El sexismo es el prejuicio o discriminación que se ejerce a partir del sexo, género o identidad sexual de las persona. También llamado discriminación de género o discriminación sexual, el sexismo es una ideología que se basa en la idea de que un sexo es superior a otro, promoviendo un conjunto de prejuicios y estereotipos que establecen roles sociales basados en las diferencias sexuales. Así, el sesgo sexista se erige sobre prejuicios y conceptos tradicionales respecto a los distintos roles de género, como las tareas del «hombre» y de la «mujer» o la actitud «femenina» y «masculina».

En sentido general, el sexismo se entiende como la discriminación que se ejerce contra mujeres, hombres o disidencias por su identidad sexual, sin embargo, es mayoritariamente empleado contra las mujeres y disidencias. Cuando el sexismo representa un prejuicio contra la mujer, se llama misoginia (odio a la mujer); cuando el sexismo es un prejuicio empleado contra el hombre, se llama misandria (odio al hombre); cuando el sexismo se ejerce contra personas homosexuales, se llama homofobia (odio al homosexual), y transfobia a personas transexuales.

Como prejuicio de género, el sexismo tiende a estigmatizar a todas aquellas divergencias y diversidades cuya orientación sexual no se corresponda con los patrones binarios tradicionales, y representa un sesgo peyorativo sobre todas las personas que no entren en el prejuicio sexista tradicional. Los estereotipos de género tienden hacia la polarización binaria como el machismo o el hembrismo, y a establecer una rivalidad entre ellas. El machismo es el sesgo que argumenta la supremacía del hombre por sobre la mujer, y representa el prejuicio sexista más común e instalado socialmente, y el que cuenta con mayor legitimidad no sólo en la sociedad sino también en las instituciones.

De modo que, la discriminación de género no es un sesgo sólo de los individuos y las personas, sino que el sexismo está presente en la propia sociedad y en las instituciones sociales, cuya estructura, muchas veces, ejerce la discriminación sexual desde el poder institucional, dando como resultado una sociedad desigual, en la cual la discriminación de género se reproduce desde las bases institucionales. Hay sexismo en la publicidad, sexismo en los medios de comunicación, sexismo en la educación, en el trabajo, la política, el deporte, y muchos otros ámbitos en los que se expande el sesgo sexista como prejuicio de género.

Los casos más extremos de sexismo producen violencia de género, mediante el acoso sexual, el abuso, la violación, la violencia doméstica y otras formas en las que se expresa la violencia sexual. De manera que, el sexismo representa un flagelo social de los más graves y difíciles de erradicar, ya que no sólo está presente en los casos extremos, sino que permanece instalado y legitimado por la costumbre, la tradición y la falta de pensamiento crítico respecto de cuestiones de diversidad, orientación sexual y perspectiva de género. Resulta fundamental la expansión y desarrollo de prácticas de concientización, con el fin de erradicar la discriminación de género no sólo en sus casos extremos, sino en las bases culturales y sociales que lo legitiman.

La igualdad de género representa un principio fundamental para erradicar el sexismo en la sociedad, sumado a campañas de concientización y políticas de género que impulsen, mediante la educación en igualdad, equidad e inclusión, la eliminación de los sesgos sexistas con el finde lograr una sociedad igualitaria, libre de la violencia y la discriminación de género. La defensa de los derechos de la mujer, la lucha por la igualdad salarial, el impulso de leyes contra la discriminación, el desarrollo de la educación sexual integral en las escuelas, representan medidas fundamentales para la erradicación de la violencia sexista en todas sus formas.

Violencia de género
La violencia de género representa uno de los flagelos más graves de la sociedad actual, cuyo origen encuentra sus raíces en el sexismo como prejuicio de género

Raíces y causas del sexismo (breve historia).

Androcentrismo y patriarcado.

