La falacia ad hominem o argumento contra el hombre es una falacia lógica que consiste en un ataque personal hacia quien emite un razonamiento. Se llama ad hominem, del latín «contra el hombre», ya que en lugar de contraargumentar con una refutación lógica o racional al argumento del adversario, quien usa la falacia ad hominem tiende a atacar personalmente al argumentador. Es una falacia debido a que no respeta las reglas del juego argumentativo y pasa del plano lógico a un nivel personal. La falacia ad hominem pretende invalidar el argumento o las razones de su adversario a través de descalificar directamente a la persona que lo emite. El argumento supone que si tal persona no es de confianza, por los motivos que sean, entonces nada de lo que diga puede ser considerado como verdadero.

La estructura básica del argumento es la siguiente:

  • “A” afirma “B”.
  • “A” es una persona de la cual no podemos confiar.
  • Entonces, “B” es falso.

Intuitivamente, es probable que se considere que ciertos emisores tengan una mayor imagen o prestigio, como en el caso de la falacia de autoridad (ad verecundiam), mientras que otros muestren una imagen de «desconfianza» o «desprestigio», este es el caso del argumento ad hominem. Sin embargo, en ambos argumentos, la posición de prestigio o desprestigio del sujeto «A» es irrelevante, ya que lo que se analiza es la estructura lógica y la veracidad de sus enunciados, y no la posición social, estatus o imagen del enunciante. De manera que, el “prestigio” o “desprestigio” de «A» no es consecuencia lógica de la negación de «B», ni positiva (como en el caso del argumento ad verecundiam), ni negativa (como en la falacia ad hominem).

El argumento ad hominem es utilizado en la retórica como herramienta argumentativa, ya que, a pesar de ser lógicamente falaz, en muchos casos, resulta psicológicamente muy efectivo. Por esta razón, el uso retórico del argumento contra la persona suele ser muy común, debido a su efectividad como herramienta de persuasión. En este caso, se utiliza para disuadir a los interlocutores respecto de la postura de su adversario, atacándolo directamente. Suele ser utilizada en los debates políticos y electorales, en el ámbito jurídico y la abogacía, pero también en otros contextos en los que se establezca algún tipo de discusión o debate sobre determinado tema, tanto en niveles especializados como en la vida cotidiana.

Sin embargo, en el plano de la lógica, la falacia ad hominem es considerada un argumento inválido, y clasificada dentro del conjunto de las falacias informales: aquellas que conllevan algún tipo de error o equivocación en su contenido o contexto. En el caso de la falacia ad hominem, el equívoco es de contexto, debido a que, al atacar directamente al argumentador y no al argumento, está cambiando de contexto, realizando un pasaje inválido de una discusión argumentativa a una discusión personal.

Para ilustrar la falacia ad hominem ofrecemos algunos ejemplos:

  • «Sócrates fue condenado a muerte, por lo tanto, su filosofía debe ser descartada».
  • «Einstein era un excéntrico, por ende, sus ideas sobre la relatividad deben ser falsas».
  • “Una persona que no tiene un título universitario no puede tener la razón”.
  • «No podemos confiar en el juicio de alguien con discapacidad».

En todos los casos, la falacia ad hominem intenta desacreditar las ideas, argumentos, juicio o razón de una persona, no por la propia razón o argumento, sino descalificando, de alguna u otra manera, a la persona misma.

Falacia ad hominem
La falacia ad hominem es un tipo de argumento falaz cuya equivocidad radica en romper con las reglas argumentativas de la lógica y desplazar la discusión hacia un ataque personal

Tipos de falacia ad hominem.

