La filosofía de la mente es una disciplina filosófica que tiene por objeto de estudio a la mente, la consciencia y los procesos cognitivos, y su relación con la psicología y las neurociencias. Como campo específico de estudio, la filosofía de la mente se pregunta por la naturaleza de los fenómenos mentales, qué concepto tenemos de ellos y cómo se explican científica y filosóficamente contenidos mentales como el pensamiento, la intuición, la volición, las emociones, los sueños, el deseo entre otros fenómenos de la conciencia.

La filosofía de la mente busca pensar los problemas epistemológicos y conceptuales en torno a las definiciones e ideas que tenemos acerca de la mente, la conciencia y cómo explicamos el origen y funcionamiento de nuestros pensamientos y emociones. La filosofía de la mente plantea preguntas fundamentales como:

¿Qué es la mente? ¿Cuál es su origen y naturaleza? ¿Podemos encontrarla en alguna parte del cuerpo? ¿Qué relación existe entre la mente y el cerebro? ¿Puede reducirse la mente a meros procesos cerebrales o, por el contrario, debemos pensar en una naturaleza «no física» para explicar los contenidos de la conciencia? ¿Qué implicaciones ontológicas tienen los pensamientos? ¿Cómo conocemos la mente? ¿La mente es capaz de conocerse a sí misma? ¿Qué es la autoconciencia? ¿Cómo se explican fenómenos cognitivos como la percepción, la memoria y el aprendizaje?

Entre los problemas más importantes de la filosofía de la mente podemos destacar el problema mente-cuerpo, que plantea la cuestión de la relación entre los contenidos abstractos de la mente y los procesos físicos del cuerpo; el problema de las otras mentes, que plantea aporías respecto de la posibilidad o capacidad de reconocer la existencia de «otras subjetividades»; el problema de la subjetividad, el yo y el libre albedrío, el cual plantea cuestiones acerca de cómo explicar la existencia de una conciencia individual con una subjetividad y libertad propias. Frente a estos y muchos otros problemas, la filosofía de la mente se diversifica en distintas corrientes que abordan estas temáticas desde múltiples puntos de vista:

El fisicalismo postula un reduccionismo de la mente a los procesos físicos, negando toda «esencia» o naturaleza metafísica a los contenidos y estados mentales. Por otro lado, el dualismo, cuyo máximo representante fue el filósofo René Descartes, parte de la idea de la existencia de «dos sustancias»: una material, el cuerpo, y otra inmaterial o metafísica, la mente. Las posturas materialistas o fiscalistas tienden a reducir la mente al cuerpo, mientras que las posturas dualistas buscan explicarla a partir de procesos distintos pero relacionados entre sí.

A nivel histórico, la filosofía de la mente como disciplina unificada no surge sino hasta mediados del siglo XX, cuando el nacimiento de la psicología y los avances en la neurología y las neurociencias arrojaron una serie de problemas e interrogantes filosóficos en relación a la naturaleza de la mente, el cuerpo y la psique, los cuales dieron origen a la filosofía de la mente. De esta manera, diferentes corrientes filosóficas del siglo XX como la fenomenología, la filosofía analítica, la epistemología y la filosofía del lenguaje, tomaron partido en los debates más importantes de la filosofía de la mente. Se conoce como neurofilosofía al campo interdisciplinario entre las neurociencias y la filosofía que vincula las teorías filosóficas con los avances y descubrimientos de la neurología científica.

En la actualidad, la filosofía de la mente ha incorporado un nuevo e importante campo de estudio en relación a la tecnología, las neurociencias y la inteligencia artificial, y cómo estas se vinculan con la naturaleza de la mente humana. Los nuevos avances en materia de inteligencia artificial renovaron los interrogantes de la filosofía de la mente que ahora, además de preguntarse por la mente humana, se pregunta, también, por la mente artificial, y qué problemas éticos y filosóficos se desprenden de esta nueva relación entre una «conciencia natural» y una «conciencia artificial».

Filosofía de la mente
La filosofía de la mente agrupa un amplio conjunto de teorías y problemáticas en relación a la mente, la conciencia y los procesos mentales

Principales problemas de la filosofía de la mente.

Problema mente-cuerpo.

