La teodicea es un concepto filosófico-teológico creado por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz que consiste en un estudio racional de la existencia del Ser Supremo (Dios). El término se compone de los vocablos griegos theos (dios) y diké (justicia), «justificación de Dios», y fue utilizado por primera vez en su libro Ensayo sobre Teodicea. Acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, publicado en 1710. Tal como señala el subtítulo, la Teodicea se postula como una filosofía teológica que busca justificar racionalmente la existencia de Dios como ente supremo, la libertad del hombre y su relación con el problema del mal en el mundo.

La teodicea forma parte de la Filosofía de la religión y está estrechamente ligada a la teología, aunque se diferencia de ella en un aspecto fundamental: la teodicea consiste en una argumentación racional de la existencia y la naturaleza de Dios como ser supremo y divino, mientras que la teología, además de la razón, se apoya sobre la fe para desarrollar su concepto de Dios y la naturaleza divina. La teodicea se vincula, también, con la teología natural, la cual se corresponde con las argumentaciones racionales de la teología revelada.

Específicamente, la teodicea se presenta como una apología de Dios, es decir, una justificación racional y definitiva de la suprema bondad de Dios sobre el problema del mal. En este sentido, Leibniz se pregunta por una problemática de raíz fundamental: Si Dios es bondadoso ¿Cómo es posible el mal en el mundo? A partir de este interrogante, Leibniz busca demostrar argumentativamente la suprema bondad de Dios. Así, la teodicea intenta demostrar que Dios es bueno y el mal existe independientemente de Dios, pues es el libre albedrío humano que, en definitiva, determina la existencia del bien o del mal según sus libres acciones.

Como filosofía de la religión, la teodicea de Leibniz trata sobre temáticas religiosas propias de la doctrina cristiana entre las que se destaca el momento de la Creación de Adán y Eva, el libre albedrío y el surgimiento del pecado original. A partir de estas consideraciones, la teodicea representa el desarrollo de una historia que empieza con la caída del hombre a través del pecado, el origen del mal en el mundo, y su posterior redención en Cristo y la salvación por la Gracia Divina.

No debe confundirse el término teodicea con teofanía, mientras la primera trata sobre un estudio racional acerca de la divinidad, la teofanía consiste en una revelación divina repentina, es decir, una intuición inmediata de un conocimiento divino que llega al sujeto a través de un medio místico, como la visión o la revelación.

Leibniz
A partir del concepto acuñado por Leibniz, el término teodicea se utiliza para referirse a toda argumentación acerca de la suprema divinidad de Dios y el origen del mal

Una ciencia de Dios.

La teodicea se basa en la idea de la posibilidad del entendimiento humano de conocer la perfección de Dios, y busca demostrar racionalmente esta correspondencia entre la razón humana y la naturaleza perfecta de lo divino. De esta manera, Leibniz intenta demostrar que Dios representa la perfecta razón de todas las cosas y la perfección más completa de la razón universal. Mientras el hombre posee una pequeña porción de esta perfección, Dios representa la perfección total, absoluta y definitiva. Sin embargo, es posible entender a Dios mediante el pensamiento humano, siguiendo las leyes argumentativas que llevan a demostrar la perfección de lo divino.

El Dios supremo de Leibniz presenta tres categorías principales que lo convierten en el ser superior por excelencia: Omnisciencia (que todo lo sabe), Omnipotencia (que todo lo puede) y Omnibenevolencia (que es absolutamente bueno). En este sentido, puede entenderse a la teodicea como una ciencia de la perfección de Dios.

Argumentos a favor de la existencia de Dios.

Existen varios argumentos que intentan probar racionalmente la existencia de un ser supremo y divino (Dios), estos argumentos fueron esgrimidos por diversas corrientes filosóficas a lo largo de la historia de la filosofía de la religión y se agrupan en tres tipos:

  • Argumento cosmológico: Consiste en inferir la existencia de Dios a partir de concebir a un ente divino como garantía de la existencia del universo. Según esta línea argumentativa, Dios se postula como necesario para que el mundo y su movimiento tengan un sentido y una explicación. Una de las razones más conocidas es el argumento de la causalidad planteado por Aristóteles en la Metafísica, según el cual, para encontrar la causa de todas las cosas, debemos hallar un tipo de causa especial que no tenga ella misma otra causa, con el fin de evitar la reducción al infinito. Así, Aristóteles postuló a Dios como el «primer motor inmóvil», ya que mueve al mundo sin que este sea movido por otra causa.
  • Argumento ontológico: Consiste en probar la existencia de Dios a partir de un concepto a priori que permite inferir su realidad de su perfección. Fue esgrimido por el filósofo y teólogo medieval San Anselmo de Aosta, quién buscó probar racionalmente la existencia de Dios alegando que es el ser real por excelencia. Dios es un ser perfecto y realísimo, y por ende, su existencia está probada. En pocas palabras, el argumento consta de lo siguiente: Si Dios es perfecto, entonces debe existir, ya que de no existir no sería perfecto, por lo tanto, podemos inferir la existencia de Dios a partir de su perfección.
  • Argumento teleológico: También llamado físico-teleológico, consiste en intentar probar la existencia de Dios a partir de suponer que el universo presenta un diseño inteligente, el cual, según este argumento, debió ser creado por una entidad divina inteligente capaz de diseñar el universo con todas sus leyes y razones. De esta manera, a partir de la hipótesis de que el universo está hecho según un orden inteligente se infiere que es necesaria la existencia de una causa inteligente que haya creado el mundo tal como es.