Existen diversos tipos de la falacia ad hominem, aquí los explicamos junto a algunos ejemplos:

  • Falacia ad hominem directa o abusiva: Se ataca directamente a la persona. El ad hominem abusivo consiste en un ataque personal que no tiene relevancia ni relación con el argumento a debatir. Es la forma más destructiva y heurística en la que se expresa la falacia. Ejemplos: “Nietzsche se volvió loco, por lo tanto, sus ideas quedan descalificadas”. “Freud consumía y recetaba cocaína a sus pacientes, por lo tanto, el psicoanálisis debe ser falso”. «Stephen Hawking tuvo una enfermedad degenerativa, por ende, no podemos confiar en su juicio».
  • Falacia ad hominem indirecta o circunstancial: Se ataca a la persona indirectamente, por el contexto o circunstancia en la que se encuentra. Ejemplos: “X persona está desalineada y mal vestida, entonces, no podemos confiar en su palabra”. “Tal persona está medicada, por ende, todo lo que diga debe ser un delirio”. “X está en una situación desesperada, no creas en él”.
  • Falacia tu quoque: Del latín, “Tú también lo haz hecho”, consiste en invalidar el argumento de la otra persona alegando que ella también participa o participó de aquello por lo que se discute. El ad hominem tu quoque busca invalidar la posición del adversario a partir de una relación negativa con lo debatido. Ejemplo: “Tú fumaste durante toda tu vida, entonces, no puedes decir que el cigarrillo es malo”. “No puedes hablar mal del alcohol si tú eres alcohólico”. “Si consumes drogas, entonces, no puedes concientizar sobre las adicciones”.
  • Falacia ad hominem generalizada: También llamada falacia de asociación, consiste en atacar a un conjunto de personas o grupo social del que el sujeto atacado forma parte. Ejemplos: “Las personas pobres no pueden opinar de economía”. “La familia Fernández no es digna de confianza, por ende, Juan Fernández no puede tener la razón”. “Todos los argentinos son mentirosos, tú eres argentino, por ende, eres un mentiroso”.
Acusación personal
En todos los casos, la falacia ad hominem consiste en un ataque directo o indirecto hacia la persona

Breve historia de la falacia ad hominem.

La falacia ad hominem es conocida y estudiada desde la antigüedad clásica. Aristóteles, en su obra Refutaciones sofísticas, fue el primero en distinguir la diferencia entre argumentos lógicos y argumentos personales. Entre estos últimos, la falacia ad hominem, la cual Aristóteles definió como un sofisma que establece una ambigüedad en relación a la persona que argumenta. Aristóteles explicó que, para poder rebatir tal acusación, es necesario «desenmascarar» la ambigüedad mediante una contraargumentación lógica, sin concentrarse en la persona, pues este es el objetivo del uso retórico de la falacia ad hominem: desviar la discusión argumentativa hacia un problema personal.

El filósofo escéptico Sexto Empírico, examinó versiones no falaces del argumento ad hominem, en las cuales es posible argumentar, no en contra de la persona de forma directa y abusiva, sino a su propio marco teórico. De esta manera, Sexto Empírico señala que no es válido atacar a la persona, pero sí es aceptable cuestionar o intentar poner en contradicción las propios conceptos de su ideología o filosofía particular. De manera que, se intenta mostrar una inconsistencia o contradicción en los principios y argumentos, a modo de ejercicio dialéctico y no retórico o heurístico.

En la Modernidad, el filósofo inglés John Locke fue el responsable de nombrar los argumentos ad, entre los cuales clasificó el ad hominem. Al igual que Sexto Empírico, Locke también examinó formas no falaces del argumento ad hominem definiéndolo como un argumento que busca examinar si las proposiciones del argumentador se ajustan y son coherentes con sus propios principios y sistema de ideas. De la misma manera que el argumento de Sexto Empírico, la forma «no falaz» de Locke es ad hominem (dirigida a la persona), pero sin agredir de manera personal al argumentador, sino cuestionando racionalmente su propio marco teórico.