Históricamente, el sexismo como sesgo discriminativo a partir del género tiene larga data en la sociedad occidental. Las culturas antiguas se construyeron a partir del androcentrismo (el hombre como centro de la cultura y la sociedad) y el patriarcado como sistema de poder político que establece al hombre como la figura de máxima autoridad a nivel social, político y moral. Así, las raíces y causas del sexismo se hallan en los albores de la cultura occidental, con el advenimiento de las sociedades androcéntricas y patriarcales.

En la antigua Grecia, se concebía a la mujer como un ser «inferior» al hombre, cuya función en la sociedad se limitaba a la procreación y las tareas del hogar, mientras que su participación política y en los asuntos más importantes de la polis estaba terminantemente prohibida por la sociedad y la cultura. Muchos ejemplos de la mitología griega contienen roles de género y describen historias en las cuales las mujeres son raptadas, acosadas o sometidas por los dioses masculinos. Casos como el de Zeus y Hera, donde Zeus representa la fuerza masculina que gobierna el universo y Hera la madre que cuida de sus hijos, el rapto de Perséfone en manos del dios Hades, la persecución de la ninfa Dafne por el dios Apolo, la muerte de Eurídice a causa de la persecución de un fauno, entre muchos otros, son ejemplos de cómo el sexismo es un sesgo profundamente arraigado a la historia y la cultura occidental desde la antigüedad.

El filósofo griego Aristóteles explicó las diferencias entre el hombre y la mujer a partir de la biología, y determinó que, biológicamente, la mujer es inferior al hombre «por naturaleza». Así, Aristóteles estableció un orden jerárquico entre el hombre y la mujer a partir del sesgo de la «naturaleza humana».

Posteriormente, los romanos construyeron una sociedad androcéntrica, donde la figura del hombre representaba la máxima autoridad y el valor social, político y moral de la cultura romana. Una cultura bélica, sustentada en la guerra, cuya concepción de la mujer fue heredada de la antigüedad griega y profundizada por los romanos, quienes establecieron roles sociales desiguales, donde los cargos políticos y las posiciones de poder eran territorio exclusivo del hombre.

Sexismo en la antigüedad
Las raíces del sexismo se hallan en las sociedades androcéntricas y patriarcales de la antigüedad

Influencia de la religión en el sexismo.

Durante la Edad Media, las diferencias entre el hombre y la mujer fueron establecidas desde el poder religioso. A partir de la Biblia como texto sagrado, se dividieron los roles y las culpas desde la Creación del Edén y el origen del pecado original, donde la figura de Eva es creada a partir de una costilla de Adán y como consorte y compañía para el hombre. Luego, el origen del mal se le atribuye a la mujer cuando Eva come del fruto prohibido y ambos son expulsados del paraíso. A partir de esta diferenciación religiosa, la cultura católico-cristiana condenó a la figura femenina como la responsable del origen del pecado y la caída del hombre.

Entre los siglos XV y XVIII, la Inquisición de la Iglesia Católica llevó adelante una extensa y larga campaña de exterminio de mujeres llamada «cacería de brujas». El sexismo, el machismo y la misoginia fueron las bases ideológicas que permitieron el desarrollo de esta campaña basada en el odio a la mujer y la demonización de la figura femenina.

Cacería de brujas
Durante la Edad Media, las mujeres fueron demonizadas, perseguidas y asesinadas por la Inquisición Católica en las llamadas «cacerías de brujas»

Origen del término «sexismo».

Sexismo y racismo.

La palabra «sexismo» fue utilizada por primera vez en el año 1965, por la docente estadounidense Pauline Leet, en el marco del Foro de estudiantes y profesores en la universidad de Franklin and Marshall College. El término sexismo aparece en el escrito publicado por Leet: «Las mujeres y el pregrado» utilizándolo como una comparación con el racismo, a partir de analizar los prejuicios contra las mujeres escritoras y poetas, cuyos trabajos eran menospreciados por la comunidad literaria e intelectual de la época. Leet argumenta que al desviar la crítica literaria hacia una cuestión de género: «las mujeres escriben mala poesía», se está realizando una operación similar a la del racista que discrimina a partir de la etnia, cultura o color de piel de las personas. Así, tanto el racismo como el sexismo introducen la discriminación a partir de cuestiones que son irrelevantes, ya que ambos juzgan el valor de una persona o trabajo refiriéndose a factores que nada tienen que ver con el tema en cuestión. El sexismo, al igual que el racismo, invalida a las personas a partir de un sesgo discriminativo y peyorativo que resulta totalmente irrelevante para cualquier discusión.

