La palabra convicción encuentra su origen en el vocablo latino convictio, cuyo significado es creencia o idea firme. Tal acepción original continúa en la actualidad, ya que con convicción haremos referencia a toda idea que alguien posee, con una intensa certeza, sobre algo. Un sinónimo de este término es convencimiento.
El concepto se asocia, en numerosas ocasiones, con nociones como, casualmente, idea o creencia: si bien funcionan como semejantes, lo cierto es que estrictamente no lo son. Alguien puede tener una idea en tanto en cuanto esta es una opinión sobre algo, sin mayor intención de reflexionar al respecto de ella, de cierto modo. Podemos tener ideas sobre muchísimas cosas: algunas más pasajeras, algunas más irrelevantes, y otras más cruciales para nuestra identidad.
También podemos tener una creencia, varias veces asociada más con una sensación, una experiencia más cargada de la propia subjetividad, que es donde se diferencia de la noción que aquí trabajaremos. Usualmente, se vincula a una reflexión más profunda.
La convicción es una cuestión muy presente en debates actuales y su uso puede ser tanto positivo como negativo. Para descubrir esto, trataremos de explicarlo en este artículo. ¡Empecemos!
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Características de convicción.
Señalaremos algunos rasgos que pueden rastrearse en los diferentes tipos de convicción que podremos considerar más adelante:
- En términos generales, alude a una idea instalada con mucha firmeza y seguridad en alguien.
- Es algo que puede estar en una persona, o un grupo, acerca de algún fenómeno, evento, acontecimiento o individuo, incluso.
- Puede estar tanto relacionada con la propia experiencia del sujeto como de una interacción más objetiva con información fehaciente, fuentes concretas, etcétera. Ninguna, por esto, es más válida que la otra.
- Constituye una porción relevante de cómo la identidad (tanto individual como colectiva) puede construirse, ya que permite abrir paso a qué piensa cada uno, con qué está de acuerdo, con qué no, con quién está de acuerdo y con quién no, y demás cuestiones relacionadas.
- Es común que se lo considere, fundamentalmente en algunos ámbitos, un aspecto negativo: esto se relaciona con la descalificación de la otra persona, a la que se acusa, con esto, de no poder reflexionar muchas veces por sí mismo y de dejarse guiar por las palabras de otras personas.
En este sentido, algunas de las ideas más relevantes que podemos observar de estas características es, quizás, la más interesante de considerar: la convicción (también se las usa en plural, convicciones), ¿es propia o nos es dada por otros?
Con seguridad, una respuesta unívoca, que contenga la verdad, sea algo difícil de obtener con una pregunta de este estilo. Es válido considerar que hay ideas propias: todos somos seres racionales, capaces de pensar por nosotros mismos, de crear ideas y opiniones respecto de algo, de juzgar las cosas de manera racional, y de elegir con qué estar de acuerdo o no.
Sin embargo, es importante no perder de vista, y en una suerte de «doble movimiento» que da una vuelta de tuerca a la pregunta, que también somos lo que somos, y pensamos lo que pensamos, gracias (o a causa de) al contexto en el que vivimos. Somos criados en una sociedad con ciertos valores, pero en un hogar con determinadas formas de ver el mundo. Entran aquí, asimismo, las escuelas y otros espacios de intercambio interpersonal donde nos desarrollamos y, de un modo un poco inconsciente, vamos tomando datos, ideas, creencias y experiencias de ese mundo.
La convicción en la sociedad.
En el ámbito social, convicción se relaciona con lo anteriormente expuesto. Puede hablarse de convicción en múltiples ámbitos, pero en todos ellos supone que, necesariamente, existan espacios donde el diálogo, el debate y la charla fructífera puedan tener lugar.
Según este concepto, alguien adhiere en distintos niveles a una o más ideas. A partir de esto, hay que tener en claro que se debe poder hablar sobre las propias creencias con otros, y reflexionar al respecto, más allá de que tales ideas provengan de alguna de las dos modalidades que indicamos más arriba (es decir, ideas propias o ideas externas).
Veamos algunos casos donde están involucradas personas pero también instituciones y organizaciones. Aquí, la manera en que las convicciones tienen lugar, u ocurren, toman una forma mucho más compleja.
En el ámbito político.
En este plano, la convicción puede ser ya no solo del plano de las ideas: en muchos casos, implican una adherencia de la persona, o grupos, con acciones concretas y específicas.
Así, y en este sentido (sin que por ello sea aquí más importante), las convicciones contribuirán con la permanencia de una persona en una organización desde donde se llevarán a cabo diferentes acciones.
Estas dinámicas pueden ser por la comunidad, donde ayudarán con la asistencia a partir de lo que sus convicciones les permitan construir, o pueden incluso colaborar con consolidar la credibilidad de alguien que, por ejemplo, se presente a algún tipo de elección. También, este individuo puede querer realizar apuestas más grandes o estructurales.
En el ámbito religioso.
Nos encontraremos de igual modo, dentro de los círculos de la sociedad, con las convicciones que se relacionan con el ámbito de lo religioso en general, de lo espiritual.
Una vez más, esto suele ser un foco de debates entre quienes cuestionan, se oponen o rechazan este tipo de ideas y creencias, y viceversa. Aquellos que poseen una determinada convicción religiosa también pueden incurrir en esta clase de posturas. Todo el sistema de convicciones que una persona puede sostener, sea a favor de lo espiritual o no, implica no solo esta creencia, sino además una serie de valores, rituales, tradiciones y simbologías que difícilmente puedan «quitarse» a nivel individual.
Es clave en este sentido poder reflexionar, debatir y hablar, aún sobre las propias convicciones, y más aún sobre aquellas que consideramos dentro del denominado «sentido común«.
Algunos teóricos de la cultura, de la sociología o de otras disciplinas (mayoritariamente sociales) coinciden en afirmar que aquello que se considera como evidente, obvio o natural, no son más que valores e ideas aún más arraigadas. Como indicábamos al principio, puede tener que ver con una crianza, con los valores de la realidad social en la que estamos inmersos desde niños, en nuestra adolescencia o nuestra adultez, incluso.
Son estas posturas las que, en última instancia, serán las que guíen de cierta manera otras ideas relacionadas con ellas y, en un contexto de discusión o charla, esas son las convicciones que más difícilmente podamos o deseemos poner en debate.
Citar este artículo
Fernández, A. M. (3 de marzo de 2022). Definición de convicción. Características, tipos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/conviccion/