Durante el siglo XIX, el filósofo y lógico inglés Richard Whately definió a la falacia ad hominem como aquel argumento que está dirigido a la persona según su carácter, las circunstancias que la rodean, las opiniones o el pasado del individuo. Ya en el siglo XX, el argumento fue incorporado al conjunto de las falacias lógicas y definido como un argumento inválido, en el cual, un interlocutor, en lugar de refutar el argumento, ataca directamente a la persona que lo emite.

Falacia ad hominem
La falacia ad hominem fue empleada y estudiada desde la antigüedad clásica

Sesgos comunes en la falacia ad hominem.

La falacia ad hominem puede tomar, como hemos visto, diversas formas, las cuales tienen en común un conjunto de sesgos cognitivos que suelen ser peyorativos, sobre los cuales, la falacia se apoya para desacreditar o descalificar a las personas, como lo son la etnia, la clase social, el color de piel, el género, entre otros. A continuación, expondremos una breve lista de los sesgos que se aplican para la falacia ad hominem:

  • Sesgo de clase: Es un tipo de sesgo cognitivo que consiste en establecer un ataque personal a partir de apelar a las clases sociales como argumento descalificativo. En el caso de la falacia ad hominem, este sesgo establece que la clase social, status o posición económica de la persona sirve para invalidar su postura, la cual puede aplicarse tanto a pobres como a ricos. Ejemplos: «Los pobres no tienen educación, tú eres pobre, por ende, eres un ignorante». «Los ricos son unos privilegiados, tú eres rico, por ende, no puedes opinar sobre igualdad social».
  • Sesgo de etnia: Consiste en establecer un descrédito personal a partir de la etnia o cultura a la que pertenece o está asociada la persona. La falacia ad hominem supone que las diferencias étnicas sirven como argumento para descalificar a la persona que postula un enunciado. Ejemplos: «Los aborígenes son seres incivilizados, tú tienes descendencia aborigen, por ende, no puedo confiar en tu visión de las cosas». «Los latinoamericanos son pasionales e inestables, tú eres latino, por lo tanto, no confío en tu juicio». «Los europeos son violentos e invasores, tú eres europeo, por ende, no puedo confiar en tu palabra».
  • Sesgo de género: Consiste en desacreditar la posición de una persona a partir de su género o identidad sexual. La falacia ad hominem marcada por este sesgo supone que el género de las personas sirve como argumento para descalificar su postura. Ejemplos: «Las mujeres son seres irracionales, tú eres mujer, por ende, nada de lo que digas puede ser razonable». «Los hombres son brutos y machistas, tú eres hombre, por lo tanto, tus ideas son siempre falsas». «Las personas homosexuales están enfermas, tú eres homosexual, por lo tanto, nada de lo que digas puede ser sensato».
Sesgo de género
El sesgo de género consiste en invalidar la postura del otro, no a partir de razones lógicas, sino atacándola por su género
  • Sesgo de atribución hostil: Consiste en atribuir un supuesto ataque de la otra persona para validad el uso de la falacia ad hominem. Quien utiliza el sesgo de atribución hostil intenta establecer una ofensa que nunca existió, para permitirse el uso de una «contra ofensa» y aplicar ad hominem. En este caso, el sesgo es un intento de validar la falacia, a partir de atribuir hostilidad de parte de la otra persona, cuando esta, en realidad, no fue hostil. De todas formas, si el otro efectivamente hubiera sido hostil, el argumento ad hominem sigue siendo falaz, ya que, justificado o no, el ataque personal es falaz por sí mismo y en todos los casos. Ejemplos: «X me insultó, entonces yo puedo descalificarlo peyorativamente». «Tus razones me ofenden, por ende, tengo derecho a insultarte». «Tus creencias religiosas me resultan ofensivas, por lo tanto, yo puedo decir que eres un ignorante».
  • Sesgo de desconfirmación: Si el sesgo de confirmación consiste en destacar sólo la información que confirma los propios supuestos, el sesgo de desconfirmación consiste en sólo validar la información que refuta o descalifica la postura del adversario. En el caso de la falacia ad hominem, el sesgo de desconfirmación puede llevar a resaltar información que invalide al argumentador, sin ser confirmada o sin ser relevante para el caso. Ejemplos: «Leí en un artículo que la lógica es ambigua, tú eres un lógico, por ende, eres ambiguo». «Las fuentes dicen que tu postura es errónea». «Leí en el diario que cuanto más argumentas menos razón tienes, tú argumentas mucho, por ende, no tienes razón».
  • Efecto halo: Es un sesgo psicológico que consiste en asociar cualidades positivas (intelectuales o morales) a personas que presentan determinado tipo de rasgos como el atractivo, la simpatía, la popularidad o la buena imagen. En el caso de la falacia ad hominem, el efecto halo es inverso, ya que puede utilizarse para descalificar a las personas por sus rasgos físicos, carácter o imagen. Ejemplos: «X es feo, por ende, no creo en su palabra». «X es una persona tímida y reservada, su postura no me genera confianza». «No voy a creer en alguien que viste tan mal».
Sesgos cognitivos
La falacia ad hominem suele estar acompañada de un conjunto diverso de sesgos cognitivos que desvían la argumentación hacia un ataque personal

