La palabra sobriedad, del latín sobriĕtas, alude a la cualidad de algo de ser sobrio o sobria. Esta noción tiene, a su vez, diferentes acepciones. En primer lugar, se emplea para describir personas u objetos que no tienen ornamentos superfluos, excesivos. Es una forma de indicar que algo es moderado, mesurado o frugal, incluso.

Por otra parte, sobriedad se aprovecha para hablar de alguien que no se encuentra bajo los efectos del alcohol. En este sentido, es un concepto que se opone a ebriedad (a estar ebrio o ebria).

En latín, este vocablo se empleaba para señalar la moderación de un sujeto no solo en su relación con la bebida, sino también en otros aspectos de su vida.

Sobriedad y bebidas alcohólicas
La sobriedad se vincula fundamentalmente a la no ingesta de alcohol.

Desde la religión.

Desde un plano vinculado con la moral religiosa y con los valores, la sobriedad es una virtud en tanto en cuanto supone que un individuo puede discriminar entre aquello que es excesivo e innecesario y lo que no. No es solo saber reconocer esta diferencia, sino que el aspecto más importante es optar por aquello que es necesario, sin ser excesivo y desmesurado.

Entre estas elecciones se encuentra por ejemplo el uso del dinero. Quien conduce su vida con sobriedad y prudencia va a optar por no derrochar ni despilfarrar dinero; por el contrario, va a tratar de utilizarlo de forma adecuada, medida.

Esta regulación no se asocia únicamente a nuestro uso del dinero: puede aplicarse también para la comida o los elementos que adquirimos. Es un valor destacado para religiones como el cristianismo, ya que permite ver que la persona controla sus impulsos y no cede frente a los placeres como un fin en sí mismo.

Por último, esto puede vincularse de igual modo al propio comportamiento humano: alguien sobrio se maneja con templanza y con calma. Como se observa, la sobriedad en estos casos se contrapone a dejarse llevar por los sentidos.

Su vínculo con la moda.

En el mundo de la moda existen múltiples estilos, lo que permite explorar las diferentes opciones que se pueden elegir y adoptar. Entre estos, está la posibilidad de tener un estilo sobrio, es decir, poco recargado, con escasos elementos y moderado.

Estilo sobrio
Un estilo sobrio se relaciona con pocos accesorios y colores poco llamativos.

La sobriedad en la moda está asociada con la sencillez y la elegancia: es una de las formas que más fácilmente puede adaptarse a numerosos ambientes, contextos y lugares, y es práctico en distintos momentos del día.

Usualmente, se vincula al blanco, al negro y al gris con los tonos más sobrios en una paleta de colores. Sin embargo, los tonos tierra también pueden incluirse aquí. Más que colores específicos, lo sobrio tiene que ver con piezas de vestir que presentan líneas sencillas, sin superposiciones y simples.

Esto significa que pueden lucirse el rojo o el verde pero en sus variantes menos intensas (es decir, optar por tonos menos saturados: los más saturados están en su punto máximo de intensidad y luminosidad).

Lo sobrio se asocia, incluso, con aquello más natural, que no destaca por tener variedades cromáticas o estampados brillantes y llamativos.

A su vez, cabe destacar que lo sobrio se ha vinculado socialmente con la discreción, con aquello que no necesariamente busca generar un gran impacto frente a terceros. Sin embargo, hay que reconocer que un estilo sobrio con piezas combinadas cuidadosamente puede ser llamativo y protagonista.

Otra característica del estilo sobrio en la moda es que no es uno muy cargado de accesorios. Es una tendencia de cierto modo minimalista, que es más bien funcional y se restringe en muchas ocasiones a accesorios muy básicos y elementales.

Palet de colores
Los colores claros también se consideran parte de un estilo sobrio, ya que pueden constituir un estilo discreto.

Su relación con el alcohol.