El famoso argumento conocido como la apuesta de Pascal, desarrolló una vía distinta para justificar la existencia de Dios, basada en la idea de que la prueba de la existencia divina depende del azar y que, ante la pregunta por la existencia o no existencia del ente supremo, es mejor apostar por su existencia, debido a que, por más pequeña que sea la probabilidad de su realidad, esta se recompensa con la mayor de las ganancias: la gloria eterna de lo divino. En pocas palabras, el argumento de Pascal se concentra en destacar que, frente a la duda por la existencia de Dios, «el no ya lo tenemos», de manera que debemos apostar a un sí, por más que su probabilidad sea ínfima.

Dios
El problema de la existencia de Dios como Ser Supremo se presenta en el centro de los debates acerca de posturas como el deísmo, el ateísmo y el agnosticismo

Teodicea entre fe y razón.

El contexto en el que Leibniz escribe su Teodicea está signado por los debates entre fe y razón. El progresivo crecimiento de la Ilustración y el desarrollo de las ciencias provocó un avance de las filosofías racionalistas, las cuales establecían fuertes críticas al dogmatismo religioso de la Iglesia y exigían una explicación racional y fundada de las creencias religiosas. Es a partir de esta distinción que Leibniz se propone resolver racionalmente el problema de la existencia de Dios. Así, en la Teodicea le dedica un capítulo entero a esta temática: Discurso sobre la conformidad de la fe con la razón, en el cual Leibniz argumenta que no existe contradicción alguna entre ambos términos y que el ardor de la fe debe unirse a la luz de la razón. En palabras de Leibniz: «es preciso que las perfecciones del entendimiento completen las de la voluntad». En su discurso, habla de una «Razón Suprema», según la cual Dios representa la razón más perfecta de las cosas, y manifiesta que para poder amar a Dios es preciso conocer sus atributos y perfecciones. De esta manera, Leibniz unifica el entendimiento y la fe en un sólo concepto: el de la perfección divina.

Revelación
Además de la fe y la razón como vías para conocer a Dios, los místicos hablan de una tercera vía que permite acceder al conocimiento de lo divino: la revelación

El problema del mal.

Se conoce como «problema del mal» a la contradicción entre la existencia de un Dios benevolente y la existencia del mal en el mundo. La teodicea tiene como principal objetivo resolver esta aparente contradicción. Para esto, se sirve de conceptos clave como el libre albedrío, para justificar que el mal es producto del uso irresponsable que la humanidad hace de su libertad, y que debe, a partir del pecado original, atravesar un camino de purificación y reconexión con su naturaleza divina perdida. Argumentando que todo lo que Dios hace es perfecto, Leibniz justifica la existencia del mal como parte del plan perfecto que Dios tiene para la humanidad. El mal es, entonces, un momento necesario en la razón perfecta de Dios, y del destino del hombre hacia su salvación. Leibniz alega que Dios es absolutamente benévolo y capaz de resolver el problema del mal, pues es todopoderoso y omnibenevolente, sin embargo, es la libertad humana la que ha generado el mal, por lo que, de la misma manera que originó el pecado, la humanidad debe rectificar su alma mediante el ejercicio de su propio libre arbitrio.

La querella acerca del problema del mal y la contradicción con la existencia de un Dios benévolo responde a un tiempo mucho más antiguo al momento histórico en el que Leibniz desarrolla su Teodicea. Ya durante el helenismo, en la época clásica, la cuestión del mal fue abordada en la famosa paradoja de Epicuro, la cual expone un argumento en contra de la posibilidad de un Dios benévolo y todopoderoso. El trilema de Epicuro, buscaba demostrar por tres vías distintas la imposibilidad de un Dios benevolente contraponiéndolo con la realidad del mal. A este tipo de argumentación se la conoce también bajo los nombres de: argumento del mal innecesario, argumento del mal lógico o argumento del mal evidencial. Es frente a esta crítica argumentativa que Leibniz aboga en defensa de Dios y elabora una contraargumentación en la Teodicea. Apelando al libre albedrío, Leibniz elimina el determinismo y la predestinación del mal como una creación de Dios. De modo que, Dios queda eximido del mal y es el hombre quien corrompe su inocencia en el mal uso de su libertad. Sin embargo, gracias a la Providencia divina, el alma humana tiene la posibilidad de redimirse de sus pecados y rectificar su destino.

pecado original
Según la teología cristiana el origen del mal se produce a partir de la desobediencia de Adán y Eva al probar del fruto prohibido

Mal moral y mal natural.

