La conciencia social es la capacidad de las personas de identificar, reconocer y entender las problemáticas y necesidades de los demás individuos, de los miembros de su propia comunidad, sociedad, grupo o tribu.
Esta forma de la conciencia no contempla solamente asumir las relaciones que formamos y nuestros roles en distintos tipos de espacios en común. También nos hace ser analíticos, reflexivos y posicionarnos frente a los problemas que compartimos, comprendiendo que todo lo que afecta a cada integrante de la estructura social impacta directamente en el resto, tanto si es bueno como si es malo.
Etimológicamente, la expresión debe ser desmenuzada en dos para ser entendida.
Por un lado, conciencia es una palabra que viene del latín conscientia, cuyo significado es ser consciente del bien y del mal. Está constituida por el prefijo con-, que indica unión, todo, junto y el vocablo scientia, que es ciencia o cualidad del que sabe.
En tanto, social deriva del latín socialis y alude a aquello perteneciente a la comunidad de sujetos. Se compone de socius, que es compañero, y el sufijo –al, entendido como relativo a.
De este modo, podemos concluir que la conciencia social es todo lo que dice la expresión: la capacidad de ser conscientes de la experiencia del otro y de cómo esas experiencias transforman el tejido social en el que vivimos.
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Conciencia social y democracia.
La conciencia social es un elemento fundamental para la construcción de la vida comunitaria. Esto es así en todas las formas de gobierno, pero en las democracias especialmente, por su potencia transformadora.
Aunque los individuos tengan conciencia social en otras modalidades de gobierno, en una dictadura o en una monarquía esto no los llevará a ningún espacio con toma de decisiones. Sí, en cambio, puede ser de gran utilidad si alguien con conciencia social decide ayudar a los más desfavorecidos, generalmente arriesgando su vida.
Pero en democracia los ciudadanos votamos, elegimos, discutimos, nos reconocemos sujetos de derecho y vemos en los otros a sujetos de derecho. Esto hace que, bajo este tipo de régimen, la conciencia social sea un pilar. ¿Por qué? Porque votamos pensando en nosotros, pero también en nuestra comunidad, y luchamos por derechos que no solamente nos competen como individuos. Incluso, a veces poco tienen que ver con nosotros, pues no somos los destinatarios de todas las políticas de nuestro país.
A la vez, muchas dictaduras y procesos reorganizadores se han valido de la conciencia social de los habitantes de una nación para someterlos a través de promesas de mejora. Esto demuestra que, como tal, la conciencia social no es buena ni mala. Es simplemente una manera de entender la realidad. Que hagamos algo positivo o negativo con ese conocimiento ya depende de nosotros como individuos.
Sin embargo, aunque la conciencia social no sea buena por sí sola, sí resulta un primer paso fundamental para mirar alrededor, comprenderse parte de un contexto y un entorno, y saber que, en ocasiones, el propio bienestar se sostiene con el malestar de los demás. Esto se da en un contexto de clases sociales en el que siempre hay desfavorecidos, desempleados, gente sin ingresos que son parte de la pirámide que permite que otros vivan bien.
Conciencia social y marxismo.
La conciencia social o conciencia de clase es una de las claves dentro de los conceptos que definen al marxismo.
Estamos hablando de una noción que sigue siendo la definida hasta aquí pero que debe leerse por completo en clave marxista. En este sentido, la conciencia de clase es aquella que hace que un sector social (en este caso, la clase proletaria) se asuma a sí mismo como parte activa de un contexto histórico, completamente asociado al sitio que ocupa dentro de la historia social general.
Cuando aludimos a la historia desde esta perspectiva, la recogemos como la piensa el marxismo: como una historia de la lucha de clases. Una lucha de clases que se da entre grandes masas de oprimidos y masas mucho más pequeñas de opresores.
Lo que propone el marxismo, y para lo que la conciencia de clase es fundamental, es que el proletariado debe ser consciente de que es él mismo el que está produciendo la riqueza que hace mover el sistema en el que se inscribe.
No comprender esto es antónimo de la conciencia social y se le llama alienación. Por el contrario, entender esto vendría a ser el primer paso para imponerse a la otra clase y dejar de vivir en la opresión, pues es necesario que los trabajadores se reconozcan primero como una clase para poder luchar contra las ataduras promovidas por un sistema que es estructuralmente desigual.
Importancia de la conciencia social.
La conciencia social es muy importante para la modificación de conductas y estructuras que no son buenas para la vida comunitaria.
Si bien tener conciencia social se asocia mucho con cambiar conductas individuales, como no discriminar, ser conscientes de los privilegios que tenemos como individuos o no contaminar más de la cuenta, lo cierto es que va mucho más allá de eso.
No se trata solo de comprender que se deben modificar conductas, sino también estructuras. Por este motivo, la conciencia social suele traer aparejadas otras cuestiones: empatía, solidaridad, una perspectiva sobre la justicia social y los derechos humanos, entre otros.
La importancia de la conciencia social, por eso, radica en la capacidad que tiene para lograr la transformación. Los individuos con conciencia social son propensos a debatir sus ideas, incorporarlas a su existencia y abonar a un cambio profundo que mejore la vida de los que están a su alrededor.
Algunos ejemplos vigentes de las transformaciones impulsadas a partir de una conciencia social pueden ser la lucha por el medioambiente; la lucha feminista contra la violencia de género y los femicidios; la lucha por los derechos humanos a nivel internacional y los avances en materias de derechos del movimiento LGBTIQ+ en todo el mundo, entre otros.
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Krause, G. (23 de diciembre de 2022). Definición de conciencia social. Democracia, marxismo, importancia. Definicion.com. https://definicion.com/conciencia-social/
