El vocablo egoísmo se utiliza para definir a una forma negativa de concebir el interés o la atención de alguien para sí mismo, por sobre los demás. No solo es una manera de comportarse y una actitud para con uno, sino que fundamentalmente es un comportamiento que impacta sobre quienes están a nuestro alrededor.

La palabra surge de dos conceptos del latín: ego, que significa yo, e -ismo, nombre con que se señalan algunas prácticas, doctrinas o tendencias.

Este término suele usarse con una connotación negativa, ya que destaca el desinterés por lo que rodean. Las actitudes que definen este tipo de comportamientos se denominan egoístas, y esta misma noción se emplea para hablar de la persona.

Egoísmo, actitud negativa
El egoísmo no solo nos pone en el centro antes que a los demás, sino que es posible que también nos aleje de ellos.

Características.

Algunas consideraciones generales que encontraremos cuando nos referimos al egoísmo son las siguientes:

  • Quien actúa de tal manera no se preocupa por los demás
  • Todos los actos egoístas que una persona realiza buscan beneficiarla, a costa de lo que puedan sentir otros
  • Es frecuente que quien se comporte de este modo sienta que la gente a su alrededor debe prestar atención a sus necesidades

Se considera que este accionar se vincula con otros conceptos como la ingratitud para con el resto, ya que revela un cierto desprecio por otros. Otro sinónimo es el desagradecimiento, pues no hay intenciones de mostrar amabilidad con terceros.

En religión.

Veamos a continuación el caso del egoísmo en el marco de la religión cristiana.

De acuerdo con la Biblia, esta actitud pone al hombre por delante no solo de los demás, sino también por delante de Dios.

Está considerado, además, como uno de los pecados más graves que podemos cometer. Cabe recordar que pecado significa falta: de esta manera, un acto egoísta es un hecho vinculado con la vanidad, con la alta consideración que podemos tener sobre nosotros mismos. Además, se asocia a la falta de generosidad o amor por el prójimo, ya que se priorizan los propios deseos, intereses y, a largo plazo, puede llevarnos a estar solos. De esta manera, son muchos los actos que pueden conducirnos a actitudes egoístas, de ahí que sea algo tan castigado.

Trabajo en grupo
El egoísmo es contrario a una actitud colaborativa, colectiva, o de equipo: de ahí que el cristianismo lo rechace.

Si tenemos en cuenta los diez mandamientos que Moisés recibe, los tres primeros están orientados hacia Dios: amarlo, no tomar su nombre en vano y santificar las fiestas. Sin embargo, los siete restantes hacen foco en el cuidado de los demás:

  • Honrar a los padres
  • No quitar la vida a terceros
  • No cometer actos desleales (con la pareja)
  • No robar
  • No mentir
  • No tener pensamientos negativos contra otros
  • No desear los bienes que los otros tengan

Esto pone en evidencia la profunda consideración por el prójimo que quienes practican el catolicismo deben tener.

En psicología.

Dentro de la psicología, el egoísmo es una actitud ampliamente documentada. De manera general, este comportamiento conlleva una necesidad de satisfacción de los propios deseos

A menudo, se lo vincula con una falta de empatía. Las razones de esto tienen que ver fundamentalmente con la incapacidad de ponerse en el lugar del otro. 

Al no poder empatizar, suelen darse las siguientes circunstancias:

  • Esperar que los demás actúen como uno piensa que deberían actuar
  • Considerar que el resto debe ceder ante pedidos personales
  • Sentir la necesidad de demandarle a otros la atención que uno considera que necesita o merece
  • Ver a los demás como instrumentos para alcanzar metas u objetivos propios

Además de evidenciarse en adultos, el egoísmo es una característica que puede registrarse en niños. Cuando son pequeños, pueden sentir la necesidad de que sus inquietudes y pedidos se resuelvan de forma veloz. Esto, sin embargo, no debería atribuirse a las mismas razones que alguien mayor de edad esgrime.

En los primeros años de vida, esta clase de actitudes pueden tener que ver no tanto con una intención de hacerlo sino con la limitación que hasta ese momento se posee. ¿Qué significa esto? Que el egoísmo en niños pequeños es normal. Están en una etapa inicial de aprendizaje de lenguaje, de las normas de socialización de su entorno y de formas de comportarse con el otro.

Niño pequeño
Si el egoísmo es un rasgo negativo en adultos, en los niños es una actitud normal, que con enseñanza y tiempo pasará.

Si bien mucho de lo que pueden aprender hasta ese entonces tiene que ver con imitar a los mayores o copiar actitudes, en otros casos la regulación de sus emociones es un proceso más lento, lleva más tiempo. 

Es importante tener en cuenta que recién desde los tres años aproximadamente es cuando logran percibir sus propias emociones, y también es el periodo en el que empiezan a percibir la de los otros. No hay, por lo tanto, una comprensión o internalización del ponerse en el lugar del otro, ya que no cuentan a tan temprana edad con esa capacidad.

A medida que crecen empiezan a desarrollar esta habilidad por el continuo desarrollo cognitivo que tienen y por la naturalización paulatina de las reglas de comportamiento de su entorno.

Su relación con otras palabras.

Veamos algunos conceptos con los que la noción de egoísmo suele relacionarse, ya sea por sinonimia o por oposición.

Su vínculo con la idea de amor propio.

Si bien el ser egoísta tiene una fuerte carga negativa, hay ocasiones en que la conciencia de uno mismo, y el ponernos por delante de los demás, puede tener otra forma de concebirse. Esto es lo que se denomina amor propio: la confusión radica en que tanto en una como en otra nos priorizamos antes que al resto. 

Sin embargo, lo que en el egoísmo es una actitud poco empática hacia otros, cuando hacemos esto por amor propio, muchas veces, puede estar vinculado con la autopreservación. Hay un límite de a momentos difusos a la hora de poder diferenciar ambos conceptos. Uno puede sentirse egoísta por poner sus propias necesidades delante, pero esto no es siempre un rasgo negativo.

Meditación y bienestar
En ocasiones, una actitud egoísta puede ser, en realidad, una forma de cuidarnos a nosotros mismos.

Altruismo: su opuesto.

Por el contrario, la palabra egoísmo es un opuesto del concepto de altruismo: este último tiende a poner el foco en los demás antes que uno mismo. Este valor que se da a las emociones y sentimientos del otro puede ser, incluso, a expensas del propio bienestar o felicidad.

Ser altruista es sinónimo, históricamente, de practicar la caridad, o sentir piedad por otros. Esta forma de actuar, que es desinteresada y que no espera nada a cambio, no es necesariamente positiva. Es importante, también, poder priorizarnos en algunas ocasiones, y saber cuál es la línea entre ayudar a otros y cuidar nuestra integridad.

Hay teorías que cuestionan este tipo de actitudes y afirman que, en el fondo, y de una manera muy inconsciente e incluso involuntaria, esta ayuda a otros tiene que ver con una satisfacción para con uno mismo.

¿Qué significa esto? Que en el desinterés y en el no esperar nada a cambio de otros hay, probablemente, una sensación de sentirse bien por actuar de esa manera. Esto es, de cierto modo, una actitud egoísta. Se hace el bien desinteresadamente, pero con una intención de sentirnos bien tras hacer esa buena acción, e incluso de esperar el reconocimiento de otros.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (30 de junio de 2022). Definición de egoísmo. Usos, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/egoismo/