La palabra intelectual deviene del sustantivo “intelecto” sumado a él el sufijo “al”. Unidos constituyen el concepto que indica que algo es “perteneciente”, “concerniente” y “relativo”. Asimismo, al origen de intelectual lo encontramos en el latín “intellectualis” y significa “dedicado al cultivo de las ciencias y las letras”.  

El vocablo está compuesto por tres elementos léxicos, ellos son:

  • El prefijo “inter-”, que significa “entre”.
  • El término “lectus”, referido a “leído”, “elegido”.
  • El sufijo “-al” que hace alusión a “pertenencia” y a “relación”.

La palabra intelectual refiere a lo perteneciente al entendimiento. Se vincula con todo aquello que está en estrecho orden con lo inteligente y todas sus variantes. Calificar a una persona como intelectual supone que es un sujeto capaz de comprender con facilidad lo relacionado con el intelecto.  

Asimismo, intelectual aplica para mencionar las características emocionales, espirituales, subjetivas e inmateriales de un individuo. Es decir, lo psíquico y mental que construye la inteligencia de alguien.

Intelectual origen
El estudio constante y la reflexión hacen a una persona intelectual.

En otras palabras, cuando hablamos de intelectual estamos haciendo mención a un tipo de persona dedicada a las especialidades, las ciencias y las letras. Del mismo modo, se aplica a quienes logran un gran caudal de conocimiento académico y teórico gracias al estudio y la formación constante.  

Es fundamental aclarar que esta noción puede aprovecharse de dos modos:

  • Como sustantivo: para referir a lo relativo al entendimiento y a la comprensión.
  • Como adjetivo: aplica en oposición a lo corporal y a lo físico. Se asocia con lo espiritual y simbólico.

Origen de la palabra intelectual .

Para hablar del origen de la palabra intelectual es indispensable remontarse a Francia durante el siglo XIX, época en la cual dicho país se encontraba agitado debido a conflictos de carácter político.

En este marco, el término intelectual surgió como una acusación. Se trató de un caso llamado “El caso Dreyfus”. Alfred Dreyfus fue un capitán del ejército francés con altos estudios en ingeniería politécnica que, en el siglo ya mencionado, fue acusado de entregar documentos secretos a los alemanes.  

El capitán fue declarado culpable por un tribunal militar y condenado a prisión perpetua. Asimismo, fue trasladado a la Colonia Penal de la Isla del Diablo, ubicada en la Guayana Francesa, en Sudamérica. Su familia, descreída de la acusación, comprobó la inocencia de Dreyfus.

El vocablo intelectual apareció por primera vez en este contexto para nombrar a todas aquellas personas del arte, la ciencia y la cultura que se unieron para reclamar por la libertad del capitán. Es decir, para referir a seres que hacen uso del pensamiento y la reflexión para resolver cuestiones de la vida.  

Con el paso del tiempo, la palabra tomó fuerza social y prestigio, puesto que refiere a quien aplica las capacidades de la mente humana para analizar, razonar, meditar y reflexionar sobre conceptos opuestos que requieren de una conclusión coherente y bien construida. Alude a un proceso que busca explicar el porqué de ciertas ideas, posiciones u oposiciones, etc y que se dan en determinados escenarios, vinculando causas y efectos.  

Solución intelectual.

Con solución intelectual nos referimos al modo en que se busca resolver alguna situación concreta por la vía del pensamiento y la reflexión.

Esto supone, claro está, la construcción de un entendimiento amplio y una serie de argumentos que permitan sostener un discurso o una idea y, sobre todo, permita generar cambios positivos en el contexto.

En este marco, la fuerza física pierde valor, ya que toda la energía se vuelca al ejercicio mental y a la capacidad de un sujeto de generar opciones de respuestas válidas, de acuerdo al caso. Esto lleva a hacer un estudio mental de la situación que aqueja e intentar encontrar las vías adecuadas para resolverla, sin perjudicar a las partes involucradas ni, mucho menos, provocar consecuencias desfavorables.

