Meditación es el nombre que recibe una práctica, milenaria y transversal a diferentes sistemas culturales, en la que prima la respiración calma, la búsqueda de tranquilidad y concentración y la relajación.

Es una práctica vinculada con determinados sistemas religiosos, y existen diferentes maneras de aproximarse a ella y de abordarla.

Se origina a partir del término meditāri, es decir, considerar algo o tomar medidas cuidadas.

Meditar y autoconciencia
La meditación tiene como finalidad la calma, la serenidad del cuerpo y la del espíritu.

Breve recorrido histórico.

Desde una perspectiva histórica, la práctica de la meditación tiene un estrecho vínculo con la India (desde hace, al menos, cinco mil años atrás) y, más específicamente, con el hinduismo.

Esta práctica está documentada, por primera vez, en los cuatro vedas (es decir, los himnos escritos en sánscrito antiguo donde se documentan las revelaciones de esta religión). Estos textos son los siguientes:

  • Rig-veda, el texto más antiguo, con himnos para los dioses;
  • Sāma-veda, el libro de cánticos y melodías;
  • Yajurveda, que contiene mantras en prosa para poder adorar a los dioses;
  • Atharva-veda, el libro con las escrituras para la vida diaria.

Dentro de estos diferentes textos, la meditación funciona como un hilo conductor que permite alcanzar la trascendencia, aumentar la autoconciencia y trabajar sobre la conexión mente-cuerpo.

Con el paso del tiempo, y la expansión de esta cultura por otros territorios, como Europa, la meditación comienza a ser incorporada, de otra manera, en sistemas como el cristianismo.

Así, era el complemento de prácticas para buscar la paz interior, y a Dios. Se buscaba el silencio, para aumentar la concentración, podía acompañarse ese estado de calma con lecturas bíblicas y con oración, entre otras.

En la actualidad, la meditación es una práctica muy extendida en muchos países a lo largo del mundo. Además, se han difundido ampliamente los beneficios de su práctica regular: contribuye con el alivio del estrés, ayuda a reducir la ansiedad, ayuda a conciliar el sueño, entre otras. La dedicación del tiempo personal a esta práctica es también una forma de proteger nuestra salud mental y nuestro bienestar.

Tipos.

Veamos, a continuación, algunos de los múltiples tipos de meditaciones que conocemos.

Mindfulness.

La noción de mindfulness se vincula con el estado de concentración que puede alcanzar una persona respecto del aquí y el ahora

Mindfulness
El «mindfulness» contribuye con poder posicionarnos en el aquí y el ahora, sin pensar en otras tareas u actividades.

Esta práctica, si bien es muy antigua, cobró particular relevancia a principios de los 80. Un equipo de investigadores de la Universidad de Massachusetts desarrolló el programa denominado Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR), es decir, reducción del estrés basado en la atención plena. Tiene una adaptación personalizada para cada persona, pero tiene algunos rasgos en común:

  • La observación como una experiencia íntima de la persona;
  • La motivación en la práctica como el camino para poder adaptarlo a la rutina;
  • A propósito del punto anterior, la persona debe poder permitirse unos minutos a diario para ello, con plena dedicación;
  • Entender esta práctica como una herramienta más para poder ayudar a mejorar síntomas vinculados con malestares intestinales, presión alta, TEPT (trastorno de estrés postraumático), insomnio, estrés, y otras.

Trascendental.

La meditación trascendental o MT es una práctica que implica adentrarnos en un estado de relajación, con paciencia y serenidad. De este modo, ayudamos a que la mente ingrese en un estado de silencio y calma que, a menudo, las actividades diarias no permiten.

Además, otro rasgo de la MT es que se acompaña de mantras, es decir, palabras o frases que se recitan y se repiten.

Zen.

Budismo y meditación
Los distintos tipos de meditación se orientan a que el cuerpo encuentre la calma y que la mente pueda concentrarse.

Propia del budismo mahāyāna, del este asiático, la meditación zen se basa en tres elementos esenciales: 

  • El zazen, es decir, la postura de meditar sentados;
  • El jiànxìng o percepción de la verdadera naturaleza;
  • La expresión de la vida personal propia en esos pensamientos.

Se busca introducir a la persona en un estado de calma, propiciado por la postura de piernas cruzadas, espalda erguida pero no tensa, y el cuerpo relajado. Además, la finalidad es poder alcanzar el satori, es decir, el breve momento de iluminación, profunda e íntima, al que es posible acceder.

Vipassana.

Finalmente, la meditación vipassana es una de las más antiguas técnicas de la India. Como las otras categorías, ayuda a que el cuerpo ingrese en un estado de calma y serenidad, y es altamente recomendable para acompañar malestares como estrés, ansiedad, o para meditar y soltar la mente.

Técnicas y prácticas.

La meditación puede practicarse mediante diferentes estrategias como, por ejemplo, las técnicas de respiración.

  • Respiración diafragmática: con la espalda recta, y una mano en el pecho y otra en el abdomen, hay que respirar lento, en dos tiempos, mientras el abdomen suavemente empuja la mano. Tras sostener el aire tres tiempos, se sugiere exhalar en cuatro tiempos;
  • Respiración torácica: primero se sugiere exhalar todo el aire de los pulmones; luego, al comenzar a inspirar, abrir las costillas. Posteriormente, al exhalar, empujar con el abdomen todo el aire interno, y repetir.
  • Respiración alta o de la clavícula: se produce en la parte superior de los pulmones, y usualmente se vincula con estados de nerviosismo o alteración, que provocan una respiración rápida, y en la parte superior del cuerpo; además, permite menor ingreso de aire y, por lo rápido de la inspiración y exhalación, puede producir más tensión en el cuerpo. Sin embargo, ayuda a mejorar el sistema cardiovascular, y permite mantener unos pulmones fuertes, debido al esfuerzo que implica. 

Otra técnica de la meditación es el uso de mantras: la repetición de estas palabras, frases o sílabas ayudan a inducir la claridad mental y la contemplación interna, por los efectos que las vibraciones de su recitado producen en el cuerpo y la mente.

Muchas veces, es posible combinar el recitado de mantras para enfocar la mente en ese sonido y, al equilibrarlo con la respiración, conectamos aún más la mente y el cuerpo.

Cuencos tibetanos
Los cuencos tibetanos son una entre varias estrategias para meditar.

Uno de los mantras más conocidos es el denominado Om: en el hinduismo, es el símbolo que representa la sílaba más antigua y sagrada, el sonido inicial, que nos conecta con el universo y la naturaleza. 

Su recitado, así como el recitado de otros mantras en general, son altamente efectivos para calmar el sistema nervioso, reducir los niveles de estrés y contribuir a un sueño profundo y más saludable.

Otra técnica de meditación es con los denominados cuencos tibetanos. Incluida dentro de lo que se conoce como meditación con sonidos, se desarrolla golpeando o frotando con suavidad estas pequeñas vasijas metálicas con una baqueta u otro elemento. 

El efecto que ese suave golpe produce en la mente se complementa, además, con la composición de estos cuencos, ya que se emplean 7 metales: oro, plata, cobre, estaño, hierro, plomo y zinc. 

Al utilizarse cuencos de diferentes tamaños, el efecto de resonancia que se genera con estas variaciones ayudan a armonizar el espacio de meditación con sonidos relajantes, que además puede acompañarse de olores o incienso, por ejemplo.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (14 de julio de 2023). Definición de meditación. Historia, rasgos y técnicas. Definicion.com. https://definicion.com/meditacion/