El argumento ontológico es un razonamiento lógico-filosófico a favor de la existencia de Dios. Es ontológico, ya que intenta probar el «ser» de la «entidad divina», es un razonamiento orientado a fundamentar y demostrar la existencia del «Ente Supremo», a partir de su esencia o concepto. La primera versión de este argumento fue elaborada por el filósofo medieval Anselmo de Canterbury, en su obra Proslogion (s. XII), en la cual se propuso dar una razón definitiva que resuelva el problema de la existencia de Dios.

En líneas generales, el argumento consiste en una deducción: se infiere la existencia de Dios a partir de la idea de Dios, de la siguiente manera: Anselmo define a Dios como «Aquello de lo cual nada más grande puede ser pensado». La idea de Dios es la idea más grande y perfecta que puede pensarse, e incluso existe en el pensamiento de alguien que niega la existencia de Dios (ateo). De esta manera, Anselmo supone que si Dios existe en la mente, y representa «la idea más perfecta que podemos pensar», entonces, necesariamente, Dios existe en la realidad, ya que de lo contrario no sería «lo más grande que puede pensarse» sino que existiría algo mayor, como esto último es imposible, debido a que nada es mayor que Dios, entonces «Dios existe».

El argumento ontológico es clasificado como un razonamiento a priori, es decir, que supone que la conclusión ya está contenida en las premisas, y extrae su verdad a partir de la veracidad de las mismas. El argumento parte de un axioma que establece la «perfección de Dios». Así, se busca probar la existencia de Dios a partir de su perfección, argumentando que: si Dios es un ser perfecto, entonces, por necesidad lógica, debe existir, ya que si no existiera, su perfección no sería completa. Al fin, la existencia del Ser Supremo se extrae a partir de la idea de su perfección.

El argumento ontológico se enmarca en el ámbito de la teología, la ontología y la filosofía de la religión, y responde a cuestiones vinculadas con la compatibilidad entre fe y razón (fideísmo y racionalismo), la posibilidad de fundamentar racionalmente los postulados teológicos, y la problemática frente a las críticas del escepticismo y el ateísmo en relación a la posibilidad de probar la existencia de Dios.

Dios
El argumento ontológico intenta responder al problema de la existencia de Dios

Índice de temas

Argumento ontológico en la filosofía medieval

Argumento ontológico en la filosofía moderna

Versiones a favor del argumento ontológico

Argumento ontológico en la filosofía medieval.

El argumento ontológico surge en un contexto en el cual la filosofía medieval alcanza su etapa escolástica (s. XII), período en el que comienzan a destacarse las problemáticas de la teología natural y la metafísica en relación a los límites entre filosofía y religión. La escolástica medieval se caracterizó por intentar incorporar los planteamientos de la filosofía en el marco de la teología cristiana, en donde el problema de la existencia de Dios, se convirtió en uno de los tópicos fundamentales y más controversiales de la época. A partir de este contexto, surgen las primeras argumentaciones racionales a favor de la existencia de Dios, sus objeciones y debates.

El Proslogion de San Anselmo.

Anselmo de Canterbury, en su obra Proslogion, ofrece la primera versión del argumento ontológico. En esta obra, Anselmo busca revelar la forma en que a él se le hizo evidente la idea de Dios y la prueba de su existencia. Su argumento encuentra un fundamento metafísico en el realismo platónico, según el cual «las ideas son entes reales y perfectos». Así, Anselmo postula que la existencia de Dios se deduce de la idea de su perfección. A partir de aquí, Anselmo busca demostrar esta idea mediante la reductio ad absurdum (reducción al absurdo) de las ideas de un ateo. Anselmo simula una conversación con un ateo, al que él llama «necio», con el fin de refutar la negación de la existencia de Dios llevando al absurdo la postura del ateo, de la siguiente manera: Anselmo define a Dios como «aquello de lo cual nada más grande puede ser pensado», y arguye que el ateo, aún negando la existencia de Dios, es capaz de entender este concepto, Dios también existe dentro de la mente del ateo. De esta manera, demuestra que la postura del «necio» es absurda, pues se contradice a sí misma. Por ende, Anselmo considera que el argumento ontológico concluye con la prueba de que «Dios existe».