Posteriormente, en el año 1968, el término sexismo fue utilizado por la poetisa británica Caroline Bird en su discurso «Sobre el hecho de nacer mujer», en el cual señala que el sexismo juzga a las personas por su sexualidad cuando en realidad las cuestiones sexuales son irrelevantes. Así, Bird vincula al sexismo con el racismo en el mismo sentido que Leet, ya que ambos utilizan el sexo o la etnia como forma de discriminación y juicio hacia las personas.

Racismo y sexismo
El sexismo es asociado con el racismo como un sesgo discriminatorio cuyas bases peyorativas son comparables en sus estructuras y prejuicios

Diversas definiciones del concepto de «sexismo».

Desde la perspectiva de la sociología se ha estudiado el sexismo tanto a nivel individual como social e institucional, como un fenómeno sociológico vinculado a las instituciones sociales y cómo estas perpetúan y legitiman el sexismo a nivel institucional. Los estudios sociológicos del racismo estuvieron vinculados también con el sexismo y el clasismo como ideologías discriminatoria, cuyas características son similares al racismo en muchos de sus mecanismos fundamentales, las cuales componen un conjunto de prejuicios de discriminación interseccional.

En el ámbito de la psicología, la psicóloga Mary Crawford definió al sexismo como la expresión del prejuicio establecido por individuos y grupos sociales a partir de un conjunto de creencias negativas y peyorativas contra las mujeres como grupo generalizado.

La escritora feminista Bell Hooks define al sexismo como un sistema opresivo que establece desigualdades y desventajas sociales, económicas y políticas para las mujeres. Según Hooks, el sexismo no sólo es discriminación de género, sino también un sistema organizado que estructura y legitima la desigualdad entre hombres y mujeres, ya que brinda privilegios sociales, económicos y políticos para los hombres y genera desventajas estructurales contra las mujeres.

La filósofa Marilyn Frye entiende al sexismo como un complejo cognitivo, actitudinal y social basado en la falsa creencia de la supremacía del hombre que reproduce y establece el machismo y la misoginia en la sociedad.

Sexismo y machismo
El sexismo, muchas veces, es definido como la discriminación de género que se establece contra las mujeres como grupo generalizado

El feminismo como movimiento contra el sexismo.

El feminismo es un movimiento social, político, cultural y filosófico que lucha por la erradicación del sexismo en la sociedad y la violencia de género en todas sus formas. El feminismo trabaja por el reconocimiento de las desigualdades estructurales e históricas que sentaron las bases del machismo, el patriarcado y la misoginia en la sociedad y que, aún hoy, continúan en vigencia a pesar de los grandes movimientos, campañas de concientización, estudios y críticas que demuestran la gran desigualdad de género que prima en la sociedad y la cultura actual.

El feminismo busca visibilizar todas las formas de violencia de género que existen en la sociedad y que están instaladas en los distintos niveles y estratos de la vida social, con el fin de erradicar la violencia estructural instalada en la sociedad y la cultura desde los orígenes de la historia, no sólo en la cultura occidental sino en todas partes del mundo.

Diariamente, los números de femicidios o feminicidios aumentan como consecuencia del machismo y la misoginia instalada en la sociedad, y representan un flagelo social que no distingue entre clase, etnia o nacionalidad. La violencia de género se ejerce en todos los niveles y estratos sociales. El feminismo busca luchar contra las bases que permiten y legitiman esta violencia a nivel estructural en la sociedad.

