La palabra soberanía tiene que ver con la libertad, la voluntad y la autoridad de los pueblos. Un pueblo soberano es aquel que tiene un rol fundamental en el sistema de gobierno de su país y que no admite imposiciones externas.

Etimológicamente, el término soberanía proviene del latín superanus y se refiere a la posesión de poder o autoridad por encima de todos los demás.

En un sistema de gobierno democrático la soberanía reside en las ciudadanas y los ciudadanos; dicho de otra manera, la autoridad de quienes gobiernan está basada en la voluntad del pueblo que los ha elegido.

Suele asociarse la idea de soberanía con la de independencia y el anticolonialismo. En este sentido, la concentración del poder militar y del poder económico a nivel mundial dificulta la defensa de la soberanía.

Como ejemplo, podríamos decir: «la ocupación británica de las Islas Malvinas atenta contra la soberanía argentina.»

El pueblo hace valer su soberanía.
En sistemas de gobierno democráticos el pueblo defiende y hace valer su soberanía.

Evolución de la idea de soberanía.

La idea de soberanía fue concebida en el siglo XVII, con la firma de los tratados de paz de Westfalia (1648), que declararon el fin de las guerras religiosas de los Treinta Años (en Europa Central) y de los Ochenta Años (entre España y los Países Bajos). Estos tratados supusieron la realización, por primera vez, de un congreso diplomático y dieron lugar a los conceptos de integridad territorial, soberanía nacional y al surgimiento del Estado nación como forma de organización política y social.

La idea de soberanía absoluta indica que ninguna autoridad externa puede imponerse a la voluntad de un país. En el siglo XX, a partir de las atrocidades ocurridas durante el nazismo, se cuestiona este concepto de soberanía absoluta.

Comienza a pensarse en la necesidad de una comunidad internacional que observe y establezca estándares internacionales a cuyo cumplimiento se comprometan los distintos países, en pos de garantizar la paz mundial. Así nacen las Naciones Unidas.

En este sentido, existen ciertas limitaciones externas a la mencionada soberanía nacional, pero se trata de compromisos aceptados voluntariamente por los pueblos, como por ejemplo, la defensa y el cumplimiento de los derechos humanos.

Es decir, los compromisos internacionales carecerían de validez a menos que recibieran la aceptación por parte del Estado soberano. Pero esto no debería significar que una nación sea completamente libre de hacer lo que le plazca. Como vimos, la soberanía absoluta ha sido invocada por gobiernos totalitarios que han cometido grandes atrocidades.

Como siempre, al hablar de organizaciones humanas y asuntos sociales y políticos se desprenden cuestiones complejas, y muchas veces es difícil definir una verdad absoluta y que las distintas partes lleguen a un acuerdo. Decimos que las naciones se comprometen, por ejemplo, a respetar los derechos fundamentales del ser humano, pero también podría suceder que, en pos de hacer valer esos derechos en determinado país, se justificara el ejercicio de la fuerza por parte de otros Estados contra el país en cuestión. ¿Hasta qué punto es válida la intervención? Todo esto tiene que ver con la cuestión de la soberanía.

Compromisos internacionales limitan la soberanía absoluta.
La soberanía absoluta de los países se ve limitada por compromisos internacionales asumidos voluntariamente.

Soberanía y derecho internacional.

A finales de la Edad Media y comienzos del Renacimiento, distintos legistas buscan el modo de reivindicar el poder de sus reyes y escapar a la supremacía que pretendía el Papa. Surge el absolutismo, una doctrina política según la cual el rey es el único capaz de dictar leyes y de gobernar sin limitaciones, puesto que se cree que su poder viene de Dios. Así, se logra anteponer la autoridad del rey por sobre la del Sumo Pontífice, y nace la idea de que no puede haber imposiciones externas.

Pero cuestiones políticas, sociales, económicas y militares fueron ejerciendo presión sobre la soberanía absoluta. En la actualidad, se sabe que los países no viven aislados unos de otros, sino que generan vínculos y comparten intereses.

La doctrina del derecho internacional ha limitado la definición del concepto de soberanía, cambiando el sentido de su fundamento: de la idea de plenitud de poder se pasó a la noción de soberanía como conjunto de poderes que son estrictamente necesarios para que el Estado cumpla sus funciones correctamente.

Algunos han sostenido que la soberanía alude a la capacidad de moverse libremente dentro de los límites determinados por el derecho internacional. En este sentido, se declara que la situación de los distintos Estados en la comunidad internacional debería ser análoga a la que los individuos tienen en la sociedad a la que pertenece (con libertades, derechos y deberes).

Así como entre los ciudadanos y ciudadanas las libertades no son absolutas, sino elásticas, en el caso de los países, la independencia de uno puede verse limitada por la de otros. También se dice que, del mismo modo que la libertad de un ser humano no puede impedir la de otro, la soberanía de un Estado no debería intentar suprimir la de otro.

Distintos organismos internacionales mencionan el concepto de soberanía. Las Naciones Unidas declaran que se respeta el principio de igualdad soberana de todos los países miembros. Por su parte, la Organización de los Estados Americanos (OEA) expresa que los Estados miembros forman parte de dicha organización para defender su soberanía, además de su integridad e independencia, en pos de garantizar la paz y la solidaridad entre ellos. Es decir, estos organismos internacionales declaran el respeto de la soberanía de los países pero en un marco de interdependencia, colaboración y aplicación del Derecho Internacional.

Así es como se han establecido diversas limitaciones a la soberanía exterior de los países. Por ejemplo si un país adquiriera una excesiva carga armamentística, países vecinos estarían en su derecho de solicitar explicaciones al respecto.

La soberanía alimentaria es el autoabastecimiento alimenticio.
La soberanía alimentaria es la capacidad de los países de autoabastecerse y producir sus propios alimentos sin depender de otros Estados.

Soberanía alimentaria.

Como vimos, el concepto de soberanía se asocia al de independencia y al de autonomía. Por eso, al hablar de soberanía alimentaria nos referimos a la capacidad que tienen los países de autoabastecerse en términos alimenticios, produciendo su propia comida sin depender de otros Estados.

A su vez, este término tiene que ver con el derecho del que gozan los ciudadanos y ciudadanas de un país de establecer sus propias políticas públicas dedicadas tanto a la producción de los alimentos, como a su distribución y consumo, favoreciendo el origen local y la producción de tipo pequeña y mediana.

El concepto de soberanía alimentaria fue acuñado por primera vez en el año 1996, durante la Cumbre Mundial de Alimentación de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Se indica que los seis pilares de la soberanía alimentaria son:

  • Los alimentos no son mercancías sino una necesidad básica de las personas, necesidad que debe estar en el centro de las políticas públicas.
  • Los proveedores locales de alimentos son muy valiosos y fundamentales para la sostenibilidad.
  • Es muy importante la cercanía física entre proveedores y consumidores, y el hecho de no depender de corporaciones internacionales.
  • El control en cuestiones alimentarias debe permanecer a nivel local. Los recursos naturales no deben ser privatizados.
  • Los conocimientos y habilidades tradicionales son fundamentales, deben ser aprendidos, desarrollados y difundidos.
  • La soberanía alimentaria siempre se encuentra en sintonía con la naturaleza. Aprovecha los recursos naturales, los respeta y favorece la regeneración de los mismos.

Citar este artículo

Lehrer, L. (16 de enero de 2022). Definición de soberanía. Su evolución, su aplicación en el derecho internacional y la soberanía alimentaria. Definicion.com. https://definicion.com/soberania/