La palabra empresa se puede referir a varios conceptos. Por un lado, una empresa es una acción que supone un despliegue de esfuerzo, por ejemplo, podríamos decir que con esta acepción gobernar un país es una empresa difícil. Por otra parte, una empresa es una organización en la que se mueven los capitales y el empleo, como elementos para la producción de diversas actividades de industria, mercado o de servicios. También puede referirse al lugar en que esa organización o institución realiza sus actividades. El término halla sus raíces en el italiano, y viene de impresa, de imprendere, que a su vez procede del latín prehendere, cuyo significado es tomar o alcanzar algo.
En general, la empresa como actividad es el emprendimiento más habitual y constante llevada a cabo y organizada por las personas. Supone un trabajo cotidiano, esfuerzo -de los individuos o de las grupalidades- e inversiones en función de lograr un objetivo común.
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Empresa y sociedad.
En la sociedad en la que se asienta, una empresa persigue un objetivo específico, económico o comercial, y ofrece a partir de ahí determinados bienes o servicios a su clientela.
Las empresas poseen finalidades variadas, por ejemplo y fundamentalmente, deben reconocer y satisfacer las necesidades que demanda la comunidad en la que están insertadas. Además, contribuyen a esas sociedades desarrollándolas en lo económico y promoviendo determinados valores de carácter social e individual.
Uno de los primeros en analizar este rol fue Adam Smith. Según el economista, una empresa facilita la internacionalización de los métodos productivos, permitiendo por un lado que se encuentren los factores productivos y por otro, posibilitando la división del trabajo. Además, Smith planteaba la importancia de la acción pública, demandada por la sociedad. De esta forma, estableció los lineamientos de la Teoría de las empresas públicas. Smith sostiene que hay diversos servicios que benefician a la sociedad toda, aún si la comunidad o, parte de ella, no paga por ellos. A partir de esta realidad, plantea la necesidad de empresas públicas financiadas con recaudación impositiva.
Creación de una empresa.
Las empresas son organizaciones creadas por un grupo de emprendedores o por un individuo que reúne los recursos necesarios, desde lo económico hasta la logística. Estos elementos son de los que se vale una organización para enfrentar el “reto empresarial”, utilizando las herramientas a su alcance para transformar la materia prima en un producto (que puede ser tanto un bien como un servicio) y comercializarlo, insertándose en el mercado de oferta y demanda. A partir de aquí es que una empresa está en condiciones de obtener ganancias de carácter económico.
La empresa necesita un motivo, una filosofía definida, una planificación, diversos objetivos y estrategias para llevarlos a cabo, además de un marco político que delimite sus normas.
Recursos empresariales.
Las empresas necesitan tener determinados recursos para existir, además de para poder concretar sus finalidades. Podemos establecer dos fuentes de los que obtienen sus recursos materiales:
- Fuentes propias: Son obtenidas mediante aporte del dueño de la empresa.
- Fuentes ajenas: Se obtienen por medio de préstamos, subsidios y créditos concedidos por otras personas o entidades.
Por otro lado, cada apuesta corporativa necesita recursos humanos, que son obtenidos mediante un proceso de selección de personal en el que son reclutadas personas con capacidades, profesiones o lineamientos que tienen que ver con lo que la empresa busca para alcanzar sus objetivos.
Clasificación de empresas.
Las empresas son muchas y muy variadas. Se pueden clasificar de múltiples maneras en función de diversos aspectos que permiten agruparlas.
- Según su relación con otras compañías y con los clientes: Basado en este criterio, las empresas pueden ser aisladas (es decir, independientes del resto del mercado, dependientes únicamente de ellas mismas) o redes (unión de firmas que persiguen los mismos propósitos).
- Según el sector en el que desarrollan sus actividades: Pueden ser, en este marco, del sector primario (recolectan y extraen recursos naturales), secundario (transforman la materia prima), terciario (ofrecen servicios) o cuaternario (servicios que no se pueden mecanizar). Dentro de esta clasificación también podemos dividirlas en industriales (extracción o transformación de materia prima, sector productivo), comerciales (intermedian entre productores y consumidores) y de servicios.
- Según su forma jurídica: Es posible catalogarlas, de acuerdo a sus características, como individuales, societarias o cooperativas.
- Según el tamaño: Hablamos de microempresas (menos de 10 individuos contratados), pequeñas empresas (entre 10 y 49 integrantes), medianas empresas (abarcan entre 50 y 249 empleados) y grandes empresas (250 o más personas).
- Según su ubicación geográfica: Pueden ser locales, nacionales, multinacionales, internacionales o transnacionales.
- Según su cuota de mercado: existen empresas aspirantes (buscan posicionarse frente a empresas líderes o competidoras), empresas especialistas (responden a necesidades muy específicas), empresas líderes (marcan las pautas) y empresas seguidoras (no son tan prósperas como para resultar un problema para las compañías líderes).
Citar este artículo
Krause, G. (27 de noviembre de 2021). Definición de empresa. Su creación, sus recursos y su clasificación. Definicion.com. https://definicion.com/empresa/