Feminismo
El feminismo representa el movimiento más importante en la lucha contra el sexismo y la violencia de género

Históricamente el feminismo ha surgido entre los últimos dos siglos de historia (XIX y XX) y se ha fortalecido y expandido a partir de sus tres grandes olas:

  • Primera ola: Surgió entre los siglos XIX y XX. En esta primera etapa, se luchó contra la opresión de género y se comenzaros a cuestionar los roles de género tradicionales establecidos desde el machismo. El hito más importante de este período fue la lucha del movimiento sufragista, en la que se luchó por los derechos civiles de las mujeres como el derecho al voto y la igualdad jurídica entre hombres y mujeres.
  • Segunda ola: Se dio entre mediados del siglo XX (1950) hasta los años 80. En este período se profundizaron los cuestionamientos a los roles de género en la familia, el trabajo, la política, y la educación, sobre todo en la denuncia a la brecha salarial de género. Así, en 1963, se consiguió, en Estados Unidos, la aprobación de la Ley de igualdad salarial como uno de los hitos más importantes de la segunda ola.
  • Tercera ola: Surge a partir de los años 90, en pleno desarrollo de la globalización y la cultura internacional. En esta etapa, se afianza el movimiento feminista en todo el mundo y se abordan cuestiones respecto a los conceptos patriarcales de género, raza y clase. Se comienzan a cuestionar la heteronormatividad y los roles heteronormativos, también las relaciones amorosas basadas en el binarismo tradicional.
  • Cuarta ola: En la actualidad se habla de una «cuarta ola» como profundización y expansión de las luchas e iniciativas desarrolladas en la tercera, donde se llevó adelante el concepto de empoderamiento femenino. El movimiento #MeToo, surgido en 2006, se viralizó con el hashtag en 2017, y representó un hito masivo y fundamental para la consolidación de la lucha contra la violencia de género.
Movimiento Me too
El movimiento #Metoo representó uno de los hitos más importantes del feminismo en la actualidad

Manifestaciones del sexismo en diferentes ámbitos.

El sexismo como prejuicio y discriminación a nivel estructural es un fenómeno social que trasciende los límites de un sector específico y se instala de manera generalizada en todos los ámbitos de la vida social y cultural. Para el sexismo no hay distinción de clase, nacionalidad, etnia o credo, la discriminación de género se ejerce y reproduce en todos los niveles y estratos sociales. A continuación, veremos algunos ámbitos en los cuales el sexismo se ejerce como prejuicio estructural de los grupos y sistemas sociales, laborales, políticos, deportivos, artísticos, etc.:

  • Sexismo en el ámbito laboral: Una de las manifestaciones más comunes y arraigadas de sexismo laboral es el machismo en el trabajo, a partir del cual, históricamente, las mujeres fueron desplazadas de muchos trabajos y cargos laborales por el simple hecho de ser mujeres. Además, la brecha salarial de género estuvo impuesta en la sociedad como algo dado hasta las luchas del feminismo en los años 60 y 70, que lograron en Estados Unidos la Ley de igualdad salarial. Sin embargo, aún hoy en día, en todos los países del mundo, el sexismo en el trabajo y la diferenciación de género a la hora de contratar o fijar salarios es todavía un tipo de discriminación sexual que se ejerce en múltiples ámbitos laborales, y que debe ser erradicada por completo con el fin de alcanzar no sólo la igualdad salarial, sino también erradicar todo tipo de acoso, violencia o abuso del hombre hacia la mujer en el trabajo.
  • Sexismo en la educación: En el ámbito educativo, históricamente, el sexismo fue algo instalado y legitimado por los sistemas educativos tradicionales. A los niños se les enseñaba ciertos contenidos que los preparaban para la vida social y laboral, mientras que a las niñas se las preparaba para ejercer su rol de madres y ser amas de casa. Las tareas del hogar eran encomendadas a las mujeres, mientras que los hombres recibían una educación que los preparaba para ejercer el rol del proveedor y sostén de la familia a través del trabajo. Así, mediante la educación tradicional se reprodujo el sexismo a nivel estructural, generando, desde temprana edad, la noción de que la diferenciación y los roles de género son algo dado y aceptado por la sociedad. Actualmente, gracias a la acción deconstructiva de la educación, sobre todo desde el feminismo, el modelo sexista tradicional fue altamente cuestionado, y hoy en día, se buscan desarrollar dispositivos educativos no sexistas, basados en la igualdad de género y oportunidades, tanto para niños y niñas. Los programas de educación sexual integral apuntan a deconstruir el esquema sexista tradicional en la educación y brindar herramientas, tanto a docentes como alumnos, para erradicar todo sexismo en la escuela y la educación.
Sexismo laboral
El sexismo en el ámbito laboral no sólo se expresa a través de la brecha salarial entre hombres y mujeres, sino también mediante el abuso y acoso a través la autoridad
  • Sexismo en el hogar y las relaciones personales: El sexismo en el ámbito familiar es una de las formas de discriminación de género más arraigadas y antiguas en las que se reproduce y se legitima el prejuicio y la discriminación sexual. La familias tradicionales, en donde el hombre representa la autoridad moral y detenta el poder económico de la familia y la mujer es la que se encarga de los trabajos de servicio en el hogar, sin poder acceder a una libertad e independencia económica y tampoco laboral, es una de las formas más tradicionales y comunes del sexismo estructural en la sociedad. Todo sexismo comienza en la familia, ya que de esta se reproducen los roles de género y se transmite de generación en generación la desigualdad y, en muchos casos, la violencia del hombre hacia la mujer, que luego se reproduce en la sociedad. Muchos son los casos de violencia intrafamiliar, la gran mayoría de ellos ejercidos del hombre hacia la mujer. Existen diversos tipos de violencia de género, como la violencia económica, en la cual el hombre maneja la economía de la familia y no permite a la mujer tener una economía o trabajo propio; la violencia verbal y psicológica, en la que se establecen prejuicios y conceptos peyorativos y discriminatorios hacia la mujer por el simple hecho de ser mujer, y se reproduce el maltrato verbal en el interior del seno familiar; y finalmente, la violencia y la agresión física como la forma más grave de violencia de género, la cual, sin una intervención temprana, lleva al femicidio. Lamentablemente, muchos son los casos de femicidio intrafamiliar, donde la mayoría de asesinatos de mujeres se dan en las propias relaciones familiares e interpersonales. En la actualidad, se busca, de múltiples maneras, erradicar este flagelo a través de líneas de ayuda para violencia de género, que buscan establecer redes de contención y refugios para víctimas de violencia.

Otras formas del sexismo en la sociedad son el sexismo en la política, donde los cargos de poder son generalmente reservados a los hombres y la participación femenina, sobre todo en los cargos más importantes, la presencia de mujeres es cuantiosamente menor en comparación a la presencia masculina. El sexismo en el deporte, donde muchos deportes, a nivel profesional, sólo tienen una versión masculina, y sólo actualmente comienzan a aparecer deportes femeninos a nivel profesional como en el futbol, el básquet o el vóley, entre otros. También existe el sexismo en el arte, la música, la literatura y el cine, donde el trabajo de autores masculinos es generalmente más valorado y mejor remunerado que el arte de autoras femeninas. En la ciencia y la tecnología, también existe discriminación de género, ya que históricamente el lugar de la ciencia y el desarrollo del conocimiento científico estaba identificado con la figura masculina, y no es sino hasta principios del siglo XX que las figuras femeninas comienzan a tomar protagonismo en la ciencia, como el caso Marie Curie, Lise Meitner y Rosalind Frnklin, entre otras.

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Aci, E. M. (16 de diciembre de 2023). Definición de sexismo. origen, historia, manifestaciones y conceptos. Definicion.com. https://definicion.com/sexismo/