Autoeficacia es el nombre que recibe la capacidad de sentir confianza en uno mismo y poder desarrollarse así en su vida cotidiana, alcanzando metas y superando desafíos, con determinación e independencia.

Es importante aquí la forma en la que la propia autoconfianza está construida, la iniciativa que podemos sentir respecto de un proyecto u objetivo, y la capacidad de autodisciplina para alcanzar esas metas.

La palabra proviene de la unión entre auto-, es decir, propio, y el término en latín efficacia, es decir, la capacidad para lograr aquello que se espera o se desea.

La teoría de Albert Bandura.

Albert Bandura, un psicólogo canadiense nacido en 1925, propuso la teoría de la autoeficacia hacia la década del 70. Tras pasar algunos años investigando acerca de las formas de aprendizaje social y la forma en que los procesos cognitivos ocurren en este plano, construye su hipótesis sobre el poder de la creencia, desde una perspectiva cognitiva o mental, para el cumplimiento de actividades.

Así, la forma en la que un sujeto percibe sus propias habilidades personales, su propia habilidad para resolver problemas y su autoestima, entre otras, puede afectar la forma en la que se enfrenta a desafíos y también a su capacidad de adaptación a una situación.

Autoconfianza
La autoeficacia supone adquirir confianza en nuestras propias habilidades para lograr un proyecto o atravesar un desafío.

Indica, además, que existen cuatro elementos que se relacionan estrechamente con esta autopercepción:

  • Si anteriormente ya hubo un evento o experiencia que resultó exitoso.
  • La percepción sobre la competencia y el triunfo de los demás: también se la conoce como aprendizaje vicario.
  • La motivación que puede recibir (es decir, el apoyo de otros o la propia fortaleza mental para llevar adelante una actividad).
  • La respuesta del cuerpo y la mente hacia aquello que se está haciendo, es decir, si hay buena gestión del estrés, si el control interno y la inteligencia emocional intervienen o si está la habilidad de tomar decisiones de forma rápida mientras se realiza esa tarea.

Principios.

A continuación, exploraremos algunos principios esenciales sobre la autoeficacia. En primer lugar, es una práctica que puede impactar positiva o negativamente sobre nuestra conducta. Si podemos abordarla de forma positiva, podemos enfrentarnos a esa tarea o desafío con iniciativa, con autoconciencia de que debemos completarla y con la asertividad de poder avanzar en ella paso a paso.

Practica
La autoconciencia y la iniciativa para atravesar una situación suponen parte de la práctica del trabajo en nuestra autoeficacia y confianza.

En segundo lugar, no es una práctica que necesariamente se manifieste de igual forma en todos los contextos de nuestra vida. Esto significa que podemos tener la habilidad de gestión del tiempo en el campo laboral, por ejemplo, pero no así en actividades de nuestro hogar. 

En tercer lugar, podemos trabajarla a lo largo de nuestra vida: como la fortaleza emocional, la creatividad o el pensamiento crítico, la autoeficacia también es una práctica que podemos aprender a manejar y a potenciar a lo largo de nuestra vida. Es un proceso en el que podemos tener altos y bajos, y es importante contar con la capacidad de enfrentar desafíos que nos hagan aprender a dominarla.

Estrategias para mejorarla.

Es posible aprender a mejorar nuestra autoeficacia mediante distintas técnicas.

Definir metas.

Por ejemplo, aprender a establecer metas y objetivos realistas tiene los siguientes efectos:

  • Un enfoque en soluciones a corto plazo, o con desafíos más bien pequeños, da lugar a la habilidad para la auto-satisfacción del cumplimiento de esas metas. Esto es fundamental para mirar con optimismo nuestra propia capacidad de resolución, y nos motiva a seguir adelante.
  • Si, por el contrario, nos enfocamos en metas difíciles de alcanzar o poco adecuadas a nuestro contexto, la posible frustración que resulte de no poder cumplirlas impacta directamente sobre la autodisciplina y la automejora.
Metas y objetivos
Es importante aprender a buscar una meta, pero también poder reconocer los pequeños objetivos necesarios para alcanzarla.

Así, un trabajo que vaya paso a paso, con desafíos escalonados que nos lleven a un objetivo más grande, brinda mayor flexibilidad mental para tener no solo responsabilidad personal en nuestra habilidad de planificación, sino que impacta positivamente incluso en nuestra visión de futuro.

Manejo del estrés.

Por otra parte, la gestión del estrés es esencial para la autoeficacia: adquirimos la habilidad para el manejo de la ansiedad que nos puede provocar un rechazo o un fracaso. También tenemos la habilidad para el pensamiento estratégico, que nos ayude a enfocarnos en aquello que nos va a ayudar a resolver una situación.

Esto nos ayuda a desarrollar la habilidad para trabajar bajo presión y la habilidad para manejar la incertidumbre.

Motivación de los demás.

Finalmente, contar con una persona que nos dé una retroalimentación o feedback de nuestra tarea puede ser muy útil para trabajar nuestra habilidad de escucha frente a críticas ajenas y potencia nuestra fortaleza mental. También, favorece nuestras habilidades sociales porque confiamos en la palabra de los demás y nos ayuda a tener mayor capacidad de aprendizaje de la experiencia ajena.

Aplicaciones.

Es importante que la autoeficacia, en tanto en cuanto herramienta que nos acompaña el resto de nuestra vida, pueda ser trabajada desde la infancia. Esto ayuda a que desde pequeños adquiramos la sensación de empoderamiento frente a una tarea bien hecha, sin importar qué tan sencilla sea, y nos brinda autonomía y automotivación para realizar tareas cada vez más complejas.

A lo largo de nuestra vida, y a medida que vamos crecimiento, la autoeficacia va combinándose con otras capacidades:

  • las habilidades de comunicación
  • la responsabilidad personal de tomar nuestras propias decisiones
  • la habilidad para establecer metas
  • la habilidad para la toma de riesgos calculados
  • la habilidad para el manejo de emociones
  • la habilidad para el manejo del tiempo libre
Autocuidado y descanso
La autoeficacia no es solamente encontrar espacios organizados de productividad y trabajo, sino también encontrarlos para el descanso y la relajación.

Es importante, entonces, entender que la autoeficacia no solamente debe ser pensada para nuestros espacios de productividad, como el trabajo. Es también una herramienta que nos puede ayudar con el autocuidado, con la autoconciencia corporal y con poder valorar otros aspectos de nuestra vida íntima, como el descanso, la dedicación a unos minutos diarios a nuestro cuerpo y a una actividad física, o el compartir tiempo con nuestros afectos.

Esta habilidad para el equilibrio vida-trabajo también se logra con un gran esfuerzo y una conciencia de que somos valiosos tanto por aquello que hacemos de forma productiva como por poder tomarnos el tiempo de fortalecer nuestro vínculo con los demás y con nosotros mismos.

Citar este artículo

Fernández, A. M. (28 de diciembre de 2023). Definición de autoeficacia. Modelos, rasgos y ejemplos. Definicion.com. https://definicion.com/autoeficacia/