La idea de concepto remite al latín conceptus, cuya raíz es el verbo concipere, que refiere a algo que resulta formado en la mente. Basados en esto podemos establecer que un concepto es la forma de unidad más básica dentro de las que conforman los conocimientos del ser humano. La palabra está fuertemente asociada con las ideas que dan lugar o generan el entendimiento: así ocurre, por ejemplo, cuando hablamos de concepto de moral. También se puede referir a la opinión que formamos sobre algo o alguien como sucede, por citar una expresión a modo orientativo, al decir que tenemos buen concepto de un amigo.
Además, es posible vincularla a un título o aspecto, utilizándose, en este contexto, en frases en las que se interpreta como un reemplazo al sentido de «en calidad de». Por ejemplo: «Me ofrecieron un trabajo en concepto de profesor«.
En lingüística, es la representación que surge en nuestra mente con el nombramiento de un significante, o sea, el significado que le asignamos a los nombres de las cosas. Como verán, todas las diferentes acepciones del término concepto están intrínsecamente relacionadas entre ellas.
Cabe destacar que también puede utilizarse como locución adverbial, como en el caso de las oraciones que incluyen la expresión bajo ningún concepto, que vendría a ser una variable de las frases de ninguna manera, o bajo ningún punto de vista.
Es gracias a la existencia de los conceptos que tenemos la capacidad de comprender experiencias. Lo que hacen es captar la realidad, o bien, al contrario, construir o proyectar a través de nuestra mente y dar significados a las cosas. A veces, con estos criterios se define a los conceptos como unidades de conocimiento. Estas unidades de conocimiento se valen de las palabras para nombrar a las ideas, imágenes, construcciones o representaciones, según el caso.
Existiendo estos elementos, los conceptos nos ayudan a comunicarnos mediante la conformación de un lenguaje común que está basado en símbolos (palabras) que nombran a los conceptos mediante significantes. Así, en la vida cotidiana pero también en disciplinas específicas, los conceptos nos posibilitan una fluidez en el lenguaje, partiendo de generalizaciones que asumen (correctamente) que cuando nombramos determinado concepto nos estamos refiriendo a la misma cosa.
De todas maneras, siempre es necesario recordar que ese vínculo entre los conceptos y las palabras no es universal. De hecho, como introducción mencionamos diversas acepciones del significado de concepto. Es importante tener esto en cuenta para saber que podemos asumir que lo que decimos genera una imagen mental específica en una persona siempre y cuando el contexto lo permita. Según los ámbitos o situaciones, los conceptos varían de significados. Así, entonces, es posible postularlos como acuerdos implícitos.
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Mutabilidad de los conceptos.
Entre las características que poseen los conceptos encontramos la mutabilidad. Esto es lo que hace que, más allá de que lo que nombremos sea algo que puede mutar o cambiar de forma, aspecto o cualquier otra cosa, podamos comprender lo que se está nombrando sin problemas.
Por ejemplo, si alguien habla de un almuerzo, conceptualmente sabremos que se refiere a una comida que se consume al mediodía. Sin embargo, el menú puede ser cualquier plato: desde pastas, hasta ensalada o pizza. Y puede además resultar que en nuestro país se come a las 12 del mediodía, pero en otros a las 11 de la mañana. Aún con todas estas posibilidades, al nombrar la palabra almuerzo, cualquier persona que ejerza de interlocutora va a pensar en el mismo momento del día, con el agregado de una comida.
Clases de conceptos.
Los conceptos pueden ser diversos y variados, admitiendo segmentaciones en diferentes grupos temáticos o clases de conceptos que ordenan los recursos que utilizamos para nombrar y ordenar el mundo.
Aunque haya conceptos que no encajan en estas categorías, los que sí podemos aglutinar los definimos de la siguiente forma:
- Conceptos emocionales: por ejemplo, los relacionados con la afectividad.
- Conceptos de valores: son aquellos relativos a los valores morales, éticos o estéticos.
- Conceptos formales: este conjunto agrupa a los conceptos vinculados a la matemática. Sirve, por ejemplo, para reunir funciones lógicas.
- Conceptos científicos: estos son reconocidos y definidos por la comunidad científica como saber.
- Conceptos técnicos: como sucede con las normas protocolares. Son conceptos de utilidad.
- Conceptos sociológicos y culturales: los conceptos relacionados a la vida en sociedad y la cultura que de ella se desprende.
Preconcepto.
La palabra preconcepto es habitual en varios campos, sobre todo académicos. Si bien no es el único, el entorno en el que más se utiliza es el relativo a los estudios de ciencias sociales.
Este término se refiere a las ideas previas que posee un individuo respecto a determinada materia, cosa, realidad o ser. Conocer los preconceptos de alguien contribuye a saber desde dónde partir para el análisis de los conceptos propiamente dichos, pero además puede resultar útil al momento de evaluar los diferentes prejuicios que operan en la sociedad respecto a determinadas temáticas.
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Krause, G. (30 de noviembre de 2021). Definición de concepto. Sus acepciones y sus clases. Definicion.com. https://definicion.com/concepto/