Infancia es el nombre que recibe, desde diversas disciplinas, la etapa comprendida entre el nacimiento y la pubertad.

Es una fase donde se conforman las bases emocionales, biológicas, psicológicas e interpersonales para el futuro. Por este motivo, es un período en el cual el infante debe recibir la atención y la estimulación necesarias.

Proviene del término infans, es decir, aquel incapaz de hablar.

Tipos de desarrollo en la infancia.

En la etapa de la infancia comienzan a gestarse diferentes procesos que van a acompañar a la persona a lo largo de su vida. Veamos a continuación algunos de ellos.

Desarrollo físico.

En esta etapa inicial es notorio el desarrollo físico. Los cuerpos de los infantes comienzan a crecer, a alargarse y experimentan muchas transformaciones. Uno de estos cambios es que empiezan a desarrollarse en altura, a aumentar de peso, gatean para luego caminar con ayuda hasta, finalmente, poder mantenerse erguidos. 

Cambios físicos
En la infancia tienen lugar algunos cambios esenciales como la producción de lenguaje o aprender a caminar.

Además,  otros logros físicos incluyen el control de esfínteres y el tener mayor control sobre el uso del lenguaje. Así se va consolidando su producción de lenguaje, a utilizar más vocablos y a utilizarlos con cotidianidad.

Eventualmente, los más pequeños comienzan a ser insertados en el universo educativo. La edad en la que tal inserción tiene lugar es entre los 2 y los 3 años. 

Allí, rodeados de otros niños como ellos y con docentes y maestros que los asistan, podrán profundizar en su socialización, en permanecer largos períodos de tiempo lejos de sus tutores o padres y a incorporar múltiples conocimientos.

Desarrollo cognitivo.

A medida que crece, el crecimiento cognitivo del niño comienza a madurar y a consolidarse. Este crecimiento se vincula con sus capacidades de pensamiento y razonamiento: al igual que en otras instancias, este desarrollo es paulatino.

Esta etapa comprende, además, diferentes áreas o niveles en los que sucede: está la etapa afectiva y emocional, la motriz, la social, la cognitiva propiamente ficha y la vinculada con el lenguaje.

Veamos a continuación algunos ejemplos:

  • Cuando el niño comienza a incorporar que hay un mundo externo a él, un entorno que lo rodea, puede empezar a aprender a reconocerlo y a manipularlo. Aprende a agarrar elementos, a identificar objetos que se encuentren a una cierta distancia de él mismo.
  • Hay un nuevo enfoque entre él y el mundo que lo rodea pero también entre él mismo y su propio pensamiento. Sale del egocentrismo y también del presente, ya que puede comenzar a situarse en el pasado y en el futuro. Puede comenzar a desarrollar su imaginación, con cada vez más complejidad y profundidad cognitiva.
  • Los juegos que realiza también comienzan a adquirir cada vez mayor complejidad: pueden realizar ciertas operaciones mentales como agrupar objetos o juguetes por formas o colores y contar historias (es decir, a desarrollar la creatividad y la inventiva).
Juegos
La estimulación lúdica, a través de juegos, es un aspecto esencial del aprendizaje de habilidades.

Educación para las infancias.

Recibir una educación adecuada, integral, que acompañe al niño desde sus primeros años hasta la adolescencia es no solo una obligación del sistema educativo y de sus padres: es un derecho humano.

Los distintos tipos de espacios donde los niños pueden comenzar a tener una educación formal pueden ser algunos de los siguientes:

  • Guardería: estos establecimientos son espacios anteriores a la escuela, y allí cuidan a los niños cuyos padres, mayormente, deben trabajar fuera del hogar.
  • Preescolar: incluye toda la educación anterior a la primaria. También se le llama kinder o jardín, en algunos países. Generalmente, no es una instancia obligatoria, aunque sí es parte del sistema educativo.
  • Escuela primaria: etapa en la que se brinda educación general básica; los niños aprenden conocimientos de distintas materias o asignaturas, y comienzan a trabajar en sus habilidades de aprendizaje para el futuro.

Estos son los primeros pasos de un extenso recorrido educativo que, por cuyo valor, es obligatorio hasta los 18 años.

A esos tres niveles educativos, tanto bebés como niños muy pequeños pueden asistir: mientras más temprana sea la estimulación cognitiva y social de los niños, tanto mejor para ellos.

En estas entidades, además, aprenden a poder estar lejos de sus padres algunas horas (proceso que puede llevar un tiempo de adaptación). De este modo, sus maestras, maestros y cuidadores pasan a ser la autoridad durante una parte de su día.

Así aprenden a mejorar su comportamiento, a incorporar una rutina y una disciplina, como la hora de la merienda, la hora de descanso o la hora de regreso al hogar. 

Rutina
La asistencia a establecimientos educativos ayuda a que los niños construyan una rutina para jugar y para descansar.

A medida que crecen, el conocimiento se amplía: en función de la escuela a la que asistan pueden contar con diferentes opciones y actividades para aprender. De este modo, es importante ayudarlos a explorar distintas opciones: pueden tener interés por lo vinculado con la educación física y el trabajo con sus cuerpos o inclinarse por una educación musical

También es posible que les atraiga otra clase de programas educativos, como por ejemplo las manualidades, los deportes infantiles o la exploración de la naturaleza por distintos espacios como la playa o la montaña.

Más allá del tipo específico de educación que se les pueda brindar, es importante que se les brinde la oportunidad de hacer ese descubrimiento por ellos mismos. A través de los juegos y el ambiente lúdico de estas primeras etapas educativas, es posible despertar su curiosidad, su experimentación y su creatividad.

Habilidades sociales.

La infancia es también una etapa fundamental para el aprendizaje de habilidades interpersonales. Para desarrollarlas es crucial estimular tanto la socialización con otros niños de su edad como la práctica de juegos.

Este aprendizaje les permite adquirir el hábito de la adaptación psicosocial desde temprana edad; uno de los primeros vínculos que los niños desarrollan es con sus padres. Este vínculo está atravesado por algunos aspectos como el cuidado, la autoridad y la disciplina y con aquella persona que los protege.

Habilidades sociales
Las habilidades interpersonales son valiosas para que el niño pueda insertarse en su entorno social.

El vínculo con sus pares, con niños y niñas de su edad, les enseña a compartir juegos y elementos (como sus juguetes) y a cooperar o tener que ponerse de acuerdo con ellos para, por ejemplo, llevar a cabo un desafío. 

De este modo también aprenden a construir su propia identidad, a tomar paulatinamente conciencia de sus propios actos, a conocer qué les gusta y qué no y con qué se sienten cómodo y con qué no.

Estas herramientas, al igual que el desarrollo de la empatía y el respeto por sus pares, solo pueden aprenderse a través de la práctica y de la socialización con otros niños y adultos.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (22 de mayo de 2023). Definición de infancia. Etapas, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/infancia/