Falacias relacionadas con el argumento ad hominem.

A continuación, veremos un conjunto de falacias que se relacionan con el argumento ad hominem. Los ejemplos puestos para cada cada falacia están asociados, específicamente, a la forma ad hominem:

  • Falacia ad baculum: Del latín (al báculo), «apelación a la fuerza» o argumento de la fuerza. Es una falacia que utiliza la amenaza, la coerción o la violencia para dar veracidad a sus enunciados o para ganar una discusión. También se caracteriza por el abuso de la autoridad o las posiciones de poder para obtener ventaja en la discusión. Ejemplos: «Debes dar razón a mis argumentos, de lo contrario, habrá graves consecuencias». «Si no aceptas mi verdad, entonces, tendré que apelar a la fuerza». «Si no cambias de opinión voluntariamente, entonces, te obligaré a cambiar».
  • Falacia ad populum: Del latín, «apelación al pueblo». También llamada argumento de popularidad, es una falacia que se apoya sobre las masas y las opiniones mayoritarias para dar veracidad a sus enunciados. Consiste en considerar que lo que opinan las mayorías, por ser mayoría, es necesariamente verdadero. Ejemplos: «Todos saben que X es un mentiroso, por lo tanto, no debemos creer en su palabra». «Todo el mundo conoce el oscuro prontuario de X, por lo que, no debemos fiarnos de su opinión». «La mayoría piensa que debemos expulsar a X, por lo tanto, X debe ser expulsado inmediatamente».
  • Falacia ad verecundiam: «Apelación a la autoridad». También conocida como falacia de autoridad o argumento de autoridad, consiste en apoyarse sobre el prestigio, imagen o carácter de experto de una persona que se considera una «autoridad» en determinada materia. Ejemplos: «Platón descalificó a los sofistas, por lo tanto, Protágoras y Gorgias estaban equivocados». «Einstein criticó la teoría cuántica, por lo tanto, Max Planck y Niels Bohr fueron unos ingenuos».
Falacia ad populum
La falacia ad populum puede ser utilizada en favor de la falacia ad hominem cuando se apela a las mayorías para descalificar a una persona
  • Falacia ad ignorantiam: «Apelación a la ignorancia» o argumento de la ignorancia. Consiste en basar una postura en la ignorancia y el desconocimiento del adversario, argumentando que, por falta de pruebas para refutar la tesis, esta debe ser verdadera. El argumento ad ignorantiam pretende dar veracidad a un enunciado a partir del «no saber» sobre determinado tema, apelando a la incapacidad de su oponente de probar su refutación: como no es posible refutar «A», entonces «A» es verdadero. La falacia ad ignorantiam representa el caso inverso a la falacia de autoridad, la cual apela al «saber» de un experto. En este caso, es el desconocimiento la base falaz del argumento. Ejemplos: «La mente humana es incapaz de comprender lo divino, tú eres humano, por lo tanto, tu Dios es falso». «Debido a tu ignorancia, mi postura es verdadera». «Los niños no tienen conocimiento, tú eres un niño, por ende no puedes contradecirme».
  • Falacia ad misericordiam: «Apelación a la misericordia» o argumento de la piedad. Es un tipo de falacia que se basa en un pedido de piedad o misericordia, apoyándose en una situación de debilidad o vulnerabilidad. La falacia ad misericordiam intenta dar crédito a una posición mediante la manipulación de los sentimientos o la piedad de las personas, y no por razones lógicas. La falacia ad misericordiam representa el caso inverso al argumento ad baculum, en lugar de apelar a la fuerza para validad su postura, ad misericordiam apela a la debilidad. Ejemplos: «X es una persona pobre y desvalida, debemos creer en todo lo que dice». «X ha sufrido mucho, por piedad, debemos dar crédito a su posición».
