Paciencia es el nombre que recibe la capacidad de una persona para saber trabajar su tolerancia, para mantener la calma y la compostura frente a adversidades y para poder realizar sus actividades sin alterarse, con tranquilidad.

Es también un valor apreciado en el vínculo con nosotros mismos y con las demás personas con las que interactuamos.

El término proviene de la palabra patientia, del latín: se vinculaba con el verbo pati, es decir, sufrir, y hace referencia a la capacidad de una persona de tolerar, de soportar.

Paciencia y calma
La paciencia se vincula con la tolerancia, con la capacidad de saber esperar y con poder reflexionar.

Características.

Entre algunos de los rasgos esenciales de la paciencia encontramos los siguientes:

  • La fortaleza interior de poder esperar y tomar las situaciones que una persona tiene frente a sí con prudencia,
  • La valoración del tiempo, en tanto en cuanto muchas veces debemos esperar a que las cosas sucedan en el momento oportuno, y que hay cosas que no están en nuestro control o poder;
  • El autocontrol para poder tolerar las frustraciones de una forma sana, con lógica y sin irritarse;
  • La confianza en nosotros mismos y en los demás, con la seguridad de que hay situaciones en las que es importante dar tiempo y espacio a que se desarrollen por sí mismas.

Al poder desarrollar la capacidad de esperar y que algunas situaciones continúen su curso sin nuestra intervención, aprendemos a ponderar los eventos. Esto significa que empezamos a reconocer en qué situaciones o cosas podemos ser insistentes o perseverantes, y en cuáles nuestro esfuerzo y trabajo son una parte relevante, al igual que dejar que estas se desarrollen por sí mismas.

Aquí, es crucial comprender que la espera no es igual a la pasividad, sino que se trata de tener la sabiduría suficiente de reconocer cuándo podemos intervenir y cuándo nuestra presión para que algo suceda puede ser contraproducente.

También, aprendemos a desarrollar nuestra frustración, nuestras ansiedades y nuestra capacidad de reflexión.

Ansiedad
No poder ser pacientes implica que nuestras frustraciones y ansiedades son dominantes cuando nos encontramos en una situación desagradable o tensa.

Tipos.

En función de los distintos ambientes de nuestra vida, la paciencia puede adaptarse a cada uno de ellos, lo que evidencia nuestra madurez y crecimiento.

En primer lugar, encontramos la paciencia interpersonal, es decir, en nuestro vínculo con los demás. Aquí incluimos diferentes aspectos de nuestra vida social:

  • cuando tenemos que empatizar con alguien
  • cuando debemos enfrentarnos a una persona
  • cuando se espera que nosotros resolvamos una situación
  • cuando nosotros mismos somos quienes nos encontramos molestos o enojados frente a una situación

Entre estas situaciones, uno de los rasgos más importantes es poder trabajar nuestra empatía y nuestra capacidad de reconocimiento sobre lo que le sucede a los demás, y cómo nosotros podemos intervenir, o no.

En segundo lugar, encontramos la paciencia intrapersonal, que habla de nuestro vínculo con nosotros mismos, y la capacidad de poder desarrollar, por ejemplo, la autodisciplina y el autocontrol. Esto es esencial como herramienta para poder tener una nueva perspectiva frente a situaciones repentinas, desagradables o que requieran nuestra atención y rápida resolución.

Así, aprendemos a desechar aquello de lo que no podemos encargarnos, y focalizarnos en aquello que sí podemos cambiar o hacer.

Gracias a la paciencia, además, podemos tener mayor capacidad de análisis sobre las diferentes situaciones que se nos presentan y cuáles nos ayudan a llegar al objetivo que deseamos.

En tercer lugar, la paciencia frente a la adversidad nos ayuda a trabajar sobre nuestra resiliencia y nuestra capacidad de recuperación. Cuando somos pacientes nos volvemos, también, personas más flexibles: podemos adaptarnos a imprevistos y aumenta nuestra comprensión de que hay eventos que escapan a nuestro control y nos liberamos de la presión que implica tener que actuar sobre ello.

