Toma de decisiones es el nombre que recibe un proceso con el cual una persona analiza y evalúa las diferentes alternativas que tiene frente a una situación y elige aquella que le permite alcanzar una solución de problemas o llegar a objetivos específicos. Para ello, debe considerar qué factores están en juego, hacer una evaluación de las consecuencias de esa decisión y elegir aquella que le resulte adecuada.

Múltiples factores están involucrados en este proceso de decisión, y además pueden estar influenciados por elementos sociales, patrones de conducta, elementos contextuales e incluso procesos cognitivos.

La etimología de la palabra puede considerarse desde dos partes:

  • Toma: es el nombre que recibe la acción y el efecto de tomar algo, es decir, de elegir. Proviene del verbo tomar, relacionado con agarrar o asir algo, y proviene del término latino tumulāre, es decir, amontonar elementos, o conformar un montón, relacionado con la idea de agarrar.
  • Decisión: es una determinación o una resolución que se da respecto de algo. Proviene del término decisio, vinculado con la idea de cortar o sesgar, es decir, elegir algo entre otros elementos.

Fundamentos de este proceso.

La toma de decisiones, en tanto en cuanto proceso complejo a nivel cognitivo, es fundamental para comprender cómo se fundamentan las decisiones que una persona toma, e involucra una gran cantidad de elementos que, a simple vista, pueden parecer muy simples.

Elegir
La toma de decisiones nos ayuda a definir entre lo que es importante y lo que no.

Veamos algunos de ellos:

  • Razonamiento y pensamiento lógico: ambos suponen la habilidad de evaluar y hacer un análisis de riesgos de una u otra decisión en función de los elementos con los que contamos. Para ello, utilizamos nuestra habilidad de, mediante la intuición, preparar escenarios sobre los posibles efectos de estas opciones.
  • Percepción: esto es la forma en la que podemos comprender aquello que sucede a nuestro alrededor. Para ello, nos servimos de nuestros cinco sentidos (visión, audición, oído, olfato y gusto), y nos ayuda a captar la información sensorial que nos puede ayudar a comprender lo que ocurre.
  • Atención: esta es la competencia de focalizar nuestro juicio en un elemento y dejar otros de lado, para procesar de forma adecuada la información, hacer un análisis costo-beneficio de la situación y poder hacer una elección.
  • Memoria: esta herramienta es fundamental, ya que nos sirve para no solo recuperar información del pasado, sino que es un soporte esencial para el aprendizaje y el conocimiento que obtenemos de una experiencia. Al traer de vuelta una situación semejante, podemos actuar con mayor rapidez y claridad.

En la toma de decisiones, finalmente, es posible involucrar dos elementos diferentes, pero muy útiles: la racionalidad y la intuición. La primera supone un proceso con mayor control y análisis, donde nos servimos de herramientas lógicas y de otros procesos vinculados con la estrategia cuidadosa y la planificación detallada.

La segunda, nos permite actuar con mayor creatividad e innovación al momento de pensar escenarios o de contemplar opciones. Quizás una decisión pueda no ser la más racional, pero dependiendo del contexto y la situación, una opción más creativa y libre puede ser la adecuada.

Hay decisiones en las que la racionalidad es la alternativa adecuada mientras, en otras, apelar a la creatividad puede ser más útil.

Etapas.

Las etapas que son necesarias para llevar adelante una toma de decisiones exitosa involucran, en primer lugar, la identificación del problema u oportunidad que genera la necesidad de llevar adelante una decisión. Cuando tomamos dimensión de que hay algún elemento que puede o necesita ser resuelto para poder llegar a un objetivo o solución, nuestra capacidad de reconocerlo es esencial para poder dar paso a las siguientes etapas.

Luego, encontramos la recopilación de información: al definir nuestro objeto de análisis, podemos hacer una investigación mediante la que conocemos cuáles pueden ser las causas del problema, datos específicos que nos ayuden a comprenderlo en profundidad y nos ayuden a aumentar las posibilidades de éxito.

Luego, encontramos la generación y evaluación de alternativas. Con la información recopilada y los datos obtenidos, podemos comenzar a construir posibles escenarios, positivos y negativos, para observar qué pasos debemos tomar para aumentar la probabilidad de tener un desenlace favorable.

Luego, es momento de introducirnos en la elección y decisión por no solo el plan que definimos, sino de las tareas necesarias para alcanzarla. Aquí es importante contar con una estrategia más o menos detallada de cómo debemos avanzar en cada estadío de esa planificación.

Planificación
Al momento de tomar una decisión, es importante planificar, analizar las variables involucradas y definir un plan de acción.

Aquí, también está involucrada nuestra responsabilidad y transparencia hacia este proceso, fundamentalmente si involucra más personas. Luego, quedan las instancias de implementación del plan, para el cual, si está a cargo nuestro, seremos los responsables de ese proceso. Si es un plan de implementación que supone la delegación de tareas o el ejercicio de autoridad sobre otros para cumplirlo, debemos llevar adelante esta tarea con la transparencia suficiente.

Factores que influyen.

Encontramos una serie de elementos que pueden intervenir, favorecer o perjudicar la toma de una decisión.

En primer lugar, existen factores personales que pueden modificar el curso de la acción, por ejemplo, la experiencia, o la falta de ella, o las habilidades que tengamos para resolver esa situación. Si bien esto no impide este proceso, sí puede ralentizarlo o entorpecerlo.

También, nuestras emociones pueden modificar por completo el curso de nuestro plan de acción, ya que si ellas nos dominan, nuestro juicio está atravesado por esa emocionalidad y nos pueden predisponer a no sopesar correctamente las opciones y los riesgos.

Emociones y decisiones
Es importante que, si bien podemos reconocer que nuestras emociones interfieren en un proceso de decisión, podamos controlarlas y no dejar que dominen.

Por otra parte, los factores socioculturales intervienen en este proceso, ya las expectativas propias, ajenas y las normas del universo social donde crecimos pueden tener una fuerte influencia sobre nuestra seguridad, nuestra autonomía y nuestra gestión de la toma de decisiones.

También, existen otros factores externos, como las presiones temporales, o las de información. Las primeras pueden considerarse como plazos de tiempo limitados que nos fuerzan a tomar una decisión poco analizada y evaluada, o un plazo extenso, que nos pueden llevar a no evaluar adecuadamente cómo organizarnos.

Las presiones de información, por otra parte, pueden ser por una falta de datos, que nos hace optar por una opción que puede perjudicarnos, o un exceso de estos detalles, que nos pueden abrumar y hacernos sentir confundidos debido a la cantidad de elementos que debemos contemplar.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (22 de enero de 2024). Definición de toma de decisiones. Fundamentos, rasgos y obstáculos. Definicion.com. https://definicion.com/toma-de-decisiones/