Sabiduría es el nombre que recibe una conducta humana caracterizada por un alto grado de conocimiento, en términos generales.

El conocimiento, como tal, involucra diferentes aspectos en la persona. El aprendizaje frecuente, como un camino y no como una meta en sí, es una de sus manifestaciones, además de otros valores como la reflexión, la madurez y la humildad.

La palabra proviene del término en latín sabidor que, a su vez, proviene del término sapere, es decir, aquel con inteligencia y buen gusto.

Su definición en diferentes tradiciones.

A lo largo de la historia de la humanidad, la búsqueda y exploración de la sabiduría ha sido una constante, tanto en diferentes sociedades, orientales y occidentales, como en la religión.

Así, si observamos la historia de la sociedad oriental, una de las enseñanzas que más ha trascendido la barrera temporal y geográfica es la de Confucio (551-497 a. C.). Este pensador y filósofo chino, originario de una familia aristocrática, concebía a la educación como un valor esencial para el hombre y para su bienestar e introspección.

Confucio
Confucio, el pensador y filósofo chino, es considerado un emblema de la sabiduría oriental.

Por este motivo, durante mucho tiempo su trabajo implicó recorrer su país impartiendo sus enseñanzas, entendiendo al aprendizaje y la sabiduría del yo como un medio para atravesar inconvenientes.

Por otra parte, desde la sociedad occidental, la sabiduría históricamente ha sido considerada, también, una virtud, y de las más relevantes.

Cabe destacar que el concepto filosofía, de origen griego, surge del vocablo φιλοσοφία:

  • φιλεῖν, philein, es decir, amar
  • Σοφία, sophia, es decir, sabiduría

De este modo, la palabra que denomina a esta disciplina se traduce como amor por la sabiduría. Los filósofos, así, observaban su época, y era tal la estima que gozaba en el cuerpo social esta virtud, que existían siete maestros, de diferentes disciplinas y trabajos, que se denominaban los siete sabios de Grecia. Ellos eran:

  • Tales de Mileto (624-546 a. C.), filósofo y matemático originario de la actual Turquía, territorio griego en aquel entonces;
  • Solón de Atenas (638-558 a. C.), estadista, legislador y poeta ateniense;
  • Bías de Priene (siglo VI a. C.), filósofo y político;
  • Pitaco de Mitilene (640-568 a. C.), estadista y político;
  • Cleobulo de Lindos (siglo VI-siglo VII a. C.), poeta y filósofo;
  • Quilón de Esparta (600-520 a. C.), legislador y éforo (es decir, un magistrado estatal);
  • Periandro de Corinto (siglo VI-siglo VII a. C.), tirano de su lugar natal y filósofo.

Asimismo, en el relato de los dioses griegos, Atenea, hija de Metis y de Zeus, es la personificación de la sabiduría, de la guerra y de la estrategia.

Palas Atenea
La diosa griega Atenea es el emblema de la sabiduría, la inteligencia y la justicia.

También conocida como Παλλὰς Aθήνα, Palas Atenea, encarna múltiples valores que la hacen una de las diosas más poderosas del panteón. Se la considera la protectora de los ateneos, una deidad que encarnaba la justicia, la inteligencia y la honestidad.

Tipos.

Es posible diferenciar entre distintos modos de ejercitar y trabajar en la sabiduría. Una de estas se denomina sabiduría práctica: es un tipo de saber que se aplica a la vida cotidiana, y que es útil para la resolución de conflictos.

Es una forma de perspicacia útil para poder trabajar la creatividad, el equilibrio y llevar la simplicidad a nuestras tareas diarias. No se orienta tanto a la acumulación de información o de conocimiento, sino más bien a poder encargarnos de nuestro cuidado personal, nuestro bienestar diario y el descubrimiento personal.

Por otra parte, encontramos la sabiduría emocional. Aquí, el hincapié está puesto en poder trabajar sobre nuestras propias emociones, aprender a reconocerlas, a ejercer el autocontrol y a profundizar la propia percepción sobre nosotros mismos.

Gestión de emociones
La gestión de emociones, conocernos y explorarlas, nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos.

El trabajo sobre las propias emociones nos permite trabajar en nuestra fortaleza inferior: única manera de explorarlas es la introspección, la escucha silenciosa de nuestras propias experiencias y la paciencia sobre nuestro proceso.

Esta sabiduría puede ser muy útil para ayudarnos a gestionar nuestras emociones, a saber reconocer en qué lugar y en qué instancia podemos expresarlas, y a poder hacer una reflexión de lo que sentimos, con consciencia y madurez.

Otra forma de este conocimiento es la sabiduría espiritual. Muy vinculada con la inteligencia emocional, esta forma de aprendizaje implica un alto nivel de autoconocimiento y de conciencia de nosotros mismos.

Al poder conectar con nuestra sabiduría profunda, en este camino de descubrimiento personal podemos explorar, también, nuestro propósito, nuestro crecimiento y las formas de desarrollarnos en nuestra vida.

Sabiduría, experiencia y desarrollo.

Históricamente, la sabiduría es una capacidad que se desarrolla con el paso del tiempo, con la experiencia que los años de vida nos brindan y, por ende, se la suele vincular con la edad. Al haber vivido muchos años, una persona atraviesa situaciones favorables y situaciones desagradables, dificultades y estadíos de crecimiento, de equivocarse y de aprendizaje. Por este motivo, la sabiduría de los ancianos y de los más adultos es una característica que destaca en diferentes sociedades.

Esto se vincula, además, con la noción de autoridad: los más adultos, por esta experiencia de vida, son quienes gozan de respeto en la comunidad y quienes pueden brindar un consejo. 

Sin embargo, esta perspectiva muchas veces provoca que las posturas, ideas y pensamientos de quienes son más jóvenes sean desmerecidas. La experiencia, el conocimiento y la inteligencia que pueden adquirir los adultos mayores no puede posicionarse como la única conducta y opinión válida.

Sabiduría y tercera edad
El conocimiento y el aprendizaje se vincula con la experiencia y, por ende, se la relaciona con la edad.

Juventud e infancia.

En relación con el vínculo entre sabiduría y edad, poder considerar que los miembros más jóvenes de la sociedad también tienen aprendizajes para enseñarnos puede potenciar nuestro conocimiento.

Cuando se subestima la experiencia de los más jóvenes, se dejan de lado sus experiencias, sus vivencias, el desarrollo emocional que pueden tener acorde con su edad y, con ello, su opinión.

La sabiduría implica, también, humildad frente a aquello desconocido, y juicio para poder reflexionar, con prudencia y amabilidad, con la experiencia de otros. Esto puede ayudar a adquirir más entendimiento respecto de las experiencias ajenas, a adquirir nuevas herramientas de observación, y a poder observar los hechos desde una nueva perspectiva.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (29 de julio de 2023). Definición de sabiduría. Historia, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/sabiduria/