La palabra felicidad se usa para hacer referencia a un estado de plenitud o realización que trae aparejada la sensación de un bienestar. Es uno de esos conceptos que se utilizan con mucha asiduidad en las comunicaciones cotidianas, pero cuyo sentido preciso no es tan fácil de definir cuando nos ponemos a tratar de precisarlo.

Se han hecho estudios en diversas universidades del mundo que arrojaron resultados absolutamente variables en cuanto a lo que las personas consideran que las hace felices, y en cuanto a la descripción del estado de felicidad. Varias veces se la asocia con el hecho de haber alcanzado un objetivo, una meta. Pero, al mismo tiempo, hay una cualidad inherente a la felicidad que es una cierta duración: si algo nos genera un bienestar efímero no se habla de felicidad, aunque tampoco es necesario que perdure al punto de no ser pasible de modificación.

Otro rasgo que es propio de este tipo de sensaciones es su carácter subjetivo y precisamente por ello es que se vuelven inasibles. No hay una fórmula de la felicidad que se pueda usar para cotejar las experiencias de la gente y ver si, efectivamente, se ha alcanzado dicho estado o no. La psicología ha sostenido incontables debates al respecto. Desde las posturas conductistas enraizadas en el empirismo que insisten en la necesidad de que compruebe de modo experimental el estado de los individuos y de que las conductas sean las que hablen, pasando por las tradiciones de índole psicoanalítica hasta llegar a las variantes cognitivas o incluso las de la psicología positiva, que amparan sus estudios a partir de la validación de los estados internos y relativos de cada sujeto.

La condición de la relatividad de las experiencias nos lleva a asumir que diferentes personas no serán felices de igual forma, ni a partir de las mismas circunstancias. De hecho, en ocasiones se ha comprobado que se puede ser feliz sin una condición que dispare este estado.

En determinadas tradiciones espirituales se habla de la felicidad sin objeto y este es, precisamente, el título de un libro del autor de origen francés Jean Klein. La felicidad sin objeto es un estado permanente para algunas personas que han alcanzado un cierto nivel de realización, pero también una experiencia que la mayoría de los seres humanos han atravesado en algún momento y se describe como un sentimiento de estar a gusto con lo que sucede, con el despliegue de los acontecimientos tal como se dan.

Por contraste, muchos individuos que son considerados “exitosos” según los parámetros habituales, que consiguen bienes, fama, dinero o poder, se han sincerado al afirmar que no sentían felicidad, a pesar de todos sus logros.

Felicidad, plenitud y sensación de bienestar.
El término felicidad alude a un estado de plenitud y bienestar de carácter expansivo.

Felicitas.

En casos como este, de palabras cuyo significado se abre en varias líneas y que se prestan a acepciones diversas según el sentido que cada persona le asigna, una alternativa interesante pasa por el estudio de su origen, hallar en la etimología pautas que delimiten su campo.

Si nos remontamos a las raíces del vocablo “felicidad”, descubriremos que surgen del latín, en el término felicitas. El mismo se compone a partir del adjetivo felix, que describe la prosperidad de algo, la cualidad de lo fructífero y lo abundante, pero también tiene aparejado lo dichoso, y a este adjetivo lo completa el sufijo –tat, que se usa para aludir a la cualidad de algo, su situación o condición. Así, la felicidad podría entenderse como la condición o la cualidad de algo que implica prosperidad, abundancia y dicha.

Un elemento interesante del acercamiento a partir de la etimología es que se pueden apreciar aspectos de una palabra que no estaban del todo presentes, o incluso interpretar la idea de un vocablo porque cierta raíz aporta claridad, como si se tratara de una semilla que siempre estuvo ahí, latente.

En este caso, por ejemplo, si se aborda el ángulo de lo fructífero, en el sentido que trae el adjetivo felix de “fructificación abundante de los árboles”. Esto aporta luz sobre una dinámica muy presente en la psicología positiva, sobre el carácter expansivo que tiene el estado de felicidad. 

