La palabra discapacidad, del término en latín capacĭtas, alude a una situación de limitación física, sensorial o mental que pone barreras en el acceso a las actividades cotidiana de una persona. Sin embargo, también tiene impacto en las demás esferas de su vida: en lo laboral, en lo social y en lo económico, por ejemplo. 

El concepto, como tal, encuentra su raíz en capacidad, cuyo significado en latín es habilidad o destreza (es decir, es la cualidad de ser capaz). El prefijo dis- señala una oposición o una negación: de este modo, discapacidad se utilizaría para describir a alguien que no posee una habilidad o destreza en algo.

El término es, en la actualidad, objeto de profundos debates y replanteos:

  • ¿cómo nombrar a quienes cuentan con una discapacidad?
  • ¿es un término peyorativo?
  • ¿cómo pensar alternativas de inclusión?

La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) es un tratado firmado en 2006 para poder reconocer, con un marco jurídico claro, los derechos de quienes viven con una discapacidad. Con tal firma, los países que adhirieron se comprometieron con promover políticas de inclusión, proteger a este grupo social y con garantizar que tales derechos se respeten.

Este es un documento bisagra del siglo XXI, ya que es la primera vez que se le da estatus de ley a políticas para quienes viven con una discapacidad, ya sea física, intelectual o sensorial. Este tratado, además, logra instaurar el uso del concepto «persona con discapacidad», en lugar de hablar de discapacitado o discapacitada:

  • En primer lugar, permite poner en el centro de la definición al ser humano: se ratifica, de esta forma, que aquellos que viven con una discapacidad son, ante todo, personas, sujetos de derecho a quienes les corresponde vivir una vida plena.
  • En segundo término, propone una alternativa más adecuada a la noción de discapacitado o discapacitada. Así, quita del centro a la discapacidad como aquello que determina todos los aspectos de la vida de alguien. Se abre, de cierta manera, la chance a que un sujeto con discapacidad pueda trabajar en su presente, crear vínculos con otros individuos, socializar, acceder a un empleo, formar una familia: es decir, habitar el universo social tal y como puede hacerlo cualquiera.
Inclusión
La discapacidad puede modificar la vida diaria, pero eso no debe limitar la posibilidad de hacer actividades.

Modelos de discapacidad: historia.

Si se hace un recorrido por la historia, la percepción de las sociedades respecto de la discapacidad ha ido modificándose. A grandes rasgos, hacia la Edad Media, la consideración social respecto de quienes convivían con una discapacidad era cruel. Se los apartaba, se los marginaba y se les atribuían incluso poderes, lo que los hacía peligrosos a los ojos de la comunidad. La conjunción entre atribuciones supersticiosas, el profundo rechazo y marginación social y la condena a la reclusión eran elementos recurrentes.

Esto no es exclusivo de aquella época (data de mucho antes), y ha variado hasta la actualidad. Las consideraciones respecto de cómo un modelo cambia respecto de otro tiene que ver, primero, con la perspectiva desde la cual se analizan dichos modelos o períodos. Aquí esbozaremos brevemente algunos de ellos.

La perspectiva de la prescindencia.

La prescindencia se relaciona con la acción de prescindir de algo; en este caso, de alguien, ya que hablamos de gente. Nos marca, entonces, una perspectiva desde la cual se aparta, se rechaza y se aleja a quienes viven con una discapacidad. 

Este paradigma puede rastrearse hasta la antigüedad, donde la discapacidad era leída desde una mirada excluyente. La razón de esta exclusión se vinculaba con un contexto religioso, en el que nacer de esta manera suponía un castigo de los dioses y que, por ende, esas vidas no tenían derecho a existir y evolucionar. 

Discapacidad y exclusión
La perspectiva de la prescindencia excluía a quienes vivían con una discapacidad.

Esta mirada contiene, dentro de sí, dos modelos más:

  • El modelo eugenésico: cuando alguna diversidad era detectada desde el nacimiento, una práctica común para sortear este castigo divino era recurrir al infanticidio.
  • El modelo de marginación: la construcción de establecimientos donde recluir a quienes contaban con una discapacidad fue, también, otra práctica extendida durante muchos años.

La perspectiva rehabilitadora.

Otra perspectiva histórica es la rehabilitadora. En esta, el foco está puesto en el sujeto que presenta una discapacidad, pero se enfatiza en el hecho en sí de tener una discapacidad. Es decir, ese individuo vive con una deficiencia, con una falla que hay que curar. Entonces, desde esta visión, uno de los objetivos era trabajar en la normalización de este ser. ¿Qué significa esto? Que se apuntaba a curar a la persona. 