La figura del «necio» representa la postura de un ateo que niega la existencia de Dios y es el adversario dialéctico contra el cual Anselmo elabora el argumento ontológico

Críticas y objeciones: La Isla perdida de Guanilo.

Guanilo de Marmoutiers presentó una serie de objeciones y refutaciones a las ideas planteadas por Anselmo en el Proslogion. A modo de ejercicio dialéctico, Guanilo se pone a favor del «necio», e intenta defender su postura a partir de un conjunto de críticas al razonamiento anselmiano. En primer lugar, cuestiona la «idea de Dios en la mente», alegando que en la mente también se puede pensar todo lo que es falso, dudoso o confuso, y no por eso lo falso realmente existe. Luego, Guanilo critica el «paso a la realidad» que Anselmo realiza en el argumento, alegando que, por más que la idea de Dios exista en el entendimiento, no es razón suficiente para afirmarlo en la realidad. Para demostrar esto, Guanilo plantea la objeción de la isla, que consiste en imaginar una isla imposible de encontrar, llamada la «Isla Perdida», de la cual se dice que es la mejor y más maravillosa isla de todas. Guanilo objeta diciendo que, si alguien le hablara de esta «isla suprema», él sería perfectamente capaz de entender el concepto de «isla perfecta», sin embargo, no por entenderla estaría probada su existencia, sino que necesitaría de una prueba mayor para corroborar que verdaderamente la isla existe. De la misma forma errónea, Guanilo señala que Anselmo intenta probar la existencia de Dios.

Tomás de Aquino, en su obra Suma teológica, se pregunta si la idea de Dios es o no evidente por sí misma, como lo supone Anselmo. Según Tomás, la idea de que «Dios existe» es, en efecto, evidente y verdadera por sí misma, pero a diferencia de Anselmo, Tomás niega que sea evidente para los seres humanos, debido a que nuestro razonamiento limitado no nos permite saber en qué consiste tal evidencia de Dios. Por esta razón, Tomas concluye que no podemos afirmar la existencia de Dios mediante el evidencialismo ontológico de Anselmo. Para reflejar esta distinción, Tomás se remite a los principios lógicos y matemáticos, los cuales son evidentes por sí mismos ya que es imposible pensar en su contrario. Esto es válido para los principios, pero no para la idea de Dios, ya que de él sí es posible pensar en su contrario o su negación, como en el caso del ateo.

Isla de Guanilo
La isla de Guanilo representó una de las objeciones más fuertes al argumento ontológico de Anselmo

Argumento ontológico en la filosofía moderna.

Versiones a favor del argumento ontológico.

El Dios necesario de Descartes.

Descartes, iniciador del pensamiento moderno, postuló su propia versión del argumento ontológico. En su obra Meditaciones metafísicas, argumenta que la idea de Dios es una idea evidente del pensamiento. El concepto de Dios se presenta a la mente como una noción clara y distinta. Según el criterio de verdad cartesiano, esto implica que todo concepto que se presente a la mente con claridad y distinción, será considerado indubitable y evidente por sí mismo: «Dios existe porque es evidente en mi pensamiento». Así, el evidencialismo de Descartes presenta un procedimiento similar al Proslogion, al asociar la existencia de Dios como atributo propio de su esencia. Mediante un silogismo categórico, Descartes infiere la existencia de Dios por necesidad metafísica. Así, la existencia de Dios ya está contenida en su concepto, como el concepto del triángulo está contenido en la idea de la magnitud de los tres ángulos que lo componen.

