Inclusión es el nombre con el que se describe la posibilidad de que cada persona y grupo social, dentro de una comunidad, pueda participar, desde un sentido de pertenencia, y más allá de las diferencias.

Es una manera de desarrollar la tolerancia, de ejercitar la integración de todo el cuerpo social y de permitir mayor equidad para todos.

La palabra proviene del latín inclusio, es decir, la acción de poner algo dentro de otra cosa.

Características.

Algunos de los rasgos de la inclusión son los siguientes:

  • Permite construir posibilidades y oportunidades para todos los miembros de un grupo social o de una comunidad;
  • Al construir una sociedad inclusiva, se habilitan diferentes formas de representatividad, donde las distintas formas de pensar y de ser tienen espacio para manifestarse;
  • Se fortalece la democracia y se potencia la participación de la ciudadanía, ya que se incluyen distintas realidades sociales, culturales, económicas, entre otras;
  • Se reduce el estigma social frente a aquello desconocido, o frente a problemáticas hasta ese momento ignoradas, ya que permite escuchar las vivencias de los propios miembros, contadas por ellos mismos.

De este modo, la inclusión posibilita que se reduzca la desigualdad, que se fortalezca la empatía y la sensibilidad cultural y social por los demás.

Escucha y sensibilidad
El desarrollo de la inclusión social permite hacernos sensibles a las problemáticas de otra persona.

Tipos.

Para poder diferenciar las formas de inclusión, podemos considerarla en función de los distintos espacios sociales que las personas habitamos. Un ejemplo de esto es la inclusión educativa

Desde las instituciones encargadas de enseñar y de brindar una educación de calidad a todos sus miembros, fomentar la inclusión permite nivelar la enseñanza de los alumnos y poder ejercer el derecho a la educación que todos tenemos. 

La participación activa de los alumnos es fundamental, así como el desarrollo del compañerismo y el respeto del grupo, pero no son el único elemento relevante. 

La atención a las particularidades y problemáticas de quienes enfrentan dificultades a diario también debe trabajarse. Muchos alumnos provienen de contextos de pobreza económica, por ejemplo, o de ámbitos donde, por ser minorías (como los migrantes), el acceso a la educación encuentra brechas con otros alumnos de la misma edad. 

Otro ámbito de inclusión, quizás uno de lo más novedosos, es la inclusión digital. En el marco de una sociedad globalizada, y atravesada por lo tecnológico, la posibilidad de acceder al universo digital es, en cierto modo, un elemento básico e indispensable para desarrollarnos en nuestra vida diaria.

Inclusión digital
El acceso a la tecnología debe ser una oportunidad que todas las personas de una sociedad deben tener.

Hoy, la mayor parte de los trabajos cuentan con tecnología que ayuda a mejorar el desempeño; las escuelas, también, cuentan con espacios destinados a la computación y al desarrollo de tecnologías educativas. Finalmente, la vida diaria, los quehaceres, el pago de servicios y muchas otras actividades están atravesadas por la tecnología.

Reducir la brecha digital permite, entre otras cuestiones, que todos podamos acceder a más información. De este modo, se eliminan las barreras entre los diferentes grupos sociales, fundamentalmente entre las diferentes generaciones.

Otra forma de inclusión es la inclusión laboral. En este ámbito, el objetivo es poder permitir las mismas oportunidades a los diferentes miembros del grupo social, más allá de las limitaciones, el género, los orígenes, una discapacidad, entre otros factores.

Fortalecer la diversidad en los ámbitos laborales es, también, otro elemento esencial. Debe poder respetarse a todos los trabajadores, deben contar con las herramientas de trabajo esenciales, deben poder contar con espacios de capacitación y esto debe ser igualitario para todos.

La inclusión laboral tiene, como consecuencia, la inclusión financiera, y la posibilidad de que esa persona se desarrolle económicamente, que pueda acceder a un mejor nivel de vida y a otras oportunidades laborales a futuro.

Inclusión financiera
La inclusión financiera permite que las personas se desarrollen y construyan, a futuro, nuevas posibilidades económicas.

La inclusión financiera, finalmente, es otra forma de integración en el grupo social. La promoción de conocimiento sobre finanzas, sobre cómo reducir las desigualdades económicas en la sociedad y sobre cómo acceder a mejoras en la microeconomía es esencial para el desarrollo económico de una región y un país.

Entre los elementos esenciales para este progreso financiero encontramos, en primer lugar, la educación, el acceso a materiales y herramientas que nos permitan capacitarnos. De este modo, es posible aprender a administrar los ingresos que tengamos, más allá de qué tan grandes o pequeños sean, para determinar prioridades, crear estrategias para organizarnos mejor y poder planificar, a futuro, y acceder a nuevas posibilidades.

Su importancia.

Más allá de los distintos tipos de inclusión, en líneas generales, sus bases son la equidad, la tolerancia, la empatía y el respeto por el otro.Su práctica es esencial dentro de una sociedad, y es importante poder fomentarla desde los espacios de socialización más tempranos, como la escuela o el club.

De este modo, se transforma en una herramienta que se incorpora junto con valores como la igualdad, y ayuda a detectar más rápidamente situaciones de falta de igualdad.

La inclusión como derecho humano.

Considerar a la inclusión como uno entre otros derechos humanos ayuda a brindarle el espacio y la relevancia que tiene que tener. Esto permite reconocerlo como una de las maneras mediante las cuales las personas adquieren dignidad, respeto y acceso a opciones. 

Si se limita el derecho a la adaptación social, por ejemplo, a la inclusión en el deporte, en el trabajo, en los medios de comunicación o en la educación, se destruyen posibilidades de ayudar a que todo el cuerpo social progrese. 

Si se la considera un derecho, se puede hacer hincapié, además, en elaborar políticas y legislaciones que amparen este derecho. Así es como, a lo largo de los años, se ha incluido a diferentes grupos y colectivos excluidos históricamente. Veamos a continuación dos ejemplos.

Como derecho humano
La inclusión, como un derecho humano, permite que todos accedan a posibilidades y oportunidades.

Un ejemplo es con el cupo laboral: esto regula que, en los espacios de trabajo, deba haber al menos un mínimo número de personas que pertenezcan a un grupo minorizado y al que se le asegura, de este modo, el derecho a trabajar. 

Es común que esto ocurra con, por ejemplo, personas que viven con una discapacidad (lo que fuerza a las empresas a acondicionar los espacios de trabajo) o a quienes pertenecen a la comunidad LGTBIQ+, y que históricamente han vivido discriminación y estigmatización.

Otro ejemplo es el matrimonio igualitario. Su legislación en muchos países del mundo permitió que quienes vivieran en parejas homosexuales pudiesen adquirir los mismos derechos y responsabilidades que las parejas tradicionales, heterosexuales. 

De este modo, al casarse, son incluidos e incluidas en derechos como obra social o servicios de prestación de salud, a recibir una pensión si una de las dos partes fallece, a acceder a ciudadanías de otros países, a que las herencias o bienes puedan dividirse contemplando a su pareja como sujeto de derecho, y muchos otros ejemplos.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (27 de julio de 2023). Definición de inclusión. Rasgos, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/inclusion/