El concepto percepción proviene del latín perceptio: per- significa por completo y –capere proviene del verbo capiō , que se entiende en español como como capturar, agarrar, apoderarse, cautivar. Así, percepción se define como la acción y el mecanismo de capturar, de captar, por completo, las cosas. Este mecanismo, que permite no solo recibir sino además interpretar y comprender las señales externas a nosotros, abarca también el posterior proceso gracias al cual analizaremos estos estímulos que han ingresado y les daremos un significado.
No solo hay numerosas teorías acerca de la naturaleza de la percepción (y múltiples tipologías), sino que, de igual modo, las formas en las que este fenómeno ocurre se describen de diferentes maneras en función de la teoría desde la cual se parte. En este artículo haremos una aproximación a cada uno de estos factores.
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Teorías sobre la percepción: el empirismo.
Esta teoría de la filosofía tiene como base que la realidad que se experimenta va a ser la base de nuestro conocimiento: a grandes rasgos, sin este mundo que se percibe, se observa, y se interpreta, no habría ideas posibles.
Su desarrollo más importante como teoría tuvo lugar en la Inglaterra del siglo XVII y se extendió durante el siglo XVIII también. Entre los principales representantes encontramos a John Locke (1632-1704), George Berkeley (1685-1753) y David Hume (1711-1776). Sobre este último hablaremos aquí.
David Hume.
Empirista y filósofo escocés, Hume está fuertemente influido por el espíritu ilustrado de la época, y su manera de construir teoría a partir de esto es, básicamente, ir contra toda forma de dogmatismo (de la religión, pero también del racionalismo, teoría contraria al empirismo).
Mientras Locke había propuesto que solo podemos conocer ideas de modo directo, y que éstas son solo reflejos de la realidad externa (consideraba a la mente como una tabula rasa: es decir, todo lo que adquiere en relación con el conocimiento provendrá de la experiencia, no hay nada antes), Hume sostendrá que todo lo que poseemos como conocimiento se llamarán percepciones, y que estas tienen dos manifestaciones:
- Impresiones: estas son las percepciones más fuertes de todas, aquellas que son las primeras en impactar el alma, dirá. Aquí incluirá pasiones, sensaciones y emociones. Las caracteriza a partir de su vivacidad y su fuerza también.
- Ideas: la copia débil de las percepciones.
La producción de conocimiento deviene de la relación entre ideas e impresiones pero, a su vez, son delimitados por estas impresiones: ellas son el conocimiento, dado que es a lo que accedemos mediante los sentidos, mientras que las ideas son la representación de aquellas.
Un ejemplo simple sobre esto es cómo determinar la verdad o falsedad de algo: Hume propuso que, para saber si una idea es verdadera, tenemos que poder asociarla a alguna impresión. Si no puede asociarse a ninguna estaremos frente a una ficción, dado que no posee sustento alguno en relación con la experiencia.
No todas las percepciones son iguales, claro está, porque hay algunas mucho más simples que otras (no es igual percibir el color amarillo que observar un cuadro en su totalidad). El proceso de recuperar las impresiones contempla dos vías:
- Mediante la memoria: o ideas de la memoria, que aparecerán con una alta probabilidad de fidelidad a lo que se ha experimentado al percibirlas.
- Mediante la imaginación: o ideas de la imaginación, con un poco menos de fidelidad respecto de las impresiones iniciales.
La percepción desde la corriente gestáltica.
Una de las vertientes de la psicología moderna que surge a principios del siglo XX (más bien, hacia 1920) es la psicología de la Gestalt. El término alemán Gestalt se ha traducido como forma o figura. Los teóricos de esta corriente trabajaron sobre los modos en que la percepción se organiza. Hay una tendencia cognitiva a percibir algo no a partir de sus partes sino configurándolo como un todo, y tal percepción es interpretada como el proceso clave de la actividad mental para esta corriente, no como una derivación de otros estados.
Además, considerarán que tal proceso de la actividad mental no reproduce exactamente la información que recibe (del mundo que observa), sino que hay una selección de datos. ¿Qué significa esto? Que el mundo exterior, o lo que será considerado todo lo relacionado con la experiencia sensorial (que ingresa gracias a los cinco sentidos) arroja estímulos de manera constante, y en gran volumen.
En tanto y en cuanto somos sujetos que perciben, de toda esta información tomaremos la que sea fundamental para poder producir representaciones: no hay «automatismo» en la percepción, en el sentido de que gracias a ella procesamos toda esta sensorialidad de manera regulada y filtrada y, por ende, posibilita una entrada ordenada de la información. Posteriormente, el procesamiento de datos podrá ser construido de modo tal que surgirá otro tipo de actividad cognitiva, la abstracción (pensemos aquí en, por ejemplo, conceptualizaciones, definición de categorías, etcétera).
Etapas de la percepción.
Tradicionalmente, se han reconocido tres fases:
- Selección de la información y/o estímulos que recibimos del mundo exterior: Se tomarán (de manera inconsciente) aquellos que sean relevantes o importantes para las circunstancias de cada quien. Esta selección puede estar mediada no solo por lo que nos interesa o importa en ese momento, sino también por nuestros gustos personales, elecciones y nuestras circunstancias contextuales de tiempo y espacio, entre otros.
- Organización: Una vez que estos estímulos han sido seleccionados, en función de aquello que es deseable (y separado de aquello que no nos es útil), serán clasificados de modo tal que les será asignado un significado. La manera en que tales estímulos son organizados o clasificados se ha considerado en relación con «leyes» que, básicamente, han sido un aporte de la corriente gestáltica. Se considera que los humanos estructuramos los diferentes estímulos en función de, en principio:
- Una configuración entre la apariencia (lo que sería un objeto) y el fondo (lo que se extiende por fuera de ese objeto).
- La proximidad y la semejanza: los estímulos que están más cercanos (o que sean considerados parecidos) se organizarán como parte de un mismo todo.
- Interpretación: este es el último eslabón del proceso de percepción. Aquí confluyen dos aspectos: los estímulos aprehendidos, discriminados y organizados, pero también la experiencia previa del sujeto. Sus intereses, sus motivaciones, sus concepciones: todo esto contribuirá a cómo se interpretan estos elementos organizados. Toda interpretación se nutre de estos factores y de la experiencia del sujeto.
¿Qué tipos de percepciones existen?.
Consideraremos, finalmente, cinco tipos de percepciones. Son las más conocidas por todos:
- Visual: El estímulo ingresará gracias a los ojos y la visión.
- Táctil: Los estímulos ingresan gracias a los receptores de la piel. Este campo está relacionado con habilidades exploratorias entre el sujeto y su entorno.
- Auditiva: Es la habilidad de percibir información en los oídos gracias a que ellos codifican el estímulo sonoro captado.
- Olfativa: La información llega por la cavidad nasal, y las neuronas receptoras, en síntesis, procesarán tal estímulo.
- Gustativa: se detectará la información gracias a los receptores gustativos ubicados en la boca, más específicamente situados en la lengua. Se han clasificado cinco sabores básicos: dulce, amargo, salado, ácido y umami (relacionado, este último, con lo «sabroso» o «delicioso» en un alimento. Es, a grandes rasgos, el sabor del glutamato o aminoácido que se encuentra en las proteínas: por ende, se lo asocia a quesos, carnes, champiñones y tomates, entre muchos otros alimentos).
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Fernández, A. M. (20 de diciembre de 2021). Definición de percepción. Teorías, etapas y tipos. Definicion.com. https://definicion.com/percepcion/