Intelectual persona
Ser intelectual implica tener la capacidad de reflexionar.

Ser intelectual.

Ser intelectual es una cualidad de aquella persona que dedica su vida a las letras, a las ciencias y a todo tipo de conocimiento académico o de alto nivel. Nos referimos a un sujeto capaz de invertir su vida en el estudio y la reflexión de la realidad y de todas las situaciones que se viven a escala social.

En este sentido, y al ser tan reflexivo, es un individuo con alto nivel de análisis crítico. Es por ello que, en muchos casos, el ser con rasgos intelectuales se une a otros para formar lo que se denomina “un colectivo social”. El propósito de esto es tomar la fuerza que en la individualidad no alcanza para intentar educar a los demás, proponer instancias de discusión o debate y desarrollar teorías o explicaciones concretas sobre fenómenos o problemas sociales.  

Una de las responsabilidades fundamentales de un ser intelectual es la de incentivar, a escala global, una reflexión crítica a partir de la puesta en marcha de una mirada analítica y teórica.

Propiedad intelectual.

La propiedad intelectual es una expresión que se utiliza para hacer foco en un tipo de registro que reconoce a un sujeto como dueño o poseedor de algo considerado como cultural. En este sentido, nos referimos a una institución en la cual se registran trabajos o contenidos conectados con el mundo del conocimiento como, por ejemplo, el arte, la literatura y el área científica.  

Allí acuden los autores, editores o profesionales que desarrollaron ciertas teorías para registrar trabajos a su nombre. Esto lo hacen para que dicho material esté protegido y, sobre todo, para velar por los derechos que poseen sobre tales documentos.  

intelectual inteligencia
Lo intelectual supone tener una inteligencia específica.

Discapacidad intelectual.

La discapacidad intelectual refiere a la condición de salud de un sujeto, el cual no cuenta con la capacidad de aprender al ritmo esperado ni mucho menos al mismo nivel que otras personas. Esto, obviamente, repercute en su vida cotidiana, puesto que su ser en el mundo depende de la asistencia ajena, según el grado de discapacidad que presente.  

Es importante destacar que una discapacidad intelectual puede detectarse a tiempo en la niñez, momento en el que se puede evaluar si se trata de un nivel leve o grave. Lo cierto es que alguien con esta clase de dificultad puede padecer, por ejemplo:  

  • Conflictos para comunicarse con los demás.
  • Incapacidad de valerse por sí mismo.
  • Lentitud en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Entre las causas de una discapacidad intelectual encontramos:

  • Lesión en la cabeza (antes o después del nacimiento)
  • Accidente cardiovascular
  • Infecciones
  • Condiciones genéticas
  • Causas ambientales
  • Metabolismo
  • Tóxicos (exposición intrauterina a diversas drogas)

Sin embargo, existen otras causas consideradas como “inexplicables”, como ocurre cada vez que los profesionales de la salud desconocen el motivo por el cual un ser humano ha desarrollado una discapacidad intelectual.  

Síntomas de la discapacidad intelectual.

  • Lentitud: los niños con discapacidad intelectual caminan, gatean y hasta se sientan mucho más tarde que los demás.
  • Problemas de habla: a temprana edad puede identificarse múltiples dificultades para hablar, puesto que aprenden mucho más tarde e, incluso, con falencias.
  • Memoria: las personas con discapacidad intelectual suelen olvidar las cosas con facilidad, es decir, no cuentan con una gran capacidad para retener y recordar información de todo tipo.
  • Conflicto social: una persona con esta clase de discapacidad presenta problemas para entender y respetar las reglas sociales, así como las normas más sencillas. Por tanto, no podrá medir las consecuencias de sus acciones y, además, presentará temor a la hora de querer resolver problemas o actuar en ciertas situaciones.

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Navicelli, V. (24 de noviembre de 2022). Definición de intelectual. Origen, propiedad y discapacidad intelectual. Definicion.com. https://definicion.com/intelectual/