Se llama cinismo a una postura filosófica que se caracteriza por el rechazo a la civilización, la sociedad, sus leyes y costumbres. La escuela cínica surge en la Antigua Grecia durante el siglo IV a. C, y fue fundada por el filósofo griego Antístenes, luego Diógenes de Sinope se convertiría en su máximo representante. Desde la perspectiva del cinismo, la vida social está llena de hipocresías y representa un mal para la vida humana, razón por la cual los cínicos deciden retirarse de la sociedad y vivir practicando la autarquía y la austeridad alejados de la civilización.
La palabra cínico proviene del griego «cynos»: «perro». Los filósofos cínicos fueron llamados así debido a que se asoció su modo de vida con la de los perros. Los cínicos se caracterizaron por su excéntrico estilo de vida, basado en un desprecio por las convenciones sociales, el cuestionamiento a las normas y el descontento con la cultura y la civilización. Así, los cínicos hicieron de su conducta y su vida una crítica total a la sociedad griega de la época. El historiador Diógenes Laercio se encargó de recopilar numerosas anécdotas que reflejan la excentricidad de la vida y el pensamiento de los filósofos cínicos.
Históricamente, puede entenderse al cinismo como un movimiento contracultura, surgido durante el período conocido como filosofía helenística, la cual agrupa movimientos filosóficos como el hedonismo, el epicureísmo, el escepticismo, el estoicismo y el cinismo, entre otras. La filosofía helenística surgió en un contexto de decadencia social y cultural de la Grecia clásica y la caída de los valores sociales y religiosos que sostenían el mundo antiguo. Por esta razón, el contexto histórico helenístico se caracterizó por el surgimiento de movimientos con una postura crítica a la situación social de cambio y decadencia de la época. El cinismo fue una de las expresiones más radicales de esta tendencia.
Como doctrina filosófica, la escuela cínica surge como una especial reinterpretación del pensamiento socrático. Los cínicos consideraron que la civilización corrompe a las personas y buscaron un modo de vida más simple y acorde con la naturaleza. La oposición filosófica entre civilización y naturaleza es uno de los pilares fundamentales de la filosofía cínica. Su pensamiento estaba orientado hacia una filosofía moral o filosofía práctica, basado en los conceptos de virtud y vicio. Según el cinismo, la virtud humana radica en la vida alejada de la sociedad, en la sencillez y el ascetismo, mientras que la civilización representa el vicio y la corrupción de la naturaleza humana.
Actualmente, y en términos no filosóficos, la palabra «cinismo» toma una acepción distinta a la de la escuela filosófica del siglo IV a. C. En la actualidad, la mayoría de las fuentes definen al término «cinismo» como una «conducta de descaro y desvergüenza, caracterizada por la práctica de acciones o doctrinas inmorales y vituperables». Si bien, esta misma definición recoge mucho de la conducta cínica, es importante desambiguar el cinismo entendido como una conducta peyorativa y reprochable, del cinismo filosófico, el cual, más allá de sus excentricidades, no deja de ser una postura filosófica con fundamentos y conceptos propios.
Índice de temas
Ideas fundamentales del cinismo
Breve historia del cinismo
Personajes destacados del cinismo antiguo
Ideas fundamentales del cinismo.
El cinismo, como escuela filosófica, desarrolló un conjunto de ideas orientadas a cuestionar radicalmente los conceptos, valores y costumbres de la cultura y el pensamiento de la sociedad clásica. A continuación, expondremos las ideas y características más destacadas del pensamiento cínico:
- Desprecio por las convenciones sociales: El pilar fundamental del cinismo se basa una crítica social que consiste en rechazar de raíz las condiciones, normas y convenios impuestos por la sociedad. Según el cinismo, la sociedad se erige sobre valores que corrompen la naturaleza humana. Su postura se caracterizó por el cuestionamiento de las normas y la indiferencia ante las reglas y convenciones aceptadas por «todos». Por esta razón, los cínicos practicaban la subversión y la desobediencia civil como forma de rebeldía y desafío a la autoridad. Las leyes y normas sociales no tienen efecto sobre el cínico, quien postula una autarquía como modo de vida basado en el individualismo y la autosuficiencia.
- Cosmopolitismo: El cosmopolitismo es una ideología que consiste en un rechazo a las nacionalidades y la idea de que todas las personas pertenecen a una misma comunidad, sin distinciones de nación ni banderas. El cinismo rechazó toda forma y concepto de nación o identidad social. Los cínicos no se consideraban griegos, sino cosmopolitas, es decir, «ciudadanos del mundo», más allá de las barreras y distinciones impuestas por las diferencias entre los países y naciones.