Se llama problema mente-cuerpo al amplio conjunto de cuestiones que tienen como objeto de estudio la relación entre los contenidos intelectuales de la mente y los procesos físicos del cuerpo. El problema filosófico principal de este vínculo radica en cómo comprender y explicar la mente y la naturaleza de los procesos mentales en relación al cuerpo, el cerebro y los proceso biofísicos que intervienen en la generación de los contenidos mentales.

El problema mente-cuerpo es, esencialmente, un problema ontológico, ya que se pregunta por la «esencia» o «naturaleza» de la mente, y si esta tiene una «sustancia propia» o, por el contrario, depende enteramente de los procesos físicos del cuerpo, especialmente, del cerebro. Frente a esta dicotomía, se erigen posturas dualistas, las cuales dividen a la mente y al cuerpo en dos sustancias independientes, y las posturas monistas, que establecen la existencia de una sola sustancia, ya sea mental, como el mentalismo, o física, como el materialismo. Así, el dualismo, en todas sus formas, sostiene que existe una distinción entre la sustancia mental y la sustancia material, otorgando una existencia propia a la mente, distinta de la materia física. Por el contrario, el monismo, en todas sus variantes, establece la realidad de una única sustancia, la cual puede ser o física o mental. De manera que, el fisicalismo o materialismo niega la existencia de una «sustancia mental» y postula sólo una sustancia material, mientras que el mentalismo o el idealismo postulan a la mente o conciencia subjetiva como única sustancia posible.

Históricamente, si bien esta problemática tuvo sus versiones antiguas como el caso del dualismo platónico, es durante la Modernidad, con el pensamiento del filósofo René Descartes, que el problema mente-cuerpo toma su forma más acabada. En sus Meditaciones metafísicas, Descartes postula un dualismo basado en una división ontológica entre mente y cuerpo, otorgando una primacía metafísica a la «mente» o «consciencia» por sobre la realidad material. Descartes llamó a la mente «sustancia pensante» y la identificó con el yo (ego cogito) y llamó al cuerpo «sustancia extensa», a la que describió como pasiva e informe. Así, el dualismo cartesiano establece el primer modelo metafísico frente al problema mente-cuerpo, basado en la idea de que la mente posee una sustancia propia y es independiente de los procesos físicos del cuerpo. A partir de entonces, dicho problema se convertiría en uno de los tópicos más profundos y controvertidos de la historia de la filosofía, en especial, de la filosofía de la mente.

El problema mente-cuerpo representa una de las cuestiones fundamentales de la filosofía de la mente

Monismo vs dualismo.

De las dos grandes posturas frente al problema mente-cuerpo, se desprenden diversas variantes tanto del monismo como del dualismo. A continuación, expondremos sus diferencias y características principales:

Tipos de monismo
  • Materialismo: También llamado fisicalismo, postula que sólo existe una sustancia física que explica los procesos mentales: el cuerpo y el cerebro. El monismo materialista niega que la mente posea una sustancia propia, «metafísica» o «sobrenatural» y subordina la generación de los procesos mentales al cuerpo. De esta manera, el materialismo monista postula un determinismo del cuerpo sobre la mente, donde los contenidos mentales son causados por los procesos neurológicos del cerebro. Por esta razón, el fisicalismo también es llamado monismo neurológico, ya que postula al cerebro como el órgano que se identifica con la mente. Esta postura es conocida con el nombre de «teoría de la identidad mente-cuerpo» o «mente-cerebro», ya que identifica a la mente con el cerebro físico, entendiéndolas como una sola sustancia. A raíz de estos planteos fiscalistas, se desprenden, a su vez, dos posturas divergentes: Por un lado, el reduccionismo, que postula una reducción de la mente a los procesos físicos, cuya postura más extrema se conoce como eliminativismo, ya que busca eliminar toda definición «no-física» de la mente y los procesos mentales. Por otro lado, el emergentismo parte de un fisicalismo más moderado y establece que la mente emerge de los procesos cerebrales pero no se identifica totalmente con ella. El emergentismo otorga cierta entidad a los contenidos mentales que el reduccionismo niega categóricamente.
  • Idealismo: A diferencia del materialismo, el idealismo es una postura monista que, en lugar de establecer la primacía del cuerpo sobre la mente, postula a la mente, la consciencia o la subjetividad como el factor dominante del binomio mente-cuerpo. El idealismo postula un monismo metafísico, en el cual, la «sustancia real» no es el «cuerpo» ni el «mundo físico», sino la mente abstracta y la subjetividad pensante. Al igual que el fisicalismo, existen diversas posturas de idealismo, algunas más extremas que otras: Por ejemplo, el idealismo trascendental de Immanuel Kant postula que no podemos percibir la «cosa en sí», es decir, la realidad tal cual es, sino que percibimos el mundo según nuestra propia subjetividad, la cual funciona como un «filtro» de la realidad material. Otras formas más extremas de idealismo pueden derivar en un solipsismo, que niega radicalmente la existencia de un mundo por fuera de la conciencia del yo y la subjetividad individual, y el mentalismo o panpsiquismo, que postula que todo es una proyección de la mente.
  • Panpsiquismo: También llamado mentalismo, es una forma especial de monismo que establece que «todo es mente», de pan: «todo» y psiquismo: «mente» o «psiquis». Según esta postura, la mente o consciencia no es sólo una propiedad humana sino que está presente en todas las cosas, desde las rocas hasta toda otra forma de vida. Es una perspectiva monista, debido a que el panpsiquismo niega la realidad material y postula que es una «proyección» o «percepción» de la mente, la cual es inmanente y trascendente a todo el universo y representa la única sustancia de las cosas.
  • Monismo neutral: También conocido como monismo intermedio, es una variante monista que postula que tanto la mente como la materia son aspectos que derivan de una sustancia común, la cual se considera «neutral», ya que no es ni mental ni material. Uno de los principales representantes de esta doctrina fue Baruch Spinoza, quién cuestionó el dualismo cartesiano y en su lugar propuso que todo está hecho de una misma sustancia divina que es Dios, de la cual conocemos sus dos expresiones: la extensión (materia) y el pensamiento (mente). Así, tanto la mente como la materia son manifestaciones de un sistema panteísta, donde la esencia divina de Dios es la única «sustancia real», más allá de lo mental o lo material.
Panpsiquismo
Según el panpsiquismo, «todo es mente», la conciencia está presente en todo el universo y la materia es una proyección o extensión de la mente universal
Tipos de dualismo
  • Dualismo de sustancias: También conocido como dualismo cartesiano, es aquel que sostiene la existencia de dos sustancias: mental y física. Ambas sustancias son cualitativamente distintas, por lo que la mente posee una esencia y existencia propia independiente de la sustancia física y material. El dualismo de sustancias se establece a nivel ontológico, ya que postula que esta división de esencias cualitativamente distintas, se produce en el orden del ser y la realidad misma.
  • Dualismo de propiedades: A diferencia del dualismo de sustancias, el dualismo de propiedades no es a nivel ontológico, sino que la dualidad se plantea en la esfera de los atributos o propiedades de las cosas. Según esta vertiente dualista, existe una sustancia material, pero la mente no es totalmente reductible a la materia, sino que ambas poseen atributos y propiedades distintas que las diferencian entre sí. El dualismo de propiedades plantea un interaccionismo entre la mente y el cuerpo, en donde existe una relación entre ambas, irreductible la una a la otra.
  • Dualismo de predicados: Es un tipo de dualismo que se expresa al nivel del lenguaje. A diferencia de las sustancias o propiedades, el dualismo de predicados no se da ni a nivel ontológico, ni en las propiedades de las cosas, sino en el lenguaje. Según esta vertiente, existen «predicados mentales», es decir, que se refieren a la mente y sus propias características, los cuales son irreductibles a los «predicados del cuerpo», lo que se dice acerca de la materia y el mundo físico. Ambas formas de predicación implican y contienen conceptos distintos, los cuales son irreductibles a una u otra realidad, ya sea mental o material.
Dualismo
Las posturas materialistas niegan la existencia de una sustancia mental, mientras que las idealistas afirman la realidad independiente de la mente sobre el cuerpo

Problema de las otras mentes.

