Gratitud, del latín gratitūdo, es el nombre de un sentimiento que lleva a una persona a valorar y apreciar algo que ha recibido, ya sea mediante terceros o como resultado de sus propias acciones. De este modo, puede no dar por sentado aquello que tiene y es consciente y tiene agradecimiento por lo que se le ha concedido.
En latín, la palabra se vincula con la idea de lo placentero, y de ser agradecido. Por este motivo, está también relacionada con grato, agradecido y agradecer, entre otras.
Es también un concepto muy empleado en los distintos sistemas religiosos que existen, aunque también está presente en otras áreas como la psicología, por ejemplo. En la actualidad, está muy presente en discursos vinculados con el bienestar, la búsqueda del equilibrio, el mindfulness y otros.
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Historia.
La forma en que la gratitud se expresa y se manifiesta es un fenómeno que interesa a pensadores de la actualidad y también de toda la historia. Fue objeto de interés de pensadores y filósofos: Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.), por su parte, la relaciona con la correspondencia o la acción recíproca. Sostenía que quien estaba agradecido con alguien buscaría la manera de poder corresponder ese favor mediante la reciprocidad, en la medida de lo posible.
Uno de los escritores más reconocidos de la antigüedad romana, Marco Tulio Cicerón (106 a. C.-43 a. C.), afirmaba que la gratitud era la madre de todas las demás virtudes y la más importante.
Más adelante en el tiempo, Santo Tomás de Aquino (1224-1274), filósofo y teólogo italiano, desglosa la gratitud en tres partes:
- Reconocimiento
- Agradecimiento
- Retribución
La complejidad que le atribuye a esta emoción permite comprenderla como un acto de valoración, de atención y de generosidad espiritual.
Finalmente, otro pensador que describe esta sensación es el danés Søren Kierkegaard (1813-1855). Teólogo y pensador existencialista, habla de la gratitud en función de otro concepto: el amor. No solo habla del amor divino, hacia Dios, sino también de las relaciones que vive un hombre en su vida.
Su vínculo con la religión.
Además de los abordajes filosóficos, la gratitud está ampliamente documentada en textos religiosos de diversa índole. Veamos algunas perspectivas.
En el cristianismo, la gratitud hacia Dios es una forma de acercarse a él, para alcanzar la paz y, fundamentalmente, el gozo. Este goce, que deleita el alma y es provocado por el Espíritu Santo, resulta de la obediencia hacia Dios manifestada con alegría y agradecimiento.
La ingratitud, en este sentido, es fuertemente condenada, ya que denota una falta de respeto por las buenas intenciones de la persona que nos ayuda o brinda algo. El agradecimiento, entonces, no debe ser únicamente para dar las gracias: debe traducirse en la humildad, la cortesía con los demás y el poder dar sin esperar nada a cambio. Esta forma de generosidad espiritual debe practicarse en cada acto, todos los días.
Desde el judaísmo, la gratitud un elemento fundamental de quienes practican esta religión, tanto en su vínculo con su comunidad como, esencialmente, con Dios. Cabe destacar que, en hebreo, la palabra yehudi, que en español traducimos como judío, significa celebrado, agradecido o festejado.
Además, Jacob (patriarca del judaísmo antiguo, padre de las doce tribus de Israel y descendiente de Abraham) tuvo doce hijos. Tras el nacimiento del tercero, el nacimiento de un cuarto hijo fue sorpresivo y Jacob, como agradecimiento a Dios, escoge el nombre Juda, agradecido, para su hijo.
La gratitud genuina, así, permite poder sentir admiración por todo lo que nos rodea, tener una verdadera conexión humana con quienes están con nosotros y, también, ejercitar el servicio y ayuda por los demás.
Finalmente, en el islamismo, el agradecimiento se entiende como una forma de recordarle a Alá que nos sentimos dichosos por su bondad y sus regalos. Sin embargo, aquí hay un nuevo elemento: quienes son agradecidos, son recompensados. Esto significa que se constituye como una de las virtudes más importantes para los creyentes, y una obligación que se ejerce con reverencia y devoción.
Su impacto mental.
Existen múltiples estudios que apuntan a analizar cuál es el vínculo entre el ejercicio de la gratitud, su impacto en el cerebro y, fundamentalmente, sus efectos sobre la persona. Estas investigaciones se analizan en relación con la psicología, con la neuropsicología y con otras áreas de saber como el bienestar y el mindfulness, por ejemplo.
Para ello, se ha trabajado en analizar cuál es su efecto en las áreas del cerebro: una de ellas está vinculada con el sistema de recompensa. Esto implica experimentar la sensación de placer, de gratificación y de bienestar como resultado de un determinado estímulo. Son áreas del cerebro que se vinculan con otras sensaciones, como la euforia.
De este modo, en tanto en cuanto la gratitud se manifiesta como una sensación, cuando lo experimentamos podemos cargarnos de emociones positivas. Incluso, puede producir liberación de oxitocina, que aumenta la calma y la tranquilidad.
Prácticas.
Es posible encontrar diferentes maneras mediante las cuales podemos practicar la gratitud. Una de las formas más extendidas es registrándolo por escrito, en un cuaderno de notas o un diario, donde podamos ver cotidianamente aquello por lo que nos sentimos agradecidos. Puede ser una práctica de todos los días, o puede ser menos regular.
Si no se practica mediante la escritura, también otra técnica es tomarnos unos minutos a diario, al iniciar el día o al finalizarlo, para pensar en aquello que, a lo largo de ese día, nos haga sentirnos de este modo. Así, es posible reflexionar durante un breve momento sobre lo que tenemos, y agradecer por ello.
También, si deseamos practicar la gratitud con los demás, podemos hacerlo mediante una carta, o un pequeño texto, donde demostremos nuestro aprecio por esa persona y por lo que significa para nosotros.
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Fernández, A. M. (30 de agosto de 2023). Definición de gratitud. Historia, rasgos y manifestaciones. Definicion.com. https://definicion.com/gratitud/