Cuando se habla de los hábitos de una persona en relación con las bebidas alcohólicas, el término sobriedad se utiliza para señalar la ausencia de tal consumo.

La conexión de la sociedad con el alcohol no es un asunto reciente ni novedoso. Se estima que el consumo de alcohol inició hace al menos diez mil años. Esto está vinculado con las prácticas de agricultura: tras recolectar todos los alimentos disponibles, se almacenaban algunos para conservarlos a largo plazo.

Una de las formas de almacenar y evitar que un comestible se deteriore es la fermentación. Mediante esta técnica, algunos de los componentes de los alimentos (como el azúcar) se transforman en alcohol. Esto hace que su consumo produzca los efectos que vinculamos con estar bajo un estado de ebriedad leve o más alto.

Las diferentes comunidades a lo largo de la historia han tenido dioses vinculados con este aspecto:

  • En Babilonia, hace al menos tres mil años antes de Cristo ya se consumían grandes cantidades de cerveza y de vino. Según investigaciones y excavaciones realizadas, se encontraron entre 20 y 25 variedades de cada una de estas bebidas
  • En China, alrededor de cinco mil años antes de Cristo, ya se consumía vino, aunque se estima que tal práctica tenía al menos dos mil años más
  • En la Antigua Grecia, uno de los dioses más populares era Dionisio, dios del vino
  • En la Antigua Roma, por otra parte, el dios del vino, del campo y la agricultura era Baco

El consumo de alcohol estuvo, durante mucho tiempo, relacionado con las celebraciones, los festejos e, incluso, con celebraciones religiosas. De este modo, el uso de bebidas alcohólicas siempre tuvo, de trasfondo, un encuadre social de encuentro, reunión y celebración.

Sin embargo, su consumo en exceso puede ser problemático: esto se denomina alcoholismo. Es importante destacar que el alcoholismo está identificado como una enfermedad, y no como un mero vicio o hábito de una persona. Produce efectos en su cuerpo, en su salud mental, física y en los vínculos con la familia, amigos y terceros.

Sobriedad y alcoholismo
La sobriedad es una instancia necesaria para quienes transitan una enfermedad vinculada con excesos en la ingesta de alcohol.

Las formas de tratamiento de esta enfermedad consisten en, a través de diferentes tipos de terapias y procedimientos, ayudar a la persona a alcanzar un estado de sobriedad. En las primeras etapas, este proceso es complejo debido a que esta patología supone una habituación del cuerpo a la ingesta frecuente de alcohol.

Por tal motivo, la desintoxicación es un primer paso. A su vez, es esencial que el profesional que asiste en este procedimiento (al igual que la familia que acompaña) pueda ayudar a lidiar con las consecuencias de la abstinencia.

Además de tratar de ayudar al sujeto a estar sobrio, se intentará trabajar, en la medida en que sea posible, sobre las causas o eventos por los cuales la ingesta de alcohol comenzó a incrementarse. En numerosas situaciones, al factor ambiental se le añaden predisposiciones genéticas. Del mismo modo, problemas en el entorno familiar o laboral y la presión social (sobre todo en el caso de los más jóvenes) son algunas causas de esta enfermedad.

La sobriedad, en una persona que está recuperándose del alcoholismo o en tratamiento, no es una meta que se alcanza una vez que se ha dejado el alcohol. ¿Qué significa esto? Que quienes han sufrido una adicción tienen posibilidades de, a futuro, recaer en ella. Lo importante y lo más difícil simultáneamente es poder sostener a largo plazo la sobriedad y entender que las recaídas son también parte de su proceso.

En todo el mundo existen organizaciones como Alcohólicos Anónimos: uno de sus ejes es ayudar a que cada día que se pasa sin recaer en la bebida sea un logro para la persona. De este modo, es más posible sostener la sobriedad en el tiempo y estar preparados frente a las recaídas.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (27 de octubre de 2022). Definición de sobriedad. Usos, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/sobriedad/