las personas pensamos tomando como base estructuras narrativas, y es este modelo el que empleamos a la hora de recordar datos.

Escritura utilizada para narrar historias.
Uno de los usos que se le ha dado a la escritura es la narración de historias.

Tanto al momento de escribir una historia como al momento de leer, algo especial sucede. La persona que lee las palabras crea conexiones neuronales estables, se mantiene en un estado de alerta y va integrando los hechos para contrastarlos, a cada momento, con la nueva información. Y desde el campo de las humanidades también se han realizado muchos estudios acerca del valor de las historias.

Hay una tendencia actual que pasa por la idea de que los individuos responden mejor a los mensajes simbólicos que se esconden detrás de un relato y que ellos mismas han de decodificar, que a la recepción de mensajes directos, con direcciones explícitas en cuanto a lo que han de aprender y recordar.

En las ciencias de la educación se ha comprobado que el hecho de sentirse implicado en un relato, de acompañar su desenvolvimiento, activa de un modo más integral los procesos mentales superiores y, por lo tanto, lo que se recibe en este marco es más fácilmente recordado. La persona que escucha está imaginando alternativas, acompañando el devenir de los sucesos activamente: participa de los acontecimientos con una viva sensación de estar compartiendo la aventura.

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Lehrer, L. (27 de agosto de 2022). Definición de escritura. Su origen, su historia y la importancia de los relatos. Definicion.com. https://definicion.com/escritura/