Disciplina personal
El trabajo sobre nuestra paciencia es esencial para construir nuestra disciplina, en la vida general, y el control sobre nosotros mismos.

Gracias a esta flexibilidad, las adversidades y los eventos negativos pueden ser vistos desde un nuevo ángulo. Mediante la apreciación de aquello que ocurre frente a nosotros, podemos hacer un reconocimiento de en qué vale la pena invertir nuestra energía, en qué no y dedicarle tiempo de calidad a lo verdaderamente útil. 

Así, nuestra resiliencia se fortalece constantemente, pues estamos preparados para que las cosas no sigan el curso que nosotros necesariamente deseamos o planeamos, y podemos adaptarnos con más sensatez a los cambios.

Beneficios.

Veamos a continuación algunos de los beneficios que tiene la construcción y el ejercicio de la paciencia.

En primer lugar, desde el plano interpersonal, nos permite construir relaciones basadas en la armonía y la búsqueda de vínculos saludables, empáticos, en los que encontremos el mismo grado de compromiso y respeto que nosotros brindamos a los demás.

De este modo, nos ayuda a ser reflexivos y a estar conectados con nuestras emociones y las de los demás, lo que permite que tengamos conexiones más sinceras, con una gran cuota de introspección y cuidado del vínculo.

Por otra parte, desde una perspectiva individual, la paciencia nos ayuda a tener mayor claridad en nuestro día a día, pues nos fuerza a aprender a elegir entre aquello urgente, importante y aquello que no. De este modo, podemos aplicar esta perspectiva a los distintos ámbitos en los que nos encontremos: familia, amigos, pareja, trabajo, entre otros.

Nos ayuda a ser reflexivos, a hacer una ponderación cuidadosa de las diferentes variables y posibilidades de una actividad o evento y a contemplar con mayor profundidad aquello que sucede a nuestro alrededor.

En el plano físico, finalmente, la capacidad de ser pacientes nos ayuda a enfrentarnos a los eventos del día a día desde una perspectiva más contemplativa, donde prima la escucha y la atención, y donde hay una mayor reflexión, menos impulsividad. Esto permite que nuestros niveles de estrés, de nerviosismo o de ansiedad no sean tan elevados, ya que hay un profundo trabajo de observación de nuestro entorno y donde podemos hacer un balance entre lo que sucede y lo que nosotros podemos o no hacer.

Estrategias para trabajarla.

Trabajar nuestra paciencia es posible si se complementa con actividades, como salir a correr o hacer deportes, y que nos ayuden a distraernos de lo que nos ocupa,

Si consideramos la paciencia como un hábito, debemos trabajarla a diario, en las distintas actividades con las que nos encontramos, con la mente puesta en que la persistencia y la disciplina son también la clave para la construcción de hábitos.

Así, una de las formas en las que podemos trabajar esta habilidad es aprendiendo a tomar distancia de aquello que no es relevante, importante o que no podemos resolver, en el corto o largo plazo. Esta distancia que podemos tomar puede ser practicada, inicialmente, tomando alguna actividad como distracción, como una instancia en la que nuestra mente se enfoca en otra cosa para no pensar, excesiva e improductivamente, en aquello que no podemos resolver.

Estas distracciones pueden ser salir a caminar, realizar otra actividad de ocio que nos mantenga entretenidos, o incluso dedicarnos a otra tarea, una vez que logramos dominar el impulso de trabajar en aquello que no tiene solución.

También, es muy útil poder complementar este tipo de actividades con técnicas como el mindfulness (es decir, la atención plena), la meditación o la respiración profunda. De este modo, aprendemos a calmarnos, a brindarnos tranquilidad y a dedicarnos unos minutos a centrarnos en el aquí y el ahora, lo que puede ser importante para que nos enfoquemos.

Finalmente, gran parte de aprender a dominar nuestras emociones y a practicar la paciencia es aprender a aceptar aquello que no podemos cambiar ni modificar. Esto nos permite tener expectativas mucho más realistas o posibles, tanto de nosotros mismos como de los eventos que nos ocurran e incluso, de aquello que esperamos de los demás.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (14 de noviembre de 2023). Definición de paciencia. Rasgos, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/paciencia/