Reciprocidad es el nombre de la correspondencia que existe entre una persona y otra, o un objeto y otro. Es, entonces, una forma de dar y recibir, o una suerte de equilibrio que se establece entre dos partes, ya sea para ayudarse mutuamente en la búsqueda de un beneficio mutuo, aunque también puede ser una forma de intercambio de favores.

El término proviene de reciprŏcus, del latín, que se empleaba para señalar cómo la acción o el sentimiento de una persona se correspondía con lo que otra persona también sentía.

Fundamentos.

La reciprocidad supone un proceso entre dos partes que mantienen un vínculo de correspondencia y de cooperación mutua. Si lo consideramos desde su perspectiva social, en el marco de los vínculos entre personas, esta característica permite que haya una contribución mutua entre esas dos personas, y que además se desarrollen otros valores como el compromiso recíproco, la empatía, el intercambio de favores y la gratitud.

Ayuda mutua
La cooperación mutua entre personas ayuda a que podamos contar con las demás personas frente a necesidades.

Cuando dos personas pueden sostener una relación basada en la solidaridad y la colaboración, es posible que esto se replique al resto del cuerpo social. De este modo, también puede servir para trabajar en el desarrollo de otras normas de comportamiento ético, gracias a las cuales se promueve el respeto mutuo y las redes de intercambio.

Si se considera a la reciprocidad desde sus elementos psicológicos, podemos destacar los siguientes:

  • Cuando una persona nos realiza un favor o nos ayuda, esto tiene un poderoso efecto en el cerebro: nos sentimos compelidos a tratar de devolver ese favor a la otra persona, como una forma de establecer un balance y de ser agradecidos con la otra parte.
  • En ocasiones, esta devolución de favores puede estar atravesada también por un sentimiento de obligación hacia la otra persona, como una compensación a la que nos sentimos obligados, y para devolver el favor.
  • Gracias a este vínculo, dos personas pueden construir una relación de cuidado mutuo, de negociación entre partes y de reconocimiento de esa interdependencia que se genera al ayudarse mutuamente.

Cabe destacar también que esta forma de intercambio social permite que haya un diálogo entre dos partes donde hay acuerdos específicos, como un intercambio de información, o un intercambio de servicios, un diálogo que pueda ser atravesado por la retroalimentación y la crítica, o un intercambio de ideas.

Diáogo social
El vínculo de reciprocidad es una forma de intercambio social que fomenta el diálogo y el intercambio de ideas.

Tipos.

Podemos definir los vínculos de reciprocidad en función de las siguientes categorías:

  • Directa e indirecta
  • Positiva y negativa
  • Balanceada y generalizada

El primer concepto, la reciprocidad directa, puede describirse como un intercambio de recursos o favores entre dos partes, lo que da lugar a un vínculo cercano, de confianza mutua y de trabajo en equipo entre quienes intervienen.

Esta forma de ayuda bilateral es, entonces, una en la que se espera que si hacemos un favor hacia esa persona, eventualmente, esa persona nos devuelva el gesto. Sin embargo, la reciprocidad indirecta es un tipo de ayuda en la que la bilateralidad no rige, es decir, podemos ayudar a alguien, pero esa persona no necesariamente nos va a ayudar a nosotros luego.

Por el contrario, puede asistir a otros, y generar redes de colaboración más amplias y que incluyan a más gente.

Por otra parte, encontramos los conceptos de reciprocidad positiva y negativa: ambos hacen referencia a una suerte de relaciones simétricas donde lo que cada uno ofrece a otros es lo que recibirá posteriormente a cambio.

Caridad
Podemos intervenir en nuestra comunidad ayudando mediante un voluntariado, caridad y otras organizaciones sociales locales.

En este sentido, la primera indica que, frente a un tipo de favor o servicio considerado positivo, luego puede recibir uno semejante, es decir, que se brinda con gratitud y generosidad.

Por otro lado, la reciprocidad negativa supone que, si hacemos algo que a la otra persona le afecta o le causa daño, esa persona puede actuar de la misma manera con nosotros. Esto puede deberse a que la persona afectada decida devolver el favor en los mismos términos, y perjudicar a la otra parte, en una especie de venganza o represalia por ese acto.

Finalmente, encontramos las siguientes formas:

  • Reciprocidad balanceada: aquí encontramos términos específicos respecto de lo que se brinda o intercambia, e incluso de lo que se espera a cambio. Hay una armonía cuidadosa entre ambas partes, y se dejan en claro tanto los beneficios de ese favor como lo que se espera que suceda como una transacción a cambio.
  • Reciprocidad generalizada: esta modalidad supone que haya una conexión entre los miembros que colaboran pensada a largo plazo, con un caudal más amplio entre favores que se brindan y se reciben. Este tipo de ayuda puede observarse en comunidades benéficas, en las cuales la ayuda que se brinda no tiene necesariamente una acción de vuelta inmediata, sino que se apela a que todos puedan aportar en el mediano y largo plazo.

Contextos de uso.

Podemos considerar diferentes ámbitos de aplicación de la reciprocidad. Por ejemplo, en vínculos personales como aquellos que se construyen con familiares y amigos. En este tipo de contextos, la ayuda que se brinda está mediada por valores como la amistad, la generosidad y la solidaridad, además de la confianza mutua en el otro y en el bienestar general. Aquí, además, intervienen factores como la empatía, la escucha activa y la conexión interpersonal más profunda.

La reciprocidad, entonces, deviene de un vínculo que se construye a lo largo de los años, donde los favores que se brindan no necesariamente tienen una retribución inmediata, sino que ayudamos a los demás por afecto y cariño sincero.

Trabajo y ayuda
La reciprocidad puede trabajarse en los vínculos familaires e íntimos, o en el ámbito laboral.

Otro contexto donde podemos observarla es en los vínculos laborales: en este ambiente, las relaciones son pares, entre colegas, o jerárquicas, con jefes que están a cargo o empleados que están bajo nuestra responsabilidad.

Además, aquí intervienen también otros objetivos como cumplir desafíos y metas para ayudar en el trabajo, relaciones comerciales, colaboración y dedicación a las tareas en pos de mejoras personales a largo plazo. Estos intercambios suelen ser de ayuda con alguna tarea, brindar información, construir relaciones interpersonales que puedan contribuir con una mejora en nuestro puesto de trabajo, nuestro crecimiento y éxito personal.

Además, esta colaboración también puede suceder entre empresas e instituciones que se asisten mutuamente por un beneficio comercial, económico o simbólico.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (29 de diciembre de 2023). Definición de reciprocidad. Rasgos, tipos y usos. Definicion.com. https://definicion.com/reciprocidad/