La palabra creencia sirve para remitir a una idea o un pensamiento que es asumido como una verdad. Además, se puede utilizar para nombrar a un grupo de normas y ceremonias, de oraciones o de sacrificios. Estos elementos mencionados pertenecen a un conjunto de seres humanos en especial, y con las que un individuo puede reconocer una relación con una deidad, que puede ser uno o varios dioses. O sea, se usa para hablar de una religión o doctrina.
Etimológicamente, creencia es una formación romance que se compone con el sufijo del latín –entia, cuyo significado es cualidad de un agente, actividad; y se construye a partir del verbo creer, que viene también del latín credere, un vocablo que alude al hecho de poner confianza, creer o de confiar.
Una creencia puede ser el completo crédito que es prestado a un episodio o a una noticia, como si fueran verdaderos o asegurados.
La creencia es entonces un estado mental en el que uno supone que algo es verdad o que hay probabilidades de que lo sea. Se expresan mediante el uso de afirmaciones. No hay acuerdo acerca de cuáles son las características fundamentales de las creencias, sino que hay variedad de posturas según la rama de estudios que las aborde.
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Concepciones de la palabra creencia.
Hay propuestos varios modos de concebir esencialmente las creencias, pero no hay realmente un consenso al respecto. La postura que domina tradicionalmente es el representacionalismo, que sostiene que la creencia es una actitud mental hacia representaciones, por lo general identificadas con proposiciones.
Lo que hace esta vertiente es caracterizar a las propias creencias como representaciones mentales. Estas representaciones suelen ser definidas como objetos que poseen rasgos de carácter semántico. Por ejemplo, tienen un contenido, se refieren a algo, son verdaderas o falsas, etc. Esto sirve para diferenciarlas de las percepciones o de los recuerdos de episodios, pues no necesitan de cualidades sensoriales para poder ser interpretadas.
Además de esta corriente, son de importancia las posiciones de otras. Por indicar otro caso, el funcionalismo, que para definir a las creencias las plantea no en términos de cómo se constituye en su interior la mente, sino en cuanto al papel o la función que desempeñan en ella.
Por otro lado, el disposicionalismo ubica a la creencia como un elemento que se identifica con disposiciones, para comportarse de determinadas formas. Se puede plantear este postulado como un modo del funcionalismo, que tiende a definir las creencias en función del comportamiento que suelen causar.
En cuanto al interpretacionismo, se trata de una forma de concebir a las creencias que se volvió más popular en la filosofía contemporánea. Lo que indica esta rama es que las creencias de una entidad, de alguna manera, dependen o son relativas a lo que interpreta otro individuo sobre ella.
Fuente de las creencias.
Las creencias pueden ser formadas de distintos modos, en general viniendo de fuentes que son diversas. Los espacios o momentos en los que puede darse esto son más, pero mencionamos algunos para ejemplificar:
- Se adquieren en la infancia, de parte de los padres, la cultura, la religión, la escuela
- Se adoptan las creencias propias de un líder que destaca por su carisma
- La publicidad y los medios de comunicación en general, a los que hoy por hoy se le suman las redes sociales, forman o cambian creencias, que se arraigan de tanta repetición o de tanto asociar emociones que parecen ser positivas
- Un trauma físico
Es en este sentido que podemos establecer dos tipos de creencias según las fuentes de las que provienen. Estas son:
- Creencias externas: Son originadas culturalmente, vienen desde afuera del individuo y buscan interpretar y comprender explicaciones acerca de algunos fenómenos y discursos.
- Creencias internas: Surgen del propio sujeto y de lo que piensa y vive, de sus experiencias y sus convicciones.
Adopción de las creencias de un líder.
Las personas suelen adoptar las creencias de sus líderes, aun cuando estas se contraponen con sus propios intereses. Es interesante comprender esto para pensar en cómo opera la construcción de creencias en el territorio político. Son muchos los líderes en este campo que se sostienen en su propio carisma para ganar adeptos para sus proyectos.
Así, las propuestas de políticas que pueden ser controversiales terminan siendo apoyadas por los mismos que luego se perjudicarán al establecerse. De este modo, la gente en el poder se asegura de cuidar lo suyo con aval popular, aunque al pueblo esto no le brinde nada en absoluto.
Creencia verdadera justificada.
La creencia fue considerada el modo más simple de contenido de la mente, representativa en la formación del pensamiento. En este sentido, Platón ha definido al conocimiento como una creencia verdadera justificada. Lo que propone el filósofo con este postulado es que para que una creencia sea conocimiento no alcanza con que el individuo sienta que lo que cree está bien, sino que debe ser verdadero y además poder justificarse.
Esto significa que, si yo creo que llueve pero no llueve, entonces mi creencia no es verdadera y, por tanto, no es conocimiento. Ahora, si yo creo que llueve y hay precipitaciones aunque no tenga la chance de demostrarlo, entonces tampoco es conocimiento. Sería conocimiento si yo creyera que llueve, si efectivamente lloviera y si podría probar que está lloviendo. Si no puedo comprobarlo (incluso verlo, por lo menos), sería una mera casualidad.
A una creencia verdadera que además está justificada la denominamos entonces conocimiento evidente. Lo que hace este proceso es básicamente objetivizar a las creencias, que comienzan siendo una lectura subjetiva que hace el individuo del mundo que lo rodea. Esto sirve para sacarse de encima algunos elementos antes de plantarse frente a un objeto de estudio. Por ejemplo, de los prejuicios, que son uno de los tipos de creencias que más arraigados solemos tener.
Creencias, prejuicios y supersticiones.
Así como las creencias pueden ser un punto de partida para la generación de conocimiento, también son en ocasiones prejuicios o supersticiones.
En el caso de los prejuicios, generalmente suponen un conjunto de supuestos acerca de las cosas, que contaminan nuestro modo de pensar y que llevamos como un bagaje a la hora de acercarnos a conocer algo. El prejuicio es todo aquello que creemos saber sobre una cuestión que en realidad desconocemos.
Por otro lado, las supersticiones son aquellas que nos llevan a temer por ciertas cuestiones que, en verdad, no poseen sustento o explicación alguna. Por ejemplo, creer que un espejo roto trae siete años de mala suerte, que los gatos negros son mal augurio o que no se debe pasar debajo de una escalera cuando se camina por la vía pública.
A este tipo de creencias también se pueden sumar otras, como las leyendas urbanas, que muchas veces buscan aleccionar o generar un modo de comportamiento que evite ciertos lugares, horarios o prácticas. Son muy habituales en los pueblos y se difunden de boca en boca, de generación en generación.
Creencias limitantes.
En el mismo territorio de creencias no comprobadas se encuentra la creencia limitante. En este caso, hablamos de una forma de autopercibirse que hace que un individuo crea que no puede hacer algo, en un acto que lo hace sufrir y que no está realmente fundamentado.
Son cosas que, como personas, no nos animamos a poner a prueba. Creemos que no podemos, simplemente, y actuamos (o decidimos no actuar) en consecuencia de eso.
Citar este artículo
Krause, G. (4 de agosto de 2022). Definición de creencia. Concepciones, fuentes, conocimiento. Definicion.com. https://definicion.com/creencia/