Se llama problema de las otras mentes, al planteo iniciado por los escépticos que postula un conjunto de interrogantes y aporías en relación a la posibilidad de conocer «la mente de los otros». Según este planteo, a la hora de intentar probar fehacientemente la existencia de «otras mentes» no encontramos pruebas suficientes para corroborar que existan otras subjetividades, más allá de la evidencia de la propia mente. Debido a que no tenemos una certeza directa de la existencia de las otras mentes, este problema plantea que, si bien podemos observar el comportamiento de las otras personas, no podemos «observar la mente», es decir, no accedemos a una prueba empírica de su existencia, sólo tenemos la certeza de nuestra propia consciencia subjetiva, de manera tal que no podemos afirmar a ciencia cierta la existencia de «otras mentes». Este problema supone la posibilidad de que el comportamiento de las demás personas sea autómata, lo que se conoce también con el nombre de «zombie filosófico», según el cual las personas se comportan y se mueven de forma automática, sin tener una conciencia propia que sea capaz de experimentar y generar tales comportamientos.

Problema difícil de la conciencia.

Este problema fue planteado por el filósofo australiano David Chalmers y consiste en formular una pregunta fundamental acerca de la mente: ¿Cómo es posible la experiencia subjetiva consciente y cómo se explican las experiencias mentales personales? Chalmers llamó «problema difícil» a la dificultad de probar científicamente la experiencia subjetiva y personal de la conciencia, la cual es intransferible e irreductible a meros procesos físicos. Por el contrario, Chalmers llamó «problemas fáciles de la conciencia» a todos aquellos fenómenos mentales que pueden ser explicados mediante posturas mecanicistas y materialistas, es decir, a través de procesos que explican la causalidad mental de forma «neutral» o «general» como el procesamiento de información, los estados mentales, la atención y la capacidad de discriminar. Sin embargo, el problema difícil de la conciencia supera las explicaciones mecanicistas y generalistas, ya que son insuficientes para explicar la experiencia subjetiva de la conciencia. En última instancia, el problema radica en la dificultad de explicar experiencias que son únicas e intransferibles, a las que Chalmers llamó «qualia», como el color, el sabor, el placer y el dolor, la imagen y la percepción personal del mundo.

Problema difícil de la conciencia
El problema difícil de la conciencia se pregunta cómo es posible la experiencia subjetiva de la mente

Problema de la identidad personal.

Se llama problema de la identidad personal al conjunto de cuestiones referentes a cómo concebimos la idea de la identidad, y de qué manera sostenemos que una persona es «idéntica a sí misma» a través del tiempo. Esto problema involucra a gran parte de la filosofía y se extiende más allá de la filosofía de la mente hacia temáticas propias de la filosofía del tiempo y la filosofía del espacio, cuyas problemáticas se vinculan con el problema de la identidad personal. En relación al tiempo, el problema se basa en cómo explicar la identidad de una persona a través del paso del tiempo, qué es aquello que «persiste» al cambio, y por qué creemos que una persona «es la misma», más allá del paso del tiempo y las experiencias. En relación al espacio, el problema se plantea a partir del interrogante de la continuidad corporal, tanto en el espacio físico como en el cuerpo individual, la pregunta es si es posible que el cuerpo sea garantía de la identidad, por ser «aquello que permanece a través del tiempo».

Desde esta perspectiva se erigen posturas a favor del cuerpo como indicador de la identidad personal, pero también en contra, alegando que el cuerpo físico cambia con el tiempo y las células se renuevan al pasar los años. Razón por la cual, existe un gran numero de posturas que plantean a la identidad personal desde un concepto «no-físico», a partir de la «mente», «alma» o «conciencia», es decir, desde la existencia de una naturaleza metafísica interior, la cual es «idéntica a sí misma» y trasciende, de alguna manera, los límites del espacio y el tiempo. A esta vertiente pertenecen las diversas teorías del yo, la más representativa es la del cogito cartesiano, que postuló al yo (ego) como el fundamento metafísico de la subjetividad. Luego, otras vertientes, como la teoría de la identidad personal, desarrollaron la relación entre memoria y yo, y la narrativa personal como procesos de formación de la identidad, mediante la construcción de una conciencia narrativa, en la que intervienen las experiencias y la memoria.