Existen dos tipos generales de males:

  • Mal moral: Aquél causado por el hombre de manera directa, del cual es moralmente responsable por sus acciones.
  • Mal natural: Es el mal que se deriva de los acontecimientos naturales y de los cuales la humanidad no tiene ninguna responsabilidad moral por su existencia.

En la teología cristiana, ambos tipos de males se derivan del pecado original, tanto el mal moral como el mal natural son causados por la caída del hombre. El cristianismo expresa que no sólo el mal moral es responsabilidad humana, sino también el mal natural, ya que en una versión anterior al pecado original los seres humanos no padecían sufrimiento ni dolor alguno, y ningún tipo de catástrofe los acechaba. Sin embargo, a partir del pecado y la expulsión del Paraíso, el hombre es víctima de la hostilidad de la naturaleza, indirectamente, por su pecado.

El mejor de los mundos posibles.

Esta frase, acuñada por Leibniz, expresa la idea de que la Creación de Dios es perfecta y que, según el autor, «vivimos en el mejor de los mundos posibles». Una vez justificado el mal en el mundo como responsabilidad del hombre, y probado la suprema bondad de Dios, Leibniz afirma la perfección del mundo y la Creación divina. La tesis del mejor de los mundos posibles, intenta eliminar definitivamente al problema del mal, alegando que Dios tuvo la posibilidad de crear infinitos universos, de los cuales eligió este mismo debido a que es la forma más perfecta de todos los mundos. Este optimismo metafísico de Leibniz sobre el mejor de los mundos posibles fue criticado por diversas posturas y autores allegados al pesimismo, quienes desarrollaron una versión menos optimista del mundo y el destino humano. Voltaire, en su obra Cándido (Candide), realiza una parodia de este concepto de «el mejor de los mundos posibles», en una burla teatral que intenta ridiculizar el optimismo absolutista de Leibniz.

Escatología cristiana.

Según la teología cristiana, a partir del pecado original el alma humana ha signado su camino a la expulsión del Paraíso, y a partir de entonces su destino se dirime entre el bien y el mal. Según sus acciones, la eternidad de su alma post mortem puede devenir en la vida eterna tanto en el Cielo, como recompensa, o en el Infierno, como castigo, atravesando el Purgatorio (lugar de purificación de las almas). La escatología cristiana (rama de la teología que versa sobre el destino último de la humanidad y el universo), nos habla de un Juicio Final: el Apocalipsis que anuncia la vuelta de Jesucristo a la Tierra, la cual terminaría por establecer la justicia divina en el Universo y acabaría con la lucha entre el bien y el mal definitivamente.

Apocalipsis
El Apocalipsis cristiano anuncia la vuelta de Jesucristo a la Tierra

Otras versiones de la teodicea.

Teodiceas cristianas.

Luego de Leibniz, el término teodicea comenzó a utilizarse para hablar de toda justificación y explicación acerca de la existencia de Dios y la naturaleza divina, la cual existió muchos años antes de la creación del concepto leibniziano de teodicea. En el siglo II d. C., el filósofo y teólogo Ireneo, desarrolló una justificación de Dios, conocida como la teodicea irenaica, la cual busca resolver el problema del mal alegando que el ser humano es un ser incompleto en proceso de desarrollo hacia la perfección de Dios, y que el mal es un momento necesario de tal proceso. Luego, el filósofo medieval San Agustín, también desarrolló toda una teología natural para probar la existencia de Dios, sus divinos atributos y justificar el origen del mal en el libre albedrío. Otro filósofo medieval, San Anselmo, desarrolló el llamado argumento ontológico para demostrar la existencia metafísica de Dios.

Resurrección y Ascensión de Cristo
La resurrección y posterior ascensión de Cristo a los Cielos significa, para la teología cristiana, la confirmación de la fe de Dios en la salvación de la humanidad

Teologías y tradiciones religiosas.