  • Falacia ad consequentiam: «Apelación a las consecuencias» o argumento de la consecuencia. La falacia ad consequentiam se basa en apelar a las consecuencias negativas o positivas de un argumento para refutar o validar su posición. Versión negativa: «A» afirma «B». «B» tiene consecuencias negativas, por ende, «B» es falso. Versión positiva: «B» tiene consecuencias positivas», por ende, «B» es verdadero. Este argumento es una falacia, ya que las consecuencias positivas o negativas de un argumento son irrelevantes para probar su veracidad. Ejemplos: «Las frases motivacionales tienen un efecto positivo en las personas, por lo tanto, sus palabras son verdaderas». «Pensar hace infelices a las personas, tú eres un pensador, por ende, eres infeliz «. «El servicio militar corrige a los jóvenes, tú eres joven, por ende, tienes que hacer el servicio militar».
Falacia ad ignorantiam
La falacia ad ignorantiam consiste en apelar a la ignorancia o desconocimiento de la otra persona para validar una posición
  • Falacia de generalización apresurada: Consiste en establecer una inducción inválida, en la que se generaliza a partir de un conjunto de casos que no son prueba suficiente de tal generalidad. La falacia de generalización apresurada guarda relación con el argumento ad hominem, en aquellos casos en donde la generalización resulta peyorativa para la persona y haya sido establecida, intencionalmente, para el ataque personal. Ejemplos: «Hablé con un astrólogo anterior y ha fallado su predicción, tú eres astrólogo, por lo tanto, también fallarás». «Han aparecido muchos casos de sacerdotes pederastas, tú eres sacerdote, por ende eres un pederasta». «Dos personas me hablaron mal de ti, por ende, tú no eres de fiar».
  • Falacia del hombre de paja: Consiste en tomar la postura del adversario y exagerarla o distorsionarla considerablemente, para luego atacar esa postura exagerada y no el argumento original. El argumento del hombre de paja suele emplearse para debilitar el argumento original del adversario y desviarlo de sus verdaderas razones argumentativas. Generalmente, suele ser más fácil refutar posiciones extremas que posiciones razonadas y bien fundadas. Esta falacia se vincula con el argumento ad hominem, ya que puede servir de puente para una posterior descalificación de la persona, a través de la exageración de su postura, calificándola de extremista o exagerada. Ejemplo:
  • Un sujeto «A» afirma: «En ocasiones, el uso de medicina alternativa puede resultar más beneficioso que la medicina tradicional». A lo que «B» responde: «¿Estás diciendo que hay que erradicar la medicina y reemplazarla por una mera herbostería? Eres un imprudente».
Falacia del hombre de paja
La falacia del hombre de paja consiste en exagerar la postura del adversario

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Aci, E. M. (19 de septiembre de 2023). Definición de falacia ad hominem. Clasificación, estructura lógica, errores comunes y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/falacia-ad-hominem/