La palabra literatura proviene del latín litteratūra, empleada en aquel momento para referirse al “maestro de escuela”, el litterator, encargado de impartir lecciones sobre normativa de la lengua, y que educaba a sus alumnos. Con el tiempo, esta noción se extendió para definir lo que hoy conocemos como literatura. Pero ¿qué es la literatura, entonces, más allá de su etimología?
En base a la teoría, es posible describirla como aquella expresión relacionada con lo artístico, cuyo medio de expresión serán tanto las palabras como sus manifestaciones escritas y orales. ¿Podemos simplificar de esta manera su significado? Ocurre que una presentación unívoca o universal sobre literatura es casi imposible, dado que es un término polisémico, con múltiples significados. Algunas definiciones tradicionales sobre este concepto es que hace referencia a algunos de los siguientes aspectos:
- a la destreza o habilidad en relación con las expresiones verbales.
- a la agrupación de creaciones con fines literarios en un país, o momento determinado.
- también, a las producciones más bien teóricas sobre literatura: la teorización de literatura es, también, denominada literatura.
Procederemos a hablar sobre parte de la historia de la literatura, algunas obras más famosas, y te contaremos un poco sobre dos conceptos relevantes. ¡Comencemos!
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Mesopotamia: poema de Gilgamesh.
A mediados del siglo XIX, en la actual Irak, un grupo de arqueólogos halló tablillas de arcilla y otras obras que eventualmente enviaron al Museo Británico para que se estudiaran. Entre esos materiales descubiertos había un poema que data del 1800 o 1400 A.C., mas de mil años antes que el Antiguo Testamento. Un conjunto de estas tablillas, el poema de Gilgamesh, conforman el trabajo literario más antiguo que se conoce.
La composición poética habla sobre Gilgamesh, rey de Uruk (cerca de Bagdad, Irak), dios y gobernante tan poderoso como rechazado. Su autoridad entra en crisis con Enkidu, enviado por los dioses, quien lo enfrenta: el rechazo se volverá luego amistad, y la base para que Gilgamesh reflexione sobre la vida, la muerte, la inmortalidad que anhela y los cuestionamientos sobre sí mismo. Si bien se presume que no existió, no deja de ser, en la epopeya y en la historia de la humanidad, el primer gran héroe conocido hasta la fecha.
El poema toca múltiples tópicos: el camino de este héroe mesopotámico, el deseo de inmortalidad, su carácter semidivino (era semidios y semihumano) y también las reflexiones sobre la condición humana.
Grecia y el inicio de la literatura occidental.
Un poco más acá en el tiempo, en el siglo VIII a. C., encontraremos dos obras fundamentales para la literatura occidental: la “Ilíada” y la “Odisea”. La creación de ambas se le atribuye a Homero, poeta presuntamente ciego de aquella época, sobre quien las diferentes investigaciones han esbozado numerosas teorías (que no era uno sino varios, e incluso la idea de que nunca existió). Sin embargo, la historia le ha adjudicado hasta la fecha, de forma consensuada, la autoría a él.
La “Ilíada” cuenta unos pocos días de la Guerra de Troya y narra con crudeza y gran descripción esta guerra, los dioses, los héroes humanos que participaron con toda su valentía y su humanidad, positiva y negativa. La “Odisea”, por otra parte, describe cómo, tras la guerra, Ulises (u Odiseo, de allí el nombre de la obra) intenta retornar a Ítaca, su patria y reino.
En ambas la relación entre personajes y dioses es muy estrecha: también las vidas de los protagonistas muchas veces estaban determinadas por, por ejemplo, oráculos, que a grandes rasgos predefinían sus destinos. Tal lazo dioses/humanos puede verse claramente en la primera línea de esta obra. “Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles…”: se creía que la habilidad del poeta no le era propia, sino que le era infundada por gracia de los dioses.
Medioevo y literatura.
El medioevo va, aproximadamente, desde la caída del Imperio romano, 411 D.C., hasta el descubrimiento de América en 1492. Se lo asocia regularmente con el “oscurantismo”, con que es período poco fértil en lo cultural, pero insistiremos en que casi diez siglos de historia difícilmente puedan, o deban, reducirse de tal manera.
Lo religioso era fundamental en la época: España había sido conquistada por los árabes solo tres siglos después (711 D.C.), y hasta 1492 se impulsó la Reconquista cristiana. Una obra enmarcada en este contexto es “El Cantar del Mio Cid”, entre el siglo XII y principios del XIII. Aquí se narra la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, desterrado por el rey Alfonso, que enfrentará musulmanes en pos de recuperar el favor del rey y vencer a los invasores.
Este cantar de gesta en la época se difundía de manera oral, gracias a juglares encargados de recitarlo de memoria. En él, al igual que en la “Ilíada” o la “Odisea”, se emplean epítetos: el Cid es “el bueno de Vivar” o “el de la luenga barba”, por ejemplo. En las obras homéricas, Aquiles es «el de los pies ligeros», mientras «hijo de Peleo» hace referencia a Aquiles.
A continuación definiremos dos conceptos recurrentes en la literatura para que comprendamos, un poco más, que ninguna definición en este ámbito está clausurada, ya que siempre se ponen en crisis.
Género literario.
A grandes rasgos, los géneros se han definido como las categorías en las que, en función de la estructura y el contenido, se organizan las obras literarias. Tradicionalmente encontramos tres: la épica, o la narrativa, la lírica, y el género dramático.
Estos tres géneros literarios, que datan ya de la literatura griega y se teorizaba sobre ellos en diferentes tratados de la época, estaban claramente delimitados y definidos. Hoy, con toda una tradición y una historia de muchos siglos, se acepta que hay también otros géneros (dramaturgia, ensayo) y que incluso hay producciones que experimentan con borrar tales límites, apelando a fusiones.
Canon literario.
La etimología de la palabra nos dará un indicio de su sentido: κανών, o kánon, en griego, se interpreta como «vara» o «regla». El canon literario es la “vara” con la cual medir la adecuación de una obra literaria dentro de las obras fundamentales de una época, un país o un género.
Qué texto ingresa dentro de ese canon, y por qué lo hace, ha sido materia de estudio de quienes hacen teoría de la literatura. Aunque está muchas veces fundamentada en el poder que una institución como la Real Academia Española (RAE), o la academia de letras de una cierta nación, hay que tener siempre en mente (y en la misma línea de «puesta en crisis» que género) que estas entidades están constituidas por humanos, cuyas decisiones también están atravesadas por sus subjetividades y experiencias personales, emocionales o intelectuales. Si bien tenemos autores muy famosos que pertenecen a tal canon, una rápida hojeada por la historia de la literatura occidental hará evidente que, por señalar una realidad específica, las escritoras son, a todas luces, menos frecuentes en el canon de “los grandes escritores”, dadas las restricciones en otros tiempos para que accediesen a la escritura.
Un ejemplo es “Frankestein o el moderno Prometeo”, de 1818. Publicada de forma anónima, esta novela gótica fue atribuida al poeta Percy B. Shelley; luego, se supo que quien escribió esta fascinante obra sobre la identidad, los límites que la ciencia puede tener, lo moral, y una gran cuota de terror y roces con la literatura fantástica, había sido realmente su esposa, Mary Shelley.
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Fernández, A. M. (1 de diciembre de 2021). Definición de literatura. Etapas de su historia y conceptos relevantes. Definicion.com. https://definicion.com/literatura/