- Ascetismo y desapego material: Los cínicos creían que la abundancia material, la ostentación y la opulencia corrompían la naturaleza del ser humano, por lo que postularon un rechazo y desprecio por la riqueza, y desarrollaron un pensamiento ético basado en el desapego material, la austeridad y la vida humilde. El ascetismo, es una postura ética y filosófica caracterizada por la práctica de la austeridad y el rechazo al consumo y los bienes materiales. Los cínicos practicaron el ascetismo como una espiritualidad no religiosa, frente a la cultura del consumo y la opulencia de la sociedad de la época. Según el cinismo, la verdadera sabiduría consiste en alcanzar la felicidad desde el desapego, la simpleza y la vida natural. La eudaimonía cínica consistió en la práctica de una vida alejada de los lujos y toda forma de materialismo.
- Sátira e ironía: Los cínicos escribieron sátiras y diatribas en las que se refleja su crítica cultural y filosófica a la sociedad y sus costumbres. El uso de la ironía, ya visto en el comportamiento de Sócrates, fue un recurso fundamental en los filósofos cínicos, quienes profundizaron esta actitud y lo convirtieron en un emblema de su movimiento. Así, los cínicos practicaron una conducta irreverente, basado en la transgresión, la burla, la parodia, el sarcasmo y el grotesco para cuestionar la sociedad y las costumbres de la época. Esta conducta irreverente de los cínicos fue conocida con el nombre griego de «anaideia», que significa «desvergüenza», «irreverencia» o «provocación».
- Desenmascaramiento de la hipocresía: Según el pensamiento cínico, la sociedad y la civilización se erigen a partir de la hipocresía, la conducta cínica se manifiesta como una reacción frente al estado de «hipocresía social». El inconformismo frente al orden social llevó a los cínicos a buscar formas de desenmascarar los «altos valores» sobre los que se erigía la sociedad de la época y mostrar su lado más oscuro, tras la fachada de una civilización basada en valores y leyes respetables. El desprecio por la fama, el poder, la riqueza o la opulencia fueron un signo característico del cinismo como crítica a la hipocresía de la cultura de la época.
- Desprecio por la política: El pensamiento político del cinismo se basa en una total desconfianza hacia la autoridad y rechazo de todo sistema político. Toda forma de política es vista por el cinismo como corrupta e hipócrita. Dentro de su crítica a la hipocresía de la sociedad, el cinismo cuestionó toda forma de política como el pináculo de la hipocresía social. La crítica política del cinismo se caracterizó por una postura de desprecio por el poder, la no intervención en los asuntos públicos, y un rechazo total a los cargos y condecoraciones políticas. De manera que, el pensamiento político del cínico es esencialmente «apolítico», es decir, se basa en una negación radical de la política. Por esta razón, en relación al gobierno, el cinismo postula un estado de acracia (sin gobierno) y anomia (sin ley). El rechazo a toda forma de poder político llevó a los cínicos a basarse en el anarquismo, la autarquía, la defensa de la libertad individual y la negación de cualquier forma de autoridad, orden o gobierno.
- Desprecio por la educación formal: En esta misma línea de rechazo al orden social, el cinismo rechazó también toda forma de educación normalizada y formalizada. Según la postura cínica, la educación formal limita la libertad individual y adoctrina a los individuos, los educa para vivir en una sociedad decadente, corrupta e hipócrita. En cambio, los cínicos optaron por el autodidactismo, el autoconocimiento y el rechazo a toda forma de educación organizada.
Breve historia del cinismo.
El cinismo surge en la Antigua Grecia, entre los siglos III y IV a. C., durante el período conocido como filosofía helenística. Luego de la caída de Atenas ante el Imperio Macedonio, la cultura griega clásica comenzó un período de decadencia y, a la vez, expansión de su cultura hacia otras regiones de Macedonia. En este marco, la filosofía helenística surgió en un contexto de profundo e intenso cambio social, político y religioso, en el que la gran mayoría de los valores clásicos comenzaron a perder fuerza sobre la sociedad, los pilares religiosos y sociales que sostenían el mundo antiguo estaban en crisis.
Frente a este contexto de cambio e incertidumbre social, surgieron las principales corrientes del pensamiento helenístico, las cuales se caracterizaron por el desarrollo de una filosofía práctica, una filosofía para la vida que dé respuestas ante la situación de incertidumbre frente cuestiones importantes como la ética, la moral, las costumbres, la espiritualidad, entre otras. A diferencia de la filosofía antigua, propia de la Grecia clásica, como el platonismo y el aristotelismo, que se caracterizaron por desarrollar un pensamiento metafísico y teórico, las diversas corrientes helenísticas, se destacaron por un rechazo a la metafísica y el conocimiento abstracto de la realidad, y se preocuparon por pensar la vida práctica en relación a la ética, la moral y las costumbres, su principal preocupación fue pensar en la felicidad (eudaimonía) y el modo correcto de alcanzarla.