Sin embargo, modelos como este contribuyen con la marginación en un doble movimiento:

  • Hasta que la persona no fuese curada, no sería considerada normal: esto excluye al individuo y lo aísla hasta tanto no esté completamente rehabilitado.
  • Anula la posibilidad de que el ser se piense más allá de su discapacidad, o a concebir su discapacidad como un aspecto más de su identidad.

Este modelo tuvo prevalencia durante el siglo XX. Es además el momento en el que poco a poco empiezan a reflexionarse en políticas que incluyan a este segmento de la población, a contemplar sus diversidades y a facilitar su inserción en el mundo social con mayor comodidad.

La perspectiva social.

La perspectiva social sobre la discapacidad es la más reciente, ya que tiene lugar alrededor de la década del «70. El planteo aquí es radicalmente distinto de los anteriores. La discapacidad ya no se concibe como una problemática que solo compete a la persona que la tiene: el entorno social, la sociedad a su alrededor, es también responsable de gran parte de las exclusión que ellos y ellas viven.

Sociedad y discapacidad
La sociedad, hoy, es considerada otro factor que contribuye con la exclusión.

Las opciones de trabajo para quienes cuentan con una discapacidad usualmente son menores por esta razón. Lo mismo ocurre con la posibilidad de transitar libremente por la calle, en el caso de una discapacidad motriz. No todos los espacios cuentan con transporte público preparado para alojar sillas de ruedas, por ejemplo, ni todas las calles de las ciudades cuentan con rampas. Estas barreras son algunas entre las múltiples con las que día a día las personas con discapacidad viven alrededor del mundo.

Tipos de discapacidad.

Existen diferentes clases de discapacidades que limitan o hacen más complejas ciertas actividades. Algunas de ellas son las siguientes:

  • Físicas o motoras: limitan parcial o completamente el uso pleno del cuerpo para realizar las actividades diarias. En ocasiones se necesita un profesional que asista, en otras requieren elementos externos como, por ejemplo, una silla de ruedas.
  • Sensoriales: pueden ser disminuciones en la capacidad de escuchar, ver u oír, por ejemplo. Por el estrecho vínculo que estos tres sentidos tienen con el uso pleno del lenguaje, se han formulado códigos lingüísticos con los cuales comunicarse:
    • El sistema Braille es para gente con ceguera; este es un sistema de puntos con relieves que se adapta a cada idioma y a cada alfabeto
    •  La lengua de señas permite, en cada lengua, la comunicación mediante signos y señas efectuados con las manos 

Cripwashing.

Un término que en la actualidad va cobrando relevancia en medios y redes sociales es el de cripwashing. Proveniente del inglés, el concepto se compone de crip, que se utiliza en ese idioma para decir lisiado.

Redes sociales
Las redes sociales son el ámbito donde el «cripwashing» suele tomar lugar.

Washing, por su parte, es un popular concepto vinculado con estrategias de marketing que, en pos de sumar visibilidad, publicidad y consumidores, simulan simpatizar con ciertos colectivos sociales vulnerados o marginados. Otros conceptos semejantes son:

  • Pinkwashing: estrategias para simular adherencia a problemáticas relacionadas con el colectivo LGTBIQ+
  • Greenwashing: estrategias orientadas a simular adhesión o compromiso con el medio ambiente
  • Purplewashing: estrategias orientadas a aparentar simpatía o adhesión con la igualdad de género y el feminismo

El cripwashing, entonces, supone estrategias que simulan compromiso con la inclusión, la accesibilidad y con políticas que benefician a personas con discapacidad. Se utiliza usualmente cuando alguien o una organización manifiesta públicamente su dolor o malestar respecto de las situaciones que viven quienes transitan el día a día con una discapacidad. 

Sin embargo, muchas veces estas posturas se evidencian únicamente en fechas especiales, y tras ese aniversario, el tema no vuelve a retomarse. Algunas propuestas con las que se intenta revertir estas situaciones es que quienes decidan adherir a la lucha por algún grupo vulnerado, se comprometa, desde el ámbito laboral, con políticas de inclusión. Se propone que no se discrimine en un puesto laboral a individuos con una discapacidad y que se fomenten capacitaciones internas respecto del tema, por ejemplo.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (19 de agosto de 2022). Definición de discapacidad. Historia, tipos y características. Definicion.com. https://definicion.com/discapacidad/