Más allá del cristianismo existen teodiceas de otras religiones y culturas, las cuales también han desarrollado explicaciones filosóficas acerca del origen del mal y la naturaleza de Dios, y se derivan de conceptos de la divinidad muy diversos, los cuales pueden dividirse en cuatro categorías principales:

  • Monoteísmo: Consiste en una doctrina religiosa que afirma la existencia de un solo Dios creador de universo y la humanidad, el cual es, en la mayoría de los casos, todopoderoso y omnibenevolente. En esta categoría entran las teodiceas del cristianismo, el judaísmo o el islamismo.
  • Dualismo: Consiste en una doctrina religiosa que afirma la existencia de dos dioses o divinidades, como representantes del Bien y el Mal, la luz y la oscuridad, las cuales luchan en contradicción por el reinado del universo. El dualismo religioso suele presentar una deidad benigna, bondadosa con la humanidad, y otra deidad maligna, responsable del caos, el dolor y el sufrimiento. En esta categoría entran el maniqueísmo, el zoroastrismo y el gnosticismo.
  • Politeísmo: Consiste en una doctrina religiosa la cual posee múltiples dioses, cada uno con su característica divina particular. En esta categoría entran la mitología griega, la religión egipcia, el hinduismo, entre otras.
  • Panteísmo: De pan (todo) y theos (dios), «todo es dios», consiste en concebir que Dios es inmanente al universo, es decir, el panteísmo concibe a Dios como la totalidad de las cosas, donde la divinidad está presente en toda la manifestación de la naturaleza y el cosmos, desde lo más microscópico hasta la totalidad del macrocosmos. El Panenteísmo, coincide con el panteísmo en que Dios es inmanente al universo, pero agrega la idea de que Dios no se limita meramente a su inmanencia con el universo, sino que también es trascendente a él, es decir, «Dios es todo el universo y más que el universo». En el panenteísmo Dios es inmanente y trascendente al cosmos.
Politeísmo
Los dioses politeístas suelen presentar rasgos tanto benévolos como malévolos, a diferencia del dios cristiano, los dioses griegos eran temperamentales, pasionales y vengativos

La teodicea oriental.

Las teologías de la filosofía oriental como el budismo y el hinduismo, intentan explicar el origen del mal a través de los conceptos del karma y la reencarnación, las cuales representan el soporte filosófico para explicar el mal en el mundo, el origen del sufrimiento humano y su erradicación. El misticismo oriental nos habla del Samsara, la rueda de renacimiento y muerte, el ciclo de renacimientos que experimenta el alma como consecuencia de las malas acciones (karma), las cuales dan como resultado la reencarnación del alma en un nuevo cuerpo, y la imposibilidad de salir de la Rueda del Samsara. Para las filosofías orientales, el mundo material y el cuerpo carnal representan la prisión del alma, por lo que salir del Samsara significa experimentar la liberación (moksha), la cual también puede alcanzarse mediante la iluminación (nirvana) y la sabiduría (dharma) como la práctica espiritual que corrige las malas acciones y permite al alma liberarse de la reencarnación.

Luego, ciertas doctrinas esotéricas occidentales como la teosofía o la antroposofía retomaron estos conceptos de la filosofía oriental y hablaron de una filosofía perenne, es decir, una espiritualidad antiquísima y eterna que transmite un conocimiento inmutable y universal sobre la naturaleza divina y la inmortalidad del alma.

Filosofía oriental
En las tradiciones orientales el mal suele estar asociado al cuerpo como la cárcel del alma

La teodicea en la filosofía contemporánea.

En tiempos contemporáneos, el concepto de teodicea toma formas muy diversas, entre las cuales podemos destacar el existencialismo religioso del filósofo danés Soren Kierkegaard, quien desarrolló un concepto del pecado y el mal basado en la angustia y el vacío existencial intrínseco al ser humano, quien debe reconectarse con Dios a través de su más libre individualidad para superar la angustia existencial que le provoca la separación con lo divino.

Por otro lado, el pragmatismo religioso de William James busca enfatizar la razón práctica de las creencias religiosas, desarrollando un concepto de que la fe y la idea de Dios en nuestras vidas debe servir de algo, debe ser útil para la vida humana.

A mediados del siglo XX, el filósofo y teólogo inglés John Hick estudió al detalle las teodiceas de filósofos antiguos como Ireneo y Orígenes y apoyó su visión de la Creación incompleta, en la cual el ser humano atraviesa una etapa de desarrollo hacia la perfección divina, en donde el sufrimiento y el mal serían una etapa necesaria del crecimiento espiritual humano, y argumentó que la Creación muestra las más óptimas condiciones para el desarrollo de este objetivo.

Alvin Plantinga, teólogo norteamericano, planteó una defensa del libre albedrío en la cual busca justificar la suprema bondad de Dios y resolver el problema del mal, alegando que el mejor de los mundos posibles incluía la creación de un ser humano con libre arbitrio, el cual podría elegir el mal. En su visión, Dios, aún siendo benévolo, eligió crear un mundo donde existe la maldad, con el fin de que se desarrolle la bondad moral a partir de seres morales libres.

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Aci, E. M. (5 de junio de 2023). Definición de teodicea. Significado, origen, teología y filosofía. Definicion.com. https://definicion.com/teodicea/