Identidad
El problema de la identidad personal representa una de las cuestiones más complejas de la psicología y la filosofía de la mente

Problema entre determinismo y libre albedrío.

Se conoce como problema del determinismo y el libre albedrío al conjunto de cuestiones que involucran la relación entre la idea de libertad y libre arbitrio en contraste con el determinismo como postura que afirma que «todo está predeterminado por algún tipo de orden», ya sea cósmico, natural o metafísico. El problema de base radica en que el pensamiento determinista niega la posibilidad de la existencia de la libertad, y por ende, del libre albedrío (libertad individual), esto implica que la idea de una consciencia personal «libre» y capaz de «decidir» voluntariamente es falsa, ya que todos sus actos y decisiones están determinadas por algún «orden superior». En el marco de la filosofía de la mente, este problema repercute en las ideas respecto de si la mente es capaz de tener una libertad propia o, por el contrario, sus procesos, pensamientos y acciones están determinadas por el cerebro, el cuerpo, la sociedad o el lenguaje. Se llama incompatibilismo a la postura que afirma la contradicción entre determinismo y libre albedrío, el determinismo niega el libre arbitrio y viceversa, mientras que el compatibilismo es una postura que busca desarrollar argumentos que muestren las posibles relaciones compatibles entre las ideas deterministas y el libre albedrío.

El problema entre determinismo y libre albedrío es uno de los más grandes desafíos de la filosofía de la mente

Teorías de la filosofía de la mente.

  • Funcionalismo: El funcionalismo es una teoría que postula que los estados mentales son funcionales, es decir, que se organizan como sistemas que funcionan orgánicamente. En este sentido, el funcionalismo se basa en una concepción materialista de los procesos mentales, ya que concibe a la funcionalidad como propia de los procesos físicos de la naturaleza y el cuerpo.
  • Cognitivismo: El cognitivismo es una teoría psicológica propia de la psicología cognitiva, la cual consiste en el estudio de la cognición, es decir, el conocimiento y cómo se producen y establecen los procesos intelectuales como el aprendizaje, la memoria y el razonamiento.
  • Conexionismo: El conexionismo es un conjunto de teorías orientadas a explicar la mente y los procesos cognitivos a partir de conexiones e interconexiones, tanto neuronales a nivel cerebral, como conceptuales a nivel mental.
  • Fenomenología: La fenomenología es una teoría filosófica que se postula como el estudio de los «fenómenos de la conciencia», indaga acerca de la intencionalidad, la voluntad y las representaciones mentales que se aparecen a la conciencia como «fenómenos mentales».
  • Representacionalismo: El representacionalismo es una teoría de la mente que postula que los fenómenos físicos y sensoriales tienen un correlato mental que es su representación, una elaboración mental del fenómeno percibido por los sentidos. La superveniencia es el concepto que explica como una experiencia sensorial superviene y se convierte en representación mental. Existe el representacionalismo fuerte, que identifica a la representación directamente con el objeto, y el débil que involucra una construcción más subjetiva de la representación.
  • Epifenomenalismo: Es una teoría materialista de la mente que parte de la idea de que los contenidos mentales son un epifenómeno del cerebro, es decir, la mente y los pensamientos son generados únicamente por la acción neuronal del cerebro.
  • Panexperientialismo: A diferencia del panpsiquismo, el panexperiencialismo parte de la idea de que «todo es experiencia», es decir, que la mente y los contenidos mentales se generan a partir de la experiencia. Es una versión del panpsiquismo que intenta integrar el empirismo como modelo de conocimiento.
  • Behaviorismo: Del inglés «behevior»: «conducta». El behaviorismo, también llamado conductismo, parte de la idea de que lo único observable y medible científicamente es la conducta humana. Por lo que rechaza todo tipo de mentalismo o cognitivismo por no basarse en pruebas empíricas.
  • Holismo: Del griego «holos»: «todo». El holismo es una teoría de la mente que postula que la conciencia es una totalidad compuesta de múltiples partes que funcionan como un todo orgánico y sistémico, que integra tanto al cuerpo como a la mente.

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Aci, E. M. (13 de octubre de 2023). Definición de filosofía de la mente. Características, principales problemas, teorías y campos de estudio. Definicion.com. https://definicion.com/filosofia-de-la-mente/