En este marco, el cinismo se manifestó como una de las corrientes más radicales y excéntricas de la filosofía helenística, surgió en Grecia y luego se expandió hacia Roma, Alejandría y Constantinopla, y su influencia duró hasta aproximadamente el siglo V. El origen del nombre «cinismo» es atribuido a su fundador Antístenes, quién utilizó este nombre en honor al lugar en el que desarrolló su filosofía cínica: Cinosarges, que en griego antiguo se traduce como «perro blanco» o «perro ágil». Sin embargo, la escuela de Antístenes no era conocida como cinismo, sino que fue llamada «corriente socrática menor», ya que su principal influencia fue la filosofía y la figura de Sócrates. Posteriormente, Diógenes de Sinope fue quien popularizó el cinismo como práctica filosófica en el mundo antiguo.
Personajes destacados del cinismo antiguo.
Antístenes.
Antístenes (444-365 a. C.), fue el fundador de la escuela cínica. Nacido en Atenas, estudió retórica y luego se convirtió en uno de los discípulos de Sócrates, interesado principalmente por su filosofía ética. Inspirado por el pensamiento socrático, Antístenes fundó su propia escuela filosófica en Cinosargos, de donde proviene el término «cínico». Su escuela estuvo orientada a los sectores más populares de la sociedad, debido a la simpleza y austeridad de su doctrina. Antístenes vestía capa y báculo, y su vestimenta se convirtió en un emblema de su escuela. De la obra de Antistenes se conservan sólo unos pocos fragmentos, pero se sabe que escribió sobre la naturaleza y desarrolló un concepto eleático del ser, rechazando el cambio y las cualidades. En el campo religioso, postuló una teología negativa, según la cual no puede afirmarse nada acerca de dios, ya que no se identifica con ninguna cosa comparable o conocida por el hombre. Finalmente, practicó el ascetismo y difundió su filosofía ética predicando con el ejemplo.
Diógenes de Sinope.
Diógenes de Sinope (412-323 a. C.), también conocido como «Diógenes el cínico» o «Diógenes el perro», fue el máximo representante del cinismo antiguo. Discípulo de Antístenes, Diógenes no legó ningún escrito, sino que todo lo que se sabe de su vida y su doctrina se debe a las anécdotas que de él se narran, principalmente en la obra del historiador Diógenes Laercio, quien, en su libro Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres (s. III), dedicó un extenso apartado a relatar las anécdotas e historias de Diógenes el cínico.
Diógenes fue expulsado de Sinope, su ciudad natal, y se mudó a Atenas donde conoció a su maestro Antístenes. Allí, vivió en las calles como un vagabundo predicando la austeridad y la pobreza como un bien y una virtud. Se cuenta que vivía en una vasija grande de barro y que de día caminaba por las calles con una lámpara encendida diciendo que «buscaba personas honestas». Se dice, además, que sus posesiones eran mínimas y que se desprendió de su único cuenco para dárselo a un niño que bebía agua con sus manos.
Las anécdotas que se relatan acerca de Diógenes reflejan la coherencia con su pensamiento y la excentricidad de su carácter. Platón lo llamaba el «Sócrates delirante», ya que caminaba descalzo, dormía en las puertas de los templos, iba rodeado de perros que lo acompañaban, además de realizar actos de exhibicionismo público con total descaro y desfachatez. Diógenes cuestionó la teoría de las ideas de Platón y se dice que, en una oportunidad, cuando Platón expuso su definición de hombre como un «bípedo sin plumas», Diógenes peló un gallo y se lo llevó a la Academia diciendo «aquí tienes a un hombre», y se retiró entre risas y burlas. En otra ocasión, se cuenta que se topó con Aristipo, discípulo de Sócrates y fundador de la escuela cirenaica, quien, al ver a Diógenes lavando hierba le dijo: «Si supieras llevarte con los hombres, no estarías lavando hierba», a lo que Diógenes le contesto: «Si supieras preparar tu propia comida, no tendrías que andar visitando los palacios de los tiranos».
Encuentro entre Diógenes y Alejandro Magno.
Luego de Atenas, se cuenta que Diógenes fue capturado por piratas y vendido como esclavo. En esta oportunidad se dice que, al preguntarle por su virtud, Diógenes respondió: «Dar órdenes. A ver si encuentras a alguien que quiera comprar un amo». Luego, fue comprado por Jeníades de Corinto, quien lo puso como tutor de sus hijos. Diógenes pasó el resto de sus días en Corinto, donde se avocó a difundir su doctrina y predicar la filosofía del autocontrol, la autenticidad y la autosuficiencia.
Durante los juegos olímpicos, Diógenes tuvo la oportunidad de volverse famoso y difundir su prédica. Se cuenta que, un día, mientras se hallaba tomando sol en las afueras del gimnasio de Corinto, hubo un enorme revuelo debido a la presencia de ni más ni menos que Alejandro Magno, quien manifestaba querer conocer en persona y por sí mismo al famoso «filósofo perro». Así, Alejandro llegó ante Diógenes con todo su séquito y rodeado de una multitud ruidosa y alborotada. El rey del imperio más grande conocido hasta entonces se paró frente a Diógenes, se presentó y le preguntó: «¿Por qué te llaman «el perro»? Diógenes respondió: «Porque halago a los que me dan, ladro a los que nada me dan y muerdo a los malvados». Luego, Alejandro le dijo: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». A lo que Diógenes, sin reparos de con quién estaba hablando, contestó: «Quítate del medio que me tapas el sol». En ese momento, se generó un clima de tensión y bullicio entre los espectadores, hasta que, finalmente, Alejando le preguntó «¿Acaso no me temes?» y Diógenes le contestó con otra pregunta: «Gran rey Alejandro, ¿Te consideras buen o mal hombre?». Alejandro respondió «Me considero un buen hombre». Por lo que Diógenes contestó: «Entonces, ¿por qué tendría que temerte?». Ante la irreverente respuesta del filósofo, toda la gente se escandalizó y comenzó a gritar contra Diógenes, hasta que Alejandro pidió silencio y dijo: «¿Saben qué les digo a todos ustedes? Si yo no fuera Alejandro Magno, me encantaría, en su lugar, ser Diógenes el cínico».
En otra oportunidad, Alejandro encontró a Diógenes observando con atención una pila de huesos humanos. Confundido, el rey le preguntó por qué miraba con tanta dedicación tal pila de restos sin valor. A lo que Diógenes respondió: «Estoy buscando los restos de tu padre, pero no puedo distinguirlos de los de un simple esclavo». Esta observación, expresada con el sarcasmo y la ironía propios del estilo retórico de Diógenes, manifiesta una crítica a los valores de poder, fama y renombre. Finalmente, en nuestros huesos, todos somos iguales, no hay diferencia entre un rey o un esclavo.
Se cuenta que, al final de su vida, las últimas palabras que Diógenes pronunció antes de morir fueron las siguientes: «Cuando muera, échenme a los perros, que ya estoy acostumbrado». En honor a Diógenes, los corintios construyeron una columna de mármol con la figura de un perro descansando.
Crates de Tebas.
Crates de Tebas (365-285 a. C.) fue un filósofo cínico, seguidor de Diógenes de Sinope. Diógenes Laercio cuenta que Crates donó a su ciudad toda su fortuna y junto a su esposa Hiparquia adoptaron un modo de vida basado en la austeridad y el ascetismo característico del cinismo. Crates fue maestro de Zenón de Citio, fundador del estoicismo, y representa la conexión entre la escuela cínica y la escuela estoica, a través de Crates como maestro y Zenón como fundador del estoicismo.
Crates era un ciudadano de clase alta que, al mudarse de joven a Atenas, conoce a Diógenes y decide entregar todas sus pertenencias para dedicarse al cinismo. A diferencia de su irreverente maestro, Crates tenía un trato muy distinto con la gente, era respetuoso y amable, y defendía con seriedad y argumentación los preceptos del cinismo como práctica filosófica. Por esta razón, lo llamaron «Crates el filántropo».
El cinismo moderno.
Se llama cinismo moderno a todas aquellas manifestaciones en el pensamiento y la cultura moderna y contemporánea que reflejen, en mayor o menor medida, las posturas y conductas del cinismo en cualquiera de sus formas. Si bien, el cinismo como doctrina filosófica y práctica ética tuvo su auge en el mundo antiguo, a lo largo de la historia de occidente, hubo múltiples manifestaciones de su carácter en la obra de muchos filósofos y pensadores que se sirvieron, por ejemplo, de la ironía, la sátira, el humor negro o la caricatura para ridiculizar las conductas sociales de su época. En la Modernidad y la Ilustración, grandes exponentes de la literatura y la filosofía como Shakespeare, Voltaire o Rousseau han sido críticos de su época utilizando métodos propios del cinismo. Durante el siglo XIX y XX, figuras importantes de la literatura como Oscar Wilde o Mark Twain utilizaron el cinismo a modo de crítica literaria y social en su época. La filosofía contemporánea refleja, en muchos aspectos, matices propios del cinismo y el pensamiento cínico, en la obra de filósofos como Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, y posteriormente, Michael Onfray y Peter Sloterjdik, quienes reflejaron en su pensamiento ideas como la revaloración de la naturaleza por sobre la civilización, la crítica radical a la moral y las costumbres de la sociedad, el valor de la autarquía y la libertad de pensamiento, la apostasía religiosa, la iconoclasia y el contrarianismo.
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Aci, E. M. (9 de octubre de 2023). Definición de cinismo. Características, historia, ideas principales y máximos exponentes. Definicion.com. https://definicion.com/cinismo/