Y, de hecho, algunas de sus intuiciones fueron ratificadas luego por la ciencia, al revelarse los efectos que tienen sobre un organismo los estados de bienestar con las hormonas que se generan y la autorregulación ordenada, como contrapunto a los estados de estrés, afianzados en el instinto de supervivencia y la antigua dicotomía entre “luchar o huir”.

Felicidad sin objeto.
La felicidad sin objeto es un estado permanente para algunas personas que han alcanzado cierto nivel de realización personal.

Endorfinas, hormonas de la felicidad.

En la década del «60, mientras se estudiaban las dinámicas de las adicciones al opio, los investigadores descubrieron que había receptores en el tejido del cerebro que responden a esa sustancia. Las probabilidades de que los seres humanos contáramos con un receptor específico para una sustancia que se encontraba exclusivamente en la planta de amapola eran muy bajas, y por eso se enfocaron en los productos que el cerebro sintetiza.

A partir de esas intuiciones se abrió paso al hallazgo de que hay un grupo de neurotransmisores que se vinculan al bienestar y a la sensación de dicha llegando, en algunos casos, a asociarse con estados de euforia. Por ello fue que, informalmente, fueron denominadas hormonas de la felicidad. Formalmente se las llama endorfinas.

Estas hormonas son generadas en el hipotálamo y también en la glándula pituitaria. Además de este efecto asociado a un estado de felicidad, son un potente analgésico. Por lo general, su efecto no es demasiado prolongado. Y presentan, asimismo, la característica de ser originada por estímulos muy precisos como, por ejemplo, la excitación sexual, el enamoramiento, la ingesta de chocolate o la realización de actividades alineadas al deseo de la persona.

Su estructura resulta curiosamente similar a la de la familia de los opiáceos, como son el opio o la morfina, pero las endorfinas no generan efecto adverso alguno. En cuanto a la duración breve de aquello que provoca, lo que sucede es que ciertas enzimas producidas por el cuerpo se ocupan de su eliminación en el corto plazo a fin de preservar un equilibrio.

Muchas terapias modernas promueven la visualización de escenas placenteras o felices, o también el recuerdo de momentos gratos para que el sistema genere endorfinas y se experimenten sus beneficios en el marco de las sesiones.

Estado de felicidad, alto nivel de motivación.
El estado de felicidad implica un alto nivel de motivación a partir de la actividad que se está desarrollando.

Psicología positiva.

Los orígenes de la psicología positiva pueden hallarse en la filosofía griega y en múltiples sitios a lo largo de la historia. Pero se identifica un momento concreto, a principios de la década del «90, cuando Martin Seligman, un profesor de la Universidad de Pensilvania, propuso la creación formal de esta rama de la psicología a fin de centrarse en el estudio de las cualidades más saludables de la humanidad.

Seligman convocó a tal fin a diversos profesores e investigadores, entre los que se destaca la figura de Mihaly Csikszentmihalyi, quien es valorado como uno de los más influyentes autores en este campo. Csikszentmihalyi postula que el estado de felicidad se encuentra muy relacionado con lo que él denomina estado de flujo. Este flujo sucede cada vez que una persona cuenta con un alto nivel de motivación a partir de la actividad que está desarrollando, al punto que pierde la referencia espacio-temporal. Si hay de por medio un reto, y esto conducirá al crecimiento individual, el resultado de esta acción conectada traerá plenitud y felicidad.

Es interesante ver que en las definiciones tradicionales de felicidad se habla de cumplir objetivos o metas, pero hay algo en la postura de Csikszentmihalyi que aporta un valor agregado, al enraizarse en la línea de vida de alguien y en su camino de evolución.

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Lehrer, L. (23 de agosto de 2022). Definición de felicidad. Su origen, el enfoque de la psicología positiva y las endorfinas. Definicion.com. https://definicion.com/felicidad/