Predestinación es el nombre que recibe algo que está determinado a suceder u ocurrir de determinada manera y no de otra. En este sentido, es una predeterminación que no puede modificarse y que todo sigue un curso ya definido de antemano.
Es un concepto muy empleado en los universos espiritual y religioso, y es parte de diversas doctrinas y sistemas de pensamientos de diferentes religiones.
La palabra tiene su origen en el vocablo latino praedestinatĭo, que significa conocer de antemano el destino de alguien o algo.
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Descripción y características del término.
Bajo la idea de la predestinación se concentran diferentes concepciones sobre el mundo y, fundamentalmente, sobre el hombre y su voluntad:
- Es una doctrina vinculada con el fatalismo, es decir, con la idea de que hay eventos que van a suceder sin que nosotros podamos hacer nada al respecto para modificarlos, ya que así debían suceder;
- El destino de alguien o algo está definido por algo superior a todos nosotros, ya sea la voluntad divina, una fuerza suprema u otra;
- La idea de elección, aquí, no queda vinculada a las acciones que en sí misma una persona puede realizar, por ejemplo, sino que esa persona ha sido escogida para cumplir una u otra misión en su vida.
En general, lo vinculado con esta perspectiva es aquello inevitable, irremediable e inexorable, es decir, que no puede eludirse ni detenerse, en mayor o menor medida.
Su vínculo con lo religioso.
Si bien es posible encontrar y observar este término desde diferentes disciplinas y sistemas de conocimiento, es desde la religión donde más fuerza ha cobrado desde sus inicios.
Cabe destacar cómo esta concepción (no desde un plano religioso, sino desde uno filosófico) ya estaba presente en la mitología griega. Esta concepción era la del destino, y se manifiesta en diferentes dioses y personajes de esta cultura.
En primer lugar, el destino era llamado ανανκη, ananké, por los griegos. Es, también, el nombre de una diosa: ella representaba aquello ineludible, lo que ocurría compulsivamente y que era constante e inevitable. Su nombre puede traducirse tanto como destino y como suerte.
Ananké era considerada una diosa y una fuerza superior a todo lo humano, que podía controlar aquello que ocurriría en la vida de las personas desde el momento en el que nacían hasta sus muertes.
Además, era la madre de las Moiras: Cloto, la hilandera; Láquesis, la que echa la suerte; y Atropos, la mayor de las tres hermanas y encarnación de la inflexibilidad, pues era la encargada de escoger la forma de muerte de la persona.
La idea de Moira (concepto griego) señala cómo cada una de las tres deidades podía ser asignada a cada persona una parte de su vida, desde que nace hasta que muere.
En la tradición cristiana, por otra parte, la idea de predestinación presupone que hay personas en cuyo futuro está la salvación, y otras en quienes el destino es ser condenadas. En este sentido, el concepto se opone a la noción de libre albedrío (la libertad individual que permite hacer una elección).
Quien toma decisiones aquí no es el humano, sino que hay una elección divina que define el rol de cada persona en su paso por la Tierra. Cabe destacar que esta perspectiva sobre el rol del hombre y el desarrollo de su vida fue duramente cuestionada, fundamentalmente durante la Edad Media, donde se hace notar que, desde este punto de vista, el hombre no tiene posibilidad alguna de elegir.
Algunas perspectivas teológicas.
Además de la perspectiva cristiana, existen dos formas de pensamiento religioso que hacen referencia a la predestinación. En primer lugar, el calvinismo: es una doctrina que lleva su nombre por Jean Calvino (1509-1564), teólogo de origen francés.
Entre los preceptos de esta doctrina, encontramos que se considera que la Biblia era la única autoridad sobre los creyentes, y a Dios la única autoridad por sobre toda la creación. Por este motivo, la perspectiva de este sistema de pensamiento sobre la predestinación es que hay hombres a quienes la condenación les está determinada de antemano. En este sentido, la finalidad de cada hombre y su misión en la Tierra depende de para qué fue creado cada uno.
Esta perspectiva se complementa con la idea que Calvino tenía sobre la caída de Adán, en la que afirmaba había predeterminación y no libre albedrío. El teólogo y reformista fue duramente cuestionado por la Iglesia en aquel momento, debido a sus ideas consideradas heréticas.
Por otra parte, el arminianismo es una teoría cristiana fundada por Jacobo Arminio (1560-1609).
A diferencia del calvinismo, que proponía que había hombres condenados y otros que no de antemano, Arminio sostenía que había hombres que, con anterioridad, habían sido escogidos porque Dios sabía que eran quienes iban a creer en él y a tener fe.
Su vínculo con otros conceptos.
La predestinación se vincula con dos nociones: el determinismo y el fatalismo.
La primera es una teoría de la filosofía que sugiere lo que la predestinación señala para la religión, es decir, es una perspectiva similar pero desde otra disciplina. Aquí también se considera que hay una causalidad entre aquello que hacemos y aquello que ya estaba predefinido para que suceda.
Además, no hay nada librado al azar desde esta postura teórica. Todo está definido de antemano, ya sea por un principio que así lo define, una ley u otras circunstancias.
El fatalismo, por otra parte, es una creencia en la que todo lo que sucede ya estaba definido en nuestro destino, y no es posible modificarlo de modo alguno. Esta creencia, sin embargo, está a menudo asociada con una forma de conducta.
La idea de que nada queda en nuestras manos puede llevar a pensamientos en los que nada de lo que hagamos puede ayudar a modificar una situación, ya que todo está escrito.En ambas, sin embargo, la noción de libre albedrío, es decir, la capacidad de poder actuar en función de nuestra propia voluntad y consideración, es dejada de lado.
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Fernández, A. M. (30 de septiembre de 2023). Definición de predestinación. Historia, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/predestinacion/