El Dios cartesiano es un Ser necesario y autoevidente, y representa la piedra angular que le permite fundamentar metafísicamente al ego cogito. Descartes define al yo como una sustancia pensante, una «cosa que piensa» que tiene ideas metafísicas en su mente (lo perfecto, lo infinito, Dios). Así, Descartes se pregunta ¿De dónde provienen aquellas ideas que no puedo extraer de la experiencia, como la perfección, el infinito, lo divino? ¿Quién sino Dios puso estas ideas en mí? Para Descartes, Dios es la causa metafísica de la existencia del cogito, la sustancia pensante limitada (yo), es creada por una Sustancia Pensante Absoluta (Dios).

Dios cartesiano
El Dios cartesiano representa el soporte metafísico para fundamentar la teoría del ego cogito

El argumento modal de Leibniz.

Leibniz elabora un argumento ontológico modal que se diferencia de las formulaciones cartesianas. Según Leibniz, el criterio de verdad de claridad y distinción es insuficiente para dar una prueba lógica de la existencia de Dios, y reemplaza el criterio cartesiano por el principio de no-contradicción. Leibniz intenta probar que es posible la existencia de un ser perfectísimo, sin embargo, su argumento no es esencialista, sino posibilista. Se lo considera la primera versión de un argumento modal, ya que intenta demostrar la «posibilidad lógica» de la idea de Dios. En este intento de establecer un Dios absoluto y perfecto, Leibniz se percata de que existe un problema lógico entre la necesidad y la contingencia, ya que si parte de la perfección de Dios como principio de razón suficiente para explicar la causalidad del mundo, entonces «todos los sucesos contingentes son necesarios», y esto incurre en una contradicción. Por lo que, para superar la prueba de contingencia, Leibniz desarrolla una metafísica modal, basada en la teoría de análisis infinito, según la cual es posible concebir la negación de postulados necesarios sin incurrir en la contradicción. En este caso, se podría afirmar la perfección absoluta de Dios y, al mismo tiempo, la contingencia del mundo, sin que ambos términos se opongan necesariamente.

Leibniz fue un filósofo que dedicó grandes esfuerzos a realizar una demostración racional de la existencia de Dios. En dos de sus obras (Monadología y Teodicea), buscó superar la contradicción aparente entre ser contingente y ser perfecto, es decir, entre la idea de Dios como un «ser supremamente perfecto», con la existencia del mundo contingente. Para Leibniz, la contingencia del mundo es una «decisión de Dios», y Dios es un ser perfecto, por lo que este mundo es perfecto tal como Dios lo ha creado, Leibniz lo llamó «El mejor de los mundos posibles» . En la Teodicea, Leibniz justifica el problema del mal en el mundo a partir del libre albedrío, conservando así la idea de Dios como un «ente perfectísimo».

Argumento modal
La metafísica modal de Leibniz inaugura una nueva línea de pensamiento a partir de la cual surgirían versiones posibilistas de la idea de Dios

El panteísmo de Spinoza.

En su obra Ética demostrada según el orden geométrico, Spinoza postula un panteísmo en donde Dios y la realidad son una sola y misma sustancia. Spinoza define a Dios como una sustancia compuesta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia divina y eterna de Dios y todas son necesariamente existentes. Así, el Dios de Spinoza existe por necesidad metafísica dentro del sistema panteísta ordenado según un orden geométrico perfecto y determinado.

La apuesta de Pascal.

Frente al problema del agnosticismo y el desafío ateo que plantea la negación de la existencia de Dios, Blaise Pascal propone un argumento en el cual abandona la vía lógica para postular que la existencia de Dios responde a una cuestión de azar. Por lo que, frente a la duda de la existencia de un «Ser supremamente bueno y perfecto», es más conveniente apostar por su existencia que por su negación, ya que de ser cierta, la ganancia sería la gracia divina.

El problema de la existencia de Dios ha sido objeto de amplios debates y posturas durante la filosofía moderna

Críticas al argumento ontológico.

La objeción de Hume.

En el marco de la discusión entre empirismo y racionalismo, David Hume fue un férreo defensor del empirismo y cuestionó el modelo racionalista según el cual las ideas de la razón son consideradas reales en sí mismas. Hume descartó la posibilidad de hacer afirmaciones acerca de la realidad sin tener una experiencia empírica. Por lo que es imposible afirmar a priori la existencia de Dios.

Kant, Crítica de la razón pura.

En su obra Crítica de la razón pura, Immanuel Kant ofrece un análisis del argumento ontológico y lo clasifica como un argumento a priori. Según Kant, es un razonamiento inválido debido a que realiza un «salto ontológico» que la razón humana no puede dar sin comprobación empírica. Para Kant, resulta inválido pasar del pensamiento a la existencia, que una cosa exista en la mente no es razón suficiente para comprobar su existencia en la realidad. La objeción de Kant consiste en cuestionar la idea de la existencia como predicado, la esencia no implica la existencia, el verbo «ser» no es un predicado real sino la designación de un determinado ente. Sin embargo, para dar objetividad a los conceptos de razón (Dios, yo, mundo), Kant recurre a la idea de la deducción trascendental, según la cual estas ideas son legítimas en el pensamiento, más no en la experiencia.

Kant señala que el argumento cosmológico, al igual que el argumento teleológico, resultan de un procedimiento similar, pero a diferencia del ontológico, ambos parten de un argumento a posteriori. Tanto la idea de una causa que explique el origen del universo a partir de un «ser divino» (cosmológico), como la suposición de que existe un diseño inteligente en la naturaleza creado por una entidad divina inteligente (teleológico), incurren en el llamado «salto ontológico» que Kant invalida en el argumento de Anselmo y Descartes.

Dios
Según Kant, Dios es un concepto válido para la razón pero no tenemos conocimiento suficiente para afirmar su existencia en el mundo

El argumento ontológico en el pensamiento contemporáneo.

En el marco de los debates acerca de la posibilidad de dar una justificación racional como prueba de la existencia de Dios, el pensamiento contemporáneo se ha diversificado en múltiples posturas que involucran corrientes relacionadas principalmente con la lógica modal, la epistemología y la filosofía analítica, entre otras, las cuales han elaborado nuevas versiones, tanto a favor como en contra, del argumento ontológico:

Argumento modal ontológico.

Se conoce como argumento ontológico modal a la versión que busca probar la posibilidad de la existencia de Dios a partir de dar una justificación lógica no directamente de la propia existencia del Ser Supremo, sino de su posibilidad. La lógica modal trabaja con los valores de posibilidad y necesidad, a partir de argumentaciones que permitan pensar en la «posibilidad lógica» de una idea. Así, las versiones modales del argumento ontológico se diferencian de la postura clásica de Anselmo ya que intentan evitar concebir la existencia como un predicado, y buscan desarrollar versiones orientadas hacia probar la posibilidad de la idea de Dios. Ya Leibniz se había percatado de que, antes de justificar la existencia lógica de un «Ente Supremo», primero había que poder dar razones lógicas de la idea de Dios, en primer lugar, había que probar lógicamente la idea, y luego, su existencia. Desde Leibniz en adelante, la argumentación modal cambió la pregunta ¿Dios existe? por ¿Es posible la idea de Dios?

Lógica modal
La lógica modal es un área en la cual el argumento ontológico ha sido estudiado desde diversas posturas

Versiones del argumento modal.

El matemático y teórico Kurt Gödel elaboró un argumento lógicamente válido para probar, mediante la argumentación modal, la existencia de Dios. Gödel definió a Dios como la suma de todos los aspectos «positivos», sin tener ningún aspecto «negativo». A partir de 6 axiomas, Gödel ofrece un razonamiento deductivamente válido para probar que la idea de Dios es consistente.

Norman Malcolm y Charles Hartshorne proporcionaron un análisis del argumento original de Anselmo, del que extrajeron dos versiones: una esencialista clásica que identifica a la existencia como predicado, y la otra basada en la lógica de la modalidad. Para ambos, la segunda formulación de Anselmo ofrece una prueba modal ontológica. Hartshorne desarrolló la versión modal del argumento anselmiano, reformulándolo a partir de la siguiente disyunción: «La existencia de Dios es absolutamente necesaria o, de lo contrario, imposible». Así, si fuera posible la inexistencia de Dios, esta, entonces, debería ser necesaria. Sin embargo, como no es necesario que Dios no exista, por lo tanto: Dios es posible.

Alvin Plantinga defendió la tesis esencialista del argumento ontológico clásico argumentando que si se considera racional la premisa central: «Dios existe en la mente como idea perfecta», entonces puede considerarse válida la conclusión: «Dios existe en la realidad». Plantinga cuestionó las versiones modales de Malcolm y Hartshorne, y formuló un argumento a partir de una teoría de mundos posibles, según la cual existen «realidades abstractas alternativas» que integran, no lo que es, sino «todo lo que pudo haber sido». Según esta teoría, si es posible pensar un ser que tenga una «máxima grandeza», entonces este ser existe necesariamente en algún mundo posible. Así, el argumento neoclásico ontológico de Plantinga apunta a respaldar la versión original del argumento de Anselmo en los términos de la lógica modal.

La teoría del realismo modal, propuesta por David Lewis, consiste en afirmar que todo posible mundo es real y todos los mundos posibles son igual de reales y existentes que el nuestro (pluralismo modal). El concepto de «mundo» implica su realidad, por ende, a partir del realismo modal, el problema de la existencia de Dios queda resulto ya que existen diversos mundos posibles en los cuales «Dios existe».

Modal
Los argumentos modales se orientan a demostrar la «posibilidad» de la existencia de Dios

La jungla de Meinong.

Se llama Jungla de Meinong al conjunto de entidades inexistentes creadas por el autor Alexius Meinong, un lugar imposible donde habitan seres que van más allá de los alcances de cualquier pensamiento lógico. La intención de Meinong consiste en crear toda una ontología imposible, de seres y objetos irreales, para expresar lo que se conoce como la Teoría de los objetos no existentes. En la jungla de Meinong, habitan cuadrados redondos, unicornios, el actual rey de Francia, etc. Seres que son imposibles de concebir lógicamente, pero que, sin embargo, podemos «pronunciarlos». La teoría de Meinong expresa que si es posible pronunciar una idea ilógica, es porque, de alguna manera y en algún sentido, esta debe existir. De lo contrario, sería imposible siquiera poder pronunciarlas y hablar de ellas. Así, la paradoja de Meinong da justo con el problema de considerar a los predicados como entidades definitivas.

En este sentido, Bertrand Russell realiza una crítica al estilo kantiano acerca de la imposibilidad de considerar a los predicados como esencias, argumentando que no puede considerarse a la existencia como un predicado. Si bien, el uso cotidiano del lenguaje nos permite afirmar cosas inexistentes con total coherencia, esto no significa que por ello tales «cosas» existan en la realidad, cuando hablamos de un «unicornio» o «el actual rey de Francia», tales predicados no designan una existencia en sí misma, pues no se corresponden con la realidad. Así, Russell rechaza el argumento ontológico por considerarlo un equívoco en relación a la comprensión de los límites del lenguaje, donde no necesariamente todas las predicaciones descriptivas incluyen una declaración existencial, pues no todos los predicados se corresponden con la realidad. Para ilustrarlo, Russell plantea el siguiente silogismo:

  • Los hombres existen.
  • Papa Noel es un hombre.
  • Por ende: Papa Noel existe.

Según este procedimiento deductivo, Papá Noel aparenta existir, sin embargo es meramente un predicado aparente que no demuestra fehacientemente la existencia de Papá Noel. De la misma forma, Russell señala que el argumento ontológico de Anselmo busca probar la existencia de Dios.

La jungla de Meinong
El paradójico mundo de Meinong refleja el problema lingüístico que encierra el argumento ontológico

Citar este artículo

Aci, E. M. (30 de julio de 2023). Definición de argumento ontológico. Características, historia, ideas principales, autores y versiones. Definicion.com. https://definicion